Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG. Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.
Europa puede convertirse en un territorio fértil parea las amenazas hibridas
La UE ofrece hoy varias oportunidades que los adversarios externos pueden aprovechar. Hay tres factores principales que importan: el entorno geopolítico cambiante posterior a la guerra fría; vulnerabilidades tecnológicas y legales inherentes a la globalización y el mercado común; y un zeitgeist poshistórico que todavía prevalece en Europa y que no acepta que la subversión, y mucho menos la acción militar directa, es una amenaza para el estilo de vida europeo. En la década de 1990, Europa estaba rodeada en gran medida por Estados reformadores o democracias incipientes preocupadas por su propia transformación. Ahora, el continente vecino a potencias ambiciosas que buscan proyectar tanto el poder duro como el blando en Europa. Muchos de ellos también trabajan con fuerzas antisistema en Europa. Esta proyección de poder puede tener una variedad de objetivos, incluido el de difundir los instintos e ideologías represivas de los Estados a Europa, lo que puede implicar silenciar, reprimir o incluso eliminar a los disidentes que residen allí. Estos estados también pueden querer controlar la narrativa sobre sus desarrollos internos a través de operaciones de información dirigidas a las comunidades de emigrantes, pero también obteniendo el control de las organizaciones culturales y religiosas. En Europa, Rusia es el actor más conocido en estos aspectos, pero Turquía e Irán también están activos. Las operaciones de influencia de Arabia Saudita se concentran en Estados Unidos, pero algunas de ellas son visibles en Europa. Otro desarrollo es el surgimiento de China y la creciente asertividad de su aparato estatal. Si bien las operaciones de influencia china son menos visibles que las rusas, el espionaje económico chino es muy activo; China ve a Europa como un objetivo más suave que Estados Unidos. Se concentra en lanzar ataques cibernéticos especializados contra industrias e instalaciones de investigación, pero su programa también abarca inversiones estratégicas en industrias de tecnología clave.
A medida que se han producido estos cambios, la economía digitalizada de la UE y la sociedad cada vez más abierta e interconectada han proporcionado a los actores extranjeros hostiles una amplia gama de puntos de ataque. La infraestructura digital, desde la comunicación militar hasta los transmisores 5G y las máquinas de votación, permite a los actores hostiles acceder con éxito a una cantidad cada vez mayor de datos e inteligencia. Los puntos de ataque están aumentando en número, con la llegada del Internet de las cosas, con altavoces Alexa, luces activadas por WiFi y termostatos inteligentes utilizados por los ministros europeos y los conductores de Uber por igual. Los ciberdelincuentes no estatales harán uso de estas vulnerabilidades, pero los estados hostiles también pueden explotarlas. La mayor vulnerabilidad de Europa a los ataques híbridos no es un riesgo inherente al progreso tecnológico y la globalización: es una cuestión de elección. Europa se ha decidido por un enfoque de laissez-faire a estos temas. Tanto la élite pública como la política de Europa han desarrollado en gran medida una visión del mundo de Fukuyaman, el fin de la historia, que no está a la altura de la dura realidad global y regional que enfrenta Europa. Las guerras en Ucrania y Siria han dejado pequeñas abolladuras en esta visión del mundo, pero la mayoría de los europeos permanecen fundamentalmente tranquilos por los peligros que los rodean. A pesar de los modestos aumentos de los últimos años, el gasto europeo en defensa general solo ha vuelto a los niveles de 2008. Todo esto se refleja en la cultura política de Europa, que sigue siendo una que busca una solución a través del diálogo en lugar de la confrontación. Como resultado, cuando se enfrentan al acoso geopolítico, como a través de amenazas híbridas o acciones de inteligencia hiper-agresivas, el primer instinto de los gobiernos europeos es que la participación del paciente resolverá los problemas. La opción de una respuesta contundente es profundamente incómoda para el público y los políticos en la mayor parte de la UE. Básicamente, la otra cara de la diversidad y apertura de Europa es que conserva un mosaico de enfoques a las amenazas híbridas. Existen enormes diferencias entre la urgencia, la importancia y los métodos con los que los países europeos combaten estas amenazas. Para algunos estados, e incluso partidos políticos, asumir estas amenazas es una actividad estatal de tiempo completo; para otros, «amenazas híbridas» es un término temporalmente de moda comercializado por los aterradores geopolíticos. Por tanto, los recursos, las competencias y las opciones políticas centradas en las amenazas híbridas varían enormemente en la UE
Infantes de marina rusos y chinos han practicado, dentro de los ejercicios Cooperación Naval-2016, varias tareas en un polígono militar chino. Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/218792-video-saltos-infantes-marina-chinos-rusos
