Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG. Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.
No es infrecuente encontrar en la literatura relacionada términos tales como guerra híbrida, amenazas híbridas, ataques híbridos, etc. utilizados como si se tratara de conceptos semánticos intercambiables. No es así. Abordar con rigor cualquier disciplina pasa, en primer lugar, por establecer un marco de conceptos definidos, como los siguientes:
Fuente: https://www.geopolitica.ru/es/node/64232
Amenaza híbrida (hybrid threat) | Fenómeno resultante de la convergencia e interconexión de diferentes elementos que, en conjunto, constituyen una amenaza más compleja y multidimensional. |
Conflicto híbrido(hybrid conflict) | Situación en la cual las partes se abstienen del uso abierto de la fuerza (armada) y actúan combinando la intimidación militar (sin llegar a un ataque convencional) y a la explotación de vulnerabilidades económicas, políticas, tecnológicas y diplomáticas. |
Guerra híbrida (hybrid war) | Situación en la que un país recurre al uso abierto de la fuerza (armada) contra otro país o contra un actor no estatal, además de usar otros medios (por ejemplo, económicos, políticos o diplomáticos). |
Según el Consejo de Europa[1], cuando no existe confrontación armada (encubierta o no) y atendiendo a las medidas de protección de la seguridad nacional de los Estados y sus límites legales, parece más exacto y conveniente utilizar los términos amenaza híbrida o conflicto híbrido que guerra híbrida. Según el Servicio de Estudios del Parlamento Europeo[2], las amenazas híbridas pueden comprender varias situaciones, incluidos los actos terroristas (de Boko Haram, al-Qaeda o Daesh, por ejemplo), acciones contra la ciberseguridad de los Estados o sus organizaciones, acciones de grupos delictivos armados (como los de los cárteles de la droga mexicanos), disputas marítimas (como las que se ubican en el mar de la China Meridional), restricciones al uso del espacio, actos económicos hostiles (como el bloqueo de las exportaciones japonesas por parte de China en 2010)[3] y operaciones militares encubiertas (como el caso de los little green men en Crimea)[4]
The “little green men” played a visible and central role in Russia’s illegal annexation of Crimea in March 2014, demonstrating how military force could be used in the Euro-Atlantic area below the legal threshold of war. © Moldnova.euFuente: https://www.nato.int/docu/review/articles/2018/11/23/cooperating-to-counter-hybrid-threats/index.html
En todo caso, las amenazas híbridas pueden partir tanto de Estados como de agentes no estatales y abarcar formas de enfrentamiento tanto violentas como no violentas, aunque, como hemos señalado, desde el punto de vista jurídico es más preciso utilizar el término guerra híbrida solo cuando existe un conflicto armado declarado y no encubierto y, en consecuencia, se activa la aplicación del Derecho Internacional Humanitario (DIH)
El concepto guerra híbrida combina capacidades cinéticas convencionales (acciones armadas no encubiertas) con tácticas irregulares tales como el terrorismo y crímenes transnacionales, especialmente cuando son cometidos por actores que, aparentemente patrocinados o dependientes de un Estado, dan la impresión de no encontrarse bajo su autoridad. Estas acciones también suelen recurrir al empleo de otros medios —ciberataques, desinformación y propaganda—, dirigidos a poblaciones enteras o incluso a minorías nacionales u otras minorías significativas, medios entre los que se incluyen la corrupción de agentes esenciales mediante uso de dinero negro o la habilitación de presupuestos paralelos. Numerosos especialistas conciben la guerra híbrida como un tipo de amenazas intrínsecamente nuevo. Su proliferación se ha visto alentada por la aparición de nuevos actores subestatales, nuevos tipos de armas y una nueva representación ideológica, mientras que el concepto de amenazas híbridas debe reservarse para situaciones en las que los Estados o actores no estatales emplean medios no violentos como instrumentos de guerra y los integran con el empleo de la fuerza armada o la amenaza de la fuerza. El sector académico no ha mostrado mucho interés en los aspectos legales de la guerra híbrida, ya que la mayoría de los problemas legales relacionados con este concepto, como la violación de la integridad territorial, el apoyo a los movimientos separatistas o el incumplimiento de los acuerdos internacionales, no son nuevos.
¿Qué persiguen y por qué existen las amenazas híbridas?
Los little green men en Ucrania, el ataque a los servidores de correo electrónico del Comité Nacional Demócrata de los Estados Unidos[5], las protestas y contra-protestas en relación con una mezquita en Houston…, acciones, en estos casos, presuntamente orquestadas por elementos rusos constituyen solo unos pocos ejemplos de las amenazas híbridas del siglo XXI. Como hemos señalado, las amenazas híbridas persiguen alcanzar sus objetivos estratégicos influyendo en la toma de decisiones de sus víctimas y socavando sus valores, su estructura social y la confianza de la población. En general, las amenazas híbridas han venido persiguiendo, entre otros objetivos:
1. Erosionar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
2. Generar desconfianza en el sistema democrático.
3. Socavar la cohesión social o los modelos sociales de los Estados, de las comunidades políticas (como la UE) o de las organizaciones internacionales (la OTAN, por ejemplo).
4. Fragilizar el sistema de gobierno de sus víctimas.
5. Convencer de la decadencia de un sistema (tanto a la población de la víctima como a su propia población).
La razón primigenia más probable para la existencia de las amenazas híbridas hay que buscarla en la naturaleza cambiante del orden mundial, cuyos componentes sociales, políticos y económicos no han dejado de alterarse desde el fin de la Guerra Fría. El denominado poder relacional, es decir, el poder de modificar las creencias, actitudes, preferencias, opiniones, expectativas, emociones o predisposiciones de los demás para actuar, es hoy, seguramente, más importante que el poder material, y el medio facilitador de esta realidad es, sin duda alguna, el ciberespacio. El ciberespacio ha venido a difuminar las dimensiones internas y externas de la seguridad de los Estados, lo que posibilita que actores estatales y no estatales menos favorecidos económicamente puedan amplificar fácilmente sus intentos de influencia. En este estado de cosas, ¿hasta qué punto podemos seguir hablando del papel del Estado nación? ¿Hasta qué punto caben alianzas basadas en normas que limitan la respuesta a acciones antagónicas asimétricas? Si algo tenemos claro es que el rápido desarrollo tecnológico ha dado lugar a un nuevo dominio —el ciberespacio— donde las reglas de juego nacionales e internacionales aún están en su infancia. No podemos considerar el ciberespacio como una frontera, sino como un verdadero ámbito operativo —un dominio— que representa un desafío a la idea tradicional de seguridad.
Hybrid Warfare: the 21st Century Russian Way of Warfare: Fuente https://www.semanticscholar.org/paper/Hybrid-Warfare%3A-the-21st-Century-Russian-Way-of-Fox/ff6363a10770620c5aa7d9f3a7b9d787cae241da/figure/0
Por otro lado, si el orden mundial es cambiante, no lo es menos el ecosistema de la información pública y el panorama de los medios de comunicación. La digitalización de la sociedad, la penetración y el uso masivo de las redes sociales y la aparición de nuevos creadores de opinión, la forma en la que se produce la información, su velocidad para expandirse planetariamente y la forma en la que las personas acceden a la misma traspasando fronteras nacionales han evidenciado la necesidad de tomar en consideración diferentes culturas, políticas y modos de entender la vida, porque la información producida en un país puede interpretarse de maneras muy diferentes en otros lugares. La información, por tanto, no es una excepción: Internet se ha convertido en un nuevo campo de batalla donde las reglas aún se están formulando. Las noticias falsas, la desinformación y los hechos basados en opiniones convulsionan el dominio público. Como resultado, se está erosionando la confianza, que es uno de los pilares fundamentales de las sociedades. La naturaleza cambiante de conceptos tan tradicionales como los conflictos armados o la guerra también ha sido señalada como uno de los factores que han alentado la aparición de las amenazas híbridas, que, situándose por debajo del umbral de lo que podría considerarse un conflicto armado convencional o una guerra declarada, están en condiciones de alcanzar sus objetivos reduciendo significativamente las bajas militares y evitando en lo posible las bajas civiles. En un escenario “híbrido”, suele afirmarse, el enfrentamiento que se pretende es el de las sociedades involucradas, no el de los ejércitos. Finalmente, se ha producido un cambio generacional. Se ha dejado atrás la Guerra Fría, cuyas pretensiones de orden mundial pasaban por las relaciones entre las superpotencias —y la lucha ideológica entre el comunismo y el capitalismo— y el temor a la guerra nuclear. Con posterioridad, la globalización puso el acento en los conceptos de integración e interdependencia y cambió la forma de entender el mundo y las relaciones entre sus habitantes, desarrolladas por las nuevas generaciones en la cultura digital y en el ciberespacio. Aunque tanto los actores estatales como no estatales se involucran en guerras híbridas, varían ampliamente en sus medios y acciones. Dicho esto, todos exhiben la capacidad de sincronizar varios instrumentos de poder contra vulnerabilidades específicas para crear efectos lineales y no lineales. Al centrarse en estas características de las capacidades de los actores de una guerra híbrida, junto con las vulnerabilidades del objetivo en estas áreas y luego superponerlas con los medios y efectos, la Evaluación de línea de base pudo crear una descripción genérica de la guerra híbrida. Describe la guerra híbrida como:
1. El uso sincronizado de múltiples instrumentos de poder adaptados a vulnerabilidades específicas en todo el espectro de funciones sociales para lograr efectos sinérgicos.
