Podemos-Izquierda Unida: racismo y judeofobia de raíz comunista

La coalición supuestamente liderada por Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, Alberto Garzón etc. es heredera de una larga tradición de odios

 Antonio José Chinchetru

IU y Podemos ocultan y maquillan su homofobia, pero muestran de forma abierta su racismo y su judeofobia.

La decadencia de Izquierda Unida es algo que no se le puede ocultar ni a sus más fanáticos dirigentes o afiliados. De ser una “coalición-máscara”, usada por el Partido Comunista para presentarse a las elecciones, se ha visto reducida a un triste apéndice de Podemos (grupo donde se dan la mano comunismo y altas dosis de neofascismo). Esa decadencia, sin embargo, no le impide seguir siendo coherente con algunos de los prejuicios propios del totalitarismo de la hoz y el martillo.

Siguiendo la vieja táctica de los partidos marxistas, en IU no dudan en mentir sobre algunos de sus tradicionales odios. La formación de Alberto Garzón se muestra como una organización gayfriendly, adoptando la bandera del arcoíris para su logotipo o proclamándose defensor de los derechos de los homosexuales en la actualidad o en el pasado. Ocultan que la auténtica tradición comunista es terriblemente homófoba. En Cuba, por ejemplo, durante muchos años los gays (como muchos otros, considerados “elementos asociales”) fueron encerrados y torturados para su “reeducación” en los campos de concentración llamados UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción).

El castrismo es y sigue siendo (aunque oficialmente envíe el mensaje contrario) coherente con la tradición marxista, en todo tiempo y lugar, de considerar la homosexualidad una muestra de debilidad y “un vicio burgués”. El comunismo español no es diferente al del resto del mundo, su historial es tan homófobo como el de sus correligionarios de otros países, por mucho que ahora vendan un mensaje distinto y haya gays en sus filas o incluso también entre sus dirigentes.

IU oculta y maquilla su homofobia, pero muestra de forma abierta su racismo y su judeofobia. No proclama que es racista y judeófoba, de hecho se vende como todo lo contrario, pero en sus hechos lo demuestra abiertamente. La mejor prueba es uno de los carteles usados para protestar contra la visita de Obama a España. En el dibujo, la formación del “vigilante del Muro”, Alberto Garzón, refleja todos los mitos antisemitas tradicionales a la perfección.  Se muestra un judío estereotipado (kipá y tirabuzones incluidos)  apegado al dinero y agresivo (las explosiones que hay a los pies de él y Obama lo retratan de esa manera).

Izquierda Unida ya ha dado en el pasado sobradas pruebas de su judeofobia (aunque lo llamen antisionismo, no deja de ser antisemitismo). Forma parte de la más vieja tradición comunista, la URSS fue uno de los regímenes más antisemitas y el propio Marx fue un autor que fijó por escrito muchos de los mitos contra los judíos típicos del siglo XX. No resulta, por tanto, sorprendente la estética antijudía del cartel en cuestión. Sin embargo, sí es una novedad la evidente exposición de racismo en el dibujo.

El personaje que representa a Obama no se parece en nada al presidente de EEUU, excepto por el tono de la piel. IU muestra un negro perfectamente estereotipado, con gruesos labios, sonrisa bobalicona y gran nariz. Es un retrato más próximo al imaginario racista de la primera mitad del siglo XX que otra cosa. Pero, aunque sorprenda esta evidente exposición de supremacismo blanco, no tiene nada de novedoso en el fondo.

El comunismo ha sido una ideología racista desde su mismo nacimiento. En la cosmovisión de Marx los pueblos blancos eran superiores al resto, e incluso entre los europeos también había escalas. Para él, los alemanes eran superiores a los eslavos y los húngaros o a los españoles e italianos, por ejemplo. No acaba la cosa ahí, no ha habido régimen comunista que no haya sido racista, si ha tenido oportunidad de serlo. El mejor ejemplo lo encontramos, una vez más, en esa Cuba cuya dictadura es un referente para los marxistas y otros izquierdistas españoles.

El régimen de los Castro se proclama en su propaganda contrario al racismo, pero lo practica en grado extremo. Encontrar algún negro o mulato entre los dirigentes del Estado, el Partido Comunista o el Ejército (que vienen a ser lo mismo) es misión casi imposible. Las pieles oscuras están reservadas para la música y espectáculos coloridos dedicados a la propaganda o el solaz del turista. Pero hay algo incluso más significativo. Como norma general, el disidente con ascendencia africana es tratado mucho peor que el descendiente de europeos (que de por sí recibe un trato que sólo puede ser tachado de criminal). Al opositor de color no se le perdona que rompa el discurso según el cual “la revolución ha convertido a los negros en humanos” (frase real escuchada en Cuba y tremendamente racista de por sí).

La exposición de racismo es, por tanto, la única novedad en el cartel de Izquierda Unidad. El desprecio e incluso la fobia a razas diferentes a la propia es algo que practican la mayor parte de los comunistas con independencia de épocas y países. La coalición supuestamente liderada por Alberto Garzón es heredera de una larga tradición de odios. Estos van desde los repasados en este artículo a otros como el dirigido contra los creyentes cristianos (los católicos en el caso español) o contra los comerciantes, con independencia de que sean Amancio Ortega o el tendero de la esquina.

El comunismo habla de amor, pero se basa en el odio, y no duda en azuzarlo cuando cree que puede sacar provecho de él.

Antonio José Chinchetru
Juandemariana.org – Antonio José Chinchetru

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