La implementación de este procedimiento de concertación multinacional e interagencias requerirá realizar enormes cambios en la cultura organizativa y en el funcionamiento interno de las instituciones, y tampoco garantizará el éxito en ninguna operación de gestión de crisis, estabilización o construcción nacional. No obstante, es probable que una vez el empleo del Enfoque Integral se haya generalizado entre la comunidad internacional, éste complicará la reproducción de los errores cometidos por nuestros países en los Balcanes, Afganistán, Irak o Libia, tales como la definición de objetivos políticos demasiado ambiciosos, inalcanzables, ambiguos o irreales; la improvisación en los planteamientos estratégicos; la rivalidad institucional entre los participantes; el desconocimiento de los códigos culturales de los escenarios de actuación; la falta de comunicación entre los actores militares y los civiles, nacionales e internacionales o públicos y privados en el terreno; la creación de estructuras para la gestión de crisis redundantes e ineficientes; la dispersión de los recursos humanos y materiales o la exclusión de ciertos actores clave en el proceso de toma de decisiones. Teniendo en cuenta que la colaboración entre los actores participantes en la operación de gestión de crisis durante su previo análisis y ulterior planeamiento, conducción y evaluación constituye el principio fundamental del Enfoque Integral, es preciso apuntar que a fecha de hoy ni existe una definición universalmente aceptada ni tampoco se ha desarrollado un modelo único para la gestión y la concertación interagencias en labores de gestión de crisis complejas. No obstante, atendiendo a los hallazgos de la experimentación multinacional realizada hasta la fecha y las lecciones observadas en las crisis recientes –y en especial la intervención internacional en Libia, que constituye la antítesis del Enfoque Integral– cualquier operación integrada debería fundamentarse en los siguientes principios generales de actuación: – Unidad de acción. Cualquier operación deberá arrancar con un análisis de la situación en la que todos los actores implicados puedan estar representados; seguir con la definición de unos objetivos realistas, alcanzables y compartidos –en la medida de lo posible– entre todos los actores; y finalizar con una implementación flexible y una evaluación coordinada de la operación. – Propiedad (ownership). El país o la región donde se realizará la intervención debe considerarla como propia y encaminada a su bienestar, pues es su población la última responsable del éxito y la máxima beneficiaria de la misma. – Capacidad local. Cualquier intervención exterior debe priorizar la promoción y fortalecimiento de las instituciones locales. – Política-seguridad-desarrollo. Estas tres esferas son interdependientes, por lo que el fracaso en una puede arruinar cualquier éxito cosechado en las otras dos. – Resultados visibles. Es vital realizar acciones de impacto (mejora de la seguridad, las infraestructuras o los servicios sociales básicos) que proporcionen resultados visibles y patentes, a la par que sostenibles. – Flexibilidad, proactividad y prevención.
Es vital integrar, combinar y secuenciar las acciones realizadas y los efectos conseguidos por los distintos instrumentos del potencial nacional e internacional. – Armonización de los objetivos y los recursos disponibles. El Enfoque Integral debe facilitar la definición de una situación final deseada clara y realista, unos objetivos estratégicos alcanzables en tiempo, espacio y forma, y enlazarlos con unos recursos adecuados y suficientes. – Análisis de las raíces del conflicto. En la medida de lo posible, el Enfoque Integral debe abordar las raíces de la crisis para garantizar una resolución satisfactoria y duradera de la misma. – Liderazgo civil. El Enfoque Integral es una herramienta para la gestión de crisis bajo liderazgo civil en la que participan distintos tipos de actores con el fin de alcanzar la coherencia en la resolución de crisis complejas. – Implicación vertical en los niveles de conducción. El Enfoque Integral requiere que los distintos actores se impliquen desde el primer momento al más alto nivel, y en la medida de lo posible antes de que ésta estalle. – Diálogo continúo y activo. Cualquier plan de acción realista bajo los auspicios del Enfoque Integral demanda un diálogo activo y un flujo de información efectivo entre los gobiernos, organizaciones internacionales, ONG y el sector privado. – Enfoque regional. Los intereses, inquietudes y necesidades de los países afectados deben ser tenidos en cuenta y verse reflejados en el plan para la intervención. – Planeamiento continuo, concurrente, ágil y flexible. Para garantizar una rápida y efectiva adaptación de todos los actores implicados en la intervención a los cambios de situación propios de las operaciones de gestión de crisis. Aunque estos principios deberían fundamentar cualquier Enfoque Integral a la gestión de crisis, no parece que las concepciones existentes prioricen la consecución de estos objetivos sino la resolución de problemas internos de organización y coordinación interagencias. Así, a continuación se presentarán los rasgos definidores de las distintas iniciativas nacionales y multinacionales que se hallan en curso.
