SEÑORÍAS DEL PODER JUDICIAL: LOS LAMENTOS (el dolor, la pena, el desconsuelo, la tristeza, la culpa, la vergüenza, la nostalgia…) HÁGANLOS EN EL MURO DE LAS LAMENTACIONES DE JERUSALÉN
MIGUEL BERNAD – MANOS LIMPIAS
La sociedad española está asistiendo a un tsunami de lamentaciones de miembros del poder Judicial contra el poder ejecutivo, con motivo de la proposición de ley de amnistía.
Jamás, se había conocido en la historia de España tantas y tan intensivas plañideras de todos los estamentos judiciales.
A lo sumo a lo que han llegado esas lamentaciones de invasión, usurpación de sus atribuciones por el poder ejecutivo, ha sido pedir amparo.
El amparo es como una especie de apoyo o respaldo moral, o como mucho, advertir al que acosa, amenaza, o agrede que no lo haga, que se comporte bien.
Ante la mayor y más descarada agresión al poder judicial, este responde con un quejido y con una petición de amparo.
La sociedad española esta escandalizada, a que nivel de humillación se ha sometido al Poder Judicial.
Que un prófugo de la justicia huido en un maletero de un vehículo haya puesto de rodillas al Poder Judicial y que además les amenace con un juicio político (lawfare) con comisiones de investigación en el Congreso de los Diputados, no puede ser más humillante y denigrante para un Poder, el Judicial garante del ordenamiento jurídico y garante de los derechos y libertades de los ciudadanos.
La respuesta a esta denigrante humillación, es lamentación y amparo.
Esa lamentación es claudicación vergonzosa, ese amparo es un canto de sirena que el viento se lo lleva.
El Muro de las Lamentaciones en la ciudad de Jerusalén, es el sitio más adecuado para que se lamenten, aquí en España la respuesta no es lamentarse y pedir amparo, la respuesta es plantar cara, con los mecanismos del estado de derecho y no son otros en el caso que nos ocupa que suspender la tramitación de una proposición de Ley ilícita y por otra parte, encarcelar sin que les tiemble el pulso a unos forajidos y delincuentes que se parapetan en su condición de representantes políticos para ser impunes ante la Ley.
Miguel Bernad