CONVERSACIÓN ENTRE NICOLÁS MAQUIAVELO Y UN AMIGO, ACERCA DE CÓMO DEBEN CONDUCIRSE LOS GOBERNANTES SI QUIEREN CONSERVAR EL PODER… SOBRE LAS «RAZONES DE ESTADO».
- Mi querido amigo, cuando hayas adquirido en política cierta experiencia, verás tú mismo que, entre la manera de cómo se conducen los hombres y cómo deben proceder, hay tanta diferencia que, olvidarlo es condenarse a una pérdida cierta, ya que los hombres son de natural malo y vicioso, si es que el temor o el interés no los incita a la virtud. Ve por lo que digo que, para no perecere, un gobernante debe aprender antes que nada el arte de parecer virtuoso. Pero, debe según las necesidadesd, practicar o fingir las leyes de la virtud, sin temor de que su conciencia le inspire remodimientos por haver cometido esos crímenes secretos, sin los cuales no se podría conservar el poder… Porque, si se estudia en detalle, la naturaleza del mal y del bien, se llega a esta conclusión: que muchas cosas que parecen virtuosas arruinan la autoridad del gobernante y que, muchas otras que parecen abominables, la engrandecerán.
- Pero, por favor, amigo Nicolás -exclama el amigo especialmente sublevado- si se razona así, todo está permitido; no hay crimen ni bajeza que no se pueda justificar…
- Sí, todo está permitido -dijo Maquiavelo- y como para aumentar la importancia de sus palabras, reiteró: Todo le está permitido a quien desea y puede gobernar.
- Pero, permíteme -intervino su amigo- ¿No ha habido acaso grandes gobernantes, a lo largo de la Historia, que se comportaron sin crueldad?
- Ciertamente, podían ser clementes, sin demasiado peligro para el Estado, porque en tiempos precedentes ha se habián cometido suficientes actos crueles y sangrientos, por parte de quienes les antecedieron… Pero, de todos modos, aquel que por un momento acalle la voz de la virtud, si no quiere perecer, debe entrar sin idea de retorno, en el camino fatal, porque, los hombres no se vengan más que de las injurias pequeñas o mediocres, mientras que, de las ofensas graves les quitan toda fuerza para vengarse… Es por ello que, un gobernante no debe, ni puede, infligir a sus súbditos más que ofensas extremas, severas, evitando las mediocres o pequeñas. Pero, la mayor parte de los hombres elige ese camino intermedio, entre el bien y el mal que, es el más peligroso, no atreviéndose a ser ni buenos ni malos por completo… Cuando el crimen exige «grandeza de alma», retroceden y con natural facilidad no cometen más que, vulgares villanías.
- Eso que tú dices, amigo Nicolás, pone los pelos de punta -dijo el amigo de Maquiavelo-
- La verdad perfecta parece casi siempre increíble -añadió Nicolás Maquiavelo-
Quien controla el miedo de la gente se convierte en el amo de sus almas…
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