En primer lugar, el Enfoque Integral más abierto a la participación externa y más ambicioso en cuanto a objetivos, planteamiento, ejecución y evaluación, se formuló en el Experimento Multinacional 5 (MNE5)[1]. Este experimento planteó un proceso abierto, democrático e inclusivo a todos los participantes con independencia de su poder e influencia y que arrancara en el análisis preliminar y se dilatara hasta la salida definitiva de las fuerzas multinacionales. A pesar de las enormes bondades de este proceso, todavía a fecha de hoy ningún actor ha procedido a la implementación de este método abierto, prefiriendo desarrollar herramientas más limitadas y más susceptibles de control político o autonomía nacional en operaciones integradas de gestión de crisis. En segundo lugar, organizaciones como la Alianza Atlántica o la Unión Europea están desarrollando un Enfoque Integral mucho más restringido y orientado fundamentalmente a la mejora del funcionamiento de sus instrumentos internos de gestión de crisis. En este sentido, mientras el concepto aliado busca reforzar sus atribuciones en operaciones haciendo hincapié en el artículo 5 mediante la formalización de relaciones entre ésta y otros actores relevantes junto con la mejora de sus propias herramientas, lo que está comportando el desarrollo de una limitada capacidad específica para fines civiles; la Unión Europea concibe su propio Enfoque Integral para complementar la existente CMCO (CivilMilitary Coordination) para la coordinación interna de la Unión en materia de gestión de crisis y mejorar la dimensión exterior mediante la institucionalización de medidas de planeamiento, conducción y evaluación de las operaciones integradas en un contexto de cambios institucionales provocados por la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
Leeciones aprendidas en Afganistán: El concepto del Enfoque Integral. Fuente: https://www.seguridadinternacional.es/?q=es/content/lecciones-aprendidas-en-afganist%C3%A1n-el-concepto-de-enfoque-integral
No obstante, es importante realizar dos breves apuntes al respecto, puesto que por un lado, en ambos casos sólo se pretende la cooperación práctica y la coordinación funcional en la medida de lo posible y sin que ello entrañe la definición de una única situación final deseada, ni unos objetivos estratégicos comunes, ni unas líneas de acción concretas, ni tampoco la integración de medios y capacidades. Por otro lado, tanto en el caso de la Alianza Atlántica como la Unión Europea, el desarrollo de esta iniciativa está siendo más lento de lo esperado puesto que en ambas organizaciones se están observando problemas políticos y controversias internas que están demorando su implementación práctica en las operaciones presentes. Muy distinto se presenta el Proceso de Planeamiento Integrado de las Misiones (Integrated Mission Planning Process)[2] que está siendo implementado por el Departamento de Operaciones de Paz de Naciones Unidas[3] con el objeto de facilitar el planeamiento y ejecución de misiones integradas cívico-militares. Su ámbito de aplicación se circunscribe al análisis previo y al planeamiento de las operaciones que puede llevar a cabo esta organización y su objetivo no es otro que incrementar la coordinación interna de las agencias pertenecientes a Naciones Unidas mediante el establecimiento de un proceso de planeamiento operativo integrado y secuencial, que comienza con el análisis de la situación y termina con la elaboración de los planes necesarios para implementar el mandato aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Como puede constatarse, este modelo de Enfoque Integral es muy restringido y su utilidad real bastante limitada, puesto que no concibe las relaciones que esta organización deberá establecer con otros actores ajenos a ella durante el planeamiento operativo, ni como deberá coordinarse con el conjunto de organizaciones y agencias que participarán en la resolución de crisis sobre el terreno, ni tampoco imagina como deberá integrarse la ejecución y evaluación de la operación de paz.
El Departamento de Operaciones de Paz (DOP) tiene como responsabilidad principal prestar asistencia a los Estados Miembros y al Secretario General en sus esfuerzos por mantener la paz y la seguridad internacionales. Fuente: Foto ONU/Logan Abassi https://peacekeeping.un.org/es/department-of-peace-operations
Finalmente, son muchos los países de nuestro entorno que están articulando su propio Enfoque Integral con el objeto de mejorar su coordinación interministerial o su actuación nacional en materia de gestión de crisis y así garantizar su unidad de acción en el ámbito exterior. Aunque existen enormes diferencias internas en relación al alcance, características y ámbito de aplicación del Comprehensive Approach a nivel nacional, a grandes rasgos se podrían establecer cuatro grandes modelos que se distinguen por el grado de coordinación interagencias y participación institucional o externa. El primero fue desarrollado por Canadá bajo la designación de «tres D» (Diplomacia, Defensa y Desarrollo) y se planteó para mejorar la coordinación de estos tres Ministerios en la resolución de crisis. A pesar de ser empleado por ciertos países de nuestro alrededor, la mayoría de éstos están procediendo a una mayor coordinación institucional bajo los preceptos del «tres D más C» (Diplomacia, Defensa, Desarrollo y Comercio) o Enfoque Gubernamental (Whole of Government Approach). En este sentido, mientras el primero añade al Ministerio de Economía en el análisis, planificación y evaluación de cualquier acción integrada; el segundo propone que sean todos los ministerios y agencias gubernamentales (desde sanidad, educación o cooperación al desarrollo hasta interior, policía o sistema judicial) los que se coordinen para lograr una acción nacional única, coherente, estable y satisfactoria a cualquier crisis en cuya resolución pueda participar el país, una respuesta que parece sugerir que esta intervención puede dilatarse en el tiempo y entrañar labores de estabilización y de construcción nacional. El cuarto modelo sería el Enfoque Integral como tal, y entrañaría no sólo la coordinación de todos los ministerios y agencias implicados en la resolución de la crisis, sino también integraría –en la medida de lo posible– en la evaluación, planeamiento y análisis, a actores externos a la administración del estado, caso de la sociedad civil, ONG o empresas privadas. En consecuencia, los cuatro modelos observados permiten constatar que cada país que desee incrementar su coherencia interna en la gestión de crisis puede optar por distintas fórmulas de integración: desde la más simple y orientada a la cooperación práctica entre los Departamentos de Defensa, Exteriores y Desarrollo, hasta la plena integración de todas las administraciones del Estado y la participación de actores privados y la sociedad civil. En resumen, en términos generales puede afirmarse que el Enfoque Integral busca mejorar la coordinación de los actores participantes en la gestión de crisis complejas con el objeto de lograr una respuesta única y coherente a la misma. Sin embargo, los ejemplos aquí expuestos no sólo ponen de manifiesto que no existe ninguna definición única y universalmente aplicable de Comprehensive Approach; sino que la variedad de concepciones existentes parecen demostrar que bajo este principio general de actuación –fundamentado en la concertación de las estrategias y acciones de los actores participantes en la gestión de una crisis con el fin de lograr la unidad de acción y la coherencia en los planteamientos– se incluyen todas aquellas iniciativas nacionales e internacionales orientadas a resolver los problemas de coordinación internos y/o de cooperación externa identificados por cada nación u organización. Aunque esta indefinición normativa, rivalidad institucional e incertidumbre práctica están lastrando la configuración e implementación de un Enfoque Integral común para todos los actores participantes en la gestión de crisis, esta iniciativa es especialmente útil para resolver eficazmente los conflictos híbridos. Y es que, tal y como el general Fabián Sánchez ha explicado en las páginas anteriores, la resolución de estos conflictos irregulares requiere una visión global del problema, un compromiso a largo plazo y el empleo armonizado de una amplia gama de herramientas de naturaleza política, civil, informativa, económica, de desarrollo o militar
¿Cómo se pueden defender las sociedades contra las amenazas híbridas?
