ESTABLECIMINETO DE UNA “ZONA ANTI-DAESH” EN SIRIA. DEBEMOS ENFRENTARNOS AL TERRORISMO YIHADISTA CON MEDIDAS CONCRETAS. II PARTE
Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG. Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.
La guerra contra Estado Islámico (EI) logró unir a rivales históricos. Una coalición incómoda por sus diferencias políticas y sectarias se enfrentó a un enemigo elusivo y fanático del crimen, en un laberinto urbano de calles y callejuelas en Mosul, la segunda ciudad de Irak, y Al Raqa, su feudo sirio. En el caso de Mosul, el Ejército iraquí, los paramilitares musulmanes chiítas y los combatientes peshmerga kurdos, con el apoyo aéreo de Estados Unidos, lucharon codo con codo para acabar con el reino del terror en la capital del califato, proclamado en julio de 2014 por los yihadistas suníes de línea dura ultra-iraquí. Tres años después, en el mismo mes, vencían al gigante extremista, que un día se apoderó de un tercio de Irak, después de nueve meses de sangrientos enfrentamientos. Pero recuperar a Mosul nunca fue fácil. La ciudad planteaba obstáculos físicos insalvables. Los distritos clave eran un avispero de callejones que hacía casi imposible la operación de tanques y vehículos blindados. Eran barrios tan densamente poblados que los bombardeos de la aviación de la coalición liderada por EEUU provocaron la muerte de al menos un centenar de civiles. La muerte acechaba en cada esquina. Los yihadistas, tanto iraquíes como extranjeros, eran grandes expertos en llevar a cabo atentados suicidas y en construir bombas caseras. Muchos de los edificios de la ciudad fueron convertidos en trampas explosivas. Al final, Estado Islámico sufrió su derrota más decisiva y vio evaporarse su califato primero en Irak y luego en Siria. Pero la devastación seguirá durante años. Y la estabilidad del país es igual de frágil como el entendimiento forjado, y forzado, entre los diferentes grupos que se unieron para la campaña de Mosul. Muchas de estas lecciones aprendidas a lo largo de las últimas décadas pueden ser aplicadas a la acción multinacional contra el “Estado Islámico” en Irak y Siria, cuya parte más importante y visible es de momento una campaña aérea. Una de las principales limitaciones de la actual campaña militar, es que se dispone de un número limitado de aviones de combate. Estados Unidos lidera una coalición de 40 países en la lucha contra el “Estado Islámico”. Pero de estos los que están participando son: “EEUU, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudi, Bahrein, Qatar e Irak” Otros de los países que participan como “España, Francia, Italia, Canadá, Alemania, Australia, Dinamarca, Noruega, Rusia, Albania, Israel, China, Egipto, Japón, Kuwait y República Checa” están enviando armas y asesores militares a los kurdos e iraquíes que combaten contra el “Estado Islámico” en Irak. Irán, aunque no colabora con la coalición internacional, sí que combate al IS. Los soldados iraníes luchan junto a los iraquíes los kurdos y las milicias chiíes en un mismo objetivo derrotar a los yihadistas. Irán además juega un papel fundamental en Siria, donde controla la mayoría de las refinerías y apoya al régimen de Baschar al-Assad. Debemos pensar cual es el papel de Marruecos en este conflicto, el cual se ha negado a participar en la coalición internacional contra el Estado Islámico, pero sí que ha enviado aviones de combate a apoyar a Arabia Saudita en su guerra de agresión contra el Yemen, una invasión y la posterior masacre de civiles que ha sido silenciada por occidente.
