Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG. Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.
El Conflicto Híbrido Una nueva forma de hacer la guerra
Hace ya más de una década que el adjetivo híbrido se abrió paso en el lenguaje de algunos expertos en asuntos de defensa para calificar lo que consideraron como el nacimiento de un nuevo tipo de conflicto, diferente tanto de la guerra tradicional o convencional como de la guerra irregular, y que, en líneas generales, sería la resultante del empleo simultáneo de ambas formas de lucha. Aunque bastante generalizado el uso de esta nueva denominación no faltan también quienes consideran que no hay razones objetivas para acuñar nuevos nombres y que lo que se observa en los conflictos actuales o recientes no deja de ser fruto de una evolución en los medios y procedimientos empleados que, aunque los hacen más complejos, no por ello dejan de estar perfectamente encuadrados en la categoría de los conflictos irregulares. Han sido numerosos los analistas que han contribuido a la diseminación del nuevo concepto de «conflicto híbrido» especialmente los británicos, australianos y, desde luego, estadounidenses, que aunque fueron los últimos en incorporarse al grupo han sido los que luego han mantenido este debate con mayor fuerza y más han influido en el resto de la comunidad occidental. Entre los estudiosos más destacados de esta supuesta nueva forma de guerra se encuentra Frank Hoffman, antiguo oficial del Cuerpo de Marines estadounidense, al que algunos han llamado «el padrino intelectual de la guerra híbrida», y que periódicamente ha ido publicando artículos y ensayos relativos a este tipo de conflicto que han tenido notable influencia Para construir su teoría de la «guerra híbrida» Hoffman utiliza diversos ejemplos históricos que representarían la evolución del conflicto asimétrico desde las guerras del Peloponeso, pasando por nuestra guerra de la Independencia, como ejemplo de la que denomina «guerra compuesta», y finalmente llegando al conflicto árabe-israelí del año 2006 en el Líbano como paradigma del nuevo tipo de guerra. Pero las conclusiones que saca Hoffman de los acontecimientos históricos son bastante discutibles. Pasando por alto la dudosa utilidad del ejemplo de la lucha entre Atenas y Esparta[1] para su tesis, la afirmación de que en la guerra de la Independencia española[2], el general Wellington[3] coordinó a nivel estratégico a las fuerzas aliadas y a las guerrillas españolas[4] es cuando menos sorprendente. Según Hoffman la guerra de la Independencia española es un ejemplo típico de lo que denomina «guerra compuesta», antecedente de la guerra híbrida. Se trataría de un conflicto en el que las fuerzas convencionales y la insurgencia actuarían coordinadamente bajo una misma dirección estratégica, aunque en distintas zonas de operaciones del teatro, teoría que ya había sido formulado por Thomas M. Huber en el año 1996 y posteriormente desarrollada en un trabajo monográfico editado por la Escuela de Mando y Estado Mayor de Estados Unidos que también han utilizado otros analistas estadounidenses. De acuerdo con esta interpretación de la Historia, la derrota francesa en España se debió al empleo de los ejércitos regulares aliados y de las guerrillas españolas en el mismo teatro bajo la coordinación estratégica del general Wellington, y en apoyo de esta teoría Hoffman cita la obra del historiador británico Charles J. Esdaille[5]. Sin embargo, los hechos que conocemos de ese periodo histórico, incluidos los que nos proporciona Esdaille en su obra, no parecen justificar esa teoría. Si bien la guerrilla española favoreció, probablemente de forma decisiva, el triunfo de los aliados, Wellington nunca sintió especial aprecio por su contribución a la lucha contra los franceses y, en general, los ignoró.
El dos de mayo de 1808 en Madrid, pintura de Goya que ilustra uno de los episodios del levantamiento popular que desembocaría en la guerra. Fuente: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-2-de-mayo-de-1808-en-madrid-o-la-lucha-con-los/57dacf2e-5d10-4ded-85aa-9ff6f741f6b1
En la propia obra del historiador británico abundan los testimonios que confirman esta actitud y, aunque el concepto que tenía de la guerrilla mejoró en los últimos años, nunca llegó a considerarla como un elemento más de su estrategia. En este sentido Esdaille afirma: «Tampoco es extraño que apenas los mencionase (a los guerrilleros) en sus planes para la campaña del año 1813. Al contrario, con Wellington entonces como comandante en jefe de los Ejércitos españoles, la estrategia consistió más bien en depositar la confianza en todas aquellas tropas convencionales que los patriotas pudiesen presentar.» Por otra parte, las guerrillas actuaban en las distintas regiones españolas con independencia unas de otras sin que existiera mando ni estrategia unificada, más allá de la lucha sin cuartel contra el invasor. Y cuando algunas de ellas lucharon bajo la dirección del general británico, en el último año de guerra, ya habían dejado de ser fuerzas irregulares y su entidad, organización y tácticas de combate eran indudablemente, con mayor o menor fortuna, las del ejército regular. Por todo ello, la afirmación de que la guerra contra los franceses se ganó en la Península por la actuación coordinada de las fuerzas regulares o convencionales y las irregulares o guerrillas, no parece muy rigurosa. Si los ejemplos históricos citados sirven a Hoffman para ir construyendo antecedentes de su teoría de la guerra híbrida, el enfrentamiento en el sur del Líbano en el año 2006 entre árabes e israelíes constituye para el estadounidense el paradigma indiscutible de la nueva forma de guerra en la que el mismo bando utiliza de forma simultánea la guerra convencional y la irregular. Pero es discutible que por el hecho de que la guerrilla de Hezbollah utilizara misiles contracarro y otros armamentos de última generación se convirtiera necesariamente en una fuerza convencional; es más lógico pensar que simplemente supieron aprovechar el armamento que le suministraron del exterior, posiblemente junto con los operadores, e hicieron un buen uso de la técnica de la guerrilla urbana y de la utilización de la población como escudo. Todo ello dentro de la más pura ortodoxia guerrillera. También durante la invasión soviética de Afganistán[6] el empleo que los muyahidin[7] hicieron de los misiles Stinger[8], proporcionados por Estados Unidos, causaron estragos en las unidades de helicópteros soviéticas; pero eso no significó que los insurgentes afganos llevaran a cabo una guerra convencional; no parece que nadie se haya atrevido a decirlo. Los medios y procedimientos utilizados por afganos y palestinos fueron en ambos casos, salvo algunas excepciones, los que siempre ha utilizado la insurgencia: la emboscada, la sorpresa, las operaciones entre la población, la guerrilla urbana, la utilización de la población civil como escudo.