Las amenazas híbridas, las operaciones híbridas y la guerra híbrida han sido ampliamente discutidas entre los tomadores de decisiones políticas y los analistas de políticas de seguridad, particularmente durante los últimos años.
La última ronda de discusiones fue provocada por el uso integrado de medios militares y de otro tipo por parte de Rusia en la península de Crimea durante las primeras fases de la crisis de Ucrania[4]. Ha habido menos discusión sobre qué permite a los países participar en guerras híbridas y cómo organizar defensas nacionales sólidas para hacer frente a amenazas híbridas. Michael Kofman y Matthew Rojansky, «Una mirada más cercana a la ‘guerra híbrida’ de Rusia«. Las principales contribuciones de este documento de política se encuentran en la introducción de un marco para evaluar los fundamentos estratégicos de las operaciones híbridas ofensivas y en la lista de sugerencias para organizar las defensas nacionales para hacer frente al espectro de amenazas híbridas:
• La guerra híbrida desdibuja intencionalmente la distinción entre tiempos de paz y guerra, lo que dificulta que los países definidos como objetivo diseñen respuestas políticas de manera adecuada y oportuna.
• La amenaza híbrida de múltiples frentes exige que los planificadores de defensa involucren a todas las partes de la sociedad en los esfuerzos defensivos. Los esfuerzos intergubernamentales o entre agencias ya no son suficientes.
• El enfoque de defensa integral requiere un desarrollo paciente de capacidades nacionales. A corto plazo, las deficiencias pueden superarse utilizando las capacidades y los esfuerzos de creación de capacidad de los aliados.
Militares sin identificación tomando una base ucraniana en Crimea. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:2014-03-09_-_Perevalne_military_base_-_0116.JPG
Guerra híbrida: movilización de todos los medios nacionales para lograr objetivos políticos En este tercer tema de la asignatura, analizamos la guerra híbrida, de forma que, podemos verla como un concepto que es un intento occidental de categorizar lo que se vio en Ucrania. La frecuentemente citada «doctrina Gerasimov» rusa, describe la guerra moderna como operaciones conjuntas que utilizan una combinación de medios militares y no militares para lograr objetivos políticos, y que aprovechan al máximo la línea intencionalmente borrosa entre guerra y paz. Como se ha señalado anteriormente, en En la historia de la guerra hemos visto actividades similares en varios términos, que incluyen, por ejemplo, operaciones no lineales, conflicto de baja intensidad, conflicto de espectro completo, guerra política, guerra no convencional, guerra irregular, guerra asimétrica y sin restricciones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el arte de la guerra se está desarrollando todo el tiempo y, a menudo, nos encontramos con nuevas mutaciones o repeticiones de enfoques doctrinales previamente conocidos. La guerra híbrida en pocas palabras: En nuestra opinión, con respecto a la guerra híbrida, la explotación constante de las asimetrías identificadas a lo largo de todas las fases de la guerra, incluidas las fases no violentas, es una de las características definitorias. En segundo lugar, estas asimetrías se explotan típicamente en combinación con un elemento de sorpresa y una aplicación de tácticas de desviación y engaño. La tercera característica definitoria está vinculada al aspecto temporal del conflicto. En la guerra híbrida, de ninguna manera es necesario tener una victoria rápida decisiva sobre el adversario, pero el nivel de escalada puede fluir y refluir durante un período de tiempo más largo. Una fase más activa de un conflicto puede ser seguida por un tiempo de conflicto congelado, que puede servir para alcanzar las metas políticas originales y así “ganar”. Desde la perspectiva operativa, las operaciones híbridas pueden describirse como que incluyen una combinación de dos o más medios estatales violentos o no violentos o capacidades de proyección de poder para lograr el estado final político deseado. Estos incluyen, entre otros, herramientas políticas y económicas, guerra de información, uso o amenaza de fuerza militar, ataques cibernéticos y participación en operaciones especiales. Si bien la combinación de medios violentos y no violentos para lograr metas es un fenómeno histórico, la coordinación flexible y rápida del uso de diversos medios y la forma en que se realiza la focalización pueden considerarse características novedosas. Los objetivos clave de las operaciones híbridas son las vulnerabilidades o debilidades identificadas en el país objetivo. Estas vulnerabilidades se pueden identificar en cualquiera de las partes vitales de una sociedad. Para que las operaciones híbridas tengan éxito, se requieren condiciones previas y preparaciones críticas.En primer lugar, es necesario que exista un liderazgo político sólido para ordenar las operaciones híbridas combinadas con la voluntad y la capacidad de dedicar una amplia gama de recursos para las operaciones con poca antelación, así como a largo plazo. En segundo lugar, se necesita un aparato de inteligencia eficaz y de amplio alcance para escanear los países objetivos y crear una lista