Fuente: La Vanguardia (El Ejército iraquí dispara un misil contra combatientes de Estado Islámico, en Mosul (Reuters)
En el Yemen hemos visto un conflicto en el que los saudíes con un ejército de mercenarios ha querido sojuzgar a los rebeldes huties apoyados por Irán, con lo que tememos un enfrentamiento de sunníes contra chiíes, recordemos que un total de 642.000 yemeníes se han alistado para contrarrestar la invasión saudí que se inició el pasado 26 de marzo de 2015 y así formar parte de los comités populares de defensa. Aunque Arabia Saudí ha incrementado sus ataques en el norte de Yemen centrándolos ahora en la provincia de Saada, la base principal del movimiento huthi, y ha cometido masacres allí, en el frente de batalla su situación ha empeorado en los últimos días. Las tribus yemeníes han cruzado la frontera y llevado la guerra al territorio saudí. Han lanzado ataques con misiles y artillería contra dos ciudades saudíes, Nadyan y Yizan. Fuentes yemeníes dijeron a Al Manar que las fuerzas tribales han logrado tomar ocho puestos fronterizos situados cerca de ambas ciudades, que están localizadas al suroeste de Arabia Saudí. Como respuesta a este nuevo nivel de agresión saudí los miembros de los grupos tribales decidieron recurrir a otra estrategia lanzando una gran ofensiva a lo largo de la frontera de la provincia de Saada con Arabia Saudí, matando a unos 15 militares saudíes y capturando una gran cantidad de armas y municiones, incluyendo piezas de artillería sofisticadas. Los soldados saudíes huyeron del lugar en sus vehículos blindados. Y cuando el Ejército intentó utilizar helicópteros para apoyar a los soldados que huían los yemeníes derribaron un helicóptero Apache, cuyos restos han sido filmados y fotografiados. Los grupos tribales continuaron su progreso dentro del territorio saudí tras tomar la decisión de evitar aproximarse a ninguna zona residencial. Las fuerzas tribales conocen la tierra montañosa de la frontera y cogieron por sorpresa a los militares saudíes después de destruir los dispositivos de alerta temprana utilizados por aquellos. El objetivo de la ofensiva era castigar a los soldados saudíes por los diarios crímenes cometidos contra la población civil de Yemen. No obstante, la respuesta saudí al apoyo marroquí en su guerra del Yemen, ha sido a través de la ayuda económica, en un primer cheque de 22.000 millones de dólares para que Marruecos pueda establecer su propia industria de defensa y ampliar su flota, fuerza aérea y terrestre, modernizar su armamento terrestre y de apoyo a la infantería y sobre todo no depender de EEUU, Francia o España. Con lo que este nuevo rearme marroquí y el apoyo saudí harán peligrar en el futuro las posesiones españolas en Ceuta y Melilla y las Canarias.
Fuente: La Vanguardia (Un policía federal iraquí usa un casco en un palo para intentar disparar a un francotirador del Estado Islámico (Getty)
Recordemos que en 2015 y en secreto, los Emiratos Árabes Unidos estuvieron enviado a cientos de mercenarios colombianos a Yemen para luchar en el violento conflicto de ese país; un nuevo elemento que aumentaba la volatilidad de una compleja guerra entre intermediarios, con la participación de Estados Unidos e Irán. Según varios testigos que han estado involucrados en el proyecto, se trataba del primer despliegue de tropas para un ejército extranjero que los Emiratos estuvieron armando silenciosamente en el desierto durante los últimos cinco años. Una compañía privada que tenía conexiones con Erik Prince, el fundador de Blackwater Worldwide, manejó el programa en el pasado; pero los involucrados afirmaban que su participación terminó hace unos años y desde entonces los Emiratos estaban a cargo de este ejército de mercenarios. La llegada de 450 soldados latinoamericanos a Yemen, incluía también soldados panameños, salvadoreños y chilenos, un ingrediente más en la caótica combinación de ejércitos gubernamentales, tribus armadas, redes terroristas y milicias combatiendo en Yemen. En 2015, una coalición de países encabezados por Arabia Saudita, comenzó una campaña militar en Yemen contra los rebeldes hutíes que forzaron al gobierno yemenita a abandonar la capital, Saná. Este nuevo ingrediente también permitía vislumbrar el futuro de la guerra. En años recientes, las ricas naciones árabes, en particular Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos, habían adoptado una estrategia militar más agresiva en el Medio Oriente para tratar de controlar el caos que desataron las revoluciones árabes que comenzaron a finales de 2010. Pero estos países apenas contaban con soldados acostumbrados a guerras y poblaciones con poco interés en el servicio militar. “Los mercenarios son una opción atractiva para los países ricos que desean participar en la guerra, pero cuyos ciudadanos tal vez no quieran pelear”
Los soldados colombianos, seleccionados de una brigada de aproximadamente 1.800 soldados latinoamericanos que entrenan en una base militar de los Emiratos, fueron despertados en medio de la noche para su traslado a Yemen. Los sacaron rápidamente de sus cuarteles mientras sus compañeros dormían, y más tarde les dieron placas de identificación y rangos en el ejército de los Emiratos. Los funcionarios de los Emiratos prefirieron reclutar tropas colombianas porque consideran que éstas tenían más experiencia en el frente de batalla, pues por décadas han combatido a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, en las selvas de Colombia.
