A PROPÓSITO DEL NONAGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA CONCESIÓN DEL VOTO FEMENINO EN ESPAÑA Y ACERCA DE CLARA CAMPOAMOR…
La Reina de España, Doña Leticia, ha presidido, hoy 12 de abril, un acto en el que se homenajeaba a Clara Campoamor… con este acto se inician la celebración del nonagésimo aniversario de la aprobación del voto femenino en España. El evento ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados. Es importante destacar que los partidos políticos filo-etarras y separatistas: ERC, PNV, JxCAT y EH Bildu se han ausentado. Tampoco podemos olvidar el tremendo error de protocolo que han provocado las diversas autoridades, que han acabado dejando sola a la reina Letizia, que a su llegada al Congreso a un homenaje a la diputada Clara Campoamor no encontró a nadie para recibirla…
Después de las anécdotas, pasemos a lo importante;
Los socialistas y comunistas españoles ya han perdido toda clase de recato, de temor a sonrojarse, ya han perdido la «vergüenza» y manipulan y se apropian de la mujer a la que repudió el Frente Popular de 1936… y que huyó de la España republicana para salvar su vida.
Hablar de Clara Campoamor es hablar de cómo se consiguió el sufragio femenino en España, y que las mujeres españolas pudieran votar en las elecciones.
El sufragio femenino en España fue aprobado por las Cortes Españolas durante la Segunda República… pero, lo que entonces se produjo no fue como la izquierda española actual -que dice ser heredera de la de hace más de 80 años- nos cuenta, lean, lean:
Al proclamarse la Segunda República se abordó el asunto del voto femenino durante el periodo constituyente, por entonces Clara Campoamor fue elegida diputada –en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no podían ser electoras, no poseían el derecho al voto, aunque parezca asombroso – formando parte de las listas del Partido Radical, al que se había afiliado por proclamarse éste “republicano, liberal, laico y democrático”: su propio ideario político. Formó parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de Constitución de la nueva República que, estaba integrada por 21 diputados, y allí luchó eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió que la comisión constitucional aceptara todo, excepto lo relativo al voto femenino que, tuvo que debatirse en el Pleno del Congreso de los Diputados.
La izquierda (de la cual dicen los socialistas y comunistas actuales que, son “herederos”), con la excepción de un minúsculo grupo de socialistas y algunos republicanos, no quería que las mujeres votasen porque presuponía que estaban muy influidas por la Iglesia, y por sus esposos, y votarían a favor de la derecha.
Por ello, en el debate sobre el asunto, Clara Campoamor (miembro del Partido Radical) tuvo que enfrentarse a otra reconocida diputada, Victoria Kent (socialista anti-sufragista) contraria al voto de las mujeres. El debate fue sobresaliente y Clara Campoamor acabó siendo considerada como la vencedora.
Finalmente, la aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de las derechas, parte de algunos diputados del PSOE (con el voto en contra el sector encabezado por Indalecio Prieto) y algunos republicanos.
Otra “feminista” que también se significó como anti-sufragista fue Margarita Nelken, miembro de la Agrupación Socialista de Badajoz (Nelken fue la única mujer que consiguió las tres actas parlamentarias durante la Segunda República y es tristemente conocida por haberse significado en la represión y muerte de disientes, cuando Madrid fue asediada por las tropas del General Franco, durante la guerra civil española…) Margarita Nelken también se manifestó abiertamente en contra de otorgar derecho de voto a las mujeres en 1931, igual que su compañera de partido, la socialista Victoria Kent.
Los y las socialistas y comunistas que, en la actualidad se arrogan el monopolio de las “conquistas sociales y avances en la liberación de las mujeres” y van repartiendo certificados de “demócratas e igualitarios”, se cuidan muy, mucho de ocultar su vergonzoso pasado de gente reaccionaria, y claramente contraria al progreso, en el sentido propio de la palabra, de avanzar mejorando…
Lo mismo hacen, cuando ocultan su entusiasta apoyo y su estrecha y entusiasta colaboración con la Dictadura del General Primo de Rivera, en la década de los años 20 del siglo pasado, y su explícito apoyo a la Monarquía de Don Alfonso XIII, bisabuelo de nuestro actual rey, Felipe XI.
