CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN
Hoy es 12 de octubre, aniversario del descubrimiento de América por parte de un grupo de ESPAÑOLES guiados por Cristóbal Colón en 1492. La mayoría de españoles y e hispanoamericanos celebran hoy el 531º aniversario de una de las más grandes gestas de los españoles a lo largo de los siglos, si no la que más.
Por supuesto, también nos debe hacer sentir orgullo a los españoles que nuestros antepasados fueran los primeros en vencer a Napoleón, o los únicos en derrotar al Islam, en Lepanto, o los primeros -también- en derrotar al comunismo en 1939, etc.
Sólo los enemigos de España lo lamentan o lo denostan y lo califican con palabras a cuál más despectiva y denigratoria. Excepto algunos ignorantes u odiadores de España, todo el mundo honra a Cristóbal Colón y celebra el descubrimiento de América, un acontecimiento que, sin duda alguna, cambió el mundo, la vida de todos los habitantes del planeta Tierra. En España, tales hechos son recordados por su heroicidad y por su trascendencia y es por ello que el 12 de octubre se celebra el día de la fiesta nacional de España. También es una fiesta importante, importantísima en multitud de lugares de habla hispana, motivo de orgullo… Bueno, también otros celebran lo que ellos denominan «día de los pueblos indígenas» para recordar, según ellos, el trato cruel que los malvados españoles dieron a quienes entonces habitaban «las indias occidentales»… hasta tal extremo fue así que, los territorios que conquistaron y ocuparon los españoles son los únicos en los que aún existen descendientes de aquellos indígenas… En los lugares que no controlaron los españoles «casualmente» no hay «indios» o los pocos que sobreviven lo hacen «en reservas» tal como los «parques naturales», territorios protegidos, donde se pretende evitar que los animales en riesgo de extinción desaparezcan.
La mayoría de los libros de historia afirman que Colón murió pensando que había llegado a islas situadas frente a la India: Japón, Filipinas, etc. Obviamente no es cierto: él sabía perfectamente que había descubierto (para los reyes de España y el cristianismo) un nuevo continente, un nuevo mundo, y posiblemente también era consciente de que la Historia lo aclamaría por ello. Y así fue: el historiador español López de Gomara llamó en 1552, a la llegada de los españoles a América “el mayor acontecimiento en la historia del mundo, excluyendo la encarnación y muerte de Aquel que lo creó”. Y Adam Smith, dos siglos después, escribió: “El descubrimiento de América y el de un paso a las Indias Orientales por el Cabo de Buena Esperanza (la vuelta al mundo emprendida por Juan Sebastián Elcano) son los dos acontecimientos más grandes e importantes registrados en la historia de la humanidad”.
Así es como deberíamos pensar hoy de Cristóbal Colón y quienes le precedieron, no como hombres imperfectos o gobernadores ineptos, todos ellos con sus defectos y sus virtudes -muchas, muchísimas- eran hombres de su tiempo… Su logro permitió a Europa expandirse más allá de sus fronteras, occidentalizando a la mayor parte de la humanidad; acumular riqueza y poder a una escala previamente desconocida y crear las estructuras de la civilización moderna; y alterar la distribución de las formas de vida y transformar la naturaleza como nunca antes en la historia de la Tierra. Eso fue único y transformador y, si no el más grande, grandioso, obra de españoles.
Pues sí: ¡Cuánto hemos progresado hacia la estupidez con los socialistas y comunistas españoles (y con sus cómplices, etarras y separatistas)! En estos momentos en que, el tremendo embuste de la leyenda negra anti-española no necesita ya ni de ingleses, ni de holandeses, ni de italianos <ahora se fabrica en el Palacio de la Moncloa y en la calle Ferraz, promovido por el gobierno social-comunista, apoyado de forma entusiasta por separatistas y etarras>; este 12 de octubre, día de la Hispanidad, Fiesta Nacional, hay que colgar nuestra bandera en los balcones, hacerla ondear en todo el territorio de España…
Quienes en España se hacen llamar intelectuales y únicos representantes del “mundo de la cultura” generalmente, suelen aborrecer todo lo que huela a cristianismo y catolicismo, pero, además tienen también otra particularidad, otra seña de identidad, se trata de su hispanofobia, un profundo odio, una profunda aversión a todo lo que tenga relación con España. Por otro lado, cuando hablan de «cultura» nunca se refieren a la Cultura, con mayúsculas, al conjunto de los conocimientos científicos, literarios o artísticos conocidos; muy al contrario, ellos solamente reconocen como cultura el conjunto de actividades que realiza «el pueblo».