Todavía no se conoce a ciencia cierta la misión de los colombianos en Yemen, pero una persona involucrada en el proyecto afirmó que podrían pasar varias semanas antes de que tuvieran que entrar en combate. Se unen a cientos de soldados sudaneses reclutados por Arabia Saudita para pelear en nombre de la coalición. En años recientes, el gobierno de Obama también aprobó la venta de miles de millones de dólares en equipo militar de contratistas estadounidenses para las fuerzas militares de Arabia Saudita y los Emiratos, equipo que ahora se utiliza en el conflicto de Yemen. En 2015, Estados Unidos autorizó una solicitud de Arabia Saudita que ascendía a 1.290 millones de dólares para adquirir miles de bombas para reabastecer los suministros que se redujeron durante la campaña en Yemen, aunque funcionarios estadounidenses dijeron que las bombas tardarían meses en llegar y que no tenían un vínculo directo con la guerra de Yemen. La campaña aérea de Arabia Saudita ha sido objeto de amplias críticas por parte de grupos de derechos humanos, quienes afirman que ha sido mal planeada y que dichos ataques han matado indiscriminadamente a voluntarios y civiles yemenitas. Los jets sauditas atacaron un hospital de la organización Médicos sin Fronteras en la provincia de Saada, en la región norte de Yemen, y a finales de septiembre de 2015, las Naciones Unidas informaron que 2.355 civiles habían muerto desde que comenzó la campaña en marzo. La presencia de los soldados latinoamericanos es un secreto oficial en los Emiratos, y el gobierno no ha hecho mención pública de su despliegue a Yemen. Yousef Otaiba, embajador de los Emiratos en Washington, no quiso hacer ninguna declaración. De acuerdo a documentos corporativos, funcionarios estadounidenses y varias personas que participan en el proyecto, la idea original era que la fuerza latinoamericana en los Emiratos estuviera encargada de misiones internas, como custodiar tuberías y otros tipos de infraestructura importante, además de posiblemente controlar revueltas en los enormes campamentos donde se asientan grandes números de trabajadores extranjeros. Al Qaeda en la Península Arábiga, piratas somalíes y levantamientos internos son identificados como las principales amenazas a la estabilidad de los Emiratos en un documento de inteligencia de 2011 dirigido a altos funcionarios del proyecto. Los soldados fueron informados de la posibilidad de que en algún momento podrían formar parte de misiones de combate en el extranjero; pero hasta el despliegue a Yemen, las únicas misiones externas que se les encomendaron consistieron en prestar seguridad a embarcaciones comerciales de carga. Esos mercenarios colombianos se quedan principalmente por el dinero, pues reciben salarios que van de $2.000 a $3.000 dólares al mes, mientras que en Colombia podrían ganar aproximadamente $400 dólares al mes. Los soldados enviados a Yemen reciben $1.000 dólares más por semana, según una persona involucrada en el proyecto y un alto funcionario militar colombiano retirado. Cientos de soldados colombianos han recibido entrenamiento en los Emiratos desde que comenzó el proyecto en 2010; tantos, que el gobierno colombiano en cierta ocasión intentó negociar un convenio con los funcionarios de los Emiratos para contener el flujo de militares hacia el Golfo Pérsico. Representantes de ambos gobiernos se reunieron, pero nunca se firmó un convenio. Global Enterprises, una empresa colombiana dirigida por un antiguo comandante de operaciones especiales llamado Oscar García Batte, se encargaba del reclutamiento de ex soldados en Colombia. Batte también es comandante de la brigada de soldados colombianos en los Emiratos y es parte de la fuerza desplegada en Yemen.