Otras razones, como la existencia de enfrentamientos de una duración mayor de lo que suele ser habitual en las acciones de la guerrilla, tampoco parecen un argumento especialmente convincente. Las circunstancias son muy variadas y la insurgencia puede hacerse fuerte el tiempo necesario para desgastar al máximo al enemigo, si encuentra condiciones favorables para ello. Episodios de resistencia prolongada de la insurgencia frente a unidades regulares enemigas no son infrecuentes en la literatura bélica. Es muy probable que el fracaso del Ejército israelí en su lucha contra Hezbollah no se debiera a que fuesen sorprendidos por un nuevo tipo de guerra. Lo que causó su derrota fue posiblemente su mala preparación para enfrentarse a una insurgencia mucho más sofisticada y adiestrada. Importantes fallos de inteligencia, el desprecio por las formas de lucha irregulares y el empleo de tácticas y medios totalmente inadecuados para este tipo de enfrentamientos, tales como la aviación y las unidades blindadas en terrenos urbanizados, pudieron ser las causas directas del fracaso. Y todo ello unido al empleo de una doctrina de planeamiento operativo de origen estadounidense confusa y de difícil aplicación a las operaciones militares: las denominadas Operaciones Basadas en Efectos (EBO)[9] que ya ha tenido que ser abandonada por sus mismos promotores. Sobre este último extremo, el general James N. Mattis[10], comandante del US Joint Forces Command[11], decía en una Directiva a la fuerza en 2008: «Un análisis del reciente conflicto israeli-Hizballah demostró que la terminología EBO utilizada fue demasiado complicada, inútil, y no podía ser entendida por los miles de oficiales que tenían que aplicarla añadiendo más adelante que aunque hay diversas razones para la pobre actuación del Ejército israelí durante la guerra, varias valoraciones posconflicto han llegado a la conclusión de que la excesiva dependencia de los conceptos EBO fue una de los principales causas de su derrota» Por otra parte, hay otros expertos que opinan que no existe cambio ni en la naturaleza ni en el carácter de la guerra y encuentran innecesaria la introducción de nueva terminología.
El 15 de febrero de 1989 se completaba la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán, después de 10 años de conflicto y más de un millón de muertos. Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-47231807
Entre ellos se encuentra el propio Huber que había acuñado con anterioridad el concepto de «guerra compuesta» utilizado por Hoffman para formular su teoría de la «guerra híbrida». Otros autores como Russell W. Glenn[12] y Paul K. Van Riper[13] tampoco son partidarios de esta denominación y han mantenido interesantes debates con Hoffman. Pero, incluso los que abogan por la nueva teoría de la guerra híbrida, en uno u otro momento manifiestan dudas sobre si realmente se encuentran ante un fenómeno nuevo. Así, por ejemplo Erin M. Simpson reconocía que: «Desafortunadamente, el marco analítico en uso actualmente hace difícil discernir las similitudes y diferencias significativas entre estas guerras “guerras híbridas” y las anteriores.» Otros, como el coronel McCuen, en un artículo publicado en el año 2008 en la Military Review, dedicado a la «guerra híbrida», de la que también es defensor, comienza diciendo: «Nosotros en Occidente estamos haciendo frente a una forma de guerra aparentemente nueva “guerra híbrida”. Y en nota a pie de página aclara que utiliza el adverbio “aparentemente” porque todas las guerras son guerras híbridas potenciales. Raramente en la historia las guerras han acabado siendo exclusivamente como las que hoy llamamos “convencionales”». En definitiva nos está diciendo que aunque la idea de las nuevas guerras híbridas parece muy atractiva en realidad se trata probablemente de algo tan antiguo como la misma guerra. Conflicto irregular y «conflicto híbrido» Que los conflictos armados actuales se han hecho más complejos es ya una obviedad. También parece indiscutible el hecho de que un escenario en el que se combinen la guerra convencional y la irregular requerirán utilizar estrategias diferentes de las que se aplicarían en uno u otro caso. Sin embargo, no está claro que el hecho de aumentar la complejidad del conflicto aconseje una nueva categorización con todo lo que pudiera añadir de confusión en una materia que ya tiene bastantes aspectos ambiguos. Desde épocas remotas las guerras convencionales y las irregulares han sido manifestaciones distintas del mismo fenómeno mediante la adaptación más o menos afortunada de medios y procedimientos a las circunstancias del momento. Y es cierto que la guerra irregular ha cobrado protagonismo sobre la convencional en las últimas décadas y que no puede descartarse que ambas formas se empleen simultáneamente, lo que por otra parte no sería nada nuevo. De todas formas si se comparan las distintas definiciones existentes para estos fenómenos, en las que tampoco hay unanimidad, no parece claro que la guerra híbrida sea algo diferente de la guerra irregular. Con el término irregular se pretendería poner de manifiesto el carácter de esa guerra, o también la peculiar forma de combatir, diferente de la guerra tradicional o convencional, porque da entrada a un sinfín de procedimientos y medios no regulados por las leyes y convenciones internacionales, en los que cabe desde el asesinato indiscriminado o terrorismo (concepto que usamos con facilidad pero que está aún por definir en la comunidad internacional), hasta el uso de tácticas y medios convencionales, incluida la más sofisticada tecnología.