de vulnerabilidades identificadas. La lista de vulnerabilidades identificadas, o la lista de objetivos, se basa en el conocimiento adquirido de las vulnerabilidades y debilidades clave que existen en la sociedad del país objetivo. La tercera condición previa crítica que a menudo se asocia con las operaciones híbridas es la campaña de información que precede a las operaciones híbridas. Estas campañas de información están dirigidas a generar apoyo para las operaciones tanto a nivel interno como en el país de destino, lo que se vio en el caso de “los hombrecitos verdes”en Crimea. Las operaciones de información también continuarán realizándose durante y después de la fase activa de la operación híbrida. El apoyo político, la aplicación de aparatos de inteligencia y las operaciones de información son cruciales en las fases de preparación, ejecución y seguimiento de las operaciones híbridas. Se ha argumentado que la guerra híbrida es, en esencia, ganar, o lograr los objetivos establecidos, con poca o ninguna lucha. Para construir sobre esta idea, decimos que en la guerra híbrida es casi imposible decir cuándo la lucha es real, o comienza la violencia organizada que es la guerra en su forma clásica. Una de las ideas centrales de la guerra híbrida es que desdibuja intencionalmente las distinciones entre las categorías occidentales claramente separadas de guerra y paz y operaciones civiles y militares. Este difuminado se logra utilizando una amplia variedad de medios, tanto violentos como no violentos, militares y civiles, de una manera cuidadosamente planificada sin traspasar innecesariamente el umbral de la guerra, incluso si el nivel de fines políticos, las democracias liberales occidentales están limitadas en sus capacidades para librar una guerra escalada varía. Como la guerra híbrida se basa en aprovechar una amplia gama de recursos de la sociedad y movilizarlos con híbrida al máximo, particularmente durante un período de paz percibida. Se puede considerar que las sociedades autocráticas desarrolladas y globalmente integradas están mejor posicionadas para participar en una guerra híbrida. El tipo de régimen autocrático permite una toma de decisiones rápida y centralizada que está menos limitada por los controles y contrapesos normales y que tiene un mejor acceso a los recursos naturales. El desarrollo y la integración global amplían el conjunto de instrumentos disponibles y ofrecen vías para aplicar las herramientas a sus objetivos.
Operaciones híbridas ofensivas
Como se mencionó brevemente anteriormente, una operación híbrida ofensiva se puede dividir en tres fases: preparativos, operaciones y seguimiento. Si bien las operaciones híbridas siempre se adaptan cuidadosamente de acuerdo con sus objetivos, las condiciones previas y los preparativos detrás de las operaciones siguen siendo las mismas.
1. Se necesita un liderazgo político fuerte, ya que ayuda a establecer metas y proporciona el mandato a las operaciones. El liderazgo político también es una necesidad tanto para permitir operaciones rápidas ejecutables como para mantener las operaciones más largas en ejecución durante un período de tiempo potencialmente indeciso.
2. Es necesario que exista un conjunto de instrumentos o capacidades disponibles controlados por el estado que puedan utilizarse para llevar a cabo operaciones híbridas. Por ejemplo, se puede necesitar una fuerza militar fuerte para respaldar las operaciones noviolentas en curso y crear disuasión contra posibles reacciones violentas. Los instrumentos disponibles deben coincidir con las vulnerabilidades identificadas en el estado de destino.
3. Para que las operaciones híbridas tengan éxito y estén bien orquestadas, es necesario un control y una coordinación estricta de todos los medios estatales y privados, ya que las operaciones híbridas combinan una variedad de instrumentos de manera conjunta.
4. Un aparato de inteligencia fuerte y un conocimiento de la situación actualizado son necesarios para dirigir las operaciones híbridas de manera efectiva y permitir cambios rápidos en la perspectiva de las operaciones y el conjunto de instrumentos en uso para estar un paso por delante del defensor.
5. El elemento sorpresa es clave para el éxito, que se logra orquestando el uso de varios instrumentos de una manera inesperada y utilizando tácticas de diversión y engaño.
6. Por último, se necesita un fuerte seguimiento político para proteger el estado final logrado y los logros obtenidos. Las operaciones híbridas se basan en la utilización de asimetrías identificadas para que las operaciones tengan éxito al comparar las propias fortalezas con las debilidades conocidas de los objetivos. Por ejemplo, un gobierno débil en un país objetivo puede sucumbir a la presión política, o incluso caer con ayuda adicional de operaciones encubiertas de desestabilización. Pero la diferencia clave que distingue la guerra híbrida es que las operaciones híbridas aprovechan al máximo el impacto conjunto de varias operaciones o acciones simultáneas que tienen lugar de manera secuencial u orquestada al mismo tiempo. La caja de herramientas de operaciones híbridas consta de una amplia gama de instrumentos que se pueden utilizar con fines ofensivos.