Soldados del Ejército Yemení, capturaron a diversos mercenarios extranjeros. Fuente: www.caixal.com
La volátil guerra civil en Yemen, sectaria ciertamente desde que enfrenta a los chiitas, apoyados por Irán, con los sunnitas, endosados por las monarquías del Golfo, abre nuevas oportunidades a los mercenarios latinoamericanos, que enfrentan allí a tropas regulares, milicias tribales y hasta a algunas organizaciones terroristas. Incluyendo a Estado Islámico, en medio de lo que luce como un verdadero caos bélico. Arabia Saudita, Qatar y la UEA han aumentado su participación en la guerra civil yemení, que tiene que ver con el predominio regional de chiitas o sunnitas. Lo hacen con dinero, armamentos y (queda visto) con mercenarios contratados. Los sauditas han contratado además a centenares de sudaneses y a unos 500 milicianos provenientes de Eritrea. La guerra en Yemen es desordenada y casi sin reglas. En cuanto a las tropas mercenarias sudanesas, enviadas al Yemen, hay que matizar que, 4.253 soldados sudaneses, que luchan en el Yemen bajo el paraguas de la alianza liderada por Arabia Saudí, han muerto desde el inicio en marzo de 2015 de la intervención militar extranjera en este país. «Las bajas por parte de las tropas sudanesas han superado los 8.000, entre muertos, heridos y desaparecidos. Entre ellos, 4.235 son víctimas mortales», Los uniformados sudaneses han sido un componente clave de la coalición militar de países suníes encabezada por Riad, que defiende la legitimidad del presidente yemení Abdo Rabu Mansur Hadi frente a los rebeldes hutíes, que le expulsaron del país en 2015 y ahora se encuentra exiliado en Riad. Las tropas sudanesas llegaron a sumar 40.000 efectivos entre los años 2016 y 2017. Aunque unos 10.000 efectivos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (cuerpo especial del Ejército sudanés) que combatían contra los hutíes habían regresado a Sudán. Sin embargo, en 2019, unos 6.000 efectivos se habían retirado recientemente del Yemen, pero que 14.600 soldados sudaneses siguen desplegados en la frontera con Arabia Saudí (norte del Yemen), en la costa del sur del país y en el este. A partir de ahí, y asumiendo que se va a confrontar a Daesh en el campo de batalla usando a los soldados iraquíes como carne de cañón local, ya que la OTAN y la UE brillan por su ausencia y no han dado señales de establecer las bases de la creación de una fuerza multinacional terrestre que actúe sobre el terreno contra el EI. Por eso nos bastará para analizar detalladamente la situación actual para entender que:
- Tikrit, que fue el laboratorio para ensayar lo que podía haber sido la futura recuperación de Mosul, que ya cayó en manos del ejército iraquí.
- El protagonismo en la ofensiva de los pasdaran iraníes y las milicias chiíes, al lado de las tropas iraquíes, hace prever problemas futuros para los sunníes, temerosos de verse nuevamente castigados.
- La decisión de Haider Abadi de lanzar el ataque sin contar con el apoyo aéreo estadounidense es un indicio de la tensión creciente en las relaciones Washington-Bagdad (por discrepancias sobre el ritmo de las operaciones terrestres y el papel de Irán)
- En Siria no hay aliados locales que puedan asumir la tarea de expulsar a Daesh de sus posiciones actuales (lo que incrementa las opciones de Baschar al Assad de reconvertirse en socio colaborador, mientras se instruye a milicias kurdas y árabes moderados para futuras operaciones.
- Nada nos garantiza que volver a instruir a los soldados iraquíes y milicias locales vaya a dar mejores resultados esta vez (con el peligro añadido de mejorar las capacidades de grupos que mañana pueden cambiar nuevamente de bando o perseguir sus propios sueños independentistas.
En definitiva, cuando se han registrado ya casi 3.000 ataques aéreos (del que más del 90% son estadounidenses) y los combates para reconquistar posiciones de los terroristas en algunas localidades iraquíes es todavía una tarea que poco a poco se va a ir llevando a cabo, con lo que resultaría ilusorio dar a Daesh por liquidado, nos encontramos en una guerra abierta no declarada y este conflicto no ha hecho más que empezar, es un conflicto transnacional y transfronterizo. Aunque deberíamos hacernos la pregunta de ¿Todavía alguien duda, de quien manda en el Estado Islámico? Debemos recordar que Arabia Saudí ha estado trasladando a miles de terroristas takfiries desde Siria a Yemen.
