Brevísima relación de la destrucción de las Castillas y de España
Juan Pablo Mañueco
Oigo, tierra, tu aflicción
y escucho que se ha cubierto
de silencio triste y muerto
tu pecho y tu corazón.
Sobre tu invicto pendón
veo que flotan millones
de insignias de otras regiones,
cuyo mérito es menor
y hoy se siente tu color
es sólo el de las traiciones.
Lloras porque te faltaron
enteramente al respeto
y al abandono completo
todos hoy te condenaron
porque tu gloria admiraron
y no les llegó la suya
a parecerse a la tuya
ni de lejos, pues lejana
quedó su fortuna vana
donde apenas valor bulla.
Do quiera la mente mía
su mirada presta eleva
no halla siquiera una gleba
huérfana a tu valentía.
Desde la cima bravía
que el sol de Indias tornasola
hasta océanos donde ola
la bandera de Castilla
-roja, blanca y amarilla-
sembró y llenó de aureola.
Tres décadas cual ninguna
entre año mil cuatrocientos
noventa y dos los alientos
inician de tu fortuna.
Todo mar o tierra alguna
mil quinientos veintidós
ya pende del intradós
de la Historia de Corona
de Castilla, que blasona
no dejar la sal en pos.
De una potencia europea
a la potencia mundial
con treinta años en total
se consuma la tarea.
Castilla es una marea
que da prima Vuelta al Mundo
sobre el piélago profundo
de océanos descubiertos
y continentes cubiertos
por su enseña, que allí ondea.
La Casa de Austria luego
te uncen a sus belicismos
para imponer austracismos
a sangre, a hierro y a fuego.
Te obligan seguir el juego
de dinastía extranjera
que por ti nada sintiera:
tierra a quien brear a impuestos,
y para cubrir con restos
humanos por ahí afuera.
Oigo, tierra, tu aflicción
y escucho que se ha cubierto
de silencio triste y muerto
tu pecho y tu corazón.
Sobre tu invicto pendón
veo que flotan millones
de insignias de otras regiones,
cuyo mérito es menor
y hoy se siente tu color
es sólo el de las traiciones.
Casa de Borbón también
te trata a ti injustamente,
peor que a resto de gente
prosigues de ellos rehén.
Comienza a ser terraplén
lo que ya se abre ante ti,
y el mercado hispano así
ya queda para los otros.
Va hundiéndose en nosotros
rojo pendón carmesí.
Surge la moderna España
tan enorme y liberal
que el BOE dicta total
la voluntad de Triespaña.
Todo para ella rebaña,
y los demás a morir
para injusticias abrir
aún más injustamente.
Desigual sea la gente
¡Emigren los sin vivir!
¿Liberalismo…? ¡No hay tal!:
Sea el mercado cautivo
español, pues que prohíbo
toda importación real.
Sea España principal
colonia de esta Triespaña
que todo por sí lo araña,
y medre mero maquinismo
torpe, si liberalismo
dejara entrar lo industrial.
XIX así centuria
y la del XX que sigue,
el cual a Triespaña abrigue
y al resto trate con furia.
Colonias en su penuria
económica. El Poder
sólo a tres deja comer.
Lo restante sangra perverso
deja España en su reverso
de cómo debiere ser.
España está ya vaciada,
las Castillas destruïdas,
son políticas suicidas
porque las dejan en nada.
Y tras pasarlas a espada
se atreven a perorar
que ya bajan el pulgar.
-¡Muerte a la España vacía,
más muerte aún todavía!,
dice España franquiciada.
Oigo, tierra, tu aflicción
y escucho que se ha cubierto
de silencio triste y muerto
tu pecho y tu corazón.
Sobre tu invicto pendón
veo que flotan millones
de insignias de otras regiones,
cuyo mérito es menor
y hoy se siente tu color
es sólo el de las traiciones.
Como cáscara se tira,
como corteza ya seca,
como una colonia hueca
con desprecio se la mira.
¡Se alce su altar y su pira
que hasta su nombre se avienta
hasta en eso puesta en venta!
Termine aquí la brevísima
de la antaño tan fortísima
destrucción para Castilla.
Lope, Quevedo, Cervantes
besan aún su mejilla.
¡Ruega tú en propia capilla
que tenga más adelantes
y se levante Castilla!
Juan Pablo Mañueco
Nacido en Madrid en 1954. Licenciado en Filosofía y Letras, sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid