A las élites españolas: ¡despertad!
Gonzalo Figar
«Todavía es posible darle la vuelta a la situación y reconstruir este proyecto de España que representa la libertad, la fortaleza, la unión, la prosperidad y el crecimiento»
Vosotros, presidentes y consejeros del Ibex; banqueros y empresarios de éxito; presidentes de instituciones y organismos de prestigio; vosotros, en definitiva, que tenéis poder e influencia en España: España va mal. España corre peligro existencial como proyecto de libertad, unidad y prosperidad. Y es culpa vuestra.
Nunca habéis mostrado interés, ni dedicado tiempo, ni mucho menos recursos, a la política. Desdeñabais la política y a los políticos, lo denigrabais como una ocupación de segunda, mientras vosotros os centrabais en lo ‘importante’: crear riqueza.
De vez en cuando criticabais las ocurrencias de los gobernantes, reprochabais su nivel y sus tonterías, pero seguíais sin hacer nada, convencidos de que el impacto que podrían tener en vuestras empresas y vuestras vidas era limitado. Estabais convencidos de que, por muchos despropósitos que hicieran, vosotros y vuestras fortunas siempre estaríais a salvo de un futuro incierto.
Os habéis arrimado y coqueteado con el gobierno de turno, dando igual los valores, ideología o fibra moral del que gobernase. Sólo os ha interesado comprar algunas páginas de BOE, en vez de luchar por un sistema donde el BOE tuviera importancia marginal.
Contratabais en vuestras empresas a politicuchos de tercer nivel, que no reunían ningún mérito salvo algún número de teléfono en su agenda; politicuchos que, por su apoyo y aquiescencia con políticas nefastas y destructivas, merecían el ostracismo social y económico pero que, en cambio, vosotros habéis elevado en estatus y riqueza.
No entendisteis el inmenso poder de las televisiones y los medios para manipular a la masa –masa que, por si olvidáis, son vuestros consumidores-. Vuestro desinterés os llevó a nunca intentar construir unos medios con un mensaje alternativo al progresista. En consecuencia, el panorama mediático español está dominado por una izquierda sectaria, que de puro resentimiento odia todo lo que vosotros representáis.
¿Os extraña que la gente vote al socialismo, que crea que los empresarios explotan a los trabajadores, que los ricos son malos? ¿Qué esperáis, si es lo único que han escuchado en sus vidas, los únicos valores que han visto en la tele, en las series, en YouTube?
No sólo en medios; nunca habéis invertido ni siquiera un poquito de vuestro capital en apoyar causas, movimientos o plataformas políticas o sociales alineadas con valores que os puedan representar mejor. Hay una narrativa cultural que domina, la izquierdista, y los pocos que luchan contra ella no han contado con vuestro apoyo para defender una España distinta, una España mejor.
En cambio, los pocos fondos –corporativos– que sí habéis destinado a causas con mayor carga política han venido determinados por agendas que os habéis dejado imponer desde fuera, sin que hayáis hecho un mínimo examen crítico.
Mantenéis a flote, con vuestros créditos o vuestra publicidad, medios progresistas que no dudarían en condenaros a la hoguera, porque fundamentalmente os odian; financiáis series, documentales y películas que únicamente representan un sesgo político y cultural.
Vuestras empresas se han convertido en meros peones de una agenda que no representa ni vuestros valores, ni las necesidades de vuestra empresa. Apoyáis proyectos de ESG y cambio climático porque están de moda, porque en Twitter os critican, o porque el Sr. Fink lo desea, sin pararos a pensar en cómo de prioritarios, útiles o recomendables son.
Vuestros departamentos de Recursos Humanos hacen apología del activismo LGTBI y, más recientemente, de la agenda trans; las banderas y los pronombres pueblan todas las biografías de sus perfiles en redes. Os exigen, y aceptáis, que contratéis por cuota, no por méritos, capacidad o carácter.
«Habéis dejado que se imponga una narrativa cultural dominante, un conjunto de lugares comunes que muchos españoles asumen y ya dan por hecho, sin discusión»
Y ¿cuáles son las consecuencias de haber dejado todo interés político en manos de otros?
Habéis dejado que gente que odia todo lo que representáis se haga con el poder político y cultural. Gente que sólo tiene resentimiento hacia vosotros. Gente que no cree en ninguno de vuestros valores. Gente que no cree en la libertad, ni en el mercado, ni en la meritocracia, ni en España, ni en Dios, ni en la familia.