El general de EU Joseph Dunford y el general ruso Valery Gerasimov en una reunión en Finlandia en 2018. Fuente: http://www.hokana.org/defensa-hibrida-nueva-doctrina-belica-rusa-venezuela/
Defensa híbrida[5]: establecimiento de un enfoque de defensa integral
Las amenazas híbridas están recibiendo ahora una atención especial en los círculos de planificación de la defensa nacional. Esto es particularmente cierto en países que enfrentan un adversario actual o potencial con las capacidades necesarias para ejecutar operaciones híbridas. Debería prestarse aún más atención a la defensa híbrida si existen grandes líneas divisorias entre la población de las que el agresor puede aprovechar. Debido a la naturaleza de las amenazas híbridas para toda la sociedad, prepararse y abordarlas requiere fuertes medidas. Las principales democracias liberales pueden disfrutar de un poder incomparable en muchas de las áreas de la guerra híbrida, incluidos los usos ofensivos, pero pueden carecer de las herramientas necesarias para identificar de manera oportuna las amenazas que cruzan ágilmente las categorías ordenadas y los silos burocráticos cuidadosamente guardados. Los países más pequeños con menos poder pueden tener potencial en algunas de las áreas de la guerra híbrida, como la cibernética, la guerra de información y áreas clave de la economía como la energía, pero rara vez pueden participar en una guerra híbrida por sí solos. Esto se debe al hecho de que los países más pequeños a menudo carecen de la agenda política, el amplio aparato de recopilación de inteligencia para adquirir una lista de objetivos potenciales y la capacidad de utilizar de manera flexible una amplia gama de instrumentos de guerra híbridos para operaciones exitosas. Sin embargo, independientemente de su tamaño, todos los países pueden reforzar sus defensas contra las amenazas híbridas. La clave en esto es un enfoque de seguridad integral, que apunta a la planificación de la seguridad intersocietal en lugar de conformarse con un enfoque intergubernamental clásico. El enfoque de seguridad integral exige liderazgo político, ya que toda la sociedad debe participar en esfuerzos defensivos. Este enfoque debe combinarse con un análisis de vulnerabilidad lúcido para comprender los posibles puntos de presión en la propia sociedad, el acceso a inteligencia confiable y esfuerzos sólidos de contrainteligencia.
Organizar defensas híbridas
Si bien las naciones autocráticas fuertes y desarrolladas pueden tener una ventaja en el lado ofensivo de las operaciones híbridas, todos los países, independientemente de su posición en el orden internacional, tienen la oportunidad de organizar sus defensas contra las amenazas híbridas. Una postura defensiva creíble contra las amenazas híbridas no puede basarse únicamente en las fuerzas militares y otros proveedores de seguridad, porque los objetivos pueden ubicarse en cualquier parte de la sociedad dependiendo de las vulnerabilidades individuales de cada país. Por lo tanto, las defensas híbridas deben construirse como una acción conjunta de todos los actores de la sociedad, incluida también la representación de la sociedad civil y el sector privado. Este modelo se denomina enfoque de seguridad integral. La idea detrás de un enfoque de seguridad integral es que la seguridad de la sociedad no se basa únicamente en la destreza de los proveedores de seguridad tradicionales, como la policía y el ejército, sino que todos los sectores clave de la sociedad se han incluido en el proceso de planificación e implementación de la seguridad. Este aspecto de toda la sociedad de un enfoque de seguridad integral hace que el liderazgo político sea particularmente importante. La inclusión de una amplia gama de actores de la sociedad en el proceso de planificación e implementación de la seguridad tiene como objetivo aumentar las capacidades para responder a una amplia gama de amenazas (como las cibernéticas) que cruzan las fronteras sectoriales, pero también para asegurar las funciones vitales de la sociedad que generalmente exigen estrictas colaboración entre varios sectores. Esta colaboración eficiente permite una movilización amplia y eficiente de los recursos de la sociedad. Para que funcione la colaboración entre las distintas partes de la sociedad, es necesario que exista un entendimiento compartido en forma de un concepto o estrategia de seguridad y estructuras administrativas establecidas. El concepto de seguridad escrito y comúnmente acordado une a todas las partes para abordar el desafío común, mientras que las estructuras administrativas, como el Comité de Seguridad en Finlandia, reúne físicamente a las partes para un intercambio de información y establece la capacidad de liderar la distribución respuesta a las amenazas.
Para que estas estructuras funcionen de la manera prevista, es de suma importancia tener una conciencia situacional compartida. La conciencia situacional apoya la comprensión de la situación actual, permite advertir de las operaciones del adversario antes de que se lleven a cabo y ayuda a formular una respuesta adecuada a la situación que se desarrolla. El conocimiento de la situación confiable exige la recopilación activa de inteligencia tanto de fuentes abiertas como cerradas. Además, la organización de las defensas exige una inteligencia fiable y un análisis de alta calidad. La planificación de la defensa híbrida debe basarse en la comprensión de las motivaciones y los objetivos políticos que guían las acciones del adversario y la identificación de los posibles objetivos para las operaciones híbridas del adversario. En otras palabras, ¿qué se debe defender y por qué? Los posibles objetivos son las funciones vitales de la sociedad y las vulnerabilidades y debilidades que residen en ellas. Como se mencionó anteriormente, el objetivo del adversario es descubrir las vulnerabilidades; dónde hay más asimetrías disponibles, qué objetivos son más fáciles de atacar y cómo se deben orquestar los ataques para lograr el máximo impacto. Esto lleva a la necesidad de realizar una evaluación nacional de amenazas y riesgos para definir las funciones vitales de la sociedad y descubrir las vulnerabilidades en ellas. La evaluación nacional de amenazas y riesgos también debe incluir la infraestructura crítica y los recursos clave con sus vulnerabilidades. La evaluación nacional de amenazas y riesgos también ayuda a identificar un conjunto relevante de escenarios de amenazas que se utilizan en apoyo de los preparativos de defensa en toda la sociedad. En relación con la inteligencia, también es necesario contar con un contrainteligencia con los recursos necesarios, ya que es la primera línea de defensa contra una amenaza híbrida. Para ser eficientes, las operaciones híbridas exigen una comprensión detallada y actualizada de las vulnerabilidades del país objetivo. Si bien hay mucha información disponible de fuentes abiertas, aún es necesario recopilar cierta información de fuentes humanas y sistemas clasificados. Además, los operadores de inteligencia pueden tomar medidas activas dentro del país objetivo, como corromper a funcionarios clave o dañar la infraestructura. La contrainteligencia debe poder evitar el acceso a la información más crucial y evitar que los operadores realicen sus tareas con éxito. En el momento de la crisis, el objetivo de la contrainteligencia es negar al agresor el acceso a información actualizada sobre el estado y el éxito de sus operaciones en curso.
