Así crea Sánchez un crecimiento artificial de la economía de España, a golpe de deuda
José María Rotellar
El INE publicó hace unos días los datos de avance de la contabilidad nacional trimestral correspondientes al IIITR-2024, donde refleja el crecimiento del PIB por cada uno de los enfoques, como siempre, con las rúbricas del crecimiento por agentes económicos y sectores de actividad. Así, el crecimiento intertrimestral del PIB es de 0,8%, el mismo que el INE otorga al IITR y una décima menos que el del ITR.
Aparentemente, podría concluirse que el PIB crece, que tiene un buen horizonte económico y que es sólido, pero una vez que se profundiza podemos darnos cuenta de que el PIB está creciendo a golpe de endeudamiento, con un crecimiento artificial, un crecimiento insano, que aumenta el gasto público y expulsa la inversión.
Acelera mínimamente el consumo de los hogares, al pasar del 1% del IITR al 1,1% del IIITR, mínimo, aunque resulte algo sorprendente que los hogares, después de la enorme pérdida de poder adquisitivo sufrida durante los últimos dos años, aceleren, aunque sea mínimamente su consumo.
Por otra parte, lo que impulsa el consumo final es el gasto público, que casi se cuadruplica respecto al trimestre previo, al crecer un 2,2%. Por su parte, ese incremento del gasto público va de la mano de una caída de la inversión, pues la formación bruta de capital fijo cae casi un punto en términos intertrimestrales (un 0,9%), que supone un empeoramiento de 1,3 puntos respecto al dato del IITR.
Es decir, se está produciendo un verdadero efecto expulsión de la inversión privada, entre la financiación que drena a las empresas la inmensa deuda pública, y la inseguridad jurídica de tanta decisión populista y económicamente contraproducente, como subir impuestos o establecer unos diseñados contra sectores específicos. Ya vimos cómo la inversión extranjera es mucho menor.
Por su parte, las exportaciones de servicios se desaceleran, al crecer sólo un 1,6% trimestral, un punto menos que el trimestre anterior, con las importaciones de servicios en la misma tónica, desacelerándose 3 puntos respecto al trimestre previo, al crecer sólo un 0,7% intertrimestral. Esto es preocupante, porque en exportaciones de servicios es donde España tiene una buena posición. En cuanto a la desaceleración de las importaciones de servicios se deriva el empobrecimiento de los españoles, que pueden comprar menos del exterior.
Son las exportaciones e importaciones de bienes los que aceleran el crecimiento intertrimestral del conjunto de exportaciones e importaciones, respectivamente.
En cuanto a los sectores, el segundo más importante, la industria, se desacelera con fuerza, al pasar de crecer un 1,1% en el IITR a crecer un 0,2% en el IIITR en tasa intertrimestral.
La construcción decrece un 1,4%, dos puntos peor que el trimestre previo, y los servicios se quedan casi planos, creciendo un 1,1% intertrimestral, una décima menos que el trimestre anterior, y eso que es sostenido por el aumento de los servicios de la Administración Pública, cuyo crecimiento se cuadruplica, no a un impulso del sector servicios privado.
Dentro de ellos, se reduce con fuerza el comercio y la hostelería, al crecer un 1,1% intertrimestral frente al 2,6% del IITR.
La agricultura es el único sector que mejora, con un crecimiento del 0,5% intertrimestral.
En tasa interanual, que crece un 3,4%, el impulso viene dado, por el lado de la demanda, por el gasto público, que crece un 4,7%, con un ligero aumento del consumo de las familias y una desaceleración de la inversión, que con un 1,8% interanual crece medio punto menos que el trimestre previo.
En el lado de la oferta, la agricultura se acelera notablemente, la industria, ligeramente, la construcción no varía la intensidad de su crecimiento interanual y los servicios, el sector más importante, crece dos décimas menos que en el IITR.
En cuanto al empleo, los ocupados trabajan unas horas similares a las del IITR, con algo de aceleración, pero se desacelera 1,4 puntos en tasa interanual, al crecer sólo un 0,9%, mientras que los asalariados trabajan menos horas que el trimestre previo, quedándose en la mitad de crecimiento interanual respecto al IITR, con lo que el empleo no tiene la fortaleza deseada, pese a los aparentes incrementos de productividad, insuficientes.
Todo ello, con una ingente deuda, que no deja de ser creciente, como contamos mes a mes, al persistir el déficit, y con una inversión que se retrae. Por tanto, se constata el componente insano del crecimiento, con más gasto público y menos inversión, que empeora el carácter estructural de la economía española. De todas formas, veremos el veintitrés de diciembre que dice el INE en la revisión, ya que desde 2022 suelen ser muy profundas y siempre para mejorar el dato.