Habéis dejado que se imponga una narrativa cultural dominante, un conjunto de lugares comunes que muchos españoles asumen y ya dan por hecho, sin discusión. Una narrativa que presupone que la izquierda es noble, defensora de los trabajadores y los vulnerables, mientras que la derecha es autoritaria y defiende a los poderosos. Que la izquierda es tolerante y abierta, y la derecha fascista. Que lo público es bueno y lo privado malo.
Habéis dejado que España se haya convertido en una tierra donde las oportunidades económicas parecen estar en constante retroceso. Donde ya no se puede decir con confianza que la siguiente generación vaya a vivir mejor que sus padres y abuelos.
Habéis conseguido que toda una generación esté creciendo desencantada y desconectada de los valores que hicieron libre y próspera a España y Occidente. Jóvenes que ven un futuro incierto y se refugian en ideologías que prometen soluciones rápidas, pero falsas.
Habéis dejado que nuestra casa común, nuestro país, esté a punto de fracturarse. Habéis consentido que los nacionalismos periféricos se envalentonen y promuevan un ataque directo contra el marco de libertad, convivencia y pluralidad que tenemos.
Habéis ido admitiendo que los políticos y burócratas vayan inmiscuyéndose en cada vez más aspectos de nuestras vidas; que tengamos que pedir permiso para todo, desde licencias para cualquier cosa o permiso hasta para tener mascota.
¿Creéis que hemos tocado fondo? ¿Creéis que las cosas no pueden seguir empeorando? Os equivocáis.
Esperad a que nacionalicen vuestros bancos o empresas de energía, pues no se podrá permitir que esos sectores estratégicos estén en viles manos privadas.
Esperad a que os roben vuestras fortunas con impuestos sin techo, en nombre de la “justicia social”.
Esperad a que os hagan escraches en vuestras casas, pues os harán responsables de todos los males de la sociedad, culpa de vuestra avaricia y explotación.
Esperad a que pongan el salario mínimo en unos niveles en los que todos vuestros proveedores y clientes se vayan a la quiebra.
Esperad a que Cataluña y País Vasco se independicen y seáis extranjeros en vuestra propia tierra.
Esperad a que vuestros hijos o nietos se declaren trans con 14 años, y os lleguen incluso a quitar la patria potestad si no les ‘afirmáis’, es decir, si no dejáis que arruinen su vida para siempre.
Esperad a que haya barrios enteros de vuestras ciudades donde no pueda entrar ni la policía, porque una masa inmigrante sin ninguna gana de asimilarse a nuestra cultura ha tomado el control.
Esperad a que prohíban la caza, pues es ‘inhumano’ matar animales; y después limiten o prohíban el consumo de carne para “luchar contra el cambio climático”.
¿Reaccionaréis entonces?
Entonces ya será demasiado tarde. Estamos muy cerca de que sea tarde ya.
Pero queda tiempo. Hay una ventana de oportunidad para darle la vuelta a la situación y reconstruir este proyecto de España que representa la libertad, la oportunidad, la unión, el crecimiento.
Pero es necesario que dejéis de ser espectadores; necesitamos que seáis líderes.
Interesaos por la política. Dejad de pensar que vuestros millones y vuestra posición os van a proteger de un futuro que puede ser decadente.
Dejad de bailarle el agua a gobernantes que venderían nuestra patria y nuestra libertad al diablo con tal de seguir en el poder. A gobernantes que ponen en marcha agendas radicales minoritarias, que son destructivas y van a conducir a un futuro peor para todos. Si vosotros, con poder e influencia, os plantaseis, esto se acabaría.
Apoyad movimientos, plataformas o pensadores que defiendan vuestras ideas. ¿Cómo cambiaría nuestro país si hubiera cien, o mil, Cayetanas, Girautas, Rallos, Lacalles con plataforma y financiación para defender las ideas de España y de libertad? ¿Cómo cambiaría si el Instituto Juan de Mariana, FAES, la Fundación Villacisneros o muchas otras fuesen verdaderos gigantes, con músculo para poder, de verdad, influir y convencer?
Financiad series, películas, comedia, arte que no sea maniqueo, que no sea una apología del progresismo, sino que represente otros valores, otra realidad, otro enemigo.
Desterrad de vuestras empresas ideologías que ni vosotros os creéis, y que no están alineadas con ninguna idea de mérito, capacidad o carácter. Ideologías que cada vez más generaciones compran, sin entenderlas bien ni comprender lo dañinas que pueden ser.
España os necesita. Las siguientes generaciones os necesitan.
FUENTE: https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2023-11-09/elites-espanolas-despertad/