2. La Evaluación de Línea de Base concluyó que la guerra híbrida es asimétrica y utiliza múltiples instrumentos de poder a lo largo de una horizontal y eje vertical, y en diversos grados comparte un mayor énfasis en la creatividad, la ambigüedad y los elementos cognitivos de la guerra.
Tropas norteamericanas desplazadas en Afganistán, en la Guerra contra el Terrorismo https://medium.com/understanding-9-11/was-the-afghanistan-war-a-just-war-c428a2956cb3
Esto distingue la guerra híbrida de un enfoque de la guerra basado en el desgaste en el que uno iguala la fuerza del otro, ya sea cualitativa o cuantitativamente, para degradar las capacidades del oponente. La clave es comprender que los diferentes instrumentos de poder se utilizan en múltiples dimensiones y en múltiples niveles simultáneamente de manera sincronizada. Este tipo de pensamiento permite al actor de guerra híbrida utilizar los diferentes medios MPECI a su disposición para crear paquetes de ataque sincronizados (SAP) que se adaptan específicamente a las vulnerabilidades percibidas del sistema objetivo. Los instrumentos de poder utilizados dependerán de las capacidades del actor de la guerra híbrida y de las vulnerabilidades percibidas de su oponente, así como de los objetivos políticos del actor de la guerra híbrida y sus formas planificadas para lograr esos objetivos. Como ocurre con todos los conflictos y guerras, el carácter de la guerra híbrida depende del contexto.
Desde este punto de vista, comprender a un adversario de guerra híbrida no se presta únicamente a un análisis de amenazas tradicionales basado en su capacidad e intención por varias razones importantes.
• Primero, la guerra híbrida utiliza un conjunto más amplio de herramientas y técnicas de MPECI que normalmente no se considerarán en las evaluaciones de amenazas tradicionales.
• En segundo lugar, apunta a las vulnerabilidades de las sociedades de formas en las que tradicionalmente no pensamos.
• En tercer lugar, sincroniza sus medios de forma novedosa. Por ejemplo, con solo mirar los diferentes instrumentos de poder que posee un adversario, uno no necesariamente puede predecir cómo y hasta qué punto podrían sincronizarse para crear ciertos efectos. Por lo tanto, las capacidades funcionales de un adversario de guerra híbrida, aunque importante, no necesariamente proporcionarán la información correcta para comprender el problema.
• Cuarto, la guerra híbrida explota intencionalmente la ambigüedad, la creatividad y nuestra comprensión de la guerra para hacer que los ataques sean menos «visibles«. Esto se debe al hecho de que pueden adaptarse para mantenerse por debajo de ciertos umbrales de detección y respuesta, incluidos los umbrales legales internacionales, lo que dificulta el proceso de decisión y dificulta la reacción a un ataque de guerra híbrida.
• En quinto lugar, de manera relacionada, y posiblemente más que los tipos de guerra convencionales, una campaña de guerra híbrida puede no verse hasta que ya esté bien encaminada, con efectos dañinos que ya han comenzado a manifestarse y degradan la capacidad de un objetivo para defenderse. Los problemas descritos anteriormente proporcionan la base para ampliar el análisis de amenazas tradicionales centrado en el enemigo. Con este fin, el modelo de Marco Analítico se centra en las vulnerabilidades del defensor, la capacidad del atacante de guerra híbrida para sincronizar una amplia variedad de sus capacidades durante su ataque, y los efectos creados como resultado de estas acciones contra vulnerabilidades específicas de su país.
El marco analítico se basa en tres categorías discretas pero interconectadas. Si bien aquí están separados analíticamente, deben entenderse en conjunto, porque la suma de la guerra híbrida es mayor que cada parte individual. Ellos son:
• Funciones críticas y vulnerabilidades;
• Sincronización de medios (escalamiento horizontal); y
• Efectos y no linealidad.
Funciones críticas y vulnerabilidades
Las funciones críticas son actividades u operaciones distribuidas a través de la política, espectro militar, económico, social, de información, infraestructura (PMESII)[6] que, si se suspende, podría provocar una interrupción de los servicios que un sistema en funcionamiento (por ejemplo, un estado, su sociedad o una subsección del mismo) depende de. Las funciones críticas se pueden desglosar en una combinación de actores (por ejemplo, individuos u organizaciones), infraestructuras (por ejemplo, «críticas» redes eléctricas nacionales) y procesos (por ejemplo, legal / jurisdiccional, técnico, político). Todas las funciones críticas tienen vulnerabilidades que presentan una guerra híbrida oponente / actor con las posibles condiciones de explotación, dependiendo sobre los medios de que dispone. Sin embargo, es importante darse cuenta de que no todos Las vulnerabilidades se presentan necesariamente como oportunidades para un oponente. Alternativamente, un adversario puede optar por no explotar una determinada vulnerabilidad en función de sus intenciones. Además, las vulnerabilidades dentro de las funciones críticas puede no ser conocido por un sistema de destino (por ejemplo, vulnerabilidades desconocidas, como un ciberataque de día cero), y solo pueden presentar ellos mismos a medida que se desarrollan los acontecimientos.
