Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG. Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.
Hay un amplio consenso en que los orígenes de la Guerra Fría se encuentran estrecha y directamente ligados con las relaciones entre la Unión Soviética y los aliados (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) entre los años 1945 a 1947. Estos eventos condujeron a la Guerra Fría que se extendió durante poco menos de medio siglo.
.Los eventos que precedieron la Segunda Guerra Mundial, y aún la Revolución rusa de 1917, configuraron tensiones previas a la Segunda Guerra Mundial entre la Unión Soviética, los países del oeste de Europa y los Estados Unidos. Una serie de eventos durante y luego de la Segunda Guerra Mundial exacerbaron las tensiones, incluido el pacto soviético-alemán durante los dos primeros años de la guerra dando lugar a invasiones, la demora en la invasión anfibia de la Europa ocupada por los alemanes, el apoyo por parte de los aliados occidentales a la [1]Carta del Atlántico, los desacuerdos en las conferencias de guerra sobre la suerte de Europa del este, la creación por parte de los soviéticos del bloque del este de países satélites soviéticos, los aliados occidentales diagramando el plan Morgenthau[2] para apoyar la reconstrucción de la industria alemana, y el plan Marshall. La Guerra Fría comenzó poco tiempo después de terminar la Segunda Guerra Mundial, el conflicto más destructivo en la historia del planeta. Los Aliados incluidos Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética derrotaron a las potencias del Eje: Alemania, Japón e Italia. Varios millones de personas murieron en la guerra y el conflicto expuso los extremos del salvajismo humano.
Diplomacia entre el período entre guerras (EEUU 1918-1939)
Tras ganar la guerra civil, los bolcheviques proclamaron un desafío a nivel mundial al capitalismo. Al respecto Iósif Stalin el líder soviético, que consideraba a la Unión Soviética una «isla «, expresó que la Unión Soviética debe trabajar para que «el actual cerco capitalista sea reemplazado por un cerco socialista.» Ya en 1925, Stalin expresó que consideraba a la política internacional como un mundo bipolar en el cual la Unión Soviética atraería países hacia el socialismo y los países capitalistas atraerían países con preferencias capitalistas mientras que el mundo se encontraba en un periodo de «estabilización temporaria del capitalismo» que precedía su eventual colapso. Varios eventos alimentaban la sospecha y la desconfianza entre las potencias occidentales y la Unión Soviética: el desafío bolchevique al capitalismo; la guerra polaco-soviética[3]; el apoyo financiero por parte de los soviéticos en 1926 de una huelga general de trabajadores británicos que condujo a que Gran Bretaña rompiera relaciones con la Unión Soviética; La declaración de Stalin en 1927 sobre que la coexistencia pacífica con «los países capitalistas… se está retrotrayendo al pasado«; alegaciones conspirativas durante el Proceso de Shajty[4] sobre un golpe de estado liderado por franceses y británicos; la Gran Purga que comprendió varias campañas de represión y persecución política en las cuales más de medio millón de soviéticos fueron ejecutados; los Juicios de Moscú incluidas acusaciones de espionaje por parte de británicos, franceses, japoneses y alemanes; la muerte controvertida de 6 a 8 millones de personas en la República Socialista Soviética de Ucrania durante la hambruna en Ucrania de 1932 y 1933; el apoyo por occidente al Ejército blanco durante la Guerra Civil Rusa; la negativa de Estados Unidos de reconocer a la Unión Soviética sino hasta 1933; y la firma por parte de los soviéticos del Tratado de Rapallo[5]. Como consecuencia las relaciones ruso-norteamericanas pasaban a ser un importante y continuo tema de preocupación para los líderes de ambos países. Las diferencias entre los sistemas políticos y económicos de las democracias occidentales y la Unión Soviética — socialismo versus capitalismo, autarquía económica versus libre comercio, planificación del estado versus emprendimiento privado— fueron simplificadas y refinadas en ideologías nacionales para representar dos modos de vida. Luego del Temor rojo, posterior a la primera guerra muchos en Estados Unidos consideraban al sistema soviético una amenaza.
