Cataluña, nuevo archipiélago del reino del ‘país’

Artículo publicado en el Observatorio Económico y Social de España y Cataluña (OBESCAT) en el diario Expansión el 11 de septiembre de 2024.

El anterior golpe de mano del presidente Sánchez tras conocer los malos resultados de los socialistas españoles en las las últimas elecciones europeas fue adelantar las elecciones generales al 23 de julio de 2023. La victoria que pronosticaba el CIS de Tezanos pocos días antes de esos comicios devino un nuevo fracaso y Sánchez se vio abocado para mantenerse en la Moncloa a negociar su investidura con Junts y ERC. El 13 de noviembre de 2023 el grupo socialista (PSOE y PSC) en el Congreso presentó la infame proposición de ley de amnistía negociada por Cerdán, número tres del PSOE, con el prófugo de Waterloo en Bruselas para investir a Sánchez presidente del gobierno de España tres días después.

El último golpe de Sánchez ha sido adelantar un año el Congreso Federal del PSOE en un intento, igualmente infame, de acallar las voces de los barones socialistas que rechazan las exigencias impuestas por los líderes de ERC para investir a Illa, primer secretario del PSC, presidente de Cataluña. Entre esas condiciones ocupa un lugar principal entregar la llave de la caja a la Generalidad de Cataluña, un instrumento imprescindible según manifestó Rovira, secretaria general de los republicanos, para alcanzar la independencia. La consigna salida de la Moncloa es renovar las ejecutivas territoriales del PSOE en pocos meses para cortar de raíz cualquier disidencia dentro del partido.

El ‘consierto’ de Montero

Como no podía ser de otra manera, otorgar una financiación singular a Cataluña ha sido la gota que ha colmado el vaso y ha llevado a algunos barones autonómicos del PSOE a levantar su voz algo más de lo habitual. Como socialistas, les resulta incomprensible que su propio gobierno ceda todas las competencias fiscales al gobierno de la Generalidad y sea éste quien, desde una posición de fuerza, negocie bilateralmente con el gobierno de España su aportación al sostenimiento del Estado. La Comisión Ejecutiva Regional de la federación aragonesa del PSOE ha sido la primera en rechazar formalmente por unanimidad (aunque los siete representantes de la provincia de Huesca, afines a Sánchez, abandonaron la reunión antes de la votación) el acuerdo de financiación sellado por Illa con ERC, al tiempo que su portavoz reclamaba un sistema de financiación sin privilegios que garantice la igualdad de trato a los ciudadanos en todos los territorios.

Cualquier persona con la cabeza sobre los hombros sabe perfectamente que de llegarse a implementar el acuerdo sellado por Illa con ERC se socavarían los cimientos de la Hacienda del Estado y se pondría en peligro la financiación autonómica de las restantes Comunidades Autónomas, a excepción, claro está, del País Vasco y Navarra que ya gozan de una financiación privilegiada y no resultarían afectadas. No es el caso de la vicepresidenta Montero quien, en un arrebato más propio de la Lola de España que de la ministra de Hacienda, se desmelenó en el acto que abría el curso político en Sevilla el 31 de agosto e intentó, entre zapateado y zapateado, convencer a su audiencia de que no se trata de un ‘consierto’, ni de una reforma al uso del sistema de financiación, sino de una fórmula magistral para profundizar en el autogobierno.

Las diferencias son tan sutiles que sólo las gentes tocadas por el duende monclovita pueden alcanzar a comprenderlas de forma cabal. No parece haber convencido Montero ni siquiera a (Susana) Díaz, quien fuera secretaria general del PSOE y presidenta de la Junta de la Andalucía, disputara la secretaría general del PSOE a Sánchez en 2017, y ejerce ahora de senadora por designación autonómica. A su llegada al recinto donde se celebró el acto con Montero y Espadas, Díaz desafinó de forma estentórea al declarar que “el concierto catalán va contra lo que defienden los socialistas”. Expresó en voz alta lo que tantos militantes del PSOE y votantes socialdemócratas piensan: que el concierto económico acordado por Illa con ERC desborda el marco legal del sistema de financiación autonómica, y resulta, además, incoherente con los principios que deberían guiar las políticas socialistas. Espadas no se anduvo por las ramas y desenvainando la cimitarra dejó este recadito a los críticos: “Esto es un proyecto colectivo. No se puede estar en misa y repicando. Estamos o no estamos”.

