Categorías: España

20º ANIVERSARIO DE LOS ATENTADOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE: Thierry Meyssan tenía razón.

Al poner en duda la versión oficial de los atentados del 11 de septiembre, Thierry ‎Meyssan abría un debate mundial en 2001. Pero la parte más importante de su libro ‎sobre el 11 de septiembre era un estudio de ciencias políticas que pronosticaba la ‎evolución futura de Estados Unidos después de aquellos crímenes. El problema no es ‎saber cómo se cometieron los atentados sino por qué Estados Unidos reaccionó ‎aquel día violando su propia Constitución y por qué adoptó de inmediato profundas ‎reformas que cambiaron la naturaleza de sus instituciones. Meyssan pronosticó ‎entonces la transformación del Imperio estadounidense, transformación que estamos ‎viendo con la planificación de la caída de Kabul. Todo lo que había anunciado ‎en 2002 se ha visto confirmado en los últimos 20 años.‎

El 11 de septiembre de 2001, sólo horas después de los atentados, ‎en declaraciones a la televisión de Nueva York Channel 9, Donald Trump desmentía ‎públicamente la versión oficial de lo sucedido. Este magnate inmobiliario irrumpió después en ‎el mundo de la política y se convirtió en presidente de Estados Unidos. Trump se había fijado ‎como misión aclarar los sucesos del 11 de septiembre. Pero no logró ese objetivo. ‎

A finales del año 2001, publiqué una serie de artículos sobre los atentados ‎del 11 de septiembre ‎de 2001 y en marzó de 2002 publiqué un libro sobre ese asunto ‎‎ [1]. Desde su publicación mi libro fue traducido a ‎‎18 idiomas y abrió un debate mundial que ‎cuestionaba la veracidad de la narrativa oficial de ‎Estados Unidos sobre los hechos del 11 de ‎septiembre. ‎

Sin embargo, la “prensa internacional” se negó a tomar en cuenta mis argumentos y ‎emprendió ‎una campaña acusándome de «amateurismo» [2], de «conspiracionista» [3] y de ‎‎«negacionismo» ‎‎ [4]. ‎

Lo más importante es que las autoridades de Estados Unidos y sus aliados redujeron ‎todo ‎mi trabajo al contenido de las primeras páginas de mi libro –las que ponían en duda la ‎versión ‎oficial sobre los atentados– y fingieron no ver que era un libro de ciencias políticas ‎que ‎denunciaba lo que aquellos atentados “false flag” [5] iban a permitir justificar: el recrudecimiento de ‎la vigilancia ‎institucional sobre la ciudadanía en los países occidentales y el inicio de la «guerra ‎sin fin» en el ‎Medio Oriente ampliado o Gran Medio Oriente. ‎

En el presente artículo voy a pasar revista a todo lo que hemos logrado saber en los ‎últimos ‎‎20 años sobre aquellos atentados. Pero veremos sobre todo si mis predicciones ‎de 2002 ‎resultaron ser ciertas o no. ‎

El presidente de Emiratos Árabes Unidos, Cheik Zayed, hizo traducir y ‎publicar mi libro «L’Effroyable imposture». Incluso firmó numerosos ejemplares y los envió ‎como regalo personal a personalidades del mundo árabe. ‎

EL AGUJERO NEGRO DEL 11 DE SEPTEMBRE DE 2001

Si alguien pregunta qué sucedió el 11 de septiembre de 2001, usted seguramente evocará ‎las ‎imágenes de los atentados contra las Torres Gemelas del World Trade Center ‎y contra ‎el Pentágono. Pero seguramente olvidará muchas otras cosas, como los casos de ‎personas que ‎se beneficiaron con la caída de las acciones de las compañías aéreas afectadas… ‎beneficios que ‎pudieron obtener porque sabían lo que iba a suceder aquel día; el incendio que ‎devastó el anexo ‎de la Casa Blanca –el Old Eisenhower Building– o el derrumbe de un tercer ‎edificio del ‎World Trade Center. ‎

Lo más sorprendente es que casi nadie recuerda ya que, a las 10 de la mañana del aquel ‎día, ‎Richard Clarke puso en marcha el «Plan de Continuidad del Gobierno» [6]. Con aquella decisión, el presidente George W. Bush y todo ‎el Congreso ‎quedaban suspendidos de sus funciones y bajo “protección” militar. ‎

