Miguel González (Málaga, 62 años) ha seguido a Vox desde su entrada en la escena política. Periodista de larga data con más de tres décadas en el diario El País, González es el autor del libro “VOX S.A., El negocio del patriotismo español” (Península), en el que analiza la estrategia de la formación política desde su nacimiento hasta hoy. Con paciencia, trabajo y constancia, González se ha adentrado en las sombras del partido. Como sus cuentas, repletas de millones de donaciones de dudosa procedencia o de tratos cuestionables con sus grupos municipales; o su democracia interna, dilapidada paso a paso desde 2020; o su aspecto más desconocido, la relación con la secta El Yunque.
Miguel González disecciona las entrañas de Vox y pone la lupa sobre la opacidad de las cuentas de la formación de Abascal, que funciona como un búnker hermético y sin atisbo de democracia interna.
Se habla mucho del chalet de Pablo Iglesias, pero no tanto del casoplón que Santiago Abascal se ha podido pagar sin cotizar nunca fuera de la política. El líder de la formación que dice representar a “la España que madruga” ya cobraba 6.000 euros mensuales cuando Vox era un partido minúsculo, al que llegó tras vivir de un ‘chiringuito’ muy bien remunerado creado por Esperanza Aguirre. “Más que un partido, Vox es una empresa”, es la tesis que Miguel González desgrana en su libro. Hemos conversado con él.
– ¿Cómo le gustaría que fuese percibido el libro “Vox S.A. El negocio del patriotismo español” por muchas de esas personas que apoyan ciegamente a esta formación, se diga lo que se diga?
Me conformo con provocar una reflexión. Creo que muchas de las personas que apoyan a Vox, y también de quienes lo rechazan, lo hacen en base a prejuicios, sin conocerlo en realidad. Pretendo aportar datos para que cada uno saque sus propias conclusiones, que no tienen por qué ser las mías. Yo expongo mi opinión en el epílogo, pero cada lector puede escribir el suyo propio.
– ¿Qué van a encontrarse los lectores en tu libro y que hasta ahora no ha sido revelado?
Si has seguido a Vox con detalle, quizá no haya muchas revelaciones que te sorprendan. Si solo lo has hecho superficialmente, casi todo te sonará nuevo. Lo importante, yo creo, es la perspectiva: desmontarlo pieza a pieza, analizarlo por dentro, y darte cuenta de que, detrás de los discursos de retórica inflamada y golpes de pecho, hay una maquinaria engrasada que funciona como una empresa al servicio de su núcleo dirigente.
– Algunas personas –casi siempre afiliados desencantados- se han referido a VOX como una estafa piramidal con esquema de Ponzi. ¿Coincide con tus investigaciones?
La estafa es un delito y nunca acusaría de un delito sin pruebas, pero muchos han podido sentirse estafados al saber, por ejemplo, que en 2015, cuando los militantes de Vox entregaban generosamente al partido su esfuerzo y sus horas libres. Abascal cobraba 6.137 euros brutos al mes, lo que equivalía a un tercio de las cuotas de los afiliados.
– A muchos afiliados de VOX, al menos de los originales, que dicen valorar el principio de mérito y capacidad, les decepcionó conocer el recorrido personal y profesional de Abascal, Espinosa u Ortega Smith. ¿Has descubierto en alguno de ellos mérito y capacidad especiales, o solo sueldos a costa del erario público y condenas judiciales por impago de deudas?
No me gusta descalificar a nadie pero reconozco que el único dirigente de Vox que me produce profunda admiración es José Antonio Ortega Lara.
– Los diputados de VOX en Murcia, que han derrotado al partido ya dos veces en los tribunales, una en el procedimiento de su expulsión y otra en el de la expulsión de su portavoz en Cartagena, Gonzalo Abad, recibieron multitud de reproches e insultos del partido cuando uno de ellos entró en el gobierno de Murcia con el PP. Sin embargo, ahora VOX se ufana de su entrada en el gobierno de Castilla y León. ¿Qué ha cambiado en este tiempo?
Sinceramente, creo que a Abascal nunca le ha interesado demasiado Murcia y tampoco Castilla y León. Creo que su objetivo es llegar a La Moncloa, como vicepresidente de Feijóo, y su estrategia en Castilla y León solo persigue convencer al nuevo líder del PP de que le acepte como socio de gobierno.
– En alguna ocasión has dicho que las ideas de VOX te parecen peligrosas. ¿No crees que en realidad sabemos muy poco de esas ideas? Hasta ahora solo conocemos las 100 consignas, que además no parecen inamovibles, cuando interesa.
Creo que Vox modula sus ideas en función de la popularidad que tengan. Por ejemplo, defiende el aborto cero, lo que supone no aceptarlo en ningún supuesto, ni siquiera en caso de violación. El vicepresidente político del partido, Jorge Buxadé califica el aborto de “homicidio planificado”; es decir, un delito. Pero Vox elude aclarar si quiere reintroducirlo de nuevo en el Código Penal, para no perder votos.
– En tu libro vinculas a VOX con El Yunque. ¿Piensas que es una relación verdaderamente relevante, o simplemente es uno más de los muchos contactos estratégicos que el partido ha ido buscando y abandonando a conveniencia?