Ni que decir tiene que, en las elecciones de 1933, primeras en las que votaron las mujeres, dieron el triunfo a las derechas…
¡Cosas veredes y oyeres que harán temblar a las paredes!
Después de hablar de la manipulación y apropiación que pretenden hacer los socialistas y comunistas de la sufragista Clara Campoamor, es inevitable señalar que las mujeres tienen alrededor del 55% de los votos en cualquiera de las elecciones que se convocan en España, motivo por el cual difícilmente pueden las feministas afirmar que están siendo dejadas de lado en el proceso de toma de decisiones políticas.
También es importante narrar cómo se fue concediendo a las mujeres el derecho al voto, en los diversos países del Mundo:
En 1776 en Nueva Jersey (Estados Unidos) se autorizó accidentalmente el primer sufragio femenino (se usó la palabra “persona” en vez de “hombre”) pero se abolió en 1807.
Más tarde, ya en el siglo XIX algunos estados aprobaron el voto femenino, como Kansas (1838) o Wyoming (1869), hasta su consagración en la enmienda decimonovena a la Constitución Norteamericana adoptada en 1920.
En Europa, los primeros en aprobar el sufragio femenino fueron Austria y Alemania, en 1848 y Suecia, en 1866. En Sudamérica, después de la Constitución de la Provincia de Vélez (Colombia) de 1853, el asunto vuelve a retomarse en el siglo XX. El primer país sudamericano en aprobar el voto femenino fue Ecuador, en 1929, luego lo consagraron Chile (1931), Uruguay (1932), Brasil (1943), Cuba (1943), Bolivia (1938), El Salvador (1939), Panamá (1941), Guatemala (1946), Venezuela (1946), Argentina (1947) y México (1947).
Otros países del mundo, de los primeros en otorgar el voto a la mujer, fueron: Nueva Zelanda, 1893. Australia 1901. Finlandia, 1906. Noruega, 1913. Dinamarca, 1915. Reino Unido, 1918 (+30 años) Alemania, 1918 Países Bajos, 1918. Polonia, 1918. Rusia, 1918. Austria, 1918. Bélgica, 1919. República Checa, 1920. Eslovaquia, 1920. España, 1931. Francia, 1945. Italia, 1945. Grecia, 1952. Suiza, 1974.
Esto no significa que los varones poseyeran el sufragio universal, derecho al voto, anteriormente.
Hasta casi las mismas fechas señaladas, el voto masculino era del tipo denominado “sufragio censitario” o voto restringido, ósea, condicionado fundamentalmente al nivel de renta que tuvieran podían, o no, acceder al voto en los diversos comicios.
Fue tras la primera guerra mundial cuando las mujeres, al tener que sustituir a los hombres en las fábricas de armamentos y demás, puesto que ellos estaban en el frente, en el campo de batalla, cuando se ganaron el derecho en Europa al sufragio.
La interpretación sesgada, parcial de forma interesada de los hechos históricos como el que nos ocupa, en clave de conspiración del “Patriarcado”, o de la opresión machista tiene como única intención la atribución de una supuesta culpa de todo lo peor de la Historia a los varones, lo cual, además de falso, es injusto, engañoso y odioso.
El discurso fraudulento del que hablamos, tiene como objetivo justificar leyes sexistas injustas, y discriminatorias contra los hombres, basándose en una supuesta “deuda histórica” que los varones debemos pagar para remediar los pecados que supuestamente cometieron nuestros ancestros.
El uso de un léxico menos subjetivo, más correcto, para el análisis de la evolución de la democracia conduciría a reconocer el fenómeno de la “Oligarquía”. (Oligarquía y caciquismo como forma de Gobierno en España, Joaquín Costa). Eran las diversas oligarquías las que fueron abriendo la mano a la ampliación progresiva del voto. Y lo demás son milongas.
A lo que ahora asistimos con la dictadura disfrazada de democracia es a estigmatizar a todo el sexo masculino, a otorgarles a los hombres-varones la responsabilidad de todos los males de la Humanidad pretéritos, presentes y por llegar.
Es a lo que ha conducido, gracias al feminismo más extremo y fundamentalista, a la elaboración aberrante de la LIVG (ley integral de «violencia de género», aprobada en España el día 28 de diciembre de 2004), y demás legislación de “igual-da y género”, mediante las cuales los hombres son condenados sin pruebas, y se les priva del derecho a la presunción de inocencia.
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