El presidente Bush fue conducido a una base aérea en Nebraska, donde ya estaban –‎desde ‎la noche anterior– todos los jefes de empresas que ocupaban los pisos superiores de ‎las ‎Torres Gemelas [7], mientras ‎que todos los miembros del Congreso habían sido concentrados en ‎el megabúnker de Greenbrier. ‎El Poder quedó así en manos del «Gobierno de Continuidad», ‎que se hallaba en otro ‎megabúnker –el llamado «Complejo R» de Raven Rock Mountain [8]. ‎El Poder no fue devuelto a los civiles hasta el final de aquel día. ‎

El 11 de septiembre de 2001, al ser informado por su estado mayor de que ‎un satelite ruso había observado un tiro de misil desde un navío estadounidense posicionado ‎frente a Washington hacia el Pentágono, el presidente ruso Vladimir Putin trató de ‎comunicarse con el presidente George W. Bush. Pero no pudo hacerlo, no porque hubiese ‎dificultades con las redes telefónicas sino porque George Bush hijo había sido despojado ‎temporalmente de todas sus prerrogativas y funciones presidenciales.

‎¿Quiénes eran los miembros de aquel «Gobierno de Continuidad» y qué hicieron ‎durante ‎el tiempo que asumieron el Poder? Todavía no se sabe. Los miembros del Congreso ‎que plantearon esa interrogante nunca pudieron organizar una audiencia para ‎aclararlo. ‎

Es importante entender que mientras no se aclaren ese y otros aspectos de ‎lo sucedido ‎aquel día, se mantendrá la polémica sobre el 11 de septiembre de 2001. ‎El protocolo que ‎se aplicó aquel día había sido concebido por el presidente ‎Eisenhower ‎en momentos en que se temía una guerra nuclear y partiendo del principio que ‎si perecían él –‎el presidente de Estados Unidos–, los presidentes del Senado y de la ‎Cámara ‎de Representantes, así como la mayoría de los miembros del Congreso, o sea ya ‎en ausencia ‎de los poderes constitucionales, los militares tendrían lógicamente que asumir la ‎continuidad ‎del gobierno. Pero, el 11 de septiembre de 2001 no sucedió absolutamente nada de ‎eso. ‎No murió ni un solo representante de los tres poderes reconocidos en la ‎Constitución ‎estadounidense. Por consiguiente, el traslado del poder a un «Gobierno de ‎Continuidad» fue ‎una medida inconstitucional. ‎

En otras palabras, fue un golpe de Estado. ‎

Después de los hechos del 11 de septiembre de 2001, Jacques Chirac, ‎entonces presidente de Francia, viajó a Nueva York para presentar personalmente sus ‎condolencias a la población en duelo. Cuando se publicó mi libro «L’Effroyable imposture», ‎el presidente Chirac solicitó a la inteligencia francesa para el exterior (DGSE) que verificara ‎mis argumentos y los elementos que yo aportaba. Posteriormente, el presidente Chirac ‎se negó a poner las fuerzas armadas francesas bajo las órdenes de Estados Unidos ‎en Afganistán e impidió la participación de Francia en la “guerra sin fin”, durante la invasión ‎contra Irak. ‎

LOS ATENTADOS DEL 11 DE SEPTIEMBRE

En mi libro sobre el 11 de septiembre y los hechos posteriores, emití una hipótesis sobre ‎lo que ‎realmente sucedió aquel día. Pero eso carece de importancia en mi demostración. ‎La facción que ‎perpetró aquel crimen quería provocar una conmoción comparable a lo que ‎suscitaron ‎los hechos de Pearl Harbor… conforme a lo que ya habían escrito antes los miembros ‎del ‎‎Project for a New American Century, para justificar una modificación del modo de vida y ‎del ‎funcionamiento de Estados Unidos. Lo que hicieron fue contar a la opinión pública una ‎historia ‎increíble… que todos se tragaron sin chistar. ‎