Batallón estadounidense en Irak. La guerra de Irak ha sido el ejemplo más claro de guerra asimétrica entre Estados Unidos y los insurgentes. Fuente: Official U.S. Marine Corps photo by LCPL Albert F. Hunt
Procedimientos que, al igual que ocurre con la guerra tradicional, se van adaptando en función de las circunstancias y disponibilidades en cada momento y teatro, y que cada día van adquiriendo nuevas y muchas veces desconocidas complejidades. Es lo que los coroneles chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui, ya en el año 1999, denominaron «guerra sin restricciones» que, en todo caso, también parece más apropiada que la de guerra híbrida porque define mejor la esencia de estos modos de guerra actuales. La definición de guerra irregular que ya parece consolidada en Estados Unidos tiene una formulación algo peculiar: «La “guerra irregular” favorece las aproximaciones indirectas y asimétricas, aunque puede emplear toda la gama de capacidades militares y otras capacidades a fin de erosionar el poder, la potencia y la voluntad de un adversario». Pero, aunque es así como figura en los principales documentos y reglamentos, tampoco es raro encontrar algunas variantes. En cuanto al concepto de «guerra híbrida» los analistas tampoco utilizan una definición única y en ocasiones los matices pueden ser importantes como por ejemplo al establecer si el empleo de los medios convencionales e irregulares se realiza de forma simultánea o no, circunstancia sobre la que no parece haber acuerdo y que quizás podría introducir un elemento diferenciador de cierta significación. El mismo Hoffman, gran impulsor de este concepto ha propuesto distintas aunque parecidas definiciones. En la última de ellas, que en realidad es una descripción, dice que la guerra híbrida es aquella en la que: «El adversario presentará con toda probabilidad una única combinación de amenazas híbridas que estarán dirigidas específicamente a las vulnerabilidades de Estados Unidos. En lugar de diferentes amenazas con enfoques fundamentalmente diferentes (convencional, irregular o terrorista) podemos esperar enfrentarnos a adversarios que emplearán todas las formas y tácticas de guerra, quizás simultáneamente. La actividad criminal puede considerarse también parte de este problema, ya que o bien desestabiliza a los gobiernos locales o ayuda al guerrero insurgente o irregular proporcionándole recursos. Esto puede implicar contrabando, narcoterrorismo, transferencia ilícita de municiones o armas avanzadas o la explotación de las redes de bandas urbanas». Otro defensor de la guerra híbrida, el coronel McCuen dice que: «Las guerras híbridas son una combinación de guerra simétrica y asimétrica en las que las fuerzas que intervienen conducen operaciones militares tradicionales contra fuerzas militares y objetivos enemigos y simultáneamente –y más decisivamente– intentan lograr el control de las poblaciones locales en la zona de combate dándoles seguridad y estabilidad (operaciones de estabilidad)». La comparación de estas definiciones, y otras parecidas que podrían citarse, lleva a concluir que en todas ellas se describe el mismo tipo de fenómeno: un conflicto armado en el que se utilizan toda clase de medios y procedimientos ya sea la fuerza convencional o cualquier otro medio irregular como la insurgencia, el terrorismo e incluso otros más sofisticados mediante el empleo de las últimas tecnologías y en las que la influencia sobre la población resulta vital. Quizás el único matiz que podría introducir alguna especificidad sería el hecho de que el empleo de todos esos medios se hiciera de forma simultánea extremos en el que no hay tampoco unanimidad. Pero aún en este caso no parece que estuviéramos en presencia de un nuevo tipo de guerra, sino en todo caso una de las muchas variantes del conflicto irregular.
El concepto de guerra híbrida
Antes de enfocarnos en el concepto de Guerra Híbrida (HW) y cómo los actores estatales lo utilizan como herramienta de política exterior, es necesario comprender las razones por las que un estado podría recurrir a este método. La Guerra Híbrida se caracteriza por componentes políticos, económicos e informativos eficaces. Puede usarse en todas las condiciones, desde las relaciones internacionales normales hasta la guerra abierta, donde las opciones militares convencionales son inapropiadas para las circunstancias o consideradas inadecuadas por sí mismas. Por ejemplo, HW podría ser la única opción práctica que permite a un actor estatal lograr objetivos políticos indirectamente, evitando el riesgo político y las consecuencias de un compromiso militar directo. Es una herramienta política para la desestabilización, la disrupción económica y la desinformación, donde cada activo no militar pero armable a disposición de un estado se utiliza por razones políticas estratégicas, superando cualquier debilidad de las fuerzas militares del estado. En la guerra política, HW se relaciona con una población que busca influir y persuadir. George Kennan describió la Guerra Política como “el empleo de todos los medios al mando de una nación, menos la guerra, para lograr sus objetivos nacionales”, incluida la propaganda y la guerra psicológica, todos los medios que pueden emplearse en HW.
HW es también un enfoque operativo militar, desarrollado por el ex oficial de la Marina de los EE. UU. Frank Hoffman en 2007. En su opinión, HW puede explicar cómo los oponentes débiles o los actores no estatales, como los yihadistas y los talibanes, pueden desafiar a las fuerzas convencionales con una mezcla de fuerza militar y medios no militares, incluyendo propaganda, desorden, actos de sabotaje, contrainformación y tácticas irregulares. Combinados, estos componentes pueden lograr efectos sinérgicos en las dimensiones física y psicológica del conflicto armado. HW teoriza los cambios en la guerra contemporánea y contiene supuestos clave sobre la “Guerra de 4ª Generación” (4GW). En 4GW, se utilizan factores económicos, políticos y sociales para quebrar el liderazgo enemigo. El objetivo es asegurar que el estado sea visto como un tirano y reducir el apoyo civil en una guerra asimétrica, donde un actor débil desafía y derrota a un oponente más fuerte. En este tipo de situación, la superioridad militar por sí sola no es útil y el conocimiento de la cultura y la historia locales es esencial. Desde el punto de vista de un actor estatal, HW es una mezcla de subversión política, social y económica diseñada para lograr división, desmoralización y desestabilización. Combina aparatos militares y de inteligencia para ganar conflictos, centrándose en las vulnerabilidades y utilizando la disuasión convencional y tácticas insurgentes, sin un compromiso directo sobre el terreno. Es importante destacar que HW le da a un actor estatal «negación plausible«. Simplemente puede rechazar las acusaciones de responsabilidad por la propaganda, el desorden y los ciberataques, disuadiendo la intervención externa y al mismo tiempo degradando las capacidades de su objetivo. HW, como Network Centric Warfare[14], es un medio para lograr un fin. Para citar al Jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov:[15] «El papel de los medios no militares para lograr objetivos políticos y estratégicos ha crecido y, en muchos casos, han excedido el poder de la fuerza de las armas en su eficacia». Por supuesto, las guerras nunca se han ganado utilizando únicamente medios no militares: HW es una herramienta para alcanzar un objetivo político, un concepto, un enfoque operativo, un instrumento, y no una teoría de la política exterior o una estrategia en sí misma. Por ejemplo, la guerra no lineal, indirecta o no convencional fue crucial para las operaciones rusas en Ucrania. La guerra en Crimea combinó elementos de una operación militar encubierta, propaganda y guerra electrónica, con la anexión completada por una ocupación militar de la península. El éxito de esta operación militar es difícil de reproducir. Se basó en la conjunción de civiles de habla rusa, un liderazgo débil en Ucrania y la falta de una reacción occidental al rápido movimiento ruso. El uso de información, la guerra cibernética y la propaganda por parte de Rusia como parte de la operación psicológica fue decisivo para el logro exitoso de sus objetivos políticos en la zona. Los analistas occidentales han centrado su atención en la capacidad de Moscú para proyectar poder en términos de guerra asimétrica durante la guerra en Ucrania, pero la guerra no lineal es en realidad un esfuerzo ruso para conceptualizar la guerra moderna, que Estados Unidos puso en práctica en Irak y Afganistán.