Así funciona la fábrica de trols rusa en San Pertersburgo. Fuente: https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/A-la-fabrica-de-trolls-de-Rusia-no-se-le-puede-desmontar–20180224-0008.html
Para identificar una amenaza, las sociedades modernas dependen cada vez más de los servicios digitales y las infraestructuras críticas, que al mismo tiempo son vulnerables a la explotación cibernética. Las interdependencias de estas funciones clave de la sociedad ofrecen vías interesantes para operaciones híbridas ofensivas. Un ejemplo de esto son las redes sociales, donde las «fábricas de trolls[6]» desafían constantemente las narrativas de los medios nacionales y globales. Hemos sido testigos de una mejora en la calidad y cantidad de la desinformación, que desafortunadamente ha tenido éxito en tener un impacto en las opiniones de tanto los tomadores de decisiones como los de los ciudadanos comunes. Por estas razones, el poder cibernético y mediático puede considerarse la punta de lanza de las operaciones híbridas y los desafíos críticos para la defensa híbrida. También debe recordarse que los esfuerzos defensivos pueden tener un fuerte componente internacional. La colaboración internacional ofrece apoyo político, económico y militar directo, pero también ayuda a cubrir algunas de las capacidades nacionales que faltan y el apoyo para desarrollar capacidades en áreas que se han quedado atrás. De manera similar a la movilización eficiente de los recursos nacionales, la colaboración internacional permite la unificación de los recursos nacionales dispersos bajo el paraguas internacional más amplio de una agenda política y conduce a una postura defensiva mejorada para todos los incluidos. También hay medidas de defensa ofensivas más activas que se pueden tomar contra el agresor. Estas medidas, como cambios en la ubicación de las fuerzas militares, aplicación de herramientas de coerción económica, comunicaciones estratégicas dirigidas y operaciones políticas, apuntan tanto a señalar al agresor como a negar su capacidad para usar su conjunto de herramientas existente para operaciones híbridas. Para concluir, las preguntas clave que deben tenerse en cuenta al diseñar defensas nacionales contra amenazas híbridas incluyen:
• ¿Cuáles son las vulnerabilidades nacionales clave a las que se debe prestar especial atención? ¿Cómo podría un adversario aprovechar esas vulnerabilidades? En otras palabras, ¿cuáles son los escenarios de amenazas relevantes?
• ¿Están todos los sectores necesarios de la sociedad comprometidos en los esfuerzos defensivos y han sido adecuadamente preparados para actuar en sus respectivos sectores contra las amenazas percibidas?
• ¿Existe una comprensión compartida de la situación en tiempos de paz y crisis que pueda utilizarse para dirigir actividades en varios sectores de la sociedad?
• ¿Las actividades de inteligencia brindan alerta temprana, conocimiento y análisis de la situación en curso? ¿Se defienden activamente las funciones básicas contra la penetración extranjera y las actividades maliciosas?
• ¿Qué tipo de apoyo se puede encontrar en la comunidad internacional para apoyar los propios esfuerzos defensivos? ¿Qué capacidades se pueden ofrecer para ayudar a otras personas que enfrentan amenazas similares?
Observaciones finales
Si bien partes de la guerra híbrida pueden verse como desarrollos novedosos sobre conceptos de guerra previamente bien conocidos, hasta cierto punto podemos ver el regreso de la guerra tradicional que todo lo consume. Esto puede verse como un paso claro al margen de los tecnowars limitados y prolijamente contenidos que se libraron en lugares lejanos de nuestras sociedades que se han adormecido en una paz continua. Si estamos dispuestos a aceptar que la lucha es perpetua y que el frente puede abarcar a toda la sociedad, el defensor debe poder proponer una solución de defensa integral. Esto debería permitir una respuesta ágil y distribuida a las amenazas híbridas de múltiples frentes. A través de este tipo de enfoque de seguridad integral, el defensor puede construir una sociedad más resiliente capaz de enfrentar las amenazas. Desarrollar la resiliencia social es la única forma segura de mantener al menos parte de la ventaja del campo local porque el agresor intentará aumentar y utilizar el efecto de la sorpresa. Sin embargo, esto no es una tarea fácil. Requiere un plan a largo plazo y dedicación a la implementación. En primer lugar, es necesario establecer un mandato político y un concepto de seguridad sólidos. En segundo lugar, se necesitan planificación, concienciación y educación. En tercer lugar, las partes interesadas clave en varias partes de la sociedad deben compartir una conciencia situacional común, una evaluación de amenazas y riesgos y procesos de planificación y capacitación. La construcción de una sociedad más resiliente no debería verse solo como una carga adicional para las sociedades occidentales que ya tienen dificultades económicas; también es una gran oportunidad. Las estructuras que permiten a una sociedad responder de manera ágil a las amenazas híbridas también apoyan una mejor comprensión y afrontamiento de las complejas interrelaciones subyacentes que hacen frágiles nuestras sociedades modernas. Estas estructuras defensivas también ayudan a que nuestras sociedades sean más funcionales, a medida que los procesos de toma de decisiones se vuelven más transparentes e inclusivos.
