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El nuevo plan de estudios aprobado por el gobierno social-comunista, para la enseñanza secundaria y el bachillerato suprime el estudio de la Historia de España

CÉSAR ALCALÁ

El nuevo plan de estudios de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, y del Bachillerato, aprobado por el consejo de ministros, del gobierno de España y que forma parte de la renovación de la ley Celáa, incluye una serie de competencias que, han de dominar los alumos al finalizar sus estudios, respecto a la Historia de España que nos llevan a preguntarnos: ¿qué técnico lo ha redactado?

Podemos contestar que, o bien no es historiador o es un plan para que los alumnos españoles tengan un conocimiento sesgado de la historia de España. Y algo sesgado, evidentemente no aporta nada positivo. -pues, las medias verdades son falsedades-, sino, todo lo contrario. Al parecer, se trata de dirigir a la gente a que conozca lo que los gobernantes desean y no la realidad.

La historia es la que es y no como nos hubiera gustado que hubiera sido. Por eso analizaremos las competencias curriculares que los alumnos de segundo de bachillerato estudiaran a partir del curso 2022-2023.

Lo primero que podemos decir es que a los alumnos se les darán 70 horas de esta asignatura. Lo que no queda tan claro es que, como se dice en el documento publicado por el Boletín Oficial del Estado: Atender a los principales retos y problemas a los que se enfrenta en el siglo XXI resulta esencial para el ejercicio de su madurez intelectual y humana, al situarlo ante los desafíos sociales del presente con objeto de orientar su actuación con compromiso y responsabilidad. ¿Por qué? Vamos a analizar las materias que se deberán impartir y nos daremos cuenta sobre la tergiversación no sólo de la historia, sino querer incorporar dentro de esta conceptos que nada tienen que ver.

No vamos a intentar descifrar el siguiente párrafo, porque es de aquellos que se incluyen, sin decir nada, pero que quedan bien: Las competencias específicas se han estructurado en torno a los vectores que vienen constituyendo los principales centros de interés en el presente, que definen las estrategias para aprender del pasado y que resultan relevantes para orientar nuestro porvenir. Se pretende con ello destacar el valor funcional y significativo del aprendizaje de la Historia de España y de los saberes que ofrece, dotándolos de un sentido práctico y relacionados con el entorno real del alumnado”.

La primera competencia específica dice así: Valorar los movimientos y acciones que han promovido las libertades en la historia de España, utilizando términos y conceptos históricos, a través del análisis comparado de los distintos regímenes políticos, para reconocer el legado democrático de la Constitución de 1978 como fundamento de nuestra convivencia y garantía de nuestros derechos. ¿Qué significa esto?

Intentan valorar que la Constitución de 1978 forma parte de una evolución historia, llevada a cabo por hombres y mujeres, que se inició en el año 1812. Como dicen ellos, sin altos ni bajos y con el colofón de la constitución de 1931. También intentan demostrar que la libertad es un principio inherente del ser humano.

En este último párrafo se entremezclan demasiados conceptos que nada tienen que ver entre sí. No se puede estudiar la historia de España a partir de “La Gloriosa” de 1812. Es cierto que lo llevado a cabo por las Cortes de Cádiz fue un hecho excepcional, pero es fruto de un periodo, de una época y de unas circunstancias históricas que quedan apartados en esta competencia. ¿Es la primera constitución que hubo en España? ¿Por qué se redactó? ¿Qué la motivó? A parte se debe saber que España estaba invadida por los franceses y los afrancesados. Que dos reyes -Carlos IV y Fernando VII- decidieron exiliarse. Que España hubiera podido evolucionar hacia un país moderno de no haber aceptado a Fernando VII después de la invasión napoleónica.

Ese periodo tampoco es que sea un ejemplo de libertad. Según lo que entendamos por libertad. Desde la vuelta de Fernando VII al 1939 España vivió inmersa en una gran guerra civil. No fueron años de libertad. Todo lo contrario. Quedaron mermadas muchas libertades. España vivió tres guerras carlistas, alzamientos, pistolerismo, revueltas callejeras y estados de excepción, además de perdidas coloniales y dos guerras con Marruecos. Nada más y nada menos.

Luego, hablando de la Constitución de 1931,como paradigma de esa libertad.