Desde hace unos años el concepto de “guerra híbrida” se ha ido extendiendo, como un reguero de pólvora, en círculos militares. Asimismo, ha sido adoptado como uno de los principales criterios de análisis y prospectiva entre los especialistas. Atendiendo a esas premisas, este artículo establece en sendos apartados, las razones de este fenómeno, las principales aportaciones del debate conceptual vigente así como, a modo de conclusión, las principales enseñanzas que derivan de todo ello y que a buen seguro contribuirán a definir las agendas de las Fuerzas Armadas de los principales Estados occidentales en los próximos lustros. Fuente: https://www.seguridadinternacional.es/?q=es/content/las-guerras-h%C3%ADbridas-un-balance-provisional
El concepto de HW, de hecho, no se origina en las academias militares rusas. En la conferencia de seguridad internacional de Moscú de 2014, el general Gerasimov, conocido como autor del enfoque bélico híbrido, acusó a Occidente de iniciar revoluciones de color y socavar a los países mediante la guerra política. La discusión de Gerasimov sobre las herramientas no militares no se refirió, en primer lugar, a los enfoques futuros de Rusia, sino que describió las principales amenazas a la soberanía rusa provenientes de movimientos sociales y políticos como las revoluciones de color, la Primavera Árabe[16], etc. También describió las operaciones de la OTAN contra Libia como un ejemplo de guerra moderna, un modelo que Rusia debe observar de cerca. En opinión del general Gerasimov, la creciente importancia de las herramientas no militares en los conflictos, incluidas las acciones políticas, económicas y culturales, es un elemento importante de cambio en el entorno operativo actual. La doctrina militar rusa se adaptó en 2014 con respecto a la participación de elementos armados irregulares y empresas militares privadas en operaciones militares y el uso de métodos indirectos y asimétricos como HW. Esta es la llamada Doctrina Gerasimov[17]. La estrategia de Gerasimov incluye los conceptos militares de la era soviética: negación de información que pueda ser utilizada por el enemigo, engaño, distracción y desinformación. Los nuevos medios han proporcionado herramientas formidables para el poder político y militar revivido, que no solo actúa para consolidar su propio poder blando, sino que también utiliza métodos indirectos del pasado, transformados en agitación política y búsqueda de partidarios para influir en Occidente y en el primero. Países soviéticos.
Las diversas herramientas van desde el uso de los medios tradicionales, como la creación de canales de televisión en el exterior, hasta las redes sociales. Las oficinas se dedican a la desinformación, la manipulación de la opinión pública, el trolling de comentarios y el uso de información falsa en la guerra psicológica. Por ejemplo, la distracción se puede lograr difundiendo cantidades masivas de información contradictoria, provocando fracturas en el campo contrario, digamos dentro de la OTAN o la UE. Esta es una versión moderna de «divide y vencerás«. La población civil es un objetivo clave. A través de las redes sociales se puede difundir información sobre la moral y los valores del enemigo, como el liberalismo occidental, o desacreditar a gobiernos y políticos con teorías de conspiración. Los objetivos pueden incluir debilitar la estabilidad política en Europa occidental y recuperar influencia en el «extranjero cercano» (los países ex soviéticos). Es fundamental comprender qué factores contribuyen a que los RP sean efectivos y prácticos en un país determinado. Primero, el agresor debe poder tener un «dominio de escalada«. El término fue acuñado durante la guerra fría. Es un concepto basado en el equilibrio de poder, cuando el atacante puede atacar a su objetivo en diferentes etapas de escalada. Por ejemplo, dado que Estados Unidos y la UE poseen un dominio creciente en la esfera económica, sus sanciones económicas pueden infligir dolor a la economía de Rusia. Así que Moscú continúa escalando la crisis, desafiando en el ámbito militar. En el caso de una región en particular, como Eurasia, Moscú tiene un dominio de escalada local basado en debilidades específicas.
Hay cuatro escenarios en los que un estado puede usar HW:
De hecho, HW es aplicable en las antiguas regiones soviéticas, donde Rusia puede aprovechar su dominio de escalada gracias a su conocimiento local superior.
Amenaza híbrida
¿Es la guerra de guerrillas la extensión de la política por medio del conflicto armado? Como se señaló anteriormente, los actores estatales pueden emplear capacidades HW contra oponentes que pueden ser tecnológicamente superiores. Pueden usarse para evitar una escalada directamente a la guerra con el oponente o para evitar que los aliados del estado objetivo acudan en su ayuda. Los actores no estatales pueden usar capacidades híbridas por razones similares, recurriendo al terrorismo, tácticas de guerrilla y todas las demás capacidades al mismo tiempo, utilizando todo el espectro del conflicto y adaptándose rápidamente al entorno y a las capacidades del enemigo.
Se calcula que el “negocio” de los mercenarios mueve unos 100 mil millones de dólares al año. Se trata de fuerzas militares irregulares pero con grandes destrezas y armamento de última tecnología, dispuestas a actuar en escenarios complejos como los de las llamadas “guerras híbridas“, en los que se les utiliza en acciones que generalmente trasgreden la legislación internacional, la soberanía y el respeto a los derechos humanos y, por tanto, impiden operaciones bajo bandera. Fuente: https://www.radiosefarad.com/mercenarios-y-guerras-hibridas/
Frank Hoffman sostiene que las características de la guerra híbrida son las siguientes:
El Pentágono define el terrorismo como “el uso calculado de la violencia o la amenaza de violencia para inculcar el miedo; destinado a coaccionar o intimidar a gobiernos o sociedades en la búsqueda de objetivos que son generalmente políticos, religiosos o ideológicos” Por el contrario, el Pentágono define la insurgencia como “un movimiento de resistencia organizado que utiliza la subversión, el sabotaje y el conflicto armado para lograr sus objetivos. Las insurgencias normalmente buscan derrocar el orden social existente y reasignar el poder dentro del país” La guerra híbrida combina tácticas insurgentes y disuasión militar convencional. La principal diferencia es que las insurgencias tienden a evitar un enfrentamiento militar fuera de los momentos oportunos, mientras que la disuasión funciona mediante el uso de la amenaza directa continua del poder militar. Con frecuencia, la guerra de guerrillas y las insurgencias se comparan con el terrorismo. No es así, aunque ambos tienen los mismos objetivos. Una insurgencia representa un movimiento político, con un propósito específico, mientras que la guerra de guerrillas y el terrorismo son metodologías, tácticas incluidas en una estrategia bien definida, incluso de carácter político. La elección calculada de utilizar tácticas terroristas se deriva de su efectividad y atractivo, facilitando el proselitismo, inspirando partidarios y desembarcando a las instituciones y al gobierno local en problemas. El fin último de una insurgencia es tratar directamente con las instituciones para el control del territorio y obtener concesiones políticas gracias al apoyo de la población. En algún momento, el objetivo político puede alcanzarse más fácilmente mediante un enfrentamiento directo con las fuerzas militares que reemplace al poder establecido y asegure el control de su territorio. La