Fuente: La Vanguardia (Un soldado iraquí mata a un miembro de Estado Islámico (Reuters)
Estos 3.000 terroristas del grupo Yaish al-Islam fueron trasladados en diversos buques, desde la zona de Quta Occidental (en el Este de Damasco, en Siria) al Yemen, según afirmaba el diario libanés “Al-Akhbar”, estos terroristas se unieron en la ciudad portuaria de Al-Mukala, capital de la provincia de Hadranut a los terroristas de Al-Qaeda. Según Al-Bushali, Coronel del Ejército del Yemen, declaró el pasado 28 de marzo de 2015 que, Arabia Saudita, con la ayuda de Turquía había infiltrado a unos 5.000 terroristas en Yemen, a los que encargo asesinar a miembros del movimiento popular Ansarolá. Nos encontramos con un conflicto, el cual hay que decir ha sido silenciado por los medios de comunicación. Yemen tiene una gran importancia para Arabia Saudita, por su situación estratégica: Está rodeada por el Mar Arábigo, el Golfo de Adén y el Mar Rojo. Para Arabia Saudí, no es un país extranjero, con soberanía si no su patio trasero por lo que no quiere perder su influencia. La agresión contra el pueblo yemení, liderada por Arabia Saudí tiene un objetivo inmediato: destruir el movimiento popular Ansarolá y como meta final, que ya ha comenzado a rebelarse, evitar la creciente influencia de Irán, en Oriente Medio. Ya que los rebeldes huties, son chiíes y están respaldados por Irán. Las fuerzas del Estado Islámico como decíamos antes, estarían formadas por unos 50.000 efectivos, según informaciones de la CIA, estarían formadas como auténticas brigadas internacionales con unos 25.000 extranjeros en sus filas (unos 6.000 procedentes de países occidentales) con lo que controlan un territorio que se extiende desde el noroeste de Siria hasta el vecino Irak. Pero según afirmaciones de Fuad Hussein, jefe del Gabinete de Masud Barzani, el presidente de la región kurda en Irak, el EI estaría formado por unos 200.000 efectivos. Esa cifra es muy superior a las estimaciones que hasta ahora habrían hecho los servicios de inteligencia occidentales, según cual, la organización de Abu Bark Al-Bagdadi contaba con una fuerza estimada de entre unos 31.500 a 50.000 efectivos. Si las afirmaciones de Hussein fueran corroboradas, estaríamos hablando de decenas de miles de combatientes, con lo que “El Estado Islámico estaría capacitado para movilizar a los árabes jóvenes en los territorios que conquistan” Según este alto mando kurdo, este gran número de combatientes permitiría al EI combatir en varios frentes a la vez. Así por ejemplo, estarían atacando simultáneamente en el Kurdistán sirio, en el Kurdistán iraquí, en el este de Siria, en las proximidades de Bagdad con lo que mantener “todas estos frentes de batalla” es prácticamente imposible con solo 30.000 soldados.
Fuente: http://www.understandingwar.org/ (Irak anuncia el fin de la guerra contra el Estado Islámico)
Esto supone que esta organización ha dejado atrás el estadio de grupo terrorista o de guerrilla y ha pasado a convertirse en un proto-estado con un ejército homologable muy similar al de los estados de la zona. Por ejemplo, el ejército iraquí estaría formado actualmente por un total de 283.000 efectivos. Actualmente el Estado Islámico controla una tercera parte del territorio de Siria y una tercera parte del de Irak, un territorio de unos 250.000km2 lo que equivale a la extensión de Gran Bretaña. El “Estado Islámico” ha reclutado también a unos 400 niños, conocidos como los “cachorros del califato” ante la reciente caída de combatientes adultos. Estos niños están recibiendo entrenamiento militar y han sido adoctrinados en los últimos 3 meses en Siria. Los niños son reclutados con el consentimiento o no de sus padres, a menudo atrayéndoles con dinero, en escuelas, mezquitas, o en las plazas públicas en las que los yihadistas llevan a cabo sus brutales castigos y ejecuciones. “Usan a los niños porque es más fácil lavarles el cerebro. Pueden convertirlos en lo que quieran, les impiden que vayan a la escuela y los envían a sus escuelas especiales de adoctrinamiento del EI” DAESH ha pasado de nutrirse de unos 1.000 a 1.200 reclutas nuevos cada mes, a los 120 en los últimos tres meses. El número más bajo desde que Abu Bark al Bagdadi proclamó el Califato Islámico en junio de 2014 en los territorios de Irak y Siria. También hay que constatar que el territorio del Estado Islámico, está sufriendo la rápida propagación de la leishmaniosis, que provoca la aparición de ulceras dolorosas, fiebre y pérdida de peso, debido a las pésimas condiciones higiénicas en el territorio del Califato, las cuales están provocando la caída de los alistamientos en los seguidores de DAESH. Ya se han registrado unos 100.000 casos y en Raqqa, donde se encuentra la capital del Califato en Siria, es donde se encuentra el principal foco de la enfermedad. Los casos se han multiplicado debido a que los terroristas se han negado a recibir tratamiento médico. También hay que constatar que, los motivos del fuerte descenso parecen estar relacionados con los controles en la frontera turca y el reforzamiento de la vigilancia de islamistas residentes en Europa.