La naturaleza ateísta del comunismo soviético también preocupaba a muchos norteamericanos. Los ideales norteamericanos de libre determinación y los Catorce Puntos del presidente Woodrow Wilson chocaban con muchas de las políticas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Hasta mediados de la década de 1930, los políticos británicos y norteamericanos suponían que la Unión Soviética comunista era una amenaza mucho más grande que la Alemania desarmada y democrática y por ello gran parte de sus esfuerzos de inteligencia estaban enfocados contra Moscú. Sin embargo, también se ha sostenido que en el período entre las dos guerras mundiales, Estados Unidos tenía escaso interés en la Unión Soviética o sobre sus intenciones. Estados Unidos, luego de una mínima contribución a la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil rusa, comenzó a favorecer una posición aislacionista en lo que respecta a políticas globales (algo que posteriormente contribuiría a su tardío ingreso en la Segunda Guerra Mundial). Un ejemplo en este sentido es su ausencia de la Liga de las Naciones, un foro político internacional, en el espíritu de las Naciones Unidas; si bien el presidente Woodrow Wilson fue uno de los principales propulsores de la Liga de las Naciones; sin embargo el senado de Estados Unidos, se opuso a que Estados Unidos formara parte de la misma. Estados Unidos estaba experimentando un crecimiento económico sin precedentes a lo largo de la década de 1910 y comienzos de la década de 1920. Sin embargo, pronto el mundo sería afectado por la Gran Depresión y por lo tanto Estados Unidos estaba menos propenso a realizar concesiones a la política internacional mientras sufría de serios problemas internos financieros y sociales. Además los soviéticos tenían resentimiento por la Política de apaciguamiento occidental hacia Adolf Hitler especialmente luego de la firma de los Acuerdos de Múnich en 1937.
Pacto Ribbentrop-Mólotov y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial (1939-1941)
Las sospechas se intensificaron cuando en el verano de 1939, luego de realizar negociaciones tanto con un grupo británico-francés y otro alemán sobre posibles acuerdos militares y políticos, la Unión Soviética y Alemania firmaron un Acuerdo comercial para potenciar el comercio de ciertos equipos militares y civiles alemanes a cambio de materia prima soviética y el Pacto Ribbentrop-Mólotov[6], así denominado por los nombres de los dos secretarios de relaciones extranjeras (Ribbentrop-Mólotov), el pacto incluía un protocolo adicional secreto para dividirse Polonia y el este de Europa entre los dos estados.
Una semana luego de la firma del pacto Ribbentrop-Mólotov, comenzó la partición de Polonia con la invasión alemana del oeste de Polonia. Las relaciones entre la Unión Soviética y Occidente se deterioraron aún más cuando, dos semanas luego de la invasión alemana, la Unión Soviética invade el este de Polonia coordinando con las fuerzas alemanas. Luego la Unión Soviética invade Finlandia, que también había sido cedida por el protocolo secreto del pacto Ribbentrop-Mólotov, pero sufren importantes pérdidas y finalmente acuerdan un tratado de paz provisorio mediante el cual Finlandia le cede partes del este de su territorio. En junio, los soviéticos emiten un ultimátum exigiendo Besarabia, Bukovina y parte de la región de Hertza de Rumania, luego de lo cual Rumania cede ante las demandas soviéticas de ocupación. Ese mes, los soviéticos también se anexaron los países Bálticos de Lituania, Estonia y Letonia
Desde agosto de 1939 a junio de 1941 (cuando Alemania rompió el pacto e invadió la Unión Soviética), las relaciones entre occidente y los soviéticos se deterioraron más aún cuando la Unión Soviética y Alemania implementaron una relación económica de gran escala mediante la cual la Unión Soviética le enviaba a Alemania materias primas vitales tales como petróleo, caucho, manganeso y otros materiales a cambio de armas, maquinaria para fábricas y tecnología alemana. A finales de 1940, los soviéticos también comenzaron conversaciones con Alemania sobre una posible incorporación al Eje, que culminaron en un intercambio de propuestas escritas, aunque nunca se terminó de acordar la incorporación de la Unión Soviética al Eje.