guerra terrorista es diferente. Rara vez cuenta con el apoyo de la población, tiende a evitar la participación directa de las fuerzas militares y gubernamentales y, a menudo, un grupo no tiene ningún territorio importante directamente. En cambio, los terroristas apuntan a un gobierno por razones puramente ideológicas. Es posible que el terrorismo no necesite control territorial. El objetivo final es establecer un nuevo modelo de gobierno. Los islamistas radicales rechazan la democracia parlamentaria como método de participación popular porque es un modelo importado de Occidente, no es familiar en la cultura islámica e ignora el fundamento divino del poder. En cambio, el objetivo es construir un estado islámico, una entidad ideológica donde solo aquellos que se adhieran a sus principios doctrinales puedan ser considerados ciudadanos de pleno derecho. Según la ideología de al-Qaeda, la violencia espectacular y la jihad sirven a la causa de la movilización política para este propósito. El razonamiento y las motivaciones detrás del fenómeno del terrorismo islámico, donde el fundamentalismo religioso juega un papel importante, deben buscarse en áreas específicas. En el fundamentalismo terrorista, el llamado es volver a la esencia del Corán y su interpretación literal, mientras se proclama la yihad, representada como un deber religioso que se debe realizar en nombre de Dios contra los corruptos y los infieles que amenazan a Dar al- Islam, la morada de los musulmanes. Por ejemplo, el líder de al-Qaeda Ayman al-Zawahiri[18] se ha dirigido a la “ummah” (comunidad de creyentes) con estas palabras: “es un deber de todo musulmán tomar las armas o, alternativamente, servir para apoyar a quienes las tienen. Obedeciendo las solicitudes anticipadas y no las justificaciones destinadas a evitar el enfrentamiento directo. Hoy todo musulmán tiene la responsabilidad directa de defender el Islam, sus tierras y su comunidad” El Islamismo del siglo XX, liderado por los Hermanos Musulmanes, bajo el ideólogo Sayyid Qutb (1906-1966)[19] se convertirá en “una nueva utopía capaz de movilizar a las masas”, llegando al carácter conflictivo, agresivo y de oposición del fundamentalismo. Los infieles deben convertirse y si esto es dudoso, deben ser combatidos y obligados a convertirse
Los principales grupos terroristas usan HW, comenzando con al-Qaeda.
Al-Qaeda ha cambiado su estructura organizativa, una vez basada en una jerarquía clara y mecanismos de mando y control bien definidos, debido a la guerra contra el terrorismo. La guerra ha destruido la coherencia estructural y de liderazgo de al-Qaeda mediante la captura y eliminación de los principales líderes del grupo terrorista. Como resultado, al-Qaeda se ha convertido en una red yihadista basada en entidades desagregadas, ideológica y operativamente, caracterizadas por una naturaleza híbrida. Esto lo hace más peligroso, ya que los desafíos y la prevención son más complicados. El objetivo de hoy es una red yihadista transnacional, líquida y sin estructura jerárquica. La marca al-Qaeda es un factor común entre las células y hay una ideología común, pero sus manifestaciones a nivel local no son para nada homogéneas. En cambio, hay una mezcla de diferentes tácticas y enfoques de grupos locales heterogéneos que actúan con total libertad desde la cima, con afiliaciones a al-Qaeda basadas en la oportunidad o la propaganda. El caso del llamado Estado Islámico (EI) muestra similitudes y diferencias. EI tiene sus raíces en la red de al-Qaeda de Abu Musab al Zarqawi[20]en Irak, pero se desarrolló de manera diferente, especialmente después del asesinato de Osama bin Laden, el ascenso al mando de Abu Bakr al-Baghdadi y la guerra civil en Siria. Se infiltró en muyahidines de todo el mundo, se consolidó entre la población y estableció una especie de gobierno islámico en las áreas geográficas bajo su control. A partir de junio de 2014, cuando se declaró el Estado Islámico, el grupo comenzó a adaptarse a su nueva posición de defender el territorio que había conquistado, manteniendo una mayor expansión territorial como objetivo a largo plazo.
En este caso, se puede ver cómo ISIS adoptó la estrategia HW:
La escalada de ataques y represalias entre Estados Unidos e Irán ha terminado, de momento, con la muerte de un mito. El general Qasem Soleimani, jefe de las fuerzas Qods iraníes, a cargo de las operaciones en el exterior de la República Islámica, se había convertido en el símbolo de los éxitos militares que Irán había conseguido en Oriente Medio en las últimas décadas. Furente: https://global-strategy.org/soleimani-la-inoportuna-muerte-de-un-mito/
Conclusiones
Hoy, la amenaza del terrorismo es cada vez más concreta pero ambigua en sus contornos y manifestaciones. Sin embargo, la estrategia es siempre la misma: generar miedo con violencia, hacer que las personas se sientan desprotegidas y vulnerables, y demostrar que los gobiernos no son capaces de adoptar una respuesta penetrante y autoritaria. La especificidad de las amenazas híbridas requiere una estrategia multifuncional: conflicto militar si es necesario, aplicación de la ley e intervenciones legales y sociales. Los planes y políticas de integración son la mejor respuesta a la radicalización, pero por sí solos no son suficientes si no se complementan con inteligencia y medidas de prevención tanto activa como pasiva. La amenaza híbrida proveniente de un actor estatal es aún más insidiosa. En resumen, este enfoque indirecto busca erosionar y desestabilizar el entorno político y social y desmoralizar a la población enemiga golpeando sus debilidades y evitando un enfrentamiento militar directo. HW explota la disuasión convencional, las tácticas insurgentes, la guerra política y la subversión, lo que permite al estado ganar conflictos sin un compromiso directo sobre el terreno. HW también le da a un actor estatal una negación plausible: simplemente puede negar su responsabilidad por la propaganda, la guerra de información, los ataques cibernéticos y los disturbios organizados. Este enfoque asimétrico es económico y efectivo y todas las ventajas están del lado del atacante. La guerra de información también puede tener como objetivo influir en las minorías presentes en el territorio, desestabilizar el país y propagar la discordia. El debate sobre el referéndum de la independencia de Cataluña, por ejemplo, aparentemente estuvo influenciado por la desinformación y las actividades de fake news que explotaron opiniones divisivas para afectar la votación final. Según un informe del Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN, los robots en ruso crearon aproximadamente el 70% de todos los mensajes rusos sobre la OTAN en los Estados bálticos y Polonia. Las granjas de trolls utilizan algoritmos para hacer que los temas candentes de polarización sean una tendencia en el espacio de Internet de un país. Los temas incluyen discriminación racial, miedo a los inmigrantes, derechos de los homosexuales, etc. Una buena ciberdefensa, con medidas activas y pasivas, hace que esas amenazas sean manejables hasta el punto que, como ocurre con las amenazas convencionales, los riesgos residuales se vuelven casi aceptables. Sin embargo, la evanescencia de la amenaza cibernética y la guerra psicológica, cuando tienen como objetivo desestabilizar y crear disturbios, hacen que una represalia militar sea muy desafiante. Incluso las medidas políticas o las sanciones económicas pueden ser difíciles, ya que puede ser difícil o casi imposible encontrar la evidencia clara y tangible que conduce a la responsabilidad de un estado.
