Juan Miguel Collado Campos

Querido lector: voy a tratar de presentarte mi novela en unas pocas páginas.

      El Fuego Divino o Los Escobazos, de la editorial “Coronaborealis”(Málaga), comienza a forjarse en aquellos primeros viajes, emprendidos por mí, que tenían como destino todo el norte extremeño, desde la Sierra de Gata hasta La Vera, pasando por Las Hurdes, el Ambroz o el Valle del Jerte, y que realizaba algunos fines de semana y vísperas de días festivos desde la capital cacereña, en la que comencé la carrera de Filología Hispánica a los dieciocho años. En uno de ellos me quedé hondamente impresionado al toparme con un precioso pueblo, Jarandilla de la Vera, literalmente “en llamas”. Más de treinta años después, con cincuenta a mis espaldas, se engendró esta obra en la que, primero, rindo nuevamente homenaje a la actividad que ha ocupado gran parte de mi vida y a la que le debo incluso mi profesión: la literatura – sin ella, la vida no tendría color –, y,  en segundo lugar, a la tierra que tanto he amado y amo, Extremadura, y que ha logrado conservar sus raíces a través de estas maravillosas tradiciones festivas que adornan nuestros pueblos y ciudades a lo largo del año, que no comienza el 1 de enero, sino a principios de otoño, ni termina el 31 de diciembre, sino a finales de verano.

      La novela comienza retrotrayéndose a tiempos remotos de la humanidad, época en la que se fragua la que, milenios después, acabará por convertirse a los pies del dios Gredos en una de las tradiciones festivas más destacadas de la nación extremeña: Los Escobazos, de la que nacerá el mito del Fuego en Extremadura: Escobón, sucesor del gran titán griego Prometeo, el robador del fuego a los dioses.

     En una pequeña localidad del norte extremeño nace en la familia Inocente de los Remedios a principios del s. XVI una niña que, con el paso de los años, vendrá a protagonizar algunos de los hechos misteriosos más inexplicables de todo el siglo y de la historia de Jarandilla de la Vera.

     Lucía, personaje protagonista de la obra, es la hija de don Ambrosio, regente de la conocida posada “La Serranía”, a la que llegan un novelista, don Dámaso, y un joven ex-soldado de los tercios españoles, Valeriano. Con ambos, primero con don Dámaso y luego a ellos se une Valeriano, recorrerá los caminos situados alrededor de esta localidad alto-extremeña para darles a conocer sus principales vías de comunicación ante la solicitud de estos, el primero, oficial del imperio encargado de la vigilancia de las minas de las que es dueña la Corona, y Valeriano, contratado por esta para comprobar el estado de los caminos que enlazan Extremadura con Toledo, capital del Imperio. La progresiva frecuencia de paseos del trío y una calumnia de origen divino, que de otro modo muy gustosamente la hubiera proferido algún vecino, rematados por la envidia y sobre todo apuntillados por el terror a la tiranía católica, apostólica e hispana que atenaza a los ciudadanos, propiciarán que Lucía dé con sus huesos en las mazmorras de la Santa Inquisición.

   La gran protagonista de la novela, sobre los personajes, la acción y su localización, es la literatura. Desde la primera página hasta la última, la mitología y la fábula se apoderan de la narración. Ya estás avisado, lector, antes del comienzo de la obra: “Nada es verdad ni es mentira”. No se narra una historia, sino la leyenda de una mujer jarandillana que roza la perfección moral y estética. Estas son las claves para comprender la novela y vincularla a los dos principales subtextos de los que se alimenta: la mitología grecolatina actualizada en el cristianismo y esta singular tradición festiva del norte extremeño.

   Podemos distinguir cinco partes bien diferenciadas en mi novela. La primera es la introducción de alabanza y agradecimiento a las divinidades implicadas en el desarrollo de la acción por mi propia voz. En la segunda, que coincide con el primer capítulo, destaco la protección de la “Fértil Vega” y de sus habitantes por parte del padre Gredos. La tercera presenta a la protagonista de la novela, Lucía, al igual que la segunda parte, con Rosalía Gutiérrez de la Sierra como narradora de los hechos. En la cuarta se cuenta la leyenda del proceso de Lucía, atrapada por las garras de la Santa Inquisición, con don Dámaso como narrador y a la vez protagonista de los hechos. La quinta parte, por último, se convierte en culminación del homenaje a la tradición festiva de Los Escobazos, con Rosalía Gutiérrez de nuevo como narradora y a la vez protagonista de los hechos.