Alianza durante la Segunda Guerra Mundial (1941-1945)
Durante la Segunda Guerra Mundial, Kim Philby[7] espía encubierto de la NKVD soviética tuvo acceso a muy importante información de inteligencia del MI6 británico, y la pasó a los soviéticos. El 22 de junio de 1941, Alemania rompió el pacto Mólotov–Ribbentrop con la Operación Barbarroja invadiendo la Unión Soviética a través de los territorios que ambos países se habían repartido con anterioridad. Stalin pasó de cooperar con Hitler a hacerlo con Churchill. Gran Bretaña y los soviéticos firmaron una alianza formal, pero Estados Unidos no se unió sino hasta después del ataque de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Inmediatamente, hubo desacuerdos entre Polonia que era aliado de Gran Bretaña y la Unión Soviética. Los británicos y los polacos tenían fuertes sospechas de que, cuando Stalin había cooperado con Hitler, había ordenado la ejecución de unos 8.000 oficiales polacos prisioneros de guerra, en lo que posteriormente se denominó la masacre de Katyn[8]. Aún a pesar de estas tensiones, los soviéticos y los aliados de occidente estaban obligados a cooperar. Estados Unidos envió grandes cantidades de material mediante el programa Préstamo y Arriendo a los soviéticos. Durante la guerra, ambos lados tuvieron desacuerdos sobre estrategia militar, especialmente en lo que respecta a abrir un segundo frente de guerra en el oeste de Europa. Ya en julio de 1941, Stalin le solicitó a Gran Bretaña que invadiera el norte de Francia, sin embargo los ingleses no estaban preparados para realizar dicha tarea en ese momento. Lo cual finalmente ocurrió en el día D, el 6 de junio de 1944. A comienzos de 1944, el MI6 había revivido su Sección IX, su sección anti-soviética anterior a la guerra, y Philby fue destacado allí. Philby alertó a la NKVD sobre toda la inteligencia británica relacionada con los soviéticos incluidos la información que la OSS norteamericana había compartido con los ingleses sobre los soviéticos.
Los soviéticos pensaban en esa época, y lo continuaron creyendo durante la Guerra Fría, que los británicos y los norteamericanos habían demorado intencionalmente la apertura del segundo frente contra Alemania de forma de intervenir solo a último minuto e influir de esta manera sobre los acuerdos de paz y así dominar Europa. Algunos historiadores como John Lewis Gaddis no están de acuerdo con dicha postura, presentando información sobre temas militares y estratégicos que rodearon a la invasión en Normandía. Mientras, los soviéticos experimentaban gran número de bajas, que ascendieron a veinte millones de muertos. De todas maneras, las percepciones (u opiniones erradas) soviéticas sobre Occidente y viceversa dejaron grandes tensiones y hostilidad subyacentes entre las potencias aliadas. Por su parte en 1944, para los aliados los soviéticos habían demorado de manera deliberada la ayuda al alzamiento de Varsovia del ejército de resistencia polaco contra los nazis. Los soviéticos no proveyeron suministros por el aire al alzamiento, y durante bastante tiempo se negaron a permitir que los británicos y norteamericanos lanzaran suministros desde el aire. En por lo menos una ocasión, un avión soviético derribó un avión de suministro de la RAF que entregaba suministros a los insurgentes polacos en Varsovia. George Orwell realizó una advertencia pública sobre las intenciones soviéticas en la postguerra. Una ‘guerra secreta’ tuvo lugar entre la Armia Krajowa[9] apoyada por la SOE británica y los partisanos soviéticos apoyados por la NKVD. En estos enfrentamientos, el agente polaco de fuerzas especiales Maciej Kalenkiewicz que había sido entrenado por los británicos fue matado por los soviéticos. Los británicos y soviéticos también apoyaban a elementos de resistencia opuestos entre sí en Yugoslavia y Grecia.