Esta constitución masónica fue muchas cosas, pero nunca paradigma de libertad. Se persiguió a la Iglesia Católica, se prohibió a la Compañía de Jesús, se promovió el divorcio y los cementerios civiles. En definitiva, se coaccionó todo aquello que, por decirlo de alguna manera, era de derechas. Más o menos lo que está ocurriendo hoy en día. La constitución de 1931 es sectaria y también lo es las competencias especificas que quiere implantar el Gobierno de Pedro Sánchez.

No es memoria democrática lo que se vivió durante todos esos años si, entre medio, no se incluye los 40 años de franquismo. Porque la llamada “convivencia pacífica y democrática más larga y duradera de la historia de España” tiene, como punto de inflexión una dictadura. Todos aquellos que llevaron a cabo la constitución de 1978 habían vivido directa o indirectamente este periodo de la historia de España. Si de esto no se habla, difícilmente se podrá entender porque partidos antagónicos se pudieron de acuerdo.

Se legalizaron partidos que aceptaron la democracia. Se consensuaron decisiones por el interés común y no particular. El periodo de la Transición española es uno de los más complejos e interesantes de la historia de España. Este periodo no se puede enseñar de un plumazo. Si con estas competencias específicas pretenden que los alumnos entiendan el mundo actual. No se puede para de puntillas por encima de unos hechos que han marcado el futuro de España y que, gracias a ellos, la España del 2022 es como es.

Lo tienen muy complicado los profesores para dar los conocimientos necesarios para que, dentro de esta primera competencia, el alumnado asimile un tema que es complicado por la complejidad de los acontecimientos. De 1812 a 2022 hemos vivido monarquías, guerras coloniales, guerras civiles, repúblicas, dictaduras… Todo un entramado histórico complejo que difícilmente será asimilado por el alumnado tal y como está planteada esta primera competencia específica.

La segunda competencia específica se basa en el “estudio de los procesos de nacionalización que se dan a raíz de la incorporación del concepto de soberanía nacional y del uso de la historia para justificarlos. Es también necesario que pueda describir el origen y evolución del Estado nacional, así como de los distintos nacionalismos y regionalismos, articulados en movimientos políticos y culturales a partir del siglo XIX”.

Que en España ha habido movimientos cantonales, sobre todo en el siglo XIX, como consecuencia en gran parte de los movimientos surgidos en Europa en el 1848, es un hecho innegable. Sobre todo durante la I República. Tampoco nos podemos olvidar del movimiento constitucionalista liderado por Mariana Pineda y Rafael de Riego, aunque estos debemos inscribirlos en el liberalismo y no en el nacionalismo. Aprender sobre los nacionalismos, sobre todo los postulados por Sabino de Arana, Francesc Macià o Blas Infante. Ahora bien, justificar la evolución del Estado nacional sobre esta base es negar la historia de España. Porque la pretensión de esta competencia es descentralizar el Estado español. Dicho de otra manera, enseñar que el federalismo es el futuro de España. Con lo cual se rompe aquel pacto matrimonial que unió a Isabel y Fernando, los reyes Católicos y que asentó su nieto Carlos I.

La tercera competencia no forma parte de la historia. El bienestar social, la sostenibilidad, las desigualdades sociales y territoriales, el emprendimiento, la innovación, el aprendizaje, todo esto forma parte de otras ramas, pero no de la historia. Las podríamos encuadrar dentro de la economía, la sociología, pero no del conocimiento de la historia tal y como la debemos estructurar. Es cierto que la sociología y la economía son básicas para el conocimiento global de la historia. Ahora bien, tal y como se apunta, el tema no es el conocimiento histórico, sino demostrar que ciertas actitudes repercuten negativamente sobre ciertas partes de la sociedad. Como se dice en el documento asociar los factores económicos con la desigualdad social y territorial, y de percibir la velocidad de los cambios del mundo actual, fenómenos estos que demandan una ciudadanía resiliente, innovadora, emprendedora y comprometida con la mejora de la humanidad y del planeta”. No estamos hablando de historia sino de antropología y sociología.

Lo mismo podemos decir de la cuarta competencia. Y, al menos los técnicos han sido claros y no se esconden en sus intenciones: Para ello precisa combinar el estudio histórico con las aportaciones de disciplinas como son, entre otras, la antropología, la psicología social, las ciencias políticas o la sociología, con objeto de interpretar las distintas respuestas, individuales y colectivas, que se dan ante situaciones de adversidad, incumplimiento de expectativas o ante la percepción de la injusticia”. La historia puede gestionar algunas de las actuaciones que describen, como explicar los conflictos que han existido. Incluso se puede explicar el desarrollo de los diferentes derechos que se han ido aprobando a lo largo de la historia e, incluso la evolución industrial y el retroceso agrario como consecuencia de la Revolución Industrial del siglo XIX. Cómo se pensó en ellos, cómo evolucionaron y las consecuencias de su aplicación. Ahora bien, el análisis social de todo esto, forma parte de la antropología y la sociología.

