LA HIPOCRESIA, EN LA POLITICA Y EN LA VIDA.
PILAR ENJAMIO, PSICÓLOGA.
Hace mucho tiempo que he dejado de creer en la política y he optado por el ser humano que me respeta y no le da prioridad a su ideología.
La política, ese oscuro objeto del deseo, ha transformado a las personas y las ha desprovisto de ética y humanidad de manera que la mayoría se preocupa más por su ego que por el bienestar común. Y no hablo solo de Pedro Sanchez sino de cualquier opción política.
Uno se siente libre cuando transmite y escribe y le trae al pairo quedar bien con unos u otros.
La derecha carece de un líder carismático que mueva masas y, sin duda, Feijoo no lo es.
España no es el feudo gallego, aunque allí sí tiene alcaldes estupendos. A muchos nos gustaría un Juanma Moreno Bonilla a nivel nacional o el coraje de Isabel Díaz Ayuso.
Por supuesto, es mi opinión libre y la de muchos que se callan.
Generalmente, todos los políticos se transforman y dejan de ser los que eran, por poder.
Recordemos el «puedo prometer y prometo» (de Adolfo Suárez) y luego, nada de nada. Todas son mentiras en las campañas electorales y en los debates barriobajeros con el único objetivo de descalificar, de destruir al contrincante…
SÍ, he dejado de creer en la política para creer en el ser humano.
En la sociedad vemos también, por doquier, la pura contradicción, la hipocresía, la doble faz, el cotilleo que daña y deforma la realidad, las falsas amistades que se alegran cuando algo va mal porque en el fondo los posee la envidia.
Pero existen seres humanos y excepcionales, generosos, que a pesar de ser personas corrientes y molientes prestan su ayuda en situaciones de peligro a personas desconocidas…
Y luego está esa terapia tan efectiva que es la terapia del abrazo que libera neurotransmisores generando dopamina , un potente antidepresivo. Abrazos en la alegría y también cuando algo va mal.
Creo en el ser humano y he dejado de creer en los que hacen carrera de la política, que piensan que somos marionetas y nos consideran un simple número, para ellos somos un simple voto.
Cuando vi a Feijoo en televisión en un programa de Berlín Osborne y lo oí decir que quería ser abogado, para coartar la libertad de las personas, aunque acaso se refería a situaciones límite, a mi se me cayó la venda y lo percibí como una persona liberticida y déspota. También, sus pretensiones de que se legislara par que la vacunación fuera obligatoria que preveían enormes multas para quienes se negaran…. fue ya la gota que colmó el vaso.
Las acciones definen el verdadero yo de cada persona y, es necesario dejarnos sentir, pensar lentamente, sin prisas, es la clave para llevar una buena vida y sin la ansiedad, el estrés que generan las imposiciones. Pues, lo dicho, el escritor , quien emprende la tarea de escribir, de narrar, no puede tener bozal ni mordaza, es la únida manera de ser libre de sacar eso que lleva dentro y que muchos piensan, no se atreven y callan.