A propósito del «Día del Niño Por Nacer» (25 de marzo)

ANTONIO GARCÍA SÁNCEZ, SECRETARIO DE «ABORTO NUNCA MÁS»

La ONU se creó para mantener la paz y seguridad internacionales, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, lograr la cooperación internacional para solucionar problemas globales y servir de centro que armonice las acciones de las naciones.
La preocupación por los “derechos humanos” fue una de las razones principales para la creación de las Naciones Unidas.
Insisto: Derechos Humanos.
Cuando la mayor organización mundial recomienda a todos los países promover el aborto hasta momentos antes del parto como un “derecho humano”; cuando su brazo sanitario, la Organización
Mundial de la Salud, asegura que las objeciones de conciencia son indefendibles, afirmando que existe una obligación de derechos humanos de garantizar que la objeción de conciencia no obstaculice
el acceso a servicios de aborto de calidad… algo diabólico está pasando, algo huele a podrido en el mundo.

Cuál es el origen del Día Mundial del Niño por Nacer?


Cuando las personas de buena voluntad alzan sus voces gritando con justicia, el “no a la guerra”, pero olvidan que la mayor masacre, el mayor genocidio de la historia de la humanidad, el que más víctimas inocentes se cobra diariamente es el aborto intencionado, demasiadas “buenas voluntades” están siendo cómplices del más despreciable de los crímenes, con su silencio, su ignorancia, su indiferencia o su cobardía.
Y si bien el aborto no es tema que se ciña a las religiones, sino más bien algo que compete a toda persona de buena voluntad, creyente o increyente, cargo especial responsabilidad a los católicos
inmersos en el pasotismo y la indiferencia, cuando no en la propia adhesión al movimiento abortista, que los hay.
Amigos, como se suele decir vulgarmente “o somos o no somos”.
En este asunto no caben las medias tintas.

O luchamos con todas nuestras fuerzas contra esta locura exterminadora, o pereceremos.
¡Que cada cual se las entienda con su propia conciencia!
Termino con un poema del poeta español Gaspar Núñez de Arce:
¡Conciencia nunca dormida,
mudo y pertinaz testigo
que no dejas sin castigo
ningún crimen en la vida!
La ley calla, el mundo olvida;
mas ¿quién sacude tu yugo?
Al Sumo Hacedor le plugo
que, a solas con el pecado,
fueses tú para el culpado
delator, juez
y verdugo.

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