José A. Bejarano Flores.
Mérida, Badajoz
No seré yo quien tenga el atrevimiento, y supongo que la mayor parte de la gente tampoco, quien ponga en tela de juicio al eminente Thomas Hobbes, cuando afirmaba que el hombre es un lobo para el hombre (refiriéndose a la crueldad humana o al hecho de que, en ocasiones, nuestros peores enemigos son nuestros semejantes), que los humanos somos «malos por naturaleza» y que para convivir con nuestros semejantes, se necesitaría de un poder absoluto sustentado en un conjunto de leyes autoritarias, para que la agresividad no nos arrastrase al leviatán que todos llevamos dentro…
Leviatán es una bestia marina gigante narrada en la Biblia. Su creación por Dios se encuentra en el Génesis y Job describe su aspecto físico con semejanzas a un dragón.
«De su boca salen hachones de fuego; centellas de fuego proceden. De sus narices sale humo, como de una olla o caldero que hierve. Su aliento enciende los carbones, y de su boca sale llama.»
Job 41:19-22
Puede que así fuese en otros tiempos, pero podemos afirmar que siempre ha habido gentes/villanos que bajo ningún concepto, entrarían a formar parte de esa inmensa mayoría autodenominada buena y razonable, personas con capacidad de raciocinio que se atrevan a disentir de la verdad oficial y/o poseedores, también, de la capacidad de decidir libre y voluntariamente, acerca de todo aquello que supondría una injerencia o imposición de los gobernantes; o en la actualidad tratar de oponerse a la clase política cuando se entromete en nuestras vidas.
La maldad o la bondad del ser humano, no deriva de nuestra propia naturaleza, sino más bien de un cúmulo de adversidades o momentos dichosos que nos llevan a ser lo que cada uno es en cualquier momento de su vida.
Este esquema de pensamiento podemos perfectamente extrapolarlo, a lo acontecido desde el año 2020 hasta hoy, en temas tan terribles como son las guerras, la pederastia, la prevaricación, la corrupción política… y como no el engaño masivo del que fue víctima toda la población mundial, con la puesta en funcionamiento de la genocida Agenda 2030.
¿Cómo es posible que la inmensa mayoría de la población haya caído en la trampa de la «farsemia covid-19» y sus supuestas vacunas?
Y lo que es peor, ¿por qué después de cuatro años, sigue habiendo personas que todavía se creen el embuste, la farsa, la alientan, secundan e incluso están dispuestas a seguir inyectándose, porque así lo dicen los políticos de turno?.
Existen múltiples causas tras las posibles respuestas a estas preguntas. Decía José Ortega y Gasset aquello de “yo soy yo y mis circunstancias… y si no la salvo a ella no me salvo yo” en su libro Meditaciones del Quijote, en el sentido de que «yo soy yo y mi entorno» y que no puedo separar el medio en el que vivo, de mi yo… por lo tanto la posición que cada uno ocupe en el universo condicionará su visión de la realidad, aunque la realidad es una y cada cual la vive según se la cuenta a sí mismo… Ni que decir tiene que gran parte de la gente ha sido engañada hábilmente por parte los gobernantes y camina hacia su extinción, como ovejas hacia el matadero, víctimas de su ignorancia, de su ingenuidad, de su insensatez…
No existe ningún estudio de opinión o encuesta,que nos indique cuantos han sido traicionados y marcados con la marca de la bestia que aún hoy siguen pensando fue por su bien y el de los demás y en qué número sabiendo fue un auténtico engaño, callan con total temeridad. Incluso nos faltaría saber quien aceptando la farsemia, han sido valientes y dieron el paso para decir que fueron totalmente engañados……. pero sea como fuere, lo cierto es que la raza humana tal como la conocemos hoy en día, está llamada a desaparecer en breves años, por nuestro sentido irreal de la perspectiva y de un egoísmo atroz, que nos lleva a actuar de un modo negligente, tal y como efectivamente ha ocurrido con el asunto de la plandemia.
Si esta es la situción, muchísima gente se preguntará: ¿Estamos irremiablemente abocados a perecer todos en un corto periodo de tiempo, o quizás no?