La persecución de los cristianos en Oriente Medio
Convertirse, pagar o morir. Hace seis años, esas eran las opciones que el Estado Islámico (ISIS) daba a los cristianos de Mosul, entonces la tercera ciudad de Irak: abrazar el islam, abonar un impuesto religioso o enfrentarse a la espada. El ISIS marcaba las casas cristianas con la letra arábiga ن (N), inicial de la palabra nasrani (“nazareno” o “cristiano”). A menudo los cristianos no podían sino echarse la ropa a la espalda y huir de una ciudad que había sido su hogar durante 1.700 años. Hace dos años se derrotó al ISIS en Mosul y se echó abajo su califato. Los extremistas, sin embargo, habían logrado limpiarla de cristianos. Antes del ascenso del ISIS había más de 15.000 cristianos allí. La organización benéfica católica Ayuda a la Iglesia Necesitada reveló que sólo habían regresado 40. No hace mucho, en Mosul se hacían “celebraciones de Navidad sin cristianos”. Gracias a la indiferencia de los europeos y de numerosos cristianos occidentales, más preocupados por no parecer islamófobos que por defender a sus propios hermanos, ese genocidio cultural tuvo éxito, desgraciadamente. Pensemos por ejemplo, en lo que le ocurrió al padre Raguid Gani, sacerdote católico de Mosul: acababa de oficiar misa en su iglesia cuando los islamistas lo asesinaron. En una de sus últimas cartas, Gani escribió: “Estamos al borde del colapso”. Eso fue en 2007: casi diez años antes de que el ISIS erradicara a los cristianos de Mosul. “¿Está mirando el mundo ‘hacia otro lado’ mientras se mata a los cristianos?”
Las huellas del pasado judío también han salido a la superficie en Mosul, donde hubo una comunidad judía durante miles de años. Dos mil años después, tanto el judaísmo como el cristianismo han sido aniquilados. Sólo en Mosul se vandalizaron o destruyeron 45 iglesias. No se libró ni una. Sólo queda una abierta en toda la ciudad. Por lo visto, el ISIS también quiso destruir la historia cristiana del lugar. Atacaron el monasterio de los santos Behnam y Sarah, fundado en el siglo IV. El cenobio sobrevivió a la conquista islámica del siglo VII y a las posteriores invasiones, pero en 2017 se destruyeron sus crucifijos, se saquearon sus celdas y se decapitaron las estatuas de la Virgen. En enero, Nayib Mijaíl, que salvó 850 manuscritos del Estado Islámico, fue ordenado arzobispo católico caldeo de Mosul. El ISIS, junto con el Frente Al Nusra, rama de Al Qaeda en Siria, siguió el mismo patrón cuando sus combatientes atacaron el pueblo cristiano de Malula. “Marcaron las imágenes de los santos, de Cristo, destrozaron las estatuas”.