Sin embargo: ‎

  • ‎‎Hasta el día de hoy, no existe todavía nada que demuestre que los 19 individuos ‎designados ‎como “secuestradores aéreos” estuvieron realmente a bordo de los aviones ‎secuestrados. ‎Esas personas ni siquiera aparecían en las lista de pasajeros que las compañías ‎aéreas publicaron ‎aquel mismo día. Los videos que muestran a esos “secuestradores aéreos” ‎no fueron grabados ‎en Nueva York sino en otros aeropuertos donde estuvieron en tránsito.‎
  • ‎‎Hasta el día de hoy, no existe ninguna prueba de que las 35 comunicaciones telefónicas ‎con ‎pasajeros que se hallaban en los aviones secuestrados hayan existido realmente [9]. ‎Lo mismo ‎sucede con la conversación telefónica atribuida a un pasajero que supuestamente ‎atacó a ‎los secuestradores del vuelo UA 93 y con la conversación telefónica que ‎el Procurador General, ‎Theodore Olson, decía haber sostenido con su esposa, quien viajaba en el ‎vuelo AA 77. Por el ‎contrario, el FBI especificó que los aviones secuestrados no tenían teléfonos ‎incorporados en ‎los asientos de los pasajeros y que dichos pasajeros habrían tenido que utilizar ‎sus propios ‎teléfonos celulares… que en aquella época no funcionaban a más de 5 000 pies de ‎altitud. ‎Además, en las listas de comunicaciones proporcionadas por las compañías ‎telefónicas ‎no aparecía ninguna de las comunicaciones mencionadas –ni siquiera la que reportó ‎el ‎Procurador General Olson. ‎
  • ‎Hasta el día de hoy, no existe ninguna explicación física que permita entender el derrumbe ‎vertical (sobre ‎sí mismas) de las Torres Gemelas del World Trade y de un tercer edificio de aquel ‎complejo. Las Torres Gemelas recibieron cada una el impacto de un avión, sin que ‎eso ‎las derribara. Según la versión oficial, el combustible de los aviones ardió y el fuego fundió ‎las ‎vigas verticales que sostenían las dos torres, lo cual explicaría su derrumbe. Un tercer ‎edificio ‎del complejo también se derrumbó –sin impacto de ningún avión– supuestamente porque ‎fue ‎afectado por los derrumbes de las Torres Gemelas… pero no cayó lateralmente sino que ‎también ‎se derrumbó sobre sí mismo. Obsérvese que nadie explica las explosiones laterales que ‎reportaron ‎los bomberos y que se ven en numerosas imágenes filmadas. Nadie explica tampoco ‎la ‎presencia de vigas verticales seccionadas –no fundidas. Tanto las explosiones como la ‎presencia ‎de vigas seccionadas indican la existencia de una demolición no accidental sino ‎controlada. ‎Otro hecho, ni antes ni después del 11 de septiembre de 2001 se ha producido el ‎derrumbe de ‎ningún rascacielos como resultado de un incendio de grandes proporciones ‎ [10]‎. Y ‎después de ‎aquel 11 de septiembre, nadie ha sugerido modificar la manera de construir los ‎rascacielos para ‎evitar una catástrofe similar. Para terminar, las fotos de verdaderas “piscinas” de ‎acero fundido ‎tomadas por los bomberos y las fotos de la FEMA (la agencia estadounidense para ‎la gestión de ‎catástrofes) que muestran como se derritió la roca sobre la cual estaban ‎construidos ‎los cimientos son inexplicables según la versión oficial. ‎
  • ‎‎Hasta el día de hoy, no existe ninguna prueba de que un avión de pasajeros se haya ‎estrellado ‎contra el Pentágono. Al día siguiente de los atentados, los bomberos explicaron en ‎una ‎conferencia de prensa que no habían encontrado allí nada proveniente de un ‎avión. ‎Las autoridades, que publicaron un comunicado feroz contra mi libro, anunciaron ‎haber ‎encontrado numerosas piezas de avión y aseguraron que estaban utilizándolas para ‎reconstituir ‎el aparato en un hangar… pero luego dejaron de informar al respecto. Por cierto, ‎familiares de ‎víctimas, inicialmente escandalizados por el contenido de mi libro, cambiaron de ‎actitud cuando ‎las autoridades les entregaron urnas funerarias con restos supuestamente ‎identificados gracias ‎a… las huellas digitales, lo cual debería ser imposible tratándose de ‎personas muertas en medio de ‎las altísimas temperaturas de un incendio de gran envergadura. ‎Algunos de esos familiares de ‎víctimas se negaron a firmar el acuerdo de confidencialidad que las ‎autoridades les proponían ‎a cambio de una fuerte indemnización. ‎

El líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, defendió ‎los trabajos de Thierry Meyssan.‎

GENERALIZACIÓN DEL CONTROL DE LOS ESTADOS OCCIDENTALES SOBRE SUS PROPIOS CIUDADANOS

Inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre, sólo en cuestión de días, ‎la ‎administración de George W. Bush hizo aprobar en el Congreso un Código Antiterrorista, bajo ‎la ‎denominación de USA Patriot Act, la “Ley Patriótica Estadounidense”. Era un texto ‎muy ‎voluminoso que había sido redactado a lo largo de los 2 años anteriores por la Federalist ‎Society ‎‎–que contaba entre sus miembros al Procurador General Theodore Olson y al secretario ‎de ‎Justicia John Ashcroft. La US Patriot Act suspende la aplicación de la Carta ‎de Derechos ‎‎(Bill of Rights) en los casos de terrorismo.‎

Hagamos un poco de historia. Durante la formación de los Estados Unidos de América, ‎surgieron ‎dos facciones opuestas. Una de ellas, encabezada por Alexander Hamilton, redactó ‎la Constitución estadounidense con intenciones de instaurar un sistema similar a la ‎monarquía ‎británica, pero con gobernadores en lugar de la nobleza. La otra facción, encabezada ‎por ‎Thomas Jefferson y James Madison, rechazó aquella Constitución hasta que se agregaron ‎a ella ‎‎10 Enmiendas que debían evitar que los futuros gobernantes estadounidenses pudiesen ‎recurrir a ‎la «Razón de Estado». Esas 10 Enmiendas constituyen la United States Bill of Rights ‎o Carta ‎de Derechos y su suspensión mediante la Patriot Act echa por tierra el equilibrio que ‎debía ‎servir de base para la fundación de Estados Unidos. La imposición de la Patriot Act ‎favorece las ‎aspiraciones de la facción que quiso construir la nación estadounidense a imagen y ‎semejanza de ‎la monarquía británica, la facción de los descendientes de los llamados «Padres ‎Peregrinos», los ‎puritanos exiliados de Inglaterra. El presidente George W. Bush, al igual que ‎su padre ‎el presidente George H. Bush, es descendiente directo de uno de los 41 firmantes del ‎‎«Pacto del ‎Mayflower» de 1620. ‎

Para aplicar la USA Patriot Act, se creó en Estados Unidos un nuevo ministerio, ‎el ‎Departamento de Seguridad de la Patria (Department of Homeland Security o DHS), que abarca ‎toda ‎una serie de agencias que ya existían. Este Departamento de Seguridad de la Patria ‎de ‎Estados Unidos se dotó de una policía política capaz de espiar a cualquier ‎ciudadano ‎estadounidense. El Washington Post reveló en 2011 que el Departamento de ‎Seguridad de ‎la Patria reclutó 835 000 funcionarios, de los que 112 000 fueron contratados ‎en secreto ‎‎ [11], lo cual significa que esa agencia tiene un ‎espía por cada ‎‎370 habitantes, convirtiendo a Estados Unidos en el país más orwelliano ‎del planeta. ‎

Edward ‎Snowden reveló en 2013 cómo trabaja el Departamento de Seguridad de la Patria. ‎Snowden ‎no se limitó a revelar información sobre el sistema de espionaje mundial de las ‎comunicaciones ‎internacionales implantado por la Agencia de Seguridad Nacional (National ‎Security Agency o NSA) ‎sino que además divulgó elementos sobre la vigilancia interna de masas en ‎Estados Unidos. Hoy ‎vive en Rusia como refugiado político. ‎

Ese sistema de vigilancia y control interno de la población, aunque menos documentado, ‎ha venido ‎extendiéndose progresivamente en todos los Estados occidentales mediante los ‎‎“Cinco Ojos” ‎‎(Five Eyes) [12] y la OTAN. ‎

Como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo ‎Chávez ‎hizo votar en la Asamblea Nacional una moción de apoyo a la tesis expuesta en el ‎libro ‎‎«L’Effroyable imposture».‎