Contrarrestar la guerra híbrida exige una evaluación de las funciones críticas, las interdependencias de estas funciones y sus vulnerabilidades. Este requiere un proceso de evaluación de riesgos que sea sensible a las vulnerabilidades en la sociedad civil y no solo en el sector militar o de seguridad. Mientras tal evaluación es valiosa por sí sola independientemente de la guerra híbrida, entendiendo la guerra híbrida como un tipo de acción que se adapta específicamente a las vulnerabilidades significa que la guerra hibrida no se puede entender sin hacer referencia a estas contextualizaciones
Ejemplo: Explotación de vulnerabilidades En mayo de 2014, el grupo de piratas informáticos ruso CyberBerkut aprovechó las vulnerabilidades cibernéticas (enrutadores, software y discos duros) de la Comisión Electoral Nacional de Ucrania para socavar la credibilidad de las elecciones
Sincronización de medios y escalada horizontal
La sincronización es la capacidad de un actor de guerra híbrida para coordinar eficazmente instrumentos de poder (MPECI) en tiempo, espacio y propósito para crear el efecto deseado. La capacidad de sincronizar tanto fuerzas militares como no militares significa simultáneamente dentro del mismo espacio de batalla se considera una clave característica de un actor bélico híbrido. La sincronización permite que el actor híbrido en un conflicto bélico pueda «escalar» o «desescalar» horizontalmente en lugar de sólo verticalmente, proporcionando así más opciones para el atacante. Por ejemplo, escalando a lo largo del eje horizontal (Espectro MPECI) a través de la sincronización de diferentes medios, en una guerra híbrida, el actor puede permanecer por debajo de ciertos umbrales de detección y respuesta. Al usar este método, pueden aplicar tanto, o incluso más, coerción que si tuvieran que escalar un instrumento verticalmente. En otras palabras, mediante escalada horizontal un actor de guerra híbrido puede crear efectos similares, o incluso mayores, que el aplicar una cierta coerción abierta a través, por ejemplo, del instrumento militar o político de poder, debido a sus efectos multiplicadores de fuerza.
La sincronización (syncing) es la capacidad del atacante para coordinar herramientas eléctricas efectivas (MPECI) en el tiempo, el espacio y con ciertos objetivos para lograr un efecto deseado. Con esto puede lograr mayores efectos que con la coacción abierta. Los beneficios para el atacante son:
Utilice recursos y vulnerabilidades personalizados
Compulsión pero permanecen fuera del radar de los umbrales de detección y de respuesta
Más fácil de escalar y desescalar diferentes MPECI simultáneamente
Efectos y no linealidades (complejidades)
Los efectos son cambios en la condición del objetivo. El atacante no puede controlarlos adecuadamente porque ya no se puede predecir una secuencia lineal de efectos. La causalidad se vuelve cada vez más difícil de mostrar y predecir a medida que se utilizan y varían más elementos del MPECI.
Uno tiene que configurar » BTIM s» para aprender a reconocer y saber cosas:
B aselines, T hresholds, I NDICADORES, M ONITOREO en tiempo real, de la filosofía
Para las líneas de base, se debe hacer una lista y evaluación de funciones sociales críticas. Los indicadores deben ayudar a determinar si un ataque está en curso o está comenzando. Los umbrales ayudan a determinar cuál es el funcionamiento normal / anormal.
Ejemplo: En otoño de 2013, Irán sincronizó amenazas terroristas, ciberataques y propaganda para influir en el cálculo de Estados Unidos y sus aliados con el fin de disuadir la intervención externa en Siria.
Sin saber lo que es normal, nada puede comenzar.
Lamentablemente, en el documento no se dan ejemplos reales de «BTIM» existentes.
¿Cuáles son las recomendaciones de este documento?
1. Realizar autoevaluaciones nacionales periódicas de las funciones críticas y las vulnerabilidades de todos los sectores y de la sociedad
2. Mejorar el análisis de amenazas clásico para que contenga las siguientes herramientas y posibilidades: Políticas, Económicas, Civiles, Internacionales e investigar cómo se pueden sincronizar estos recursos en un ataque a vulnerabilidades
3. Crear una metodología nacional para coordinar la autoevaluación y el análisis de amenazas específicamente para: comprender, detectar y responder a amenazas híbridas
4. Internacionalizar, trabajar juntos de manera coherente a través de las fronteras.
La sincronización también permite desescalar uno o más instrumentos de potencia y / o cambio entre medios mientras se mantiene la escalada general en un cierto nivel. Además, un instrumento se puede utilizar para medidas compensatorias, como zanahoria, mientras que otros se utilizan como coactivos, como palo. En esencia, la sincronización y la escalada horizontal proporcionan al atacante más opciones que si usaran solo la escalada vertical no sincronizada.
