Por qué ser buena persona no es cosa de tontos
Disidentia
No es cierto que actuar incorrectamente, haciendo trampas, mintiendo o engañando sea a menudo una clave del éxito. Muchas personas que consiguen grandes logros actúan de forma correcta y son, en general, buenas personas. Ocurre que su ejemplo no trasciende tanto como otros casos mucho menos ejemplares que resultan, sin embargo, más útiles para unos medios de información y mass media obsesionados con los índices de audiencia. De hecho, cuanto más personas actúan mal en una sociedad peor funciona esa sociedad. La confianza, que es un valor crítico para cualquier actividad y relación humana, desaparece. Hacer el bien no solo nos reconforta y es positivo para quienes nos rodean, también nos reafirma, nos vuelve más resistentes y seguros de nosotros mismos. Ser buena persona es, incluso, beneficioso para la economía.