    Hay varios elementos que dotan de unidad estructural a la obra, entre los que destacaré su comprensión desde el final, en el que aparece la narradora-protagonista para dar coherencia a toda la novela, y el componente literario, que preside desde el primer renglón de la introducción hasta el último del capítulo-homenaje a Los Escobazos; en definitiva, el otro gran protagonista de la novela, don Dámaso, ejerce como novelista en sus ratos libres.

    He preferido centrarme en unos pocos personajes para desarrollar sobre ese trasfondo mitológico y religioso de mi novela una cosmovisión en la que destaco unos valores modélicos a través del contraste y su oposición. Así, por ejemplo, quien parecía engreído, don Dámaso, acaba dando la cara por la acusada, su amiga, frente a don Valeriano, en el que su amabilidad inicial termina siendo barrida por su reprochable cobardía.

    Lucía, la protagonista, simboliza la pureza, la virginidad; es la inmaculada heroína de Jarandilla de la Vera. Su nombre se debe a que luce con luz propia. Don Dáma-so viene, de entrada, a frenar el ímpetu de la doncella. Valeriano, como se dice en la novela, “estuvo más cerca de buscar valeriana que de ser valeroso, ya que (…) le importó más el valer que el valor”. Don Ambrosio, que prepara la comida en la posada, es el alimento espiritual de Lucía. Su nombre se debe a la ambrosía, manjar delicioso de los dioses. Manolo, hermano de la protagonista, es la otra cara de Lucía, la varonil, que oscila entre la inseguridad y la firmeza. Durante parte de la novela, se convierte  en alter ego de Jesucristo, al que debe su nombre. (¡Padre mío! (…), ¿por qué me has abandonado?).

    Por último, todos los nombres de los principales personajes pertenecen al santoral localizado en torno a la festividad de la Inmaculada Concepción, ocho de diciembre. No nos olvidemos de que la madre de Lucía, ya fallecida, se llamaba doña Concha.

    Para concluir con mi presentación, señalaré que en mi novela predomina el estilo elevado, acorde con el mundo de la mitología y la literatura. Nunca he creído, sin embargo, en la separación tajante de los géneros literarios, sino que, por el contrario, defiendo el concepto de literatura total. El mejor ejemplo es esta obra, en la que aparecen la narración, el diálogo – con la frecuente aclaración al comienzo de las intervenciones del emisor y de manera tan extensa que, sin temor a equivocarme, puedo afirmar que se aproxima al género teatral – y la lírica – muy abundante en la segunda mitad de la obra.

    El texto está trufado de figuras literarias, muchas de ellas fónicas, como las aliteraciones, con una abundante adjetivación nominal y una tendencia a las citas cultas, en especial de naturaleza mitológica.

    Es mi único deseo, estimado lector, haber contribuido con esta presentación de mi novela a crearte una curiosidad y un interés hacia ella y hacia mi obra, ya que El Fuego Divino es la primera narración de una trilogía sobre tres tradiciones festivas de la Alta Extremadura. Próximamente, el año que viene, aparecerá la segunda: La voz de la Esquila (2021), que se localiza en el pueblo cacereño de Tornavacas y toma como referencia la tradición de ánimas, cuyo tema central es la comunicación con el más allá.

  Un saludo y hasta pronto.  

Juan Miguel Collado Campos.

Juan Miguel es Licenciado en Filología Hispánica, poeta, novelista y articulista en diversos medios de información. Premio del VII Concurso de Poesía del Instituto de Bachillerato «Luis Chamizo» de Don Benito-Villanueva de la Serena (Badajoz). Autor de «La tradición oral en dos manifestaciones festivas de la región extremeña», «Un amor para una vida», «Extremadura mítica»… entre otros títulos destacados.

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