[1] La guerra del Peloponeso (431 a. C.-404 a. C.) fue un conflicto militar de la Antigua Grecia que enfrentó a las ciudades formadas por la Liga de Delos (encabezada por Atenas) y la Liga del Peloponeso (encabezada por Esparta). Tradicionalmente, los historiadores han dividido la guerra en tres fases. Durante la primera, llamada la guerra arquidámica, Esparta lanzó repetidas invasiones sobre el Ática, mientras que Atenas aprovechaba su supremacía naval para atacar las costas del Peloponeso y trataba de sofocar cualquier signo de malestar dentro de su Imperio. Este período de la guerra concluyó en 421 a. C., con la firma de la Paz de Nicias. Sin embargo, al poco tiempo el tratado fue roto por nuevos combates en el Peloponeso lo que llevó a la segunda fase. En 415 a. C., Atenas envió una inmensa fuerza expedicionaria para atacar a varios aliados de Esparta. La expedición ateniense, que se prolongó del 415 al 413 a. C., terminó en desastre, con la destrucción de gran parte del ejército y la reducción a la esclavitud de miles de soldados atenienses y aliados. Esto precipitó la fase final de la guerra, que suele ser llamada la guerra de Decelia. En esta etapa, Esparta, con la nueva ayuda de Persia y los sátrapas (gobernadores regionales) de Asia Menor, apoyó rebeliones en estados bajo el dominio de Atenas en el mar Egeo y en Jonia, con lo cual debilitó a la Liga de Delos y, finalmente, privó a Atenas de su supremacía marítima. La destrucción de la flota ateniense en Egospótamos puso fin a la guerra y Atenas se rindió al año siguiente. La guerra del Peloponeso cambió el mapa de la Antigua Grecia. Desde un punto de vista helénico, Atenas, la principal ciudad antes de la guerra, fue reducida prácticamente a un estado de sometimiento, mientras Esparta se establecía como el mayor poder de Grecia
[2] La guerra de la Independencia Española fue un conflicto bélico desarrollado entre 1808 y 1814 dentro del contexto de las guerras napoleónicas, que enfrentó a las potencias aliadas de España, Reino Unido y Portugal contra el Primer Imperio francés, cuya pretensión era la de instalar en el trono español al hermano de Napoleón, José Bonaparte, tras las abdicaciones de Bayona.
[3] Arthur Wellesley (Dublín, 1 de mayo de 1769-Walmer, 14 de septiembre de 1852), más conocido, a partir de 1814, por su título de duque de Wellington, fue un militar, político y estadista británico de origen irlandés, con una participación destacada en las guerras de coalición o guerras napoleónicas, particularmente al frente de las tropas anglo-portuguesas en la expulsión de los ejércitos franceses en las tres tentativas de invadir Portugal (1808, 1809 y 1810) y en la guerra de la Independencia española, llegando a ser comandante en jefe del Ejército británico y a ejercer dos veces el cargo de primer ministro del Reino Unido. Fue nombrado caballero de la Orden de la Jarretera, caballero de la Orden de San Patricio, caballero gran cruz de la Orden del Baño, de la Orden Real Güélfica, Miembro de la Royal Society y del Consejo Privado del Reino Unido.
[4] La guerra de guerrillas es una estrategia militar en la que pequeños grupos de combatientes, a menudo paramilitares, civiles armados o irregulares, utilizan ataques móviles a pequeña escala contra un enemigo mayor y menos versátil con el objetivo de debilitarlo o vencerlo mediante una guerra de desgaste, en la cual se evita confrontar directamente al enemigo, generalmente atacándolo de forma imprecisa a escondidas. Estas tácticas pueden incluir emboscadas, sabotajes, saqueos, incursiones, guerra relámpago, corte de las líneas de suministro, secuestro de enemigos importantes e interceptación de las comunicaciones. Este término se acuñó en España durante el intento de conquista de Napoleón Bonaparte. Los términos «guerrilla» y «guerrillero» comenzaron a usarse en España durante la invasión de Napoleón Bonaparte, en el siglo XIX. El sufijo «-illa» acepta la desigual lucha entre civiles y un ejército regular de soldados profesionales organizado por un Estado. Se trata de un vocablo castellano que, conocido a veces como guerilla, ha pasado al ámbito internacional. Sin ese nombre concreto, esta forma de lucha se ha dado en el transcurso de toda la historia. Por ejemplo: los judíos conquistaron Canaán, según el relato bíblico, mediante ataques sorpresivos; Alejandro Magno debió enfrentarse a las guerrillas de tribus montañesas durante su primera incursión contra los persas; y Aníbal perdió varios guerreros a manos de las tribus salasias cuando cruzaba los Alpes. En la propia península ibérica se encuentran ejemplos de guerrillas ya durante la invasión romana (Viriato, Corocota) y los primeros siglos de la Edad Media (Don Pelayo y sus seguidores contra los musulmanes en Asturias o los vascones contra Carlomagno en Roncesvalles). Este tipo de guerra ha sido también usado por los patriotas en la Revolución estadounidense.
[5] Charles J. Esdaile (Epsom, 1959) es un historiador e hispanista británico. Nació en la ciudad inglesa de Epsom, en el condado de Surrey, en 1959.1 Es autor de varias obras sobre la Guerra de Independencia Española, las guerras napoleónicas y la historia contemporánea española, entre las que se encuentran The Spanish Army in the Peninsular War (Manchester University Press, 1988), The Wars of Napoleon (Longman, 1995), Spain in the liberal age: from Constitution to Civil War, 1808-1939 (Blackwell, 2000), The Peninsular War: A New History (Palgrave Macmillan, 2003), Fighting Napoleon: Guerrillas, Bandits, and Adventurers in Spain, 1808–1814 (Yale University Press, 2004), Napoleon’s Wars: An International History, 1803–1815 (Allen Lane, 2007), Outpost of Empire: The Napoleonic Occupation of Andalucía, 1810-1812 (University of Oklahoma Press, 2012) y Women in the Peninsular War (University of Oklahoma Press, 2014).
