Margarita Ortiz-Tallo
La infancia, adolescencia y juventud son etapas en las que existe un alto riesgo de ser víctima de abusos y agresiones sexuales. La prevalencia de estas experiencias en España ha sido objeto de reciente investigación, con los resultados publicados en revistas internacionales de prestigio durante el año 2021. No obstante, es importante destacar que lo que se divulga en publicaciones en inglés, de alcance internacional para investigadores, no siempre llega al público al que más concierne: la sociedad española.
Hoy tengo la valiosa oportunidad de compartir información relevante sobre datos específicos de España relacionados con investigaciones cruciales. Se han publicado dos artículos que presentan conclusiones detalladas de las investigaciones realizadas por el equipo liderado por Marta Ferragut, Margarita Ortiz-Tallo y Mª José Blanca. Estos estudios fueron publicados en revistas científicas de renombre internacional, el Journal of Interpersonal Violence y el International Journal of Environmental Research and Public Health, durante el año 2021. Los dos artículos se titulan en su traducción al español «Prevalencia de abuso sexual infantil en España. Un estudio con una muestra representativa» y «Víctimas y perpetradores de abusos sexuales infantiles. Experiencias abusivas con contacto y penetración«.
En el marco de este extenso estudio se realizaron preguntas acerca de 10 tipos de experiencias relacionadas con el abuso sexual a un grupo de personas adultas que representan a la población española. Para garantizar la adecuada representación, se seleccionaron mujeres y hombres de diversas edades y regiones de España. Así se reflejaría fielmente la proporción demográfica del país en su conjunto. Cabe destacar que la elección de entrevistar a personas adultas se basó en consideraciones éticas, ya que no está permitido cuestionar a menores de la misma manera sin la debida autorización de sus progenitores.
En el estudio, se han extraído conclusiones impactantes. Hoy quiero destacar algunas de las que personalmente me han conmovido más profundamente. A pesar de haber tenido la oportunidad, durante mi carrera profesional, de atender numerosas historias que relatan abusos infantiles, este triste fenómeno sigue siendo tan impactante que me resulta difícil encararlo sin sentir una profunda alarma. Estamos frente a un problema genuinamente grave.
A continuación, compartiré datos sobre a quién afecta, en qué proporción, a que edad se producen los primeros abusos y con qué frecuencia se dan los abusos sexuales con penetración. Este problema afecta de manera indiscriminada a todos los estratos sociales y niveles educativos, tanto a niñas como a niños. Sin embargo, es importante destacar que las niñas experimentan un mayor índice de incidencia en 8 de las 10 categorías de experiencias abusivas analizadas. De hecho, un alarmante 41% del total de las personas encuestadas, independientemente de su género. Es decir, 2 de cada 5 personas consultadas, admitieron haber sufrido uno o varios tipos de abusos sexuales.
La etapa de mayor vulnerabilidad para sufrir abuso se ubica entre los 6 y 8 años. Posteriormente, existe un incremento en el riesgo de agresión sexual durante la adolescencia, específicamente a partir de los 16 años. Además, se observa que un porcentaje considerable de personas recuerda haber experimentado abusos sexuales en la primera infancia, cuando eran muy pequeñas, incluso antes de cumplir los seis años.
Los abusos y agresiones sexuales con penetración durante la infancia o adolescencia son las experiencias menos frecuentes entre las 10 categorías analizadas. Esto podría parecer una buena noticia a primera vista, pero, desde mi perspectiva, sigue siendo sumamente alarmante. El porcentaje, aunque menor, sigue siendo inaceptablemente alto. Sí, un 2,8% de la población, lo que equivale a decir que 1 de cada 35 personas afirma haber sufrido agresiones sexuales con penetración cuando eran menores.
Para ilustrar la magnitud de este problema, basta con imaginar un grupo de niñas y niños en una escuela. El alcance de lo que se considera el tipo de abuso más grave y violento es asombroso. Además, resulta llamativo que no existan diferencias significativas entre niños y niñas en términos de la frecuencia con la que han experimentado esta atroz experiencia. Ambos géneros han sido víctimas en proporciones similares.
Las consecuencias de estas agresiones son tan devastadoras que debería ser una prioridad garantizar una información y formación adecuada. Esto es especialmente relevante para los profesionales de la psicología, medicina, educación, judicatura, abogacía, fiscalía, mediación y cualquier persona adulta que pueda entrar en contacto con las víctimas o los agresores. El principal objetivo de este artículo es informar y concienciar a la comunidad, motivándola a estar preparada y a colaborar en la solución de este grave problema.
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