Fuente: http://elmed.io/la-extincion-de-los-cristianos-en-oriente-medio/
“La cristiana de Irak, una de las Iglesias más antiguas, si no la más antigua del mundo, se acerca peligrosamente a la extinción”. “Los que nos quedemos, debemos estar preparados para afrontar el martirio”
«En la siguiente década, más o menos en ese periodo de tiempo de acuerdo a lo que se da en el presente, habrá, si es que hay, muy pocos cristianos viviendo en Belén, lugar donde nació Jesús. Lo mismo en Nazaret, donde Jesús creció, y hasta en Jerusalén, donde cerca de 600 iglesias históricas existen todavía«, «los cristianos en el territorio palestino han caído del 15 por ciento de la población árabe en 1950, a tan solo 2 por ciento de hoy. Belén y Nazaret, que han sido pueblos abrumadoramente cristianos, tienen ahora una fuerte mayoría musulmana«.
En Egipto, muchas leyes o costumbres favorecen a los musulmanes y su constitución proclama al Islam como la religión del estado. Es casi imposible construir o restaurar iglesias al tiempo que muchos miles de nuevos edificios musulmanes han sido aprobados por el estado. Las leyes prohíben las conversiones de musulmanes al cristianismo. En Arabia Saudita, todos los ciudadanos deben ser musulmanes, es ilegal importar, fabricar o poseer materiales cristianos o no musulmanes, y los cristianos son encarcelados y deportados por esa causa. Sudán ha seguido los códigos islámicos desde 1983 y se declaró a sí mismo como país islámico en 1991. Una brutal guerra civil emprendida por los musulmanes de Arabia del norte contra los cristianos y los africanos negros animistas del sur ha matado más de 2 millones de personas. En Afganistán la aplicación rigurosa de las leyes islámicas ha sembrado tal odio hacia los cristianos que no tuvieron más iglesias abiertas ni un número significativos de cristianos reunidos en el país. En Irán, los cristianos forman el 0.4 por ciento de la población. La pequeña población cristiana es tratada como una «segunda clase«. La literatura cristiana es ilegal, los conversos del Islam a otra religión son perseguidos de muerte y la mayoría de las iglesias evangélicas son subterráneas. La persecución de los cristianos ha sido un auténtico éxodo desde su tierra natal, recordando que «el cristianismo nació en Oriente Medio«, en concreto, en Siria, donde hasta se conserva el arameo, idioma hablado por Jesucristo. Antes del estallido del conflicto sirio «los cristianos eran 2 millones en ese país«, y actualmente «son menos de 1 millón«. A su vez, en Irak, donde «los cristianos antes de la llegada de Daesh eran aproximadamente un millón y medio, actualmente quedan alrededor de 125.000 cristianos» En los años 90, los cristianos en Oriente Medio eran el 20% de la población. En la actualidad, no superan el 4%. Las previsiones que se tienen es que en los próximos 5 años su número pueda descender a menos de un 2%, si no se interviene. Si no hubiera sido por la intervención de Rusia, los cristianos habrían desaparecido realmente de Siria.
El destino de los cristianos que aún quedan en Oriente Medio aparece poco en las noticias de los principales medios de comunicación. En la actualidad, las noticias se focalizan en los atentados terroristas sucedidos en Europa, yendo siempre detrás del último –como lo hacen las agencias de seguridad, aunque sin evitar el próximo–. Considerando la orientación tanto de las iglesias como de la dirigencia política en los países europeos, la omisión del drama de los cristianos y sus iglesias no deja de ser lamentable. “El destino de los cristianos que aún quedan en Oriente Medio se vislumbra como oscuro de toda oscuridad si los principales medios de comunicación no hablan de su infortunio y los crímenes que se cometen contra ellos» En la actualidad y desde principios de 2015, la prensa occidental se centra en los atentados terroristas acaecidos en Europa y en asuntos sobre la continua y descontrolada migración de musulmanes de África y Asia a Europa Occidental. “La omisión por parte de la Iglesia de las matanzas y el sufrimiento de sus fieles es lamentable» En lugares como Líbano y Siria, donde nacieron y se expandieron las iglesias orientales de varias denominaciones que se arraigaron allí por siglos, entre ellas, la maronita, la melquita sirio-católica o la apostólica armenia, están siendo diezmadas por el islamismo. Bajo la dominación islámica, los cristianos y judíos sometidos al islam que se negaron a la conversión debían pagar un impuesto que evitaba que fuesen sacrificados por los musulmanes. El impuesto, denominado yizya –en lengua árabe–, fue reimplantado por el ISIS en junio de 2014. Estos cristianos se han ganado un espacio en nuestras pantallas de televisión y nuestros periódicos; espacio que han pagado con su sangre y su sufrimiento. Su tragedia arroja luz sobre nuestro suicidio moral. “Esta es la gran paradoja: uno acusa a Occidente de querer imponer sus valores, pero la verdadera tragedia es su incapacidad para transmitirlos (…) A veces tenemos la impresión de que los occidentales se han apropiado definitivamente del cristianismo (…) y que se dicen a sí mismos: nosotros somos los cristianos, y el resto es solo un vestigio arqueológico destinado a desaparecer. Las amenazas a los pandas causan más emoción” que las amenazas de extinción que se ciernen sobre los cristianos en Oriente Medio.