Acallar las voces críticas

Las instrucciones salidas de Moncloa y Ferraz son tajantes: no se puede reconocer que el acuerdo con ERC es un concierto económico y hay que acallar las voces críticas dentro del partido. Para evitar que el agua acabe desbordando el vaso y pueda inundar las federaciones, el secretario general ha respondido a los barones discrepantes adelantando el Congreso Federal del partido al 14, 15 y 16 de noviembre para proceder inmediatamente a renovar las federaciones regionales y desalojar de sus cargos a los líderes díscolos. Para curar los humores malignos, Sánchez recurre al viejo remedio de la sangría y quiere sustituirlos por dóciles servidoras predispuestas a tragarse cualquier sapo con miradas arrobadas mientras entonan a coro el himno “Benditos los que vienen en nombre del señor de la Moncloa”.

Un síntoma de la confusión que reina en el PSOE de Sánchez tras tantos giros en sus posicionamientos políticos (primero el proceso fue rebelión, luego sedición, después llegaron los indultos a los condenados, más tarde se constitucionalizó la inconstitucional amnistía y ahora toca apechugar con el concierto económico) es que la mesa presidencial en la sala donde se reunió el comité ejecutivo del partido estaba situada delante de un cartelón de grandes proporciones donde podía leerse impreso en rojo: “Impulso de País.”. Resulta muy significativo que este PSOE desnortado y entregado a sus avalistas haya hecho también suya la palabra ‘país’, tan cara al PSC, un partido para el que Cataluña, conviene recordar, no es una Comunidad cualquiera sino “una nación con un territorio, una lengua, una cultura y una historia propias que configuran una comunidad nacional” cuya columna vertebral es para Illa la lengua.

Viendo que el PSOE de Sánchez prefiere utilizar el término ‘país’ al de ‘España’ en el eslogan del partido para no herir las sensibilidades del PSC y sus avalistas de Junts y ERC, más de un barón socialista se habrá preguntado al leerlo si lo que impulsa el PSOE de Sánchez es la España de las Autonomías, lo que quedará de ella tras el ‘consierto’ de Illa y Montero, o la nación con hacienda propia que nacerá de él. Estamos ante una nueva huida hacia delante de Sánchez para prorrogar la agonía de un gobierno al que cada día le salen peor los números en el Congreso y en las urnas, pero dispuesto a desmantelar las pocas instituciones comunes que nos quedan y hasta a subastar los impuestos estatales para contentar a sus socios secesionistas. A esta agónica legislatura sin futuro alguno es a lo que gobierno Sánchez llama normalizar la vida institucional, política y social.

Nuevo archipiélago a la vista

Incapaz de aclararnos la diferencia entre el ‘consierto’ de Illa compuesto por ERC, la reforma al uso del sistema de financiación y la ‘formula’ magistral para profundizar el autogobierno, la ministra de Hacienda ha echado mano de la estratagema empleada por Bolaños, ministro de la Presidencia y Justicia, para confundir a los ciudadanos y hacerles creer que ha habido infinidad de amnistías en España y la aprobada en el Congreso es perfectamente constitucional, pese a haber sostenido los líderes socialistas lo contrario en infinidad de ocasiones. Siguiendo su ejemplo, la vicepresidenta ha replicado a quienes critican el acuerdo de Illa con ERC que Baleares y Canarias gozan de una financiación singular y no les ha visto rasgarse las vestiduras por ello. ¿Acaso la muy noble y leal Cataluña no merece igual trato? Late detrás de las palabras de Montero un descubrimiento geográfico de capital importancia: Cataluña es el tercer archipiélago del Reino de España y los catalanes merecen ser compensados por su insularidad.

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