Además, ambos lados tenían ideas distintas sobre el establecimiento y mantenimiento de la seguridad al concluir la guerra. Los norteamericanos tendían a considerar la seguridad en términos situacionales, suponiendo que, si se creaba un gran número de gobiernos y mercados similares al estilo norteamericano, los países podrían resolver sus diferencias de forma pacífica, mediante organizaciones internacionales. La clave de la visión norteamericana para la seguridad del mundo de la post guerra, era un mundo de post guerra conformado sobre los principios establecidos en la Carta del Atlántico de 1941, en otras palabras, un sistema internacional liberal basado en el comercio libre y mercados abiertos. Esta visión requería reconstruir una Europa capitalista, con una Alemania saludable en su centro, que sirviera nuevamente como un polo de temas globales.
Ello también demandará el liderazgo económico y político de Estados Unidos del mundo posguerra. Europa necesitaba la ayuda de Estados Unidos si es que iba a reconstruir su producción doméstica y financiar su comercio internacional. Estados Unidos era la única potencia del mundo que no estaba devastada económicamente por la guerra. Hacia el final de la guerra, producía casi el 50% de la producción de bienes industriales del mundo. Sin embargo, los líderes soviéticos, tendían a considerar la seguridad en términos de espacio. Este razonamiento se encontraba condicionado por las experiencias históricas de Rusia, dada la frecuencia con la cual el país había sido invadido en los últimos 150 años. La Segunda Guerra Mundial fue una experiencia especialmente dramática para los soviéticos: la Unión Soviética sufrió una devastación sin precedente como consecuencia de la matanza nazi, y más de 20 millones de ciudadanos soviéticos murieron durante la guerra; decenas de miles de ciudades, pueblos y villas soviéticas fueron arrasadas; y 30 100 fábricas soviéticas fueron destruidas. De manera de prevenir un asalto similar en el futuro, Stalin estaba determinado a utilizar al Ejército Rojo para controlar Polonia, de manera de dominar los Balcanes y destruir de forma absoluta la capacidad de Alemania para poder involucrarse en otra guerra. El problema es que la estrategia de Stalin arriesgaba confrontar con Estados Unidos un adversario igualmente poderoso, quien consideraba a las acciones de Stalin eran una violación abierta del acuerdo de Yalta. A finales de la guerra en Europa, en mayo de 1945, los soviéticos insistían en ocupar la isla danesa de Bornholm[10], a causa de su posición estratégica en la entrada del Báltico. Cuando el comandante alemán local insistió en rendirse a los aliados occidentales, tal como habían hecho las fuerzas alemanas en el resto de Dinamarca, los soviéticos bombardearon la isla, causando gran número de bajas y daño entre la población civil que apenas había sido tocada por la guerra, y luego invadieron la isla y la ocuparon hasta mediados de 1946, todo lo cual puede ser considerado parte de las acciones iniciales de la Guerra Fría. Ya antes de que terminara la guerra, parecía altamente probable que la cooperación entre las potencias occidentales y la URSS darían lugar a una intensa rivalidad o conflicto. Esto se debía básicamente a los marcados contrastes entre las ideologías políticas de las dos superpotencias, ahora las más poderosas del mundo. Mientras que Estados Unidos era una democracia de dos partidos con una economía capitalista avanzada, basada en la libre empresa y la ganancia, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas era un estado socialista de partido único con una economía planificada con fuerte presencia estatal.
Relaciones durante la posguerra
En 1945, la Unión Soviética llevó a cabo una farsa judicial al «juzgar» a 16 líderes de la resistencia polaca que habían luchado durante la guerra contra los nazis con ayuda británica y norteamericana. Al cabo de seis años 14 de ellos habían muerto. En los Juicios de Nuremberg, el fiscal general soviético presentó información falsa en un intento de acusar a alemanes por el asesinato de unos 22,000 oficiales polacos en el bosque de Katyn cerca de Smolensk. Sin embargo, al sospechar la culpabilidad de los soviéticos, los otros fiscales aliados se negaron a apoyar la acusación, además los abogados alemanes amenazaron con presentar una defensa que sería embarazosa para los rusos. Finalmente nadie fue acusado ni encontrado culpable en Nuremberg de la masacre del bosque de Katyn. En 1990, el gobierno soviético reconoció que la masacre de Katryn había sido llevada a cabo, no por los alemanes, pero sino por la policía secreta soviética. A partir de septiembre de 1945, Witold Pilecki[11] un miembro de la resistencia polaca y justo fue enviado por el General Anders[12] a espiar a los comunistas en Polonia. En 1948, Pilecki fue ejecutado acusado de espionaje y de ‘servir a los intereses del imperialismo extranjero’.