Es difícil saberlo. Una de las aportaciones del libro es desenterrar el acta fundacional de una asociación, la Asociación del Bien Común España, en la que sus fundadores reconocen que son la filial española de El Yunque. Su tesorero fue candidato de Vox al Parlamento de Cataluña. Por tanto, ese vínculo está demostrado. El problema es que Vox, que es un partido nuevo y, por tanto, debería defender la transparencia y la regeneración de la clase política, ha hecho bandera de la opacidad, defendiendo un extraño derecho a la privacidad de los diputados, que son nuestros representantes, y ocultando sus vínculos con ONG y asociaciones de todo tipo. En esas condiciones, todas las sospechas son legítimas.
– Has hablado en alguna otra entrevista del respeto a las personas que de buena fe creyeron en VOX.
Los votantes de Vox me merecen el máximo respeto y creo que tienen todo el derecho a defender sus ideas. Para mí, el peligro para la democracia está en querer imponer a todos tu propia concepción moral, lo que puedes hacer mediante la persuasión pero nunca la coacción, y eso me vale tanto para el burka como para la eutanasia. Y también se ataca a la democracia cuando se bloquean los mecanismos que hacen posible la alternancia en el poder. Las sucesivas vueltas de tuerca que Abascal ha dado a los estatutos de Vox hacen imposible, a día de hoy, que nadie pueda plantearse siquiera disputarle el liderazgo. El último que lo intentó está fuera del partido.
– Hay quienes estiman que VOX no puede convertirse en un partido conservador serio y moderno y que el PP no quiere hacerlo, instalado en la social-democracia. ¿Piensas que habría lugar en la sociedad española para un partido conservador con esas características, o hay que resignarse a Vox y PP?
Creo que el éxito de un proyecto político no depende tanto de su bondad como de su oportunidad. Paradójicamente, la invasión de Rusia ha agigantado a Zelenski quien, en circunstancias normales, quizá hubiera sido un presidente mediocre. Vox capitalizó el malestar generado por el proceso independentista catalán en amplios sectores de la sociedad española simplemente porque estaba ahí, en el lugar y momento oportuno. Si Vox decepciona a sus afiliados, y el año pasado se dieron de baja 10.000, según las cuentas oficiales del partido, alguien los recogerá.
– Comienzas tu libro con una detallada reflexión acerca del fascismo; de entre las ideas –o consignas- de VOX, cuáles consideras que son las más fascistas? ¿Querer replantear la organización territorial del estado y suprimir las autonomías? ¿Dar cumplimiento a una ley de extranjería que originalmente formuló el PSOE y luego modernizó el PP? ¿La absoluta inexistencia de democracia interna, como en el PSOE?
Yo no califico a Vox de fascista, porque creo que su política económica ultraliberal tiene poco que ver con el fascismo clásico y porque, además, sería un anacronismo histórico. Pero sí es cierto que, en mi opinión, hay tres doctrinas que, a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, han puesto la ideología por encima de las personas. Una es el yihadismo, que deshumaniza la religión; otra el comunismo, que entroniza al Estado; y otra el ultranacionalismo, que sacraliza la Nación. Yo creo que las ideologías deben estar al servicio de las personas y no al revés.
– Te has adentrado en las tripas de Vox para contar lo que ningún otro periodista ha hecho. Todo son alusiones en torno a los posicionamientos de Vox sobre determinados asuntos -lo que dudo que tenga un impacto negativo para el partido verde- pero en cambio apenas ha habido periodismo de investigación como, por ejemplo, sí hubo con Podemos o con los dos grandes partidos nacionales. Por consiguiente, ¿tiene Vox en la prensa, tanto la conservadora como la progresista, a su mayor aliado?
Creo que el mejor aliado de Vox son las ideas preconcebidas. Alguien dice que Vox es fascista o de extrema derecha y ya no se preocupa más. Pero eso a Vox no le hace ningún daño. Al contrario, Sus dirigentes dicen “ladran, luego cabalgamos”. Y tienen razón. No se tienen que molestar en explicar lo que hacen. Por ejemplo, por qué han montado una fundación para cobrar subvenciones públicas, Disenso, cuando ya tenían otra fundación, Defensa de la Nación Española (Denaes), de la que nació precisamente Vox.
– ¿Qué opinas sobre la ruptura interna en Vox Málaga?
Tengo la impresión, y algo más que la impresión, de que a Vox no le importaría quedarse sin afiliados porque ya no los necesita, ahora le basta con las subvenciones públicas y las contrataciones externas.
– Las encuestas coinciden en apuntar una importante subida al PP y un estancamiento a Vox. ¿Qué recorrido electoral tiene Vox por delante? ¿Terminará siendo fagocitado por el principal partido de la oposición?
Es difícil hacer pronósticos. Hace pocas semanas nadie preveía la caída de Casado y no hablemos de la pandemia, el volcán de La Palma o la invasión de Ucrania. El futuro de Vox depende más de los errores de los demás que de sus aciertos, como sucede siempre en política. Pero es verdad que ha construido una estructura que, como los artefactos burocráticos, intentará perpetuarse todo lo que le sea posible en su propio beneficio.
– Por último, ¿has sufrido amenazas tras la publicación de tu libro?
Nada digno de mención y, si lo fuera, tampoco lo mencionaría. Los periodistas no somos protagonistas, solo testigos.
FUENTE: https://www.alertadigital.com/2022/04/22/entrevista-al-periodista-miguel-gonzalez-autor-del-libro-vox-s-a-abascal-ya-cobraba-6-137-euros-brutos-al-mes-en-2015-lo-que-equivalia-a-un-tercio-de-las-cuotas-de-los-afiliados/
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