[1] La gestión de las grandes crisis internacionales ha iniciado un proceso de revisión para superar las limitaciones de actuación demostradas en Darfur, Afganistán e Irak, entre otras. Hasta ahora la gestión se ha venido apoyando en sus actores diplomáticos y militares para las fases de planeamiento y decisión y con los actores humanitarios y de desarrollo en su ejecución sobre el terreno. La experiencia acumulada muestra la necesidad de que todos los actores implicados en la gestión se coordinen desde el primer momento del planeamiento y participen en la elaboración de un enfoque comprehensivo de la gestión (comprehensive approach). A partir de 2000, EEUU, Alemania, el Reino Unido y Australia pusieron en marcha un proceso de experimentación (Multinational Experiment, MNE) para revisar el concepto y procedimientos de gestión. Posteriormente Canadá, la OTAN, Francia, Suecia y Finlandia se han ido incorporando al desarrollo de los cuatro primeros experimentos. España se ha incorporado en 2007 como participante en el quinto experimento multinacional (MNE-5) para acompañar su desarrollo internacional y, en su caso, aprovecharse de la experiencia colectiva para mejorar sus capacidades y procedimientos de gestión. Este ARI describe las tendencias en la gestión internacional de crisis, el proceso de gestación de los experimentos multinacionales, su organización y la forma en la que España participa en el MNE-5.
[2] The Integrated Mission Planning Process (IMPP) is designed to facilitate achievement of this common understanding by establishing a planning process that engages the capacities of all parts of the UN System relevant to achieving impact in a given country setting.
[3] El DOP proporciona dirección política y ejecutiva a las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU en todo el mundo, además se mantiene en contacto con el Consejo de Seguridad, con las partes en conflicto, así como con los países que aportan contingentes y contribuciones financieras, con miras a cumplir los mandatos del Consejo de Seguridad. El mantenimiento de la paz es una cuestión política y su éxito final depende de procesos políticos activos y sostenibles o de la perspectiva real de un proceso de paz. El Departamento trabaja para integrar los esfuerzos de la ONU, y de las entidades gubernamentales y no gubernamentales en el contexto de las operaciones de mantenimiento de la paz. El DOP ofrece orientación y apoyo en cuestiones militares, policiales, actividades relativas a las minas y otros asuntos pertinentes en materia de misiones políticas y de consolidación de la paz de la ONU. Los orígenes del DOP se remontan a 1948, con la creación de las primeras operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU: el Organismo de las Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua (ONUVT) y el Grupo de Observadores Militares de las Naciones Unidas en la India y el Pakistán (UNMOGIP). Hasta fines del decenio de 1980, las operaciones de mantenimiento de la paz se ejecutaban por medio de la Oficina de Asuntos Especiales de la ONU. El DOP se creó oficialmente en 1992, año en que Boutros Boutros-Ghali asumió el cargo de Secretario General de las Naciones Unidas.
[4] La Crisis en Ucrania es un conflicto que ha tenido varias etapas en Ucrania, surgido desde el año 2013, en el que se enfrenta un bando formado por ucranianos pro-occidentales, Estados Unidos y la Unión Europea, y otro bando formado por ucranianos pro-rusos y Rusia. Destaca la anexión de Crimea a Rusia en el año 2014 y la guerra en el este de Ucrania que comenzó ese mismo año y que aún continúa.
[5] Aunque oficialmente es llamada «Estrategia de Acciones Limitadas», los analistas y estrategas americanos han bautizado a esta nueva visión como «Doctrina Gerasimov«, una hoja de ruta para las operaciones «de defensa» rusas en escenarios militares «remotos» como Venezuela. Básicamente consiste en desplegar grupos «de alta movilidad«, flexibles y buen preparados para misiones concretas, donde los objetivos más importantes son «la conquista y el mantenimiento de la superioridad de la información«. Es así que mientras la prensa occidental vocifera que los militares rusos en Venezuela significarán una especie de «crisis de los misiles cubanos 2.0«, con fuerzas de combate listas para un enfrentamiento a gran escala; en realidad la «Doctrina Gerasimov» o «Estrategia de Acciones Limitadas» prioriza las operaciones para recabar inteligencia militar en coordinación con los aliados (en este caso el gobierno venezolano), y se centra en conceptos como «confrontación en la esfera de la información». Básicamente se trata de una especie de militarización de la comunicación de masas. Para entender mejor cómo funciona la «Doctrina Gerasimov» es necesario retroceder al año 2014. La crisis en Ucrania contra el gobierno pro-ruso había comenzado. Un video «ciudadano» en Youtube titulado «Soy ucraniana» que llamaba a destituir al gobierno «soviético» de Ucrania se volvió viral y el mundo entero observaba.
[6] Se la conoce como «La Fábrica de Trolls». Es la principal factoría donde se fabrican las noticias falsas que parten de Rusia. Desde sus servidores en San Petersburgo, han intoxicado procesos como el Brexit o la crisis de refugiados. La desinformación en el siglo 21 se procude en oficinas como las que van a ver.
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