Pues bien, para responder a esta pregunta habría que entender toda la problemática que rodea a la «plandemia del covid19″, puesto que ella sola, per se, solo significa un granito de arena en un enorme desierto, aunque con capacidad más que suficiente para generar una enorme mortandad a corto, medio y largo plazo, debido principalmente al material introducido y no declarado en el prospecto de los inyectables de las supuestas vacunas, como es el óxido de grafeno reducido, además de otros metales pesados incompatibles con la biología humana. Y aunque ésta no sería la única desgracia que nos tienen preparada, estos perversos demonios, luciferinos, la remacharán a través de otras acciones como las Smart Cities, las «ciudades inteligentes» que supuestamente utilizan el potencial de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para promover de manera más eficiente un desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, cuando en realidad serán diseñadas para mantenernos encerrados en nuestras ciudades con un doble objetivo: por un lado, controlar férremente a la población con la ya mencionada tecnología TIC y en segundo lugar, para bajar nuestro «nivel vibratorio» que condiciona que las personas sientan en mayor o menora grado paz, alegría y y sentirse amados; tener una visión positiva y optimista de la vida; manifestar sus deseos con facilidad y abundancia; ser compasivas, generosas y serviciales con los demás; estar en armonía con la naturaleza, etc. El objetivo es causar el máximo daño posible a las personas, a través de las radiaciones no ionizantes con la exposición a las antenas 5G en las ciudades de 15 minutos (Red de Ciudades Inteligentes, RECI) y en los territorios de 45 minutos. Las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), Central Bank Digital Currency (CBDC), Inteligencia Artificial (IA).
Por otro lado, están las reuniones o eventos programados por el Foro Económico Mundial (WEF) como son los Cyber Polygon 2019, 2020 o 2021, creados implícitamente según sus propios promotores para combatir al terrorismo digital que llevan a cabo distintos hackers, cuando en realidad son eventos cuya única finalidad es el control de las personas y sus finanzas a través de los big data, con las cadenas de valores o blockchain. La modificación artificial del tiempo a través de Organización Meteorológica Mundial (OMM), con los famosos chemtrails e igualmente con la pérdida de soberanía sanitaria de las naciones, en favor de la OMS, a través del tratado pandémico que se aprobará este mismo 2024.
La economía y la sociedad actual son cada vez más dependientes de la interconexión que internet proporciona. Esta realidad se ha visto acentuada con el crecimiento de la «nube» como almacén de programas y datos y del auge del teletrabajo. La interrelación actual entre el mundo físico y el mundo digital hace muy difícil separar uno del otro.
Los últimos ciberataques a dos empresas estadounidenses, Colonial Pipeline y JBS, han puesto de manifiesto la vulnerabilidad frente a un riesgo que no suele estar en la mente de los inversores. El riesgo a ciberataques en distintos eslabones de las cadenas de aprovisionamiento ha llevado a EE.UU. a comenzar a considerar estos ciberataques como terrorismo.
El ciberataque a Colonial Pipeline dejó fuera de servicio las instalaciones e infraestructuras del principal suministrador de gasolina de cinco estados de la costa este de EE.UU. El incidente duró una semana y provocó escasez de gasolina en muchas áreas y subidas de los precios de los carburantes en las zonas afectadas. Finalmente, la compañía pirateada decidió pagar un rescate de 5 millones de dólares (en bitcoins) a los hackers para liberar sus sistemas informáticos y poder retomar la actividad.
En 2021, JBS, uno de los principales suministradores de carne de Estados Unidos, con una cuota de mercado del 23% (vacuno y cerdo) también sufrió un ciberataque que provocó el parón de toda su producción. De nuevo, se ha producido escasez de sus productos en muchos puntos del país. Tras pagar un rescate de 11 millones de dólares (en bitcoins) a los hackers, se ha conseguido recuperar el control de los sistemas informáticos.
En este ambiente de noticias de ciberataques aislados a empresas, va a tener lugar durante el mes de julio CYBER POLYGON 2021, un evento organizado por el Foro Económico Mundial (WEF). En este evento se simulará una ciberpandemia que podría provocar un «apagón digital» global o que afectaría a numerosas cadenas de suministros. «El ataque a una sola compañía puede poner en peligro todo el sistema».