LA «GUERRA SIN FIN», DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001 A LA CAÍDA DE KABUL EN 2021

Un mes después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el entonces ‎secretario ‎de Defensa, Donald Rumsfeld, creaba la “Oficina de Transformación de la Fuerza” ‎‎(Office of ‎Force Transformation) y la ponía bajo la dirección del almirante Arthur Cebrowski. ‎Se trataba de ‎cambiar la función misma de las fuerzas armadas de Estados Unidos. ‎

La doctrina Rumsfeld-Cebrowski [13] es una reforma tan importante como ‎la ‎creación del Pentágono después de la crisis de 1929. Pero esta vez se trata de adaptarse ‎al ‎capitalismo financiero. Estados Unidos ya no tratará de ganar guerras sino de prolongarlas ‎el ‎mayor tiempo posible. Es ese el verdadero significado de la expresión «guerra sin fin» ‎del ‎presidente George Bush hijo. El verdadero objetivo de Estados Unidos será destruir ‎las ‎estructuras mismas de los Estados en los países cuyas riquezas pretende explotar. Con ‎la ‎destrucción de los Estados se busca evitar que los países víctimas de esa estrategia ‎puedan ‎ejercer algún tipo de control político sobre sus propios recursos. El coronel ‎estadounidense Ralph ‎Peters resumió esa doctrina en una frase: «La estabilidad, enemiga de ‎Estados Unidos» ‎‎ [14].‎

Eso es exactamente lo que acaba de suceder en Afganistán. Estados Unidos inició ‎su guerra ‎contra Afganistán justo después del 11 de septiembre. Supuestamente sería una guerra ‎de sólo ‎semanas, pero se convirtió en una guerra interminable. La victoria de los talibanes ‎a la cual ‎acabamos de asistir fue organizada –por Estados Unidos– para seguir prolongando ‎el conflicto. ‎Es por eso que el presidente Biden acaba de declarar que Estados Unidos ‎no invadió Afganistán ‎para construir allí un Estado –exactamente lo contrario de lo que ‎Estados Unidos hizo ‎en Alemania y en Japón después de la Segunda Guerra Mundial. ‎

Cuando se reunió con Vladimir Putin en Ginebra, Biden rechazó públicamente la ‎‎«guerra ‎sin fin». Pero ahora acaba de reactivarla, alineándose –como Barack Obama– tras la ‎doctrina ‎Rumsfeld-Cebrowski. ‎

Todos los conflictos iniciados después del 11 de septiembre de 2001 se han ‎prolongado ‎hasta hoy. Lejos de terminar después de la victoria militar proclamada por ‎Estados Unidos, la inestabilidad se ha instalado en Irak. Lo mismo ha sucedido en Libia, en Siria, ‎en Yemen y ‎en Líbano. Por supuesto, siempre existe el recurso de calificar lo que sucede en ‎esos países de ‎‎«guerra civil» y de acusar a sus líderes de ser «dictadores» o simplemente ‎no explicar nada. Pero ‎lo cierto es que esos países eran estables antes de las intervenciones ‎occidentales impulsadas por ‎Estados Unidos y que, cuando empezaron sus desgracias, la Libia de ‎Kadhafi y el Líbano de Aoun ‎eran incluso aliados de Estados Unidos. ‎

Bajo la administración de George Bush hijo, el vicepresidente Cheney había creado en ‎la ‎Casa Blanca un grupo secreto, encargado de definir el desarrollo de la política energética ‎de ‎Estados Unidos (National Energy Policy Development). Aquel grupo estaba convencido ‎de ‎el mundo estaba a punto de enfrentar una grave escasez de petróleo. Así que, si ‎Estados Unidos ‎destruyó Estados fue para poder explotar el petróleo de esos países, pero ‎no precisamente ‎ahora sino en otro momento. ‎

Además, la doctrina Rumsfeld-Cebrowski estipula que Estados Unidos no debe luchar contra ‎las ‎potencias globalizadas como Rusia y China sino que debe, al contrario, darles acceso a ‎los ‎recursos naturales de los países conquistados… pero obligándolas a pagar a Estados Unidos ‎para ‎obtener ese acceso. ‎