En la quinta competencia el alumnado debe identificar los cambios en las creencias y prácticas religiosas, las formas de pensamiento y las concepciones políticas que han ido emergiendo y transformándose desde la etapa del Absolutismo y el Estado Liberal hasta la actual sociedad democrática. La idea no es explicarle al alumno que, en un momento determinado, la reforma y la contrareforma revolucionó la historia de Europa. Que el protestantismo de enrique VIII, Lutero o Calvino cambió estructuras sociales y económicas. Esta parte les importa muy poco, pues la historia, como hemos dicho, empieza en 1812. Así pues, ¿qué pretenden?

No se esconden al decir lo siguiente: la Guerra Civil y el Franquismo dan cuenta del grado de violencia que pueden adquirir los conflictos y las consecuencias del uso dictatorial del poder, experiencias traumáticas y dolorosas que deben conocerse con rigor para que nunca más vuelvan a suceder”. Dicho de otra manera, el mejor periodo que se ha vivido en España fue la II República. Este mantra que repiten sin cesar es falso desde su fundación. Nunca hubo democracia durante la república. Ya no sólo hubo un levantamiento en 1934 y un golpe político en febrero de 1936, sino que el pistolerismo dominaba las calles, la inseguridad reinaba en toda España y políticamente hablando imperó el extremismo de izquierdas, sobre todo el llevado a cabo por Largo Caballero. Por no hablar de la persecución a la Iglesia Católica y a los católicos. Nunca hubo democracia. Sin embargo, quieren dar a entender que existió y se lo enseñaran así al alumnado.

Lo que pretenden es desinformar al alumno y culpabilizar a la derecha, por así decirlo, del golpe de estado de 1936, que provocaron ellos mismos como consecuencia de un país ingobernable. Eso sí, la culpa siempre es de la derecha y de la Iglesia Católica. Por lo tanto, se la tiene que estigmatizar y ensalzar todo aquello que se aleje de estos postulados. El posicionamiento es muy sencillo. Culpabilizar a los demás de lo ocurrido y presentarse la izquierda como víctimas. Ellos lo habían hecho todo muy bien y por culpa de los demás un periodo que fue muchas cosas, pero no democrático, se vio frustrado. Evidentemente se somete a juicio la guerra civil y el franquismo. Cuando alguien tiene que tergiversar una realidad y dar a conocer otra que nunca existió, hay un problema. No podemos dirigir la realidad a lo que nosotros nos gustaría que hubiera pasado. Esto nunca funciona.

Si la historia de España se va a explicar desde el año 1812, es complicado comprender este enunciado: Interpretar el valor geoestratégico de España y su conexión con la historia mundial, señalando las analogías y singularidades de su evolución histórica en un contexto global cambiante, por medio de la búsqueda y el tratamiento de información, para avalar los compromisos de nuestro país en materias de cooperación y seguridad, promover actitudes solidarias y asumir los valores del europeísmo”.

El valor geoestratégico de España lo tenemos que explicar mucho antes de 1812. España fue uno de los países más importantes de mundo en extensión, sobre todo en la época de Felipe II. La geoestrategia en aquellos tiempos nos llevó a diferentes guerras y a rivalizar con Inglaterra. Posteriormente tuvimos como rival a Francia. El llamado “contexto global cambiante” es una apreciación un poco intangible. Es un concepto moderno, no histórico. Desde Westfalia hasta la I Guerra Mundial ese contexto no cambió demasiado, a excepción de las guerra napoleónicas. Luego ha tenido ciertas variaciones, pero tampoco es tan cambiante.

Volvemos a hablar de la leyenda negra, que España ha utilizado y no han revocado a lo largo de los años. Leyenda que se aparta literalmente de la historia, pero que ha interesado mantenerla por diferentes causas, que se deberían estudiar. Cooperación, actitudes solidarias, valores, ¿esto forma parte de la historia? ¿Debe enseñarse en una asignatura de historia de 70 horas o sería mejor incluir otra asignatura donde se den estos valores?

