CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN
Después de lo sucedido hoy, jueves, 17 de agosto de 2017 en el Congreso de los Diputados en el que, quienes pretenden destruir España no se han privado de afirmar cuáles son sus objetivos, no se han andado con miramientos, y han hablado claro y rotundo de qué pretenden hacer en los próximos cuatro años (si se les deja), y todo ello sin tener en frente a ninguna oposición dispuesta a oponerse a sus planes; hoy más que nunca mereces que todos los españoles decentes vean y oigan el «Discurso del Rey Felipe VI, de octubre de 2017 sobre el intento de golpe de estado que los separatistas intentaron en Cataluña«.
El monarca apela a la unidad de España, el respeto a la Constitución y advierte de la deslealtad de las autoridades de la Generalitat y lo más importante: alza la voz para que a los enemigos de España les quede muy claro que
¡Jamás les permitiremos que rompan España!
Vuelvo a reiterar, para quienes aún no se han dado por enterados: Don Felipe VI posee la prerrogativa, la facultad, la potestad exclusiva de proponer al Congreso de los Diputados a quien considere más oportuno (es de suponer que considerando criterios de capacidad y mérito) para que sea investido presidente del gobierno.
Dicen la Constitución y la normativa relativa a los procesos de investidura que el Rey llevará a cabo cuantas rondas de entrevistas considere necesarias, con los portavoces de los diversos partidos políticos y, cuando lo considere opotuno se lo comunicará al presidente Congreso de los Diputados, el cual se reunirá en pleno y efectuará una votación para concederle o no su confianza. Si en primera votación el candidato propuesto por el Rey de España no consiguiera mayoría absoluta (el voto de 176 diputados), a las 48 horas habría nueva votación, y en tal caso podría ser investido con mayoría simple, o sea si se da el caso de que son más los votos afirmativos que los negativos, independientemente del número de diputados que se abstuvieran…
Si el Congreso no aceptara al candidato propuesto por nuestro Rey, Don Felipe podría repetir el proceso cuantas veces desee, sea con el mismo candidato u otros… Así hasta agotar dos meses desde el día de la primera votación. Y, si finalmente se agotan los dos meses, el Rey disolvería las Cortes Generales y convocaría nuevas elecciones.
Esto que ya he descrito en varias ocasiones nunca ha sucedido en el casi medio siglo de «democracia a la española», pero podría suceder si Don Felipe interviniera para que se acabe nombrando un presidente decente, honrado, sabio, buen y experimentado gestor… y obvimente no es necesario que sea diputado o miembro de algún partido político, puede ser una persona «independiente».
¿En qué norma legal se dice que el Rey de España deba actuar al dictado de los capos de los partidos con representación en el Congreso de los Diputados?
Evidentemente, no es ningún argumento de peso, medianamente racional, afirmar que algo siempre se ha hecho de tal o cual manera.
Ha llegado el momento de que nuestro Rey comparezca ante los españoles, después de lo sucedido este jueves, 17 de agosto, después de haber tomado posesión de sus escaños los nuevos diputados, y contarles cuál es la verdadera realidad de España, la terrible situación a la que nos han conducido los diversos gobiernos que se han sucedido durante el último medio siglo; y tras hacer un diagnóstico preciso de la situación, exponer cuáles son las funciones que se le atribuyen en la Constitución que juró y prometió proteger, cumplir y hacer cumplir, y que ante la situación de emergencia que sufre España, ha decidido hacer uso de la potetad única, exclusiva que posee para proponer al Congreso de los Diputados que le dé su confianza a la persona que él considere más idóneo, una persona decente, sabia, de probada experiencia exitosa en la gestión de dineros ajenos y que esa persona no tiene por qué ser ni diputado ni afiliado ha ningún partido, y añadir que esa persona decente emprenderá las acciones necesarias para emprender el plan de acción, la cirugía de choque de la que España está necesitada, para homologarnos con los países de nuestro entorno cultural, civilizatorio y no perder el tren de la Historia.
E, insisto, si los diputados no se avienen a razones, lo único que podría pasar es que los españoles estuviéramos un tiempo sin gobierno y hubiera que repetir elecciones, hasta que el Congreso de los Diputados acceda a concederle su confianza al candidato que proponga el Rey de España.
No tengan dudas de que si las cosas se desarrollaran de la manera que expongo, nuestro Rey, la Monarquía recibiría algo más que críticas, e incluso podrían sucederse algarabía, altercados,… pero, España cuenta con resortes suficientes para hacer cumplir la ley y que se mantenga el orden público.
Sin duda, llegados a extremos tales, la Monarquía saldría enormemente reforzada y los capos, oligarcas y caciques, tremendamente desprestigiados, mucho más de lo que hoy lo están.
Así pues, Don Felipe ejerza Su Majestad de Rey, dado que nuestra Patria está en grave peligro, asuma las funciones ejecutivas que le otorga la Constitución Española de 1978, dé un paso al frente.
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