Al publicar numerosos informes internos de las fuerzas armadas estadounidenses, Julian ‎Assange ‎no reveló información realmente sensible. Pero el conjunto de documentos ‎revelados ‎permite comprobar que el Pentágono nunca trató de ganar las guerras que emprendió ‎después ‎del 11 de septiembre. ‎

Para librar esas guerras, el Pentágono se dotó secretamente de fuerzas especiales ‎clandestinas: ‎‎60 000 soldados que no portan uniformes [15] y que son capaces de ‎asesinar ‎a cualquiera, en cualquier país y sin dejar rastro. Ya en 2002, el periodista ‎estadounidense Bob ‎Woodward revelaba la operación bautizada «Matriz del Ataque Mundial», ‎que se había decidido ‎sólo 3 días después de los atentados del 11 de septiembre [16]. Por su parte, Wayne Madsen –también ‎estadounidense– publicaba los nombres de ‎las primeras víctimas en Papuasia, Nigeria, Indonesia y ‎Líbano [17].‎

Desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU, el presidente ‎iraní ‎Mahmud Ahmadineyad explicó que, al ser utilizados como pretexto para justificar ‎guerras, ‎los hechos del 11 de septiembre de 2001 dejaban de ser una cuestión interna ‎de ‎Estados Unidos y exigió la apertura de una investigación internacional para aclarar qué ‎sucedió ‎realmente aquel día. ‎

CONCLUSIÓN

Los últimos 20 años confirmaron todas mis previsiones. Desgraciadamente, son pocos los que ‎han ‎visto con claridad la evolución del mundo. La mayor parte de la gente se niega a ver la ‎relación ‎que existe entre las revelaciones de fuentes diversas y casi nadie quiere ver la ‎responsabilidad de ‎las democracias occidentales en los crímenes perpetrados contra los países del Gran ‎Medio Oriente. ‎

El problema sigue siendo el mismo: casi nadie puede admitir que el criminal esté tan cerca. Thierry Meyssan

Thierry Meyssan Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las «primaveras árabes» (2017).

[1] L’Effroyable imposture, ‎Thierry Meyssan, Carnot, 2002. Segunda edición, revisada y corregida ‎‎L’Effroyable imposture ‎suivie du Pentagate con prefacio del general Leonid ‎Ivashov (quien era jefe ‎interino del estado mayor de las fuerzas armadas rusas el 11 de ‎septiembre de 2001), Demi-Lune, ‎‎2006. En el mismo año 2002, este libro fue publicado en español bajo el título La Gran Impostura: ‎Ningún avión se estrelló en el Pentágono.

[2] Según mis detractores, yo no había ‎estado en ‎el lugar de los hechos, como habría tenido que hacerlo un «verdadero periodista». ‎Pero ‎Estados Unidos había prohibido el acceso a las tres “escenas del crimen” por razones ‎de ‎‎«seguridad nacional» y durante años ningún periodista, de absolutamente ningún medio, ‎tuvo ‎acceso a ellas. Así que el reproche de «amateurismo» tendría que aplicarse no sólo a mí ‎sino también ‎a todos los periodistas que repetían la versión oficial.

[3] El ‎calificativo ‎‎«conspiracionista» comenzó a utilizarse en los años 1960 para designar a quienes ‎ponían ‎en duda la tesis oficial del francotirador solitario que supuestamente asesinó al presidente ‎Kennedy y ‎denunciaban que fue un complot lo que hizo posible aquel magnicidio.

[4] En efecto, yo niego la versión oficial sobre los atentados del 11 ‎de septiembre de 2001. Pero el ‎término «negacionismo» alude en realidad a una corriente de ‎extrema derecha –cuyas ideas ‎siempre he combatido– que niega la voluntad de los nazis de ‎perpetrar el genocidio de ‎los judíos en Europa.

[5] Las operaciones false flag o ‎‎“bajo ‎bandera falsa” son operaciones realizadas de manera tal que sea posible atribuirlas al ‎bando ‎adverso. Nota de Red Voltaire.

[6Against All ‎Enemies, ‎Inside America’s War on Terror, Richard Clarke, Free Press, 2004. Publicado en francés ‎bajo el ‎título Contre tous les ennemis: Au cœur de la guerre américaine contre le ‎terrorisme, ‎Albin Michel, 2004.