En la séptima competencia se incorpora un giño a Unidas Podemos la perspectiva de género en el análisis de la España actual y su historia. La base de este estudio es introducir la perspectiva de género en la observación y análisis de la realidad histórica y actual, identificando los mecanismos de dominación que han generado y mantenido la desigualdad entre hombres y mujeres, los roles asignados y los espacios de actividad ocupados tradicionalmente por la mujer.

Teniendo en cuenta esto surge un error. La historia se debe enseñar y se ha de entender dentro del contexto en el que sucedió. Es decir, posiblemente estemos en desacuerdo con sucesos históricos por su crudeza. Ahora bien, ¿de qué sirve introducir la perspectiva de género? Y más si estamos hablando desde 1812. Que la mujer ha estado relegada a lo largo de la historia lo sabemos. S un hecho estudiado por antropólogos y sociólogos. El hecho no es centrar el hecho histórico en aquel periodo, sino reivindicar el movimiento feminista que surgió a lo largo de la II República. Es evidente que existió y, sin esas reivindicaciones, el papel de la mujer actualmente no sería el mismo. Ahora bien, el caballo de batalla de estas competencias, sea cual sea, es poner en evidencia que la II República ha sido el mejor momento de la historia de España.

Todos ellos sienten nostalgia de aquel período. Les gustaría construir una III República basada en los gestos y formas llevadas a cabo por los políticos y una parte de la sociedad. No se dan cuenta de una cosa. La sociedad española del siglo XXI nada tiene que ver con aquella de 1931 a 1939. No se pueden repetir periodos históricos, porque el que lo pretenda está destinado al fracaso. Con lo cual, la idea de todas estas competencias es realzar lo sucedido durante esos años. Por eso centran la educación en 1812. Un periodo, como se ha dicho, marcado por guerras. No reivindican la I República. Se centran en la segunda porque les invade la nostalgia de algo que no paso y que les gustaría hubiera pasado.

Finalmente, la octava competencia habla de patrimonio y cultura como legado. Este es otro de los aspectos que poco tienen que ver con la historia, aunque los historiadores se basan en ellos para su conocimiento. Es decir, el patrimonio artístico, histórico, archivístico, bibliográfico, documental… forman parte del trabajo del historiador, en el momento de documentarse y estudiar, pero los conservadores de todo esto son otros campos. ¿Es bueno tener conocimiento de esto? Si. No lo vamos a negar. Ahora bien, estamos diciendo que esta asignatura tiene 70 horas. ¿Es lógico incluirlo o sería mejor ponerlo en una asignatura paralela?

Una vez finalizado el curso, aparentemente, el alumno tendrá un conocimiento de qué hace un historiador, cuál es el significado estratégico de España, la construcción nacional de España, La herencia colonial, la Religión y el Estado, comparativa de los regímenes liberales y constitucionalistas, las ideologías y culturas políticas, la transición al capitalismo, los cambios sociales, el trabajo y las condiciones de vida, lo cambios sociales, el mundo rural y urbano. La lucha por la igualdad y la justicia social, la II República, la guerra civil, el franquismo, y los mecanismos de dominación.

Asimismo tendrá un conocimiento del significado de la democracia, la cuestión nacional, los cambios estructurales y la situación de España en Europa y en el mundo. Con lo cual, se les va a adoctrinar en ciudadanía, europeísmo, solidaridad, igualdad, sostenibilidad, valores y ecología.

En definitiva, nada que ver con la historia. Estamos hablando de valores. Sus valores, no los de la sociedad. Unos valores sesgados. Podemos hablar de muchas cosas y lo podemos definir como queramos. Ahora bien, difícilmente estamos haciéndolo de historia. Sesgamos la historia de España enmarcándola en 1812 hasta la actualidad. Por ejemplo, en las competencias dedicadas a filosofía se empieza por los griegos y acaban en Simone de Beauvoir. ¿Por qué no se habla de España en la Antigüedad? ¿Por qué se descarta a los Reyes Católicos, a los Austria, a los Borbones? ¿Por qué no se habla de la Marca Hispánica? ¿Por qué no se trata la invasión árabe? Hay muchos porque y pocas respuestas. Lo único cierto es que la historia de España que se enseñará en segundo de Bachillerato sólo servirá para adoctrinar a nuestros hijos y esto, sea como sea, debemos impedirlo.

CÉSAR ALCALÁ
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