Conferencias durante la guerra
Varios de los desacuerdos de la postguerra entre los líderes de occidente y los líderes soviéticos estaban relacionados con sus interpretaciones diferentes de las conferencias durante y posteriores a la guerra. La Conferencia de Teherán a finales de 1943 fue la primera conferencia aliada a la cual concurrió Stalin. En la conferencia los soviéticos expresaron su frustración porque los aliados occidentales todavía no habían abierto un segundo frente contra Alemania en el oeste de Europa. En Teherán, los Aliados también conversaron sobre el estatus político de Irán. En esa época los británicos ocupaban el sur de Irán, mientras que los soviéticos habían ocupado un sector en el norte de Irán lindero con la república soviética de Azerbaijan. De todas formas, al finalizar la guerra, surgieron tensiones sobre los tiempos para que ambos lados de retiraran de esta región con importantes reservas petroleras.
En febrero de 1945 en la Conferencia de Yalta, los Aliados intentaron definir el andamiaje para una organización de Europa en la postguerra. Los Aliados no pudieron alcanzar acuerdos firmes sobre los temas principales: la ocupación de Alemania, las compensaciones postguerra por parte de Alemania, y los préstamos. No se logró acordar un consenso final en cuanto a Alemania, más allá de acordar con un pedido soviético en que el total de las compensaciones de guerra debía ser de unos 10 000 millones de dólares «como base para negociar.» Los debates sobre la composición del gobierno de postguerra de Polonia también fueron acalorados. Luego de la victoria Aliada en mayo, los soviéticos ocuparon de hecho el este de Europa, mientras que Estados Unidos abarcaba casi toda Europa Occidental. En la Alemania ocupada, Estados Unidos y la Unión Soviética acordaron zonas de ocupación y un esquema indicativo para el control por las cuatro potencias incluidas Francia y Gran Bretaña. En la Conferencia de Potsdam que comenzó a finales de julio de 1945, los Aliados se reunieron para decidir cómo administrar a la Alemania nazi derrotada, que había aceptado rendirse de manera incondicional nueve semanas antes el 7 y 8 de mayo de 1945, día VE (día de la Victoria en Europa). Importantes diferencias surgieron en torno al desarrollo futuro de Alemania y de Europa del Este. En Potsdam, Estados Unidos estaba representado por un nuevo presidente, Harry S. Truman, quién el 12 de abril se hizo cargo del gobierno luego de la muerte de Roosevelt. Truman desconocía los planes de Roosevelt para la postguerra en relación a la Unión Soviética, y en general estaba desinformado sobre temas de política exterior y militares. Por lo tanto el nuevo presidente, inicialmente dependía de un grupo de asesores (que incluía al embajador ante la Unión Soviética Averell Harriman[13], el secretario de guerra Henry L. Stimson y el secretario de estado de Truman, James F. Byrnes[14]). Este grupo tendía a tomar una posición más dura hacia Moscú que la que había tenido Roosevelt. Aquellos miembros del gobierno que favorecían la cooperación con la Unión Soviética y la incorporación de las economías socialistas en un sistema nundial de libre comercio fueron marginados. Gran Bretaña estaba representada por un nuevo primer ministro, Clement Attlee[15], que había reemplazado a Churchill luego que el Partido Laborista venciera a los Conservadores en la elección general de 1945. Una semana después de que finalizara la Conferencia de Potsdam, los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki incrementaron la desconfianza soviética con respecto a Estados Unidos, cuando poco después de los ataques, Stalin protestó ante personal del gobierno norteamericano cuando Truman dejó a los soviéticos casi sin influencia real sobre el Japón ocupado. La terminación abrupta de los envíos de material de guerra desde Estados Unidos a la URSS luego de la rendición de Alemania también molestó a algunos políticos en Moscú, quienes interpretaban que Estados Unidos no tenía intenciones de apoyar a la URSS más allá de lo estrictamente imprescindible.
