Shimshon Zamir
En un giro sorprendente, Israel ha experimentado un notable aumento en los nacimientos durante el invierno de 2023-2024, desafiando las expectativas de un país en conflicto. Mientras que la guerra entre Rusia y Ucrania llevó a una disminución en la natalidad, Israel ha visto un «baby boom» que refleja un profundo sentido de resiliencia y un deseo de reafirmar la vida frente a la adversidad.
Según un informe del Centro de Investigación e Información de la Knesset, el número de nacimientos en Israel aumentó significativamente en los meses posteriores al estallido de la guerra en octubre de 2023. Los datos muestran que entre agosto y octubre de 2024 hubo más nacimientos que en el mismo período de 2023. Específicamente, en septiembre de 2024 se registraron 15.968 nacimientos, en comparación con los 14.878 del año anterior, lo que representa un aumento de alrededor del 7%.
Este aumento es aún más notable en el contexto de una disminución general en la natalidad israelí observada entre 2021 y 2023. En 2023, se registraron aproximadamente 172.500 nacimientos, mientras que en 2024 la cifra aumentó a alrededor de 181.000. El Centro de Investigación e Información de la Knesset atribuye este aumento a las concepciones ocurridas en los primeros meses de la guerra, entre noviembre de 2023 y enero de 2024.
Según los expertos, más del 80% de las mujeres en Israel dan a luz entre las semanas 37 y 40 de gestación, lo que indica que muchas de las que tuvieron hijos en la segunda mitad de 2024 habían concebido en los meses inmediatamente posteriores al inicio del conflicto. Esta tendencia es particularmente significativa en el contexto de la disminución de la natalidad observada en el trienio 2021-2023.
El crecimiento poblacional siempre ha sido un elemento central en la estrategia demográfica de Israel, un país donde la tasa de fertilidad, con un promedio de 2.9 hijos por mujer, supera a la de la mayoría de los países desarrollados. En este contexto, el baby boom del invierno de 2023-2024 podría interpretarse no solo como un resultado natural de la vida en pareja, sino también como una declaración de resiliencia y continuidad nacional.
Para muchos israelíes, el aumento en los nacimientos es una respuesta directa a la tragedia y la incertidumbre provocadas por la guerra. Moran Bozaglo, de Tel Aviv, quien dio a luz a su primer hijo cuatro meses atrás, resume este sentimiento: «Después de que nos arrebataron tantas vidas el 7 de octubre, nos pareció correcto traer una vida al mundo».
Shir Noy Feiner, de Ramat Gan, también compartió una experiencia similar. Su esposo fue reclutado en la reserva inmediatamente después del inicio de la guerra, dejándola sola con sus dos hijos pequeños. A pesar de las dificultades, la pareja dio la bienvenida a su tercera hija, Libby, hace dos meses. Feiner expresó su profundo sentido de conexión con la historia de su familia y su país: «Lloré con los valores del sionismo y el amor a la patria. Mis abuelos fallecidos fueron sobrevivientes del Holocausto y mi difunto padre fue un copiloto en la Fuerza Aérea que sirvió en todas las guerras de Israel».
La experiencia de Feiner refleja la realidad de muchas familias israelíes que han tenido hijos en tiempos de guerra. A pesar de las preocupaciones existenciales y las dificultades, existe una esperanza palpable de que el país superará este período y que sus hijos podrán experimentar una vida sin la sombra de la guerra. Como dice Feiner, «Esta es nuestra fuerza como pueblo fuerte que sobrevivió a las guerras y formó familias a pesar de las dificultades, las pérdidas y la tristeza».
Este «baby boom» no solo representa un aumento en el número de nacimientos, sino también un símbolo de la determinación del pueblo israelí de seguir adelante, de construir un futuro para sus hijos y de reafirmar su compromiso con la vida, incluso en medio de la guerra. A diferencia de lo que sucedió en Rusia y Ucrania, donde la guerra provocó una disminución en la natalidad, en Israel, desde el 7 de octubre de 2023, los aviones que entraban al país estaban repletos de gente que volvía para alistarse, y meses después, estos jóvenes están teniendo hijos para «rellenar las filas», demostrando un fuerte sentido de patriotismo y resiliencia.
A pesar del contexto de incertidumbre, las familias israelíes siguen apostando por el futuro. La presidenta del Comité para el Avance de la Condición de la Mujer, Pnina Tamano Sheta, destacó que este aumento en la natalidad es una prueba de la fortaleza del pueblo israelí. «Cada nacimiento es un acto de esperanza y confianza en que vendrán tiempos mejores», afirmó.
La guerra sigue marcando el día a día en Israel, pero el crecimiento de nuevas generaciones en este período crítico demuestra que, incluso en los momentos más difíciles, la vida sigue adelante. Los niños del invierno de 2023 representan no solo el futuro de Israel, sino también la capacidad de su sociedad para sobreponerse a la adversidad y mirar hacia un mañana con esperanza.
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