Según la intelectualidad española (aunque les pese lo de “española”), según los progresistas patrios, la Nación Española, España, no existe.
A quienes se hacen llamar intelectuales y únicos representantes del “mundo de la cultura” les importa un bledo, una higa, que los romanos (todavía no se les ha ocurrido decir que deben pedirnos perdón sus descendientes, y que tienen contraída con nosotros una “deuda histórica” que debería reparar, pero todo tiene su tiempo) decidieran hace más de 2.000 años crear una provincia en nuestro territorio, a la que denominaron Hispania. Tampoco les importa demasiado que los visigodos, tras la caída del Imperio Romano de Occidente, crearan el “Reino de España” y decidieran que su capital fuera Toledo; o que los Reyes Católicos (¡Uf, a menudos he tenido la ocurrencia de nombrar!) reyes de Castilla y Aragón, agruparan en una nación llamada España, para siempre, a catalanes, gallegos, extremeños, aragoneses, andaluces, asturianos, etc
¡Qué importa si el señorío de Vizcaya se unió al reino de Castilla voluntariamente hace más de 1000 años!
Poco o nada importan las hazañas de aquellos vascos de nombre Juan Sebastián Elcano, o Legazpi, o Blas de Lezo, al servicio de la Corona Española, del Imperio Español… poco importan los muertos catalanes o andaluces o navarros en el desastre de Annual, o la derrota de Alarcos, o las victorias de las Navas de Tolosa o en la batalla de Lepanto.
Picasso, Dalí, Buñuel, Ortega y Gasset, santa Teresa de Ávila, san Juan de la Cruz, Cervantes, Velázquez, García Lorca, Severo Ochoa, el valle de Arán, la serranía de Cuenca, la sierra Morena, el Teide y el monte Perdido, la Peña de Francia, el Ebro o el Tajo, la mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada, la catedral de Burgos o la Catedral de Santiago de Compostela, las Cortes de Cádiz (y ¡Viva la Pepa!), las guerras carlistas, la primera república, y la restauración monárquica, y la dictadura del General Primo de Rivera, y la segunda república, y la Dictadura del General Franco…. Y por supuesto, también la conquista de América,… la jota, las sevillanas, la muñeira, y la sardana, la tortilla de patatas, el gazpacho, la paella, el pisto manchego, las corridas de toros, Manolete, y “el Cordobés”, y los empalaos de la Vera, las procesiones de Semana Santa, el Betis y el Sevilla, el Atleti y el Real Madrid, y el Barça, y la selección nacional de fútbol, y la RENFE, y la Telefónica, y Zara… y el cierzo y la tramontana… todo ello y mucho más, -aunque ya lo haya mencionado en múltiples ocasiones- es España, pero para quienes se hacen llamar intelectuales y únicos representantes del “mundo de la cultura”, para la izquierda española, y para la derecha boba y los asiduos tertulianos de las diversas televisiones, y hasta para el “hombre del tiempo” de televisión, es solamente “estepaís” o como mucho “el Estado Español”.
Este 12 de octubre, pese a que algunos renieguen de su españolidad, pese a que algunos lo consideren algo rancio, cosa antigua, hasta propio de franquistas y lindezas por el estilo, hasta el extremo de llamarnos “fascistas” seremos muchos los españoles que celebraremos la Fiesta Nacional, en conmemoración de aquel día que unos ESPAÑOLES descubrieron y triunfaron en América, posiblemente una de las mayores gestas, si no la que más, que hayan conocido los siglos, y de lo cual no debemos sentir culpa de ninguna clase, o pedir perdón, sino muy al contrario, es algo de lo que debemos sentirnos muy, pero que muy orgullosos.
El 12 de octubre es día de hacer ondear nuestra bandera, de colgarla de nuestros balcones, de sentirse orgullosos, afortunados de ser españoles, de manifestar claramente que no estamos dispuestos a consentir que unos cuantos, con el apoyo de la izquierda, y la derecha boba y cobarde, destruyan lo que nos legaron nuestros mayores, nuestros ancestros, que no vamos a consentir que destruyan la patria común de todos los españoles.
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