[1] La Carta del Atlántico es una declaración conjunta suscrita el 14 de agosto de 1941, a bordo del USS Augusta, «mientras navegaba en algún punto del Atlántico». La Conferencia del Atlántico se celebró del 9 al 12 de agosto de 1941. Intervinieron el Presidente Franklin Delano Roosevelt en representación de Estados Unidos y Winston Churchill por parte de Gran Bretaña. En ella se manifiesta haber juzgado conveniente «hacer conocer ciertos principios comunes en la política nacional de sus respectivos países, en los cuales descansan sus esperanzas de lograr un porvenir mejor para el mundo». Esta Carta del Atlántico recordaba al idealismo de los Catorce puntos de Wilson. Fue posteriormente incorporada a la Declaración de las Naciones Unidas aprobada el 1 de enero de 1942. Este documento no era un tratado entre las dos potencias. Tampoco constituía una definición definitiva y oficial de los fines de la paz. Como el mismo documento lo expresa, era una afirmación de «ciertos principios comunes en la política nacional de nuestros países respectivos, en los cuales radican las esperanzas de un mejor porvenir para la humanidad».
[2] El llamado Plan Morgenthau, fue una de las propuestas para ocupar Alemania al ser derrotado este país en la Segunda Guerra Mundial. Consistió en una serie de severas medidas hacia la Alemania derrotada, desposeyéndola tras la guerra de todo su potencial industrial, cuyo objetivo era evitar que un estado alemán alcanzara suficiente poder militar para volver a atacar a alguno de sus vecinos. Este plan fue propuesto en 1944 por el entonces Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Henry Morgenthau Jr. El Plan Morgenthau sería rechazado a favor de la llamada línea Oder-Neisse, que definió las actuales fronteras alemanas.
[3] La guerra polaco-soviética fue un conflicto armado que enfrentó a las repúblicas socialistas de Rusia y Ucrania de la aún no formada Unión Soviética con la Segunda República Polaca desde el 14 de febrero de 1919 al 18 de marzo de 1921 cuando finalizó con el Tratado de Riga. La guerra fue el resultado de las tentativas expansionistas por parte de ambos bandos: Polonia pretendía recuperar los territorios perdidos a finales del siglo XVIII, y los soviéticos, aquellos que habían pertenecido al Imperio ruso antes de la Primera Guerra Mundial. Las fronteras entre Polonia y la Rusia soviética no habían sido definidas en el Tratado de Versalles y posteriormente se tornaron más caóticas tras la retirada de las Potencias Centrales en el frente oriental de la Primera Guerra Mundial; la Revolución rusa de 1917; la guerra civil rusa; las desintegraciones de los imperios ruso, alemán y austrohúngaro; así como las ambiciones de nacionalistas ucranianos y bielorrusos de crear Estados soberanos en sus respectivas regiones.
[4] El escándalo Shajty fue un juicio propagandístico soviético que tuvo lugar en 1928 y en el que las autoridades soviéticas acusaron a varios técnicos industriales nacionales y extranjeros de sabotaje. Fue un preludio de los Juicios de Moscú de la década siguiente y marcó el comienzo del fin del periodo de la Nueva Política Económica (NPE) en la Unión Soviética
[5] El Tratado de Rapallo fue un tratado de amistad y cooperación entre la RSFS de Rusia y Alemania, firmado en la localidad italiana de Rapallo respectivamente por Georgi Chicherin, ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética y Walther Rathenau, ministro alemán de Relaciones Exteriores, el 16 de abril de 1922.