Fundamentalmente, mucho de lo que se hace en el eje horizontal puede ser ambiguo, ya sea oculto a la vista (por ejemplo, operaciones cibernéticas), realizado con poco claro intención (como invertir en infraestructura crítica extranjera) o no fácilmente definible como un acto hostil y agresivo (instigando protestas no violentas, por ejemplo).
La sincronización tiene varias ventajas para el atacante:
• La capacidad de adaptar los medios y las vulnerabilidades a los efectos;
• La capacidad de usar la coerción mientras se mantiene por debajo de la detección del objetivo umbrales;
• La capacidad de usar la coerción mientras se mantiene por debajo de la respuesta del objetivo umbrales;
• Más fácil de escalar y reducir simultáneamente.
Ejemplo: Sincronización Paralelamente al establecimiento de campos secretos de entrenamiento militar, el EIIL estableció oficinas misioneras para difundir su mensaje salafista en las comunidades locales y recopilar información sobre todas las estructuras sociales. Esta información se utilizó para atacar a la oposición política y militar.
Evolución del concepto de guerra híbrida: El origen en el ámbito académico y en la defensa
“Lo híbrido”, ya sea en forma de guerra o de amenazas, es una idea originaria del ámbito académico que fue popularizada por Frank G. Hoffman[7] a mediados de la pasada década. En su libro, “Conflict in the 21th Century: The Raise of Hybrid Wars”[8], el autor destaca la tendencia en los nuevos conflictos a la aparición de lo que denomina amenazas híbridas, esto es, adversarios capaces de emplear simultáneamente una amplia gama de formas de hacer la guerra. Esta convergencia de diferentes modos estratégicos, de capacidades convencionales con tácticas irregulares, se puede complementar con el uso indiscriminado de la violencia y tener lugar en un escenario donde la distinción entre combatientes y no combatientes no está clara. Como resultado, las guerras híbridas difuminan las fronteras clásicas entre guerra regular e irregular y, textualmente, “[…] blend the lethality of state conflict with the fanatical and protracted fervor of irregular warfare”. Hay dos aspectos en la formulación de Hoffman que son clave a la hora de delimitar el concepto original de guerra híbrida.
Miembros de Hezbollah. Fuente: https://www.infobae.com/america/mundo/2019/06/15/hezbollah-a-las-puertas-de-estados-unidos/
El primero de ellos es que la mencionada convergencia de modos estratégicos, tácticas y capacidades alcanza a los niveles operacional y táctico. Esta característica diferenciaría a las guerras híbridas de las llamadas guerras mixtas (“compound wars”), donde dicha convergencia tendría lugar únicamente en el nivel estratégico. No obstante, en ningún caso se trataría de un nuevo modo de hacer la guerra. El segundo aspecto es que, si bien las amenazas híbridas pueden materializarse en forma tanto de Estados como de actores no estatales, el prototipo para Hoffman era precisamente uno de estos últimos: la milicia Hezbolá durante la guerra del Líbano, en 2006. La guerra híbrida de Hoffman fue un concepto que, dentro del ámbito académico de los estudios estratégicos, poseyó cierto valor distintivo con respecto a otras teorías acerca de los nuevos conflictos. En apartados posteriores se analizarán más en profundidad estas teorías, pero por el momento basta decir que dicha guerra híbrida ocupaba una posición intermedia entre dos polos ya tradicionales: el conflicto armado convencional[9] y el conflicto asimétrico[10]. Así, las amenazas híbridas se identificaban bastante bien con la conducta de aquellos actores que, en inferioridad de condiciones, no renunciaban a ninguno de los medios disponibles a la hora de alcanzar sus objetivos. Por otro lado, también evitaba la avalancha de críticas que sufrió la primera formulación de la “tesis de las nuevas guerras”, precisamente por evitar propugnar que lo híbrido implicara novedad alguna –un aspecto especialmente polémico sino, en todo caso, una fusión de modos estratégicos, capacidades y tácticas ya tradicionales. Finalmente, el Hezbolá de la guerra del Líbano[11] representaba un ejemplo más definido de amenaza híbrida que el que proponían otras teorías, como por ejemplo la de las “guerras de cuarta generación”[12], cuya última versión se incardinaba en las acciones de la insurgencia iraquí tras la 2ª Guerra del Golfo. Hacia 2010, la idea de guerra híbrida ya había traspasado el ámbito académico y el debate acerca de sus implicaciones se había instalado en el terreno de la Defensa. Sin embargo, no existía una postura clara acerca de sus implicaciones. Así, en los EEUU no existía unanimidad en cuanto a la definición del concepto, se dudaba oficialmente en cuanto a su validez, e incluso se sostenía que con las actuales doctrinas sobre guerra convencional e irregular era suficiente para describir el entorno actual y futuro de las operaciones militares. Pero, en cualquier caso, existía cierto consenso sobre la necesidad de prestar atención al fenómeno desde el nivel militar: “The overarching implication of hybrid warfare is that U.S. forces must become more adaptable and flexible in order to defeat adversaries that employ an array of lethal technologies to protracted, population-centric conflicts such as those in Iraq and Afghanistan”.
