Ahora sí, hay mayoría provida en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de Norteamérica.
Cuidado con el plan fraudulento de Joe Biden para elevar de nueve a doce el número de magistrados y así garantizar el control progresista.
Tras una épica batalla de semanas, Amy Coney Barrett ha sido confirmada como magistrada del Tribunal Supremo de Estados Unidos. La votación final tuvo lugar anoche en el Senado, con el resultado de 52 votos a favor por 48 en contra. Todos los senadores republicanos, con la excepción de la senadora republicana progresista por Maine, Susan Collins, votaron a favor de la confirmación de Barrett, mientras que todos los senadores demócratas votaron en contra. Barrett se convierte en la quinta mujer en la historia en ser elevada al más Alto Tribunal del país y la tercera magistrada designada por Donald Trump, después de Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh.
Lo que han tenido en común los tres magistrados designados por Donald Trump, ha sido el linchamiento que han sufrido durante su proceso de designación por parte del poder mediático y de la oposición demócrata. Si Gorsuch fue calificado como “radical y fanático ultraconservador”, y Kavanaugh fue sometido a falsas acusaciones de agresión sexual, en el caso de Barrett, el motivo de persecución ha sido su fe cristiana.
Llegan tiempos oscuros para la independencia judicial si Joe Biden es elegido presidente
Católica, madre de siete hijos y contraria al aborto, son credenciales que han desatado el odio por parte del agresivo y anticristiano Partido Demócrata. Durante el proceso de confirmación, los legisladores demócratas la calificaron de “dogmática”, “reaccionaria” y lindezas semejantes. E incluso tuvieron la osadía de interrogarle acerca de sus creencias religiosas, algo que sería inasumible en tiempos normales en Estados Unidos, un país caracterizado por una estricta separación Iglesia-Estado. Está visto que el laicismo en el seno del Partido Demócrata no se concibe como la neutralidad religiosa propia del Estado americano, sino como odio anticristiano.
El nombramiento de Barrett supone un hito histórico, dado que por primera vez, los progresistas perderían el control ideológico del Tribunal, que pasaría ahora a tener una ajustada mayoría de cinco a cuatro a favor de los conservadores. Desde los medios de comunicación, se han encargado de denunciar con escándalo y preocupación que el nombramiento de Barrett supone la ampliación de la mayoría conservadora del Tribunal seis a tres. No se crean este argumentario, ya que, como bien analizamos con anterioridad, el Magistrado Presidente de la Corte, John Roberts, inicialmente conservador, hace ya años que sucumbió al progresismo y se ha convertido en un ardiente defensor del aborto y del pensamiento progresista en la Corte. En consecuencia, solo ahora por primera vez, con la entrada de Barrett, los conservadores ostentan una mayoría ajustada en la Corte.
Sin embargo, no piensen que los demócratas se van a cruzar de brazos y van a permitir perder por primera vez el control ideológico de la Corte. De ser elegido presidente Joe Biden, llevaría a cabo su macabro y fraudulento plan, que ya denunciamos, de hacer que el Alto Tribunal pasara de tener 9 a 12 magistrados, para retener el control ideológico del Tribunal.
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