[6] La guerra de Afganistán de 1978-1992, también llamada guerra afgano-soviética o guerra ruso-afgana, fue la primera fase del extenso conflicto de la guerra civil afgana. Transcurrió entre abril de 1978 y abril de 1992, tiempo en el que se enfrentaron las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán, apoyadas entre diciembre de 1979 y febrero de 1989 por el Ejército Soviético, contra los insurgentes muyahidines, grupos de guerrilleros afganos islámicos17 apoyados por numerosos países extranjeros, destacando Estados Unidos, quien les proporcionó ingentes cantidades de armas y dinero. Está considerada como parte de la Guerra Fría.
[7] Muyahidín es, en un contexto islámico, quien ejerce la yihad, es decir, hacer un «esfuerzo espiritual» o, en caso mayor, militar. En español se emplea con el sentido de ‘combatiente islámico fundamentalista’
[8] El FIM-92 Stinger es un misil tierra-aire rastreador infrarrojo diseñado en los Estados Unidos y utilizado por todos los servicios armados de este país, entró en servicio en 1981. El misil Stinger básico ha sido hasta la fecha responsable de 270 naves derribadas confirmadas, la primera de ellas fue un FMA IA-58 Pucará durante la Guerra de las Malvinas. Es fabricado por Raytheon missile systems y también bajo la licencia de EADS en Alemania en donde es llamado Fliegerfaust 2, recordando el primer dispositivo portátil antiaéreo del mundo creado por los alemanes, el Fliegerfaust. Además es usado por las fuerzas militares de otros 29 países, se han producido alrededor de 70.000 misiles.
[9] Operaciones basadas en efectos ( EBO ) Es un concepto que surgió durante la Guerra del Golfo Pérsico para la planificación y ejecución de operaciones que combinan los métodos militares y no militares para lograr un efecto determinado. Un enfoque basado en los efectos de las operaciones se aplicó por primera vez en los tiempos modernos en el diseño y ejecución de la campaña aérea de Tormenta del Desierto de 1991. El autor principal de los planes a continuación ataque diaria Lt Coronel, ahora retirado teniente general David A. Deptula-usa un enfoque basado en los efectos en la construcción del plan de campaña aéreo contra la Tormenta del Desierto real. Deptula se describen los antecedentes, justificación, y proporciona un ejemplo de cómo un enfoque basado en los efectos de la focalización se llevó a cabo en la Tormenta del Desierto en la publicación, «operaciones basadas en efectos: Cambio en la naturaleza de la guerra.» La doctrina se desarrolló con el objetivo de poner efectos estratégicos deseados primero y luego la planificación estratégica del objetivo deseado de nuevo a las posibles acciones a nivel táctico que podrían adoptarse para lograr el efecto deseado. Contrariamente a los enfoques militares convencionales de aplicación de la fuerza contra fuerza que se centraron en desgaste y aniquilación, EBO se centró en los resultados deseados que intentan usar un mínimo de fuerza. El enfoque fue posible gracias a los avances en armamento, particularmente de sigilo y precisión de armas en conjunción con un enfoque de planificación basado en efectos específicos en lugar de la destrucción absoluta. Deptula, hablando en la X Campaña Aire Guerra del Golfo Aniversario retrospectivo, el 17 ene, 2001 sobre Uno Massachusetts Avenue, NW, Washington, DC, define el objetivo de EBO; «Si nos centramos en los efectos, al final de la estrategia, en lugar de la fuerza contra fuerza de los medios tradicionales para lograr militarmente, que nos permite considerar formas diferentes y quizás más eficaz para lograr el mismo objetivo más rápido que en el pasado, con menos recursos y más importante, con un menor número de bajas «. Otros han postulado que EBO podría interpretarse como un nuevo concepto de que atacar a un objetivo de segundo orden puede tener consecuencias de primer orden para una variedad de objetivos, en el que la intención del comandante puede satisfacerse con un mínimo de daños colaterales o riesgo para sus propias fuerzas. EBO no es sólo un concepto emergente que fue la base del plan de campaña aérea de Tormenta del Desierto. Sin embargo, en los últimos años, ya que, de múltiples puntos de vista han surgido en lo que significaba y cómo se podría implementar. En particular, los científicos militares en el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, el Laboratorio de Investigación del Ejército y DARPA dedican a la investigación para desarrollar herramientas automatizadas para anotar opciones y recomendar cursos de acción. Esta es la ciencia dura y las herramientas son lentos para ser implementado. Para las fuerzas aéreas, apoyó la capacidad para una sola aeronave para atacar a varios objetivos, a diferencia de las tácticas de guerras anteriores, que utilizan múltiples aviones para atacar objetivos individuales, por lo general para crear la destrucción sin idea de re-uso posterior por las fuerzas aliadas o civiles amistosos. Mientras que las capacidades tecnológicas pueden facilitar un enfoque efectos base de operaciones, haciendo hincapié en las herramientas y tácticas se pierda el hecho de EBO es una metodología o una forma de pensar-no es un conjunto fijo de tácticas, técnicas y procedimientos. Un enfoque basado en los efectos comienza con el final del juego de acción como punto de partida en la planificación de la aplicación adecuada de cada uno de los elementos de seguridad diplomática, información, militar y económico para alcanzar el estado final deseado. En consecuencia, los conceptos EBO tradicionalmente toman un «enfoque sistémico» a los problemas de seguridad, la evaluación de la situación a través de la lente de los centros de gravedad estratégico-liderazgo; claves esenciales; infraestructura; población; y las fuerzas militares. Cada uno de estos centros de gravedad estratégico se puede descomponer en los centros operativos de la gravedad, y cada uno de aquellos en los centros tácticos de la gravedad. EBO es un enfoque que considere la totalidad del sistema que se decidirán y determinar cuáles son los medios más eficaces para lograr el estado final deseado.
[10] James Norman Mattis (Pullman, 8 de septiembre de 1950) es un militar estadounidense con rango de general, prestando servicio en el USMC (United States Marines Corp). Fue Secretario de Defensa de los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2017 hasta el 31 de diciembre de 2018. Anteriormente fue comandante del Comando Central de Estados Unidos (USCENTCOM) y se desempeñó como comandante de la 1ª División de Marines durante la invasión de Irak y como comandante de la Fuerza de Tareas 58 en la Guerra de Afganistán.
[11] United States Joint Forces Command (USJFCOM) was a Unified Combatant Command of the United States Department of Defense. USJFCOM was a functional command that provided specific services to the military. The last commander was Army Gen. Ray Odierno. As directed by the President to identify opportunities to cut costs and rebalance priorities, Defense Secretary Robert Gates recommended that USJFCOM be disestablished and its essential functions reassigned to other unified combatant commands. Formal disestablishment occurred on August 4, 2011.
