Discurso de Navidad de Felipe VI: un discurso al dictado de Pedro Sánchez y para complacer al gobierno de coalición de socialistas, comunistas, separatistas y etarras.
Un discurso lleno de mentiras: la crisis energética ya había llegado antes de que Putin invadiera Ucrania, la gestión del Covid no ha sido un éxito y la unidad de los españoles no consiste en secundar las barbaridades del Sanchismo.
EULOGIO LÓPEZ
¡Qué vergüenza, Majestad!
Aquí tienen el discurso navideño de SM el Rey Felipe VI. Para llorar. Discurso de Navidad de Felipe VI: no es que Felipe VI se haya sometido a Sánchez, es que es igual que Sánchez. Es decir, el discurso lo ha revisado Moncloa o lo han escrito directamente en Moncloa.
Que en la actual coyuntura política, el Rey de España hable de solidaridad con la democracia y dé a entender que los populismos, concepto con los que el cinismo de Sánchez señala a PP y VOX, crean división entre los españoles, suponen un peligro para la convivencia y deterioran las instituciones, supone situarse en la misma línea embustera y maliciosa de la propaganda monclovita, Sanchismo, todo un revisionanismo, no sólo histórico, sino también presente.
Felipe VI defiende la Constitución con los mismos sofismas del Sanchismo… que está destrozando el Régimen de 1978
En otra palabras: lo que caracterizado al Sanchismo es la mentira permanente. A esa historia de mentiras, se ha unido ahora el Monarca, precisamente el mismo que debería pararle los pies al ególatra de Pedro Sánchez, porque pararle los pies a este Gobierno de majaderos también forma parte de las derechos y deberes del jefe del Estado.
Felipe VI, ha planteado una defensa de la Constitución con las mismas trazas del Sanchismo… que es, precisamente, quien está derruyendo el Régimen de 1978.
Lo peor: ni una sola mención a los valores cristianos sino a los «valores constitucionales», que recuerdan mucho a los «valores republicanos» de Podemos y ERC
Un discurso navideño, por otra parte, repleto de la asunción de las mentiras de ese mismo Sanchismo. Por ejemplo, la crisis energética, convertida ya en crisis económica global, ya había llegado antes de que Putin invadiera Ucrania. Bastante antes. En España, en particular, por la pésima gestión económica de ese desastre llamado Nadia Calviño. Por ejemplo, la gestión del Covid no ha sido un éxito, sino un fracaso total, y la unidad de los españoles no consiste en secundar las barbaridades de Sánchez. España no ha recuperado los niveles precovid y la débil recuperación se ha truncado, a pesar de los ahorros que los españoles han tenido que hacer, y continúan haciendo, para que el caradura de Sánchez logre mantener su economía de subvenciones públicas y de ensañamiento con los esforzados que aun se atreven a crear empleo: profesionales, autónomos y empresarios.
El padre del Rey permanecerá exiliado forzosos -sí, forzoso- en Abu Dabi: ¿Qué pasa si muere en el destierro?
Lo peor del discurso: ni una sola mención a los precitados valores cristianos -Felipe VI todavía no ha retirado el mini-belén que sitúa detrás de él mientras habla a los españoles en Nochebuena pero todo se andará- sino a los «valores constitucionales», que recuerdan mucho a los repetidos valores republicanos de Podemos y ERC, justo los que encabezaron el petulante llamamiento republicano de todos los amigos de Sánchez, los que les mantiene en Moncloa, los comunistas, separatistas, proetarras, etc.
Añadan a todo esto que, una Navidad más, el padre del Rey. SM Juan Carlos I, permanecerá como exiliado forzoso -sí, forzoso- en Abu Dabi: ¿Qué pasará si muere en el destierro tal y como parece desear el cobarde de su hijo?
¡Qué vergüenza Majestad! A partir de ahora, me declaro monárquico sin Rey, como los carlistas
Después de este discurso navideño, que constituye una nueva rendición al Sanchismo, esa carcoma socio-comunista que asola España, yo, a partir de ahora, me declaro, como los carlistas, monárquico sin Rey. Porque hemos dado un paso más: no es que Felipe VI se haya sometido a Sánchez, es que es igual que Sánchez, según el escalón degradante de toda actividad humana:
1.Estás cometiendo un salvajada pero no me atrevo a manifestarlo por cobardía.
2.Acallo mi conciencia y hablo cuando debería hablar, faltando así a la justicia.
3.Pienso igual que tú, amigo Sánchez, un ser justo y encomiable.
¡Qué vergüenza, Majestad!