Aurora Rodríguez Carballeira
Ilustrísimos Jueces Magos:
Seguro que os acordáis de mí, soy aquella mujer que el año pasado decidió repudiar al padre de sus hijos y desahuciarlo, vamos, expulsarlo de su casa y alejarlo de sus hijos…
Como ya tenía decidido separarme, me dirigí a vosotros para que me concedierais unas cuantas cosas.
Os vuelvo a escribir este año 2021 que echa a andar, después de la agradable experiencia del año pasado en el que me trajisteis todos los regalos que os pedí, e incluso hubo alguna sorpresa inesperada de última hora.
¡Antes de nada he de deciros que os estoy enormemente agradecida por todo ello!
Me gustó mucho el regalo del piso conyugal, aunque ya vivía en él con mi ex marido, ahora sólo lo disfrutamos mis hijos y yo. Y, por supuesto mi ex marido continúa pagando la mayoría de la hipoteca ¡Como tiene que ser! ¿No?
También estuvo muy bien la pensión que me adjudicasteis para la manutención de mis hijos (por “alimentos” la llamáis vosotros en ese lenguaje que vosotros usáis y que generalmente no entiende casi nadie…).
Con parte de ese dinero ya he hecho dos viajes, pues nada más empezar a cobrar cambié a los niños del colegio privado a uno público que es más barato (¡Muchas gracias por no acceder a las peticiones que os hace mi “ex”, para que se revise la pensión de manutención o para que se me pidan cuentas de en qué gasto el dinero que él entrega todos los meses para la manutención –supuestamente- de mis hijos!) En esto sigo los sabios consejos de mi amiga Piluca que sabe mucho de estas cosas, pues ella ya se ha divorciado dos veces, y no para de decirme que para nosotras, las mujeres, es un fabuloso negocio eso de divorciarse.
¡Gracias, sobre todo, por la pensión de los niños, París me encantó!
Respecto de que me otorgarais la custodia exclusiva de los hijos, no sé si daros las gracias; pues, como ya es de lo más normal que se discrimine al padre sin contemplaciones, por el hecho de ser hombre, sin darle ninguna opción; no sé si concederos a vosotros algún mérito (aunque algunos de vosotros todavía seáis reacios a aplicar la “discriminación positiva” en estos asuntos); pienso que mejor es darle las gracias a los políticos que no han cumplido su promesa de cambiar el Derecho de Familia, pero bueno… de todos modos, os estoy muy agradecida por otorgarme la posibilidad de decidir en exclusiva respecto de todo lo que concierne a la educación y a la crianza de mis hijos.
En cuanto a la orden de alejamiento que le impusisteis a mi ex, estuvo pero que muy bien. De todos modos creo que os pasasteis un poquito en mi interrogatorio; pero si ya sabíais que no tenía ninguna prueba, ni testigos, ni nada más que mi declaración; y sabíais de sobra que se trataba de una denuncia falsa por maltrato, como tantas otras que se presentan todos los días en España. Entonces ¿Para qué perder tanto tiempo con tantas preguntas?, ¿Acaso no aprobaron los políticos la ley de «violencia de género» (el 28 de diciembre de 2004, día de los «Santos Inocentes», je, je,je) para condenar a los hombres sin ninguna prueba? ¡Pues condenadlos y ya está! ¡Que se preocupen ellos de demostrar que son inocentes! Total, si cuando lo consiguen a nosotras tampoco nos pasa nada.
!Ah!, lo olvidaba! Gracias por archivar todas las denuncias que me puso el pesado de mi ex por no dejarle ver a los niños, pero es que no entiende que los niños son míos, pues yo los he parido, y cuando a mí me parezca ya se los dejaré ver; y si no está de acuerdo que siga poniendo denuncias y vosotros las archiváis, y así que pierda más tiempo y se desespere más, ¡Hombre es que ya está bien!
El manual de manipulación que me enviasteis me fue muy bien (http://www.familiaenderechos.es/2016/05/06/mas-de-cien-tacticas-de-alienacion-parental/), he conseguido fácilmente que mis hijos digan que ya no quieren ir con su padre, incluso he conseguido que le tengan miedo¡ ¡Ufffff… Les he contado unas historias tan macabras que no podéis ni imaginar!