[12] Dr. Russell W. Glenn is a graduate of the United States Military Academy. He was commissioned in the United States Army as a Corps of Engineers officer and initially served with the 1st Infantry Division. Subsequent assignments included duties as operations officer for the 2nd Engineer Group in the Republic of Korea, assistant professor of mathematics at West Point, and a three-year tour with the 3rd Armored Division headquartered in Frankfurt, Germany. His time with the division included a combat tour in Iraq during Operations Desert Shield and Desert Storm. Then Major Glenn thereafter served as an exchange officer with the British Army’s Royal School of Military Engineering followed by a year as the senior army fellow at the RAND Corporation and three years with the School of Advanced Military Studies (SAMS), concluding a 22-year military career as one of the initial four authors of the army’s primary war fighting doctrine. Dr. Glenn was a senior defense analyst with RAND from 1997 to early 2009 at which time he joined A-T Solutions as a senior analyst. He is currently on the faculty of the Strategic and Defence Studies Centre at The Australian National University. Past research includes published studies on counterinsurgency, urban operations, military and police training, and intelligence operations. He has a Bachelor of Science degree from the United States Military Academy and four Masters degrees from the University of Southern California (MS, Systems Management), Stanford University (MS, Civil Engineering and MS, Operations Research), and the School of Advanced Military Studies (Master of Military Art and Science).
[13] Paul K. Van Riper (born July 5, 1938) is a retired United States Marine Corps officer. Since his retirement, Van Riper has served on several advisory boards and panels. He is currently the Chairman of the Board of Directors for the Marine Corps Heritage Foundation. At the time of his retirement, Van Riper was serving as the Commanding General, Marine Corps Combat Development Command, Quantico, Virginia.
[14] Network-centric warfare, also called network-centric operations or net-centric warfare, is a military doctrine or theory of war that seeks to translate an information advantage, enabled in part by information technology, into a competitive advantage through the robust computer networking of well informed geographically dispersed forces. It was pioneered by the United States Department of Defense in the 1990s.
[15] Valeri Vasílievich Guerásimov (Kazán, 8 de septiembre de 1955) es un general ruso, el actual jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, y el primer viceministro de Defensa, reemplazando a Nikolái Makarov. Fue nombrado por el presidente Vladímir Putin el 9 de noviembre de 2012
[16] Las protestas árabes de 2010-2012, conocidas como Primavera Árabe, correspondieron a una serie de manifestaciones populares en clamor de, según los manifestantes, la democracia y los derechos sociales organizada por la población árabe. Se considera el comienzo de estas manifestaciones el 17 de diciembre de 2010 en la ciudad de Sidi Bouzid, cuando un vendedor ambulante (Mohamed Bouazizi) fue despojado por la policía de sus mercancías y cuentas de ahorros y en respuesta, se inmoló en forma de protesta. Durante su agonía miles de tunecinos se rebelaron contra las malas condiciones a las que el país estaba sometido, causando un efecto dominó en el resto de las naciones árabes. Desde 1987, Zine el Abidine Ben Ali gobernaba Túnez con un Gobierno considerado autoritario. Los tunecinos, ante la situación Bouazizi, salieron a protestar contra Ben Ali. Mohamed Bouazizi falleció el 4 de enero de 2011. Diez días después, el presidente Ben Ali dimitió. El ejemplo de Túnez fue imitado en el resto del mundo árabe.
[17] Si en 2018 tenemos que pensar en un concepto militar que ha trascendido las fronteras del análisis estratégico para convertirse en un vocablo de uso común en artículos periodísticos, productos de think tank generalistas o declaraciones políticas, este es, sin ningún tipo de duda, el de guerra híbrida. No obstante, mientras muchos expertos consideran que la guerra híbrida es el producto natural de la adaptación de la guerra asimétrica al mundo actual, otros subrayan que la idea no está consolidada ni tampoco existe ninguna definición aceptada más allá del mínimo común denominador de la combinación de medios, procedimientos y tácticas convencionales y asimétricas. https://www.seguridadinternacional.es/?q=es/content/la-doctrina-gerasimov-y-el-pensamiento-estrat%C3%A9gico-ruso-contempor%C3%A1neo
[18] Aymán Mohamed Rabie az Zawahiri (El Cairo, 19 de junio de 1951), conocido también como Aymán az Zawahirí, es un cirujano y terrorista egipcio, que actualmente está al mando del grupo yihadista Al Qaeda Fue jefe de la organización terrorista Yihad Islámica de Egipto. Es conocido mundialmente por haber sido el mentor, médico y la mano derecha de Osama Bin Laden, también por ser un integrante activo de varias organizaciones islamistas que perpetraron ataques por todo el mundo Asimismo, el FBI también sospecha que estuvo implicado en numerosos ataques terroristas contra los Estados Unidos y otros países de Occidente, incluyendo los ataques a las embajadas de los Estados Unidos en Kenia y Tanzania el 7 de agosto de 1998 Aymán az Zawahirí habla tres idiomas: árabe, inglés y francés.7 Se le conoce por varios apodos, entre ellos, Abu (padre de) Abdallah, Abu Muhammad, Abu Fatima, Muhammad Ibrahim, Abu al Mu’iz, El Doctor, El Profesor, El Emir, Nur, Ustaz (Maestro) y Abdel Muaz; también es citado a menudo como el «Doctor Muerte» o «Médico de la Muerte» Ante la muerte de Osama Bin Laden, ha pasado a ser el terrorista más buscado del mundo. El FBI ofrece 25 millones de dólares por su captura.
[19] Sayyid Quṭb Ibrāhīm Ḥusayn al-Shādhilī Musha, 9 de octubre de 1906- El Cairo, 29 de agosto de 1966) fue un escritor, crítico literario e intelectual del Egipto de mediados de siglo XX. También fue miembro del Consejo de Orientación de la organización de los Hermanos Musulmanes tras su ingreso en 1951 y responsable de la Sección de Propaganda (da’wa) de la misma. Fue uno de los principales teóricos del islamismo contemporáneo cuyo pensamiento todavía hoy pervive como germen de algunas de las distintas corrientes islamistas más radicales. Acusado y condenado a muerte bajo la acusación de orquestar un complot para acabar con Nasser. Fue ahorcado el 29 de agosto de 1966.
[20] Abu Musab al Zarqaui (Zarqa, Jordania; 20 de octubre de 1966–Baquba, Irak; 7 de junio de 2006) fue un militante musulmán salafista y terrorista jordano, que se proclamó líder de Al-Qaeda en Irak, organizando diferentes acciones contra las tropas estadounidenses desplegadas en la zona. En septiembre de 2005, anunció en una entrevista la declaración de «guerra total» a los chiitas en Irak
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