[6] El Tratado de no Agresión entre Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, conocido coloquialmente como Pacto Ribbentrop-Mólotov, fue firmado entre la Alemania nazi y la Unión Soviética por los ministros de Asuntos Exteriores de estos países, Joachim von Ribbentrop y Viacheslav Mólotov respectivamente. El pacto se firmó en Moscú el 23 de agosto de 1939, nueve días antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial. Los efectos del tratado fueron disminuyendo con la creciente hostilidad entre ambas naciones hasta 1941 cuando el régimen nazi decidió invadir la Unión Soviética. El Pacto Ribbentrop-Molotov fue seguido por el Tratado Germano-Soviético de Amistad, Cooperación y Demarcación y la solicitud de Stalin para unirse al Eje en 1940
[7] Harold Adrian Russell Philby fue un miembro de alto rango de la inteligencia británica, quien, no obstante, era un marxista convencido que servía como agente del NKVD soviético y de su sucesor, el KGB. En 1963 fue finalmente expuesto como un miembro de la red de espionaje conocida como «Los cinco de Cambridge», junto con Donald Maclean, Guy Burgess, Anthony Blunt y John Cairncross. De los cinco, se cree que Philby fue el más exitoso, teniendo en cuenta la calidad de la información clasificada que le brindó a la Unión Soviética. Sus exitosas actividades a favor de la URSS solo fueron moderadas por la creciente creencia de Iósif Stalin de que habría sido un «triple agente», es decir, un aparente doble agente que, en definitiva, habría seguido siendo fiel a los servicios de inteligencia británicos.
[8] La masacre de Katyn —también conocida como la masacre del bosque de Katyn, es el nombre por el que se conoce a una serie de asesinatos en masa de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles polacos llevada a cabo por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD) —la policía secreta soviética dirigida por Lavrenti Beria— entre abril y mayo de 1940, tras la invasión de Polonia por parte de los soviéticos poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial. A partir de una propuesta oficial de Beria, fechada el 5 de marzo de 1940, Iósif Stalin y otros cinco miembros del Politburó soviético (Mólotov, Voroshílov, Mikoyán, Kalinin y Kaganóvich) aprobaron lo que, de acuerdo con el Instituto de la Memoria Nacional de Polonia y otros sectores, sería un genocidio Se calcula que las víctimas fueron al menos 21 768 ciudadanos polacos, ejecutados tanto en el bosque de Katyn —actualmente territorio de Rusia— como en las prisiones de las ciudades de Kalinin, Járkov y otros lugares próximos. Del total de muertos, cerca de ocho mil eran militares prisioneros de guerra, seis mil eran policías y el resto eran civiles integrantes de la intelectualidad polaca —profesores, artistas, investigadores e historiadores— presos bajo la acusación de ser saboteadores, espías, terratenientes, dueños de fábricas, abogados, funcionarios públicos peligrosos y sacerdotes cristianos Originalmente, el término «Masacre de Katyn» se refería exclusivamente a los asesinatos del bosque de Katyn —cerca de los poblados de Gnezdovo y Katyn y, a 19,5 km al oeste de Smolensk— de los oficiales del ejército polaco que estaban internados en el campo de prisioneros de guerra de Kozelsk. Esta fue la mayor de las ejecuciones simultáneas que sufrieron los prisioneros polacos.
[9] El Armia Krajowa traducido indistintamente como Ejército Nacional, Ejército Patrio, Ejército del Interior o Ejército Territorial— fue el principal movimiento de resistencia polaco de la Segunda Guerra Mundial en la Polonia ocupada por los nazis, y uno de los mayores de la guerra; operó en todas las regiones del país desde septiembre de 1939 hasta su disolución en enero de 1945. Este movimiento formó el brazo armado de lo que más tarde se llamaría el «Estado secreto» polaco (państwo podziemne).