La verdad es que lo de la Alienación Parental lo he aprobado con sobresaliente, están manipulados y bien enseñados. Los he llevado incluso, a una psicóloga que ha recomendado que de momento los niños no tengan ningún contacto con el padre. De veras, la psicóloga fue muy buena conmigo, me hizo un informe sin ningún rigor, y tampoco siguió la praxis correcta, ni el protocolo obligatorio… y es que mis niños están muy bien educados. Estoy muy contenta, me siento muy afortunada por lo mucho y bien que colaboran las psicólogas a la hora de hacer informes en España. No sé qué haríamos sin la valiosísima ayuda de las psicólogas (bueno, y algunos psicólogos) ¡Un besito para ellas!
Mi madre, o sea, la abuela de mis hijos no siguió el curso de manipulación pero, la verdad es que tiene una espontaneidad tal, le sale tan “natural”, que los manipula y les inculca cosas maliciosamente de una manera envidiable; el otro día los convenció de que su papá los había abandonado y que no le daba nada de dinero a mamá, ¡que criaturas tan inocentes, son una ricura!
Sí tuvisteis un olvido imperdonable: no me enviasteis el manual de instrucciones para el “mantenimiento” de mis hijos; como antes de separarme mi ex se encargaba de casi todo lo concerniente a mis hijos, ahora no sé ni cuando les tocan las vacunas, pero bueno, se supone que soy una buena madre y los cuido bien, es lo normal ¿no?.
Lo que os voy a pedir este año es un poquito de aumento en la pensión, y así mato dos pájaros de un tiro, hundo un poco más en la miseria a mi ex y me cambio de coche, que he visto un modelo que es una monada. Si os parece, me podíais aceptar una denuncia falsa de… Ummmmm… ya está, de abuso sexual a mis hijos por ejemplo, así una vez me la aceptéis, mi ex estará más deprimido y lo podré chantajear un poco más, si consigo que me dé más dinero, digo que todo ha sido un malentendido y ya está. ¡Total, como tengo impunidad por ser mujer! Pues eso, ¡que se fastidie!
Como podéis suponer, mi amiga Piluca me ha informado de que cuando las denuncias falsas que, las mujeres presentamos continuamente, se salen de ojo, vosotros las archiváis y miráis para otro lado… Je, je… ¡Solo os falta aplaudir!
De todos modos, he pensado que esta vez tenéis que hacer también que le pongan la pulsera de maltratador, que eso fastidia mucho, si hace falta me auto-lesiono un poco; me ha dicho mi amiga Piluca que con un “moradito” es suficiente.
Le digo al padre de mis hijos que venga un día a ver a los niños y cuando venga le monto un pollo y mi madre, y si es preciso también mi amiga Piluca, testificarán que me ha agredido y todo listo, le ponéis el brazalete y… andando (si lo metéis unos días en la cárcel por “quebrantamiento de condena”, como vosotros lo llamáis, mejor que mejor…). Si el brazalete puede ser fluorescente, mejor, para humillarlo más todavía.
Bueno, ya no os pido nada más, que tampoco es cosa de pasarse de ambiciosa y ser una abusona. Solamente me queda deciros que no olvidéis, mis queridos e Ilustres Jueces Magos, que este año he sido muy mala como os gusta a vosotros.
Firmado: Aurora Rodríguez Carballerira (mamá de Hildegart)
– Nota aclaratoria: La vida de Aurora Rodríguez Carballeira y de su hija, Hildegart Rodríguez Carballeira es un caso en el que la realidad supera a la ficción. Como si se tratara de un personaje de alguna novela de García Márquez, Aurora urdió un plan con todo lujo de detalles: daría a luz a una mujer que guiaría a España a un nuevo orden social. Y como no había banco de semen en la época, seleccionó al semental adecuado (un sacerdote del que tendría plena seguridad que nunca reclamaría la paternidad). Una niña, tal como ella quería, nació el 9 de diciembre de 1914 y le puso por nombre ‘Hildegart’; que según explicaba su madre, significa ‘jardín de la sabiduría’.
Hildegart estudió idiomas y era diplomada en inglés, francés y alemán. Se licenció en filosofía y letras, así como en derecho, y cuando murió – a la edad de 18 años- estaba estudiando medicina. Además, era una solicitada conferenciante. Se relacionaba con los intelectuales y científicos de su tiempo, tanto en España, como epistolarmente en el resto de Europa.
Pero el plan de Aurora no salió como ella tenía previsto. Hildegart fue creciendo y haciéndose mayor, cada vez demandaba más autonomía y no le faltaban ganas de experimentar la intimidad sexual sobre la que tanto había escrito. Un amanecer, su madre en la cabecera de su cama, le disparó a bocajarro cuatro tiros mortales. Con 18 años de edad murió asesinada por su madre al alba del 9 de junio de 1933.
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