Foto 1 e scene of the surrender of the British General John Burgoyne at Saratoga, on October 17, 1777, was a turning point in the American Revolutionary War that prevented the British from dividing New England from the rest of the colonies. The central figure is the American General Horatio Gates, who refused to take the sword offered by General Burgoyne, and, treating him as a gentleman, invites him into his tent. All of the figures in the scene are portraits of specific officers. Trumbull planned this outdoor scene to contrast with the Declaration of Independence beside it. John Trumbull (1756–1843) was born in Connecticut, the son of the governor. After graduating from Harvard University, he served in the Continental Army under General Washington. He studied painting with Benjamin West in London and focused on history painting. Major figures in the painting (from left to right, beginning with mounted officer): American Captain Seymour of Connecticut (mounted) American Colonel Scammel of New Hampshire (in blue) British Major General William Phillips (British Army officer) (in red) British Lieutenant General John Burgoyne (in red) American Major General Horatio Gates (in blue) American Colonel Daniel Morgan (in white) A full key is available here. The dimensions of this oil painting on canvas are 365.76 cm by 548.64 cm (144.00 in by 216.00 in). Guerra de la Independencia de los Estados Unidos fue la primera generación de Guerras. Fuente: https://www.aoc.gov/explore-capitol-campus/art/surrender-general-burgoyne
Foto 2: Soldado británico en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, fue un ejemplo de guerras de segunda generación. Fuente: https://www.iwm.org.uk/
La OTAN también colocó el problema en el nivel militar, aunque guardaba poca relación con el empleo clásico de las capacidades de combate. Así, la organización llevó a cabo estudios internos donde definió las amenazas híbridas como: “[…] those posed by adversaries, with the ability to simultaneously employ conventional and non-conventional means adaptively in pursuit of their objectives”. Con posterioridad, los Mandos estratégicos elevarían de manera conjunta su propuesta acerca de cómo podría ser la contribución militar a la hora de afrontar estas amenazas. En esta propuesta se afirmaba que, aunque no existen carencias doctrinales significativas acerca de cómo afrontar dichas amenazas, una buena parte de la respuesta quedaba fuera del ámbito militar tradicional. Como consecuencia de ello, parecía necesario mejorar lo que se conoce como “comprehensive approach” o “enfoque integral”. En definitiva; el análisis de los Mandos estratégicos de la OTAN amplió las implicaciones de las amenazas híbridas a ámbitos no estrictamente militares y reconoció la necesidad de colaboración con otros actores y capacidades. Independientemente de las diferentes implicaciones, la característica del debate sobre la guerra híbrida en el periodo anterior a la crisis de Ucrania fue que se trataba de un problema militar sin resolver. Prueba de ello es el recurso a adjetivos tales como “adaptables y flexibles”, en el caso norteamericano, o referencias al enfoque integral en el caso de la OTAN. Tanto unos como otras reflejan una necesidad de cambio ante el nuevo paradigma de las operaciones militares, aunque sin saber muy bien en qué dirección.
[1] El Consejo de Europa es una organización internacional que tiene como objetivo principal la defensa, protección y promoción de los derechos humanos (en particular los civiles y políticos), la democracia y el Estado de Derecho. Creado el 5 de mayo de 1949, se trata de la institución de este tipo más antigua de nuestro continente y engloba las 47 naciones europeas con la sola excepción de Bielorrusia. En 1950, se redactó el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales donde se garantiza la protección de los derechos humanos y que creó el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El Consejo de Europa tiene su sede en la ciudad francesa de Estrasburgo, que hace visible su relación con la reconciliación europea tras una historia jalonada por enfrentamientos.
[2] La misión del EPRS consiste en proporcionar a los diputados al Parlamento Europeo, así como, cuando corresponda, a las comisiones parlamentarias, estudios y análisis independientes, objetivos y fiables sobre cuestiones políticas relativas a la Unión Europea, con el fin de ayudarles en el desarrollo de su actividad parlamentaria. El EPRS ofrece una amplia gama de productos y servicios, apoyándose en fuentes de conocimiento y competencias internas especializadas en todos los ámbitos políticos, de manera que capacita a los diputados y a las comisiones a través del conocimiento y contribuye a la eficacia y la influencia del Parlamento como institución. El EPRS también respalda y promueve el acercamiento del Parlamento al público en general.