Como explica el Foro Económico Mundial en un breve vídeo introductorio de CYBER POLYGON 2021, se pretende poner de manifiesto los riesgos del actual mundo digital. Un ciberataque con características similares al Covid 19 se extendería diez veces más rápido que lo vivido con el coronavirus. En 2003, el virus informático Slammer/Sapphire doblaba su propagación cada 8 segundos, infectando 11 millones de aparatos conectados a internet en apenas 24 horas. Como única solución a la propagación exponencial de la eventual ciberpandemia se establece la necesaria desconexión de internet de millones de ordenadores y otros aparatos entre sí y de internet. Además, esto deberá hacerse en cuestión de pocos días.
Como menciona el video, un solo día sin internet generaría elevadas pérdidas económicas, además de daños elevados en la actividad económica y serios daños sociales. Servicios esenciales como los transportes, las comunicaciones o los servicios sanitarios se verían gravemente afectados.
En octubre de 2019, apenas unos meses antes de la declaración de la pandemia del Covid 19 por parte de la OMS, el Foro Económico Mundial conjuntamente con la Fundación Rockefeller, la fundación Bill y Melinda Gates y la Universidad John Hopkins desarrollaron el Evento 201, simulando una pandemia global de un nuevo coronavirus que se extendía por el mundo causando 65 millones de muertos. De hecho, algunas de las medidas durante la pandemia real, como la actuación de las grandes tecnológicas respecto a la «verificación» de la información, forman parte de la estrategia a seguir definida en la simulación realizada.
CYBER POLYGON 2021 es la continuación de la edición realizada en 2020. Aun así, la coincidencia del inicio de la pandemia global del Covid, justo después del Evento 201, seguro que atrae suspicacias y teorías de todo tipo.
En cualquier caso, como menciona el vídeo promocional del Foro Económico Mundial de CYBER POLYGON 2021, el riesgo de ciberataques es conocido, aunque generalmente ninguneado por los inversores. Como dato, sólo tres compañías, AWS (Amazon Web Services), Azure (de Microsoft) y Google Cloud, controlan el 60% del mercado mundial de servicios en la nube. La dependencia del funcionamiento de internet de un puñado de empresas claves es una realidad. Los riesgos son inevitables, aunque mitigables. Su materialización es una incógnita.
Y aunque falta detallar decenas y decenas de actuaciones y tratados, el nexo común de todos ellos será precisamente el establecimiento de la agenda 2030, que como ya se sabe, está diseñada para la reducción a nivel mundial de varios miles de millones de personas y la transhumanización del resto de seres que queden vivos.
Qué pena vivir en una época tan nefasta como la que nos ha tocado en suerte, en pleno siglo XXI y que no haya personas influyentes, con relevancia pública y con capacidad de tomar de decisiones, que deseen salvar a la humanidad de las garras de los malvados psicópatas y sociópatas que ocupan puestos de responsabiliad en la política, la judicatura, defensa, universidades, medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas, el clero, equipos directivos de los colegios profesionales y por supuesto en el ámbito sanitario -sin duda uno de los más macabros- ya que ellos y sólo ellos son el problema, cuando deberían ser la solución.
Y es que a fin de cuentas, todos estos cómplices, colaboradores necesarios, están enormemente implicados en el programa diseñado por los dirigentes del «nuevo orden mundial» para la desaparición de la especie humana. Unos por ineptitud, otros por desidia, otros por negligencia, también por ignorancia.. respecto de sus semejantes, son capaces de vender su alma al diablo. Y, ni remotamente se plantean que existe otra vida después de ésta, que la muerte no es el final y que, más pronto de lo que imaginamos tendremos que rendir cuentas de nuestras actuaciones, para unirnos a nuestro creador eternamente… o sufrir el castigo merecido por nuestra indiferencia afectiva hacia nuestro prógimo en nuestra estancia en el Planeta Tierra.
¡De nosotros, todos, depende preservar nuestras vidas y las de quienes vengan detrás de nosotros, o que los humanos se extingan…!
¡Tiempo al tiempo!
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