Algunos de los asirios se consideran descendientes directos de la civilización de mismo nombre, mientras que otros se identifican como arameos. Originarios de Mesopotamia, y actualmente distribuidos por los territorios de Siria, Irak, el este de Turquía e Irán, con una enorme diáspora que se extiende por el resto de países de la región, además de EEUU y Canadá, los asirios constituyen una comunidad de más de más de cuatro millones de personas. En un esfuerzo por diferenciarse étnicamente de los árabes, turcos o kurdos, los asirios se autodefinen como siríacos —una denominación lingüística que los señala como hablantes de una serie de dialectos derivados del antiguo arameo—. Esto es un denominador común tanto para los seguidores de la Iglesia ortodoxa siríaca, la Iglesia católica siríaca, del rito caldeo —la llamada “Iglesia del este”— y de otras tantas comunidades cristianas de la zona que utilizan la lengua siríaca en sus ceremonias. Sumando a todas las comunidades de Oriente, los cristianos conformaban cerca de 15 millones de personas en 2017, lo que significa que la población cristiana de la región es menos del 4% del total. Algo preocupante considerando que eran el 20% hace un siglo y que, por primera vez en la historia, hay más cristianos originarios de la región fuera de ella que dentro, y su población se encuentra en declive. Alrededor de 180.000 cristianos habitan el Estado de Israel —el 80% de ellos de origen árabe o palestino—, lo que supone un 2% de la población del país. A ellos se suman el 1% de cristianos de Cisjordania y Gaza, que conforman un total de 50.000 personas. A orillas del Nilo viven unos 10 millones de cristianos, en su mayoría coptos, lo que supone el 10% de la población egipcia. Se calcula que hasta un 35% de la población libanesa, o 1,5 millones de personas, es cristiana.
Pero son los casos de Irak y Siria los que presentan unas dinámicas más preocupantes. Hasta 2,5 millones de cristianos vivían en Siria antes del estallido de la guerra civil, lo que suponía más de un 10% de la población total del país. No obstante, se calcula que, a raíz del conflicto, hasta 800.000 de ellos puede haber abandonado el país, lo que supone entre el 30 y el 40% del total. En Irak el drama de la guerra también se ha ensañado con la población cristiana. Desde la invasión estadounidense en 2003, cuando los cristianos iraquíes sumaban 1,5 millones de personas, más del 80% han abandonado su tierra. Se calcula que eran unos 490.000 en 2011 y en 2017 se habían reducido ya hasta los 250.000, algo más del 1% de la población. Solo en la ofensiva del Dáesh en 2014, más de 100.000 cristianos fueron obligados a abandonar los hogares que habitaban desde hacía siglos. En el resto de países de la región hay unos 120.000 cristianos en Turquía; 250.000 en Jordania; hasta 350.000 en Irán; cerca de 40.000 en Libia; alrededor de 100.000 en Baréin, en su mayoría extranjeros; 800.000 en Kuwait; cerca de 200.000 en Omán; más de 200.000 en Qatar; 1,8 millones en Arabia Saudí; algo más de un millón en Emiratos Árabes Unidos y unos pocos miles en Yemen. Al contrario que en resto de la región, en los países del Golfo Pérsico el cristianismo está incluso aumentando, un proceso motivado especialmente por la inmigración de trabajadores desde Filipinas y otros países del sudeste asiático.