[3] En 2010, el Gobierno de Pekín prohibió la exportación de minerales de tierras raras a Japón después de que Tokio detuviese a un capitán de un pesquero chino que había chocado con dos embarcaciones japonesas de la guardia costera cerca de las islas Diaoyu, pero en unas aguas que ambos países reclamaban como suyas. Este embargo comercial desató un caos inicial en la industria nipona, que utilizaba estos materiales para los motores de los coches híbridos -sobre todo para el Prius de Toyota- o el vidrio de los paneles solares. Las fábricas japonesas también usaban -y usan- los minerales de las tierras raras para las turbinas eólicas e, incluso, en los misiles guiados.
[4] The phrase «little green men» refers to masked soldiers of the Russian Federation in unmarked green army uniforms and carrying modern Russian military weapons and equipment who appeared during the Ukrainian crisis of 2014. The term first arose during the annexation of Crimea by the Russian Federation (February–March 2014), when such forces occupied and blockaded the Simferopol International Airport, most military bases in Crimea and the parliament in Simferopol. They also became known as «polite people» (Russian: вежливые люди, romanized: vezhlivye lyudi) as they were perceived often by local Ukrainians to behave in a highly professional manner, despite being at the time a self-described «self-defense» forcé The Russian Federation initially denied that these were Russian military forces, however, Russian President Vladimir Putin on 17 April 2014 finally confirmed the presence of the Russian military Furthermore, numerous sources, including Russian state media, have confirmed that the «little green men» were a mix of operatives from the Special Operations Forces and various other Spetsnaz GRU units. Also, it was very likely the paratroopers of the 45th Guards Separate Reconnaissance Regiment of the VDV made up a portion of it as well
[5] Filtración de Correos Electrónicos del Comité Nacional Demócrata del año 2016: El día 22 de julio del año 2016 la organización mediática WikiLeaks por medio de su sitio web público 19.252 correos electrónicos y 8.034 archivos adjuntos cuyo propietario era el Comité Nacional Demócrata (DNC o CND), el órgano de gobierno interno del Partido Demócrata de los Estados Unidos.La filtración incluye correos electrónicos de los siete miembros dirigentes de CND. Desde el CND no ha respondido a la fuga, la autenticidad de los documentos electrónicos filtrados no está claro todavía. WikiLeaks no han revelado su origen. Un pirata informático conocido como Guccifer 2.0 afirmó que era la fuente de las filtraciones, pero algunos expertos encontrar su afirmación dudosa; el DNC reconoció en junio de 2016 los piratas informáticos rusos supuestamente habían irrumpido en su sistema de correo electrónico y el material robado.
[6] Las funciones críticas aquí son actividades sobre el espectro PMESII (Político, Militar, Económico, Social, Infraestructura, Información) que, cuando ya no se realizan, pueden conducir a la interrupción de los servicios de los que depende la sociedad.
[7] Dr. Frank Hoffman holds an appointment as a Distinguished Research Fellow at the National Defense University in Washington DC. He is a retired U.S. Marine infantry officer and former Pentagon analyst. As a national security scholar and policy practitioner he has served in the Department of Defense for nearly 40 years including senior executive political appointments in the Clinton and Obama Administrations. He has served on a variety of Commissions and special study bodies and joined the Institute for National Strategic Studies at the National Defense University in June 2011. During 2014 and 2017 he served as a special assistant to the Deputy Secretary and Secretary of Defense. Dr. Hoffman was commissioned as a Second Lieutenant in the U.S. Marine Corps in 1978, graduating as the Distinguished Military Graduate from the NROTC Program at the University of Pennsylvania. He served for eight years as an infantry officer in the Second and Third Marine Divisions, as well as a company commander at the Marine School of Infantry. From 1986-2001, he served in the Marine Reserves, where his last position was with the Strategic Initiatives Group of the Commandant of the Marine Corps. He retired as a Lieutenant Colonel from the Marine Corps Reserve in the summer of 2001.
[8] By Frank Hoffman, Research Fellow, Center for Emerging Threats and Opportunities (CETO) Conflict in the 21st Century: The Rise of Hybrid Wars, summarizes the background and analysis of the changing character of warfare in our time. https://potomacinstitute.org/reports/19-reports/1163-conflict-in-the-21st-century-the-rise-of-hybrid-wars#:~:text=By%20Frank%20Hoffman%2C%20Research%20Fellow,of%20warfare%20in%20our%20time.