[7] Como todos los años, Warren Buffet –quien era entonces el hombre más rico ‎del ‎mundo– daba una cena de caridad en Nebraska. Pero, cosa que nunca antes había ‎sucedido, ‎aquel día la cena anual no se organizó en un gran hotel sino… en una base militar. ‎Los jefes de ‎empresas invitados habían dado el día libre a sus empleados de Nueva York, ‎lo cual explica la ‎cantidad relativamente reducida de muertos en el derrumbe de las ‎Torres Gemelas.

[8A ‎Pretext for War: 9/11, ‎Iraq and the abuse of America’s intelligence agencies, James Bamford, ‎Anchor Books, 2004.

[9] «¿Quién inventó las falsas llamadas telefónicas desde los aviones secuestrados el 11 de Septiembre?», ‎por ‎Giulietto Chiesa, Megachip-Globalist (Italia), Red Voltaire, 28 de julio de 2013.

[10] Cuatro años después de los hechos del World Trade Center, los madrileños fueron testigos del incendio de la Torre Windsor, un edificio de 32 plantas y más de 106 metros de altura. En la noche del 12 al 13 de febrero ‎de 2005, la Torre Windsor estuvo ardiendo durante horas. Algunas partes del edificio colapsaron ‎de forma aislada pero la Torre Windsor no se derrumbó sobre sí misma. De hecho, se mantuvo en pie y tuvo que ser objeto de un trabajoso proceso de desmantelamiento ‎para liberar el terreno que ocupaba. A pesar de su engañoso título, el lector podrá encontrar ‎detalles interesantes en el artículo “Quince años del incendio del Windsor, el rascacielos que ‎se derritió a 1.000 grados”, El País, 12 de febrero ‎de 2020, y en Wikipedia. Nota de ‎‎Red Voltaire.

[11Top Secret America: The Rise of the New American Security State, Dana Priest y ‎William M. ‎Arkin, Little, Brown and Company, 2011.

[12] Los “Cinco Ojos” o Five Eyes es la denominación de la alianza de ‎servicios de ‎escuchas e intercepción de las comunicaciones mundiales en la que participan ‎Australia, Canadá, ‎Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido, alianza creada en 1941 por la ‎Carta del ‎Atlántico.

[13] «La doctrina Rumsfeld-Cebrowski», ‎por ‎Thierry Meyssan, Red Voltaire, 25 de mayo de 2021.

[14] “Stabiliy American’s Ennemy”, coronel Ralph Peters, Parameters #31-4, ‎invierno de 2001.

[15] “Exclusive: Inside the Military’s Secret ‎Undercover ‎Army”, William M. Arkin, Newsweek, 17 de mayo de 2021.

[16] “Saturday, ‎September 15, At Camp ‎David, Advise and Dissent”, Bob Woodward y Dan Balz, The ‎Washington Post, 31 de enero ‎de 2002.

[17] “J’accuse – Bush’s Death Squads”, ‎Wayne Madsen, Makingnews.com, 31 de enero ‎de 2002.

Spread the love
https://www.voziberica.com

"La única plataforma de comunicación sin censura para la comunidad ibero-americana" https://www.voziberica.com

Entradas recientes

FANGO Y PODREDUMBRE DEL «ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS».- ACERCA DE LA MALDAD DE LOS OLIGARCAS Y CACIQUES QUE NOS MALGOBIERNAN.

CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS No está de más recordar que ya, hace más de 2.500…

10 horas hace

¿Cuál es la verdadera situación del Ejercito Israelí en los distintos frentes en los que está interviniendo?

SHIMSHON ZAMIR Quien observa los distintos videos que son publicados en YouTube relacionados con la…

14 horas hace

¿Cuál será la política exterior de Donald Trump? Duro con China, carta blanca para Israel

 David Gómez FUENTE: https://elordenmundial.com/blitz-trump-nombramientos-politica-exterior-estados-unidos/ Los últimos nombramientos en su gabinete reflejan el camino que seguirá…

1 día hace

Gota fría y cambio climático

Fernando del Pino Calvo-Sotelo La estrategia de los promotores del fraude climático es siempre la…

2 días hace

Así crea Sánchez un crecimiento artificial de la economía de España, a golpe de deuda

José María Rotellar El INE publicó hace unos días los datos de avance de la…

3 días hace