[10] Bornholm es una isla de Dinamarca localizada en el mar Báltico, al este del país, entre la costa sur de Suecia y al norte de Polonia. Bornholm conforma un municipio regional perteneciente a la región Capital, una de las cinco en que se encuentra dividido el país. Estratégicamente localizada en el Báltico, Bornholm ha sido controlada por Dinamarca la mayor parte de su historia, pero también por Suecia y Lubeca. Las ruinas del castillo Hammershus en el extremo noroeste dan testimonio de su gran importancia. Las principales industrias de la isla son la pesca, la cerámica, la fabricación de relojes y los productos lácteos. El turismo es importante durante el verano, especialmente por sus cuatro iglesias redondas. Bornholm también es conocida como la «isla del sol» por su clima agradable, y la «isla de las rocas» por su terreno único. El pequeño archipiélago de Ertholmene, localizado a unos 18 km al nordeste de Bornholm, no forma parte de ningún municipio ni de ninguna región, sino que es administrado directamente por el Ministerio de Defensa de Dinamarca.
[11] Witold Pilecki, también conocido como Roman Jezierski, Tomasz Serafiński, Druh, Witold) fue un soldado de la Segunda República de Polonia, cofundador de la Tajna Armia Polska, o Ejército Secreto Polaco, además de miembro del Armia Krajowa, Ejército Nacional polaco, distinguido por su lucha contra la ocupación nazi de Polonia. Es la única persona conocida que se internó de forma voluntaria en el campo de concentración Auschwitz, cuando no se sabía bien lo que allí le hacían a los prisioneros. Una vez dentro, organizó la resistencia e informó al exterior acerca de las atrocidades del Holocausto. Escapó en 1943 y participó en el levantamiento de Varsovia. Al finalizar la guerra, fue ejecutado en 1948 por el gobierno comunista de la República Popular de Polonia establecido a instancias de la Unión Soviética.
[12] Władysław Albert Anders fue un militar polaco, que alcanzó el grado de general, destacando por su participación en la segunda guerra mundial, durante la que mandó el II Cuerpo de Ejército polaco en el Teatro de Operaciones europeo, y anteriormente en la Campaña en África del Norte.
[13] William Averell Harriman (Nueva York, 15 de noviembre de 1891-Yorktown Heights, Nueva York, 26 de julio de 1986), político del Partido Demócrata de los Estados Unidos, hombre de negocios y diplomático. Averell Harriman nació en Nueva York, hijo del magnate de los ferrocarriles Edward Henry Harriman, hermano de E. Roland Harriman, y de Mary Williamson Averell. Estudió en el Groton School en Massachusetts antes de asistir a Yale, donde se unió a la sociedad Skull & Bones. Su primer matrimonio fue con Kitty Lanier Lawrence, que murió en 1936. Después se casó con Marie Norton Whitney, quien abandonó a su esposo Cornelius Vanderbilt Whitney para casarse con Harriman. Su tercer y último matrimonio fue con Pamela Beryl Digby, la exesposa del hijo de Winston Churchill, Randolph, y del productor Leland Hayward.
[14] James Francis Byrnes (2 de mayo de 1879 — 9 de abril de 1972) fue un político estadounidense de Carolina del Sur. Durante su carrera política, Byrnes fue miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos (1911-1925), senador (1931-1941), juez de la Corte Suprema (1941-1942), secretario de Estado (1945-1947), y gobernador de Carolina del Sur (1951-1955). Por lo tanto, Byrnes fue uno de los pocos políticos que trabajó en las tres ramas del gobierno central y también en la esfera estatal. Fue también un colaborador cercano del presidente Franklin Roosevelt, y fue uno de los principales personajes de la política interior y exterior de los Estados Unidos a mediados de los 1940.
[15] Clement Richard Attlee, (Putney, Londres, 3 de enero de 1883-Westminster, 8 de octubre de 1967) fue un destacado político británico, líder del Partido Laborista entre 1935 y 1955 y primer ministro del Reino Unido entre 1945 y 1951. Durante su mandato sentó las bases para el establecimiento del estado del bienestar en su país creando, entre otras, la asistencia sanitaria universal y gratuita en Reino Unido. Está considerado como uno de los mejores primeros ministros del Reino Unido, y como uno de los más populares.
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