[9] La guerra convencional es un tipo de guerra que se realiza utilizando teorías, medios, estrategias y tácticas tradicionales, en el contexto de un conflicto armado entre dos o más Estados abiertamente hostiles. Las fuerzas de ambos bandos quedan bien definidas, suelen combatir en campos de batalla definidos y luchan con armamento cuyo objetivo primordial es el ejército enemigo y sus infraestructuras. Normalmente, el término guerra convencional excluye el uso de armas de destrucción masiva y específicamente el uso de armas nucleares. En general, el propósito de la guerra convencional es debilitar o destruir las fuerzas militares del enemigo, para negarle la posibilidad de seguir combatiendo y obligar a su dirigencia política a rendirse. Sin embargo, puede darse que alguno de los bandos utilice tácticas no convencionales para forzar la capitulación. Este hecho, y el enorme poder de algunas armas convencionales contemporáneas, hacen que el límite entre guerra convencional y otros tipos de guerra pueda ser difuso.
[10] La guerra asimétrica es un conflicto violento en el que se constata una abismal diferencia cuantitativa y cualitativa entre los recursos militares, políticos y mediáticos de los contendientes comprometidos, y que por lo tanto obliga a los bandos a utilizar tácticas atípicas, que rebasan el manido marco de la tradición militar recurrente. Entre estos medios se cuenta la guerra de guerrillas, la resistencia, toda clase de terrorismo, la contrainsurgencia, el terrorismo de Estado, la guerra sucia o la desobediencia civil. En la guerra asimétrica no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales. Por el contrario, se basa en combinación de acciones políticas y militares, implicación de la población civil y otras operaciones similares. El concepto fue acuñado por William Lind en 1986 junto con un grupo de oficiales del Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU., dentro de lo que dio en llamarse la «Revolución en la Cuestión Militar». A pesar de ser reflejado y explorado en innumerables publicaciones dentro y fuera del ámbito militar, no ha terminado de plasmarse en la forma de conducir la guerra por parte de los propios EE.UU. Durante los últimos decenios un extenso número de autores ha explorado la idea.
[11] La Guerra del Líbano de 2006, también denominada Guerra Israel-Hezbolá de 2006, es conocida en el Líbano como Guerra de julio y en Israel como Segunda Guerra de Líbano. Fue un conflicto que afectó durante 34 días el Líbano, norte de Israel y los Altos del Golán. Los principales beligerantes fueron el Ejército israelí y el brazo armado de la organización chií Hezbolá. El conflicto comenzó el 12 de julio de 2006 y continuó hasta el 14 de agosto al entrar en vigencia la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que estableció un alto el fuego a partir de las 05:00 horas UTC de ese mismo día
El conflicto se desencadenó el 12 de julio, cuando combatientes de Hezbolá lanzaron cohetes sobre las poblaciones fronterizas israelíes, un subsiguiente ataque con proyectiles antitanque a dos vehículos blindados ligeros Humvee que patrullaban en la frontera vallada. La emboscada dejó tres soldados israelíes muertos y otros dos fueron hechos prisioneros, siendo trasladados al interior del Líbano. Cinco soldados más murieron en Líbano al intentar rescatarlos. Hezbolá pidió a Israel la liberación de prisioneros libaneses a cambio de los dos militares. Israel se negó y respondió con bombardeos aéreos y de artillería contra objetivos libaneses que incluían, además de los objetivos militares de Hezbolá, la infraestructura civil del país y el aeropuerto de la capital, Beirut. El ejército israelí (IDF en inglés) desencadenó una invasión terrestre del Sur de Líbano, a la vez que imponía un bloqueo aéreo y naval. Hezbolá, a su vez, incrementó los disparos de cohetes sobre el norte de Israel y trabó batalla con las IDF en una guerra de guerrillas mantenida desde sólidos baluartes. Se cree que este conflicto provocó la muerte de, entre 1.191 y 1.300 libaneses y de 165 israelíes. Asimismo, dañó severamente la infraestructura civil libanesa y provocó el desplazamiento de aproximadamente un millón de libaneses y entre 300.000 y 500.000 israelíes.
[12] La llamada Guerra de cuarta generación es una denominación dentro de la doctrina militar estadounidense que comprende a la Guerra de guerrillas, la Guerra asimétrica, la Guerra de baja intensidad, la Guerra Sucia, el Terrorismo de Estado u operaciones similares y encubiertas, la Guerra popular, la Guerra civil, el Terrorismo y el Contraterrorismo, además de la Propaganda, en combinación con estrategias no convencionales de combate que incluyen la Cibernética, la Población civil y la Política. En este tipo de guerras no hay enfrentamiento entre ejércitos regulares ni necesariamente entre Estados, sino entre un estado y grupos violentos o mayormente entre grupos violentos de naturaleza política, económica, religiosa o étnica.
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