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El PP es socialdemócrata, feminista degenerado, globalista y partidario de la perversa Agenda 2030… nos espera un oscuro panorama.

Pues sí, como afirmo en el título de este artículo, el PP es un partido socialdemócrata y por lo tanto, contrario a la economía de libre mercado; también es un partido político «feminista degenerado», partidario de la ideología liberticida, neomarxista, de nombre «perspectiva de género» que pretende destruir nuestra forma de vida, la civilización occidental judeocristiana (y grecolatina), empezando por destruir la familia convencional… El PP también es un partido globalista, entusiasta seguidor de la malvada Agenda 2030…

«Impulsaremos el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y las prioridades de la Agenda 2030 en nuestra política de cooperación». Esto afirmaba el punto 341 del programa con el que el Partido Popular concurrió a las elecciones generales de hace un año.

La agenda globalista que asume el Partido Popular, aunque utilice eufemismos, pretende acabar con la soberanía de las naciones y tiene como objetivo destruir la institución familiar, así como la vida y las raíces de Occidente. En la referida agenda están presentes el «fanatismo climático», la ideología de género y la incitación a la inmigración descontrolada y caotica, con el perjuicio casi inevitable a la prosperidad de las familias, al sector primario, a la industria, etc. Como han afirmado algunos de sus dirigentes, el PP considera la Agenda 2030 como su «evangelio» de referencia; una agenda que sus promotores no se privan de repetir que tiene como objetivos hacernos más felices, aunque pobres y sometidos a las directrices de un gobierno mundial, además de aplicar lo que denominan «decrecimiento» y «justicia ambiental»… Quienes así se manifiestan, están hablando de la necesidad de reducir el consumo y la producción global, para supuestamente encaminarnos hacia una supuesta sociedad socialmente justa y ecológicamente sostenible (perdurable) en la que lo que denominan «bienestar social y ambiental» reemplace al PIB, Producto Interior Bruto, como indicador de prosperidad. 

Es posible que haya quienes confundiendo el deseo con la realidad hayan creado esperanzas e ilusiones y piense que Feijoo, sea con o sin el apoyo de Abascal, enderezará la catastrófica situación que sufren España y los españoles, pero el que albergue esa idea está pecando nuevamente de iluso, más bien de estúpido… Sí es cierto que, si los españoles logran que Sánchez y sus aliados se marchen a sus casas, ya es bastante. Pero, tal cosa es conformarse con muy poquito.

Basta con tener en cuenta lo que Feijoo viene expresando desde que está al frente del PP para saber con exactitud que si llega a presidir el gobierno de España aplicará acciones en todos los ámbitos de carácter socialdemócrata, feminista de género y en la línea de la agenda 2030.

E insisto, Feijoo no se ha ocultado, no ha adornado ni camuflado cuáles son sus objetivos, así que nadie se llame a engaño pues, el que se siente defraudado es porque se ha creado falsas expectativas.

No está de más subrayar que Alberto Núñez Feijoo evita, por ejemplo, mencionara que España posee una de las tasas de natalidad más baja de Europa y de las más bajas del mundo. Sólo nacen 1,19 hijos por mujer y las españolas son las madres que paren a una edad más tardía (31,2 años). Lo cual significa que no existe relevo generacional, que la supervivencia de la nación corre un grave peligro, aparte del grave riesgo de que las próximas generaciones no puedan cobrar pensiones, debido al actual sistema de repartos al que ningún partido político pretende poner remedio.

Feijoo tampoco habla, ni propone remedio alguno, respecto de que España posee una deuda pública absolutamente descontrolada, debido a que los socialistas, comunistas, etarras y separatistas han gastado a placer y sin supervisión de clase alguna. A finales de 2023 la deuda pública era equivalente al 107,46% del PIB, y si finalmente Sánchez es desalojado del Palacio de la Moncloa y se levantan las alfombras es seguro que Feijoo -si logra la presidencia del gobierno de España- nos dará un grandísimo disgusto. Estamos tan endeudados que cada minuto España tiene que pagar casi 90.000 euros por su deuda, más de cinco millones cada hora.  En el último año, la deuda ha crecido 926 € por habitante. España está entre los países con más deuda pública del mundo.

Pues sí, mientras tanto, con la que está cayendo, mientras todo ello y mucho más sucede en España, Feijoo se dedica a hablar de sandeces para evitar hablar de lo que realmente preocupa a los españoles, al mismo tiempo que promete cosas imposibles de cumplir… y, por supuesto, de reducir el gasto en estupideces, o hacer disminuir la enorme magnitud de la administración, para lo cual es imprescindible redefinir la organización territorial de España y desmantelar el «estado de las autonomías», nada de nada; y de racionalizar y rediseñar el llamado «estado del bienestar», ídem de ídem; y de emprender acciones para mejorar la calidad del sistema de enseñanza pública o el sistema sanitario, lo mismo; y de mejorar la administración de justicia, otro tanto… y… pues, eso que no esperen nada nuevo si Feijoo logra auparse a la presidencia del gobierno de España.

Pero claro, tampoco se olvide de que, desde la Convención Nacional del PP de 2011 realizada en Sevilla, el partido que hoy preside Alberto Núñez Feijoo, hizo un acto de apostasía, renunció al humanismo cristiano, a la doctrina social de la Iglesia Católica, abrazó la perversa, liberticida y totalitaria «perspectiva de género», al mismo tiempo que asumía la socialdemocracia como modelo a seguir. Evidentemente, Mariano Rajoy emprendió el camino anunciado en aquel congreso nacional del partido, postulados que fueron refrendados por sus afiliados y seguidores en los diversos congresos regionales que se fueron sucediendo. Y digo todo esto porque, así se entiende que el gobierno del PP que consiguió un apoyo tal como nunca había sucedido en España desde la denominada «transición», logrando una inmensa mayoría en todas las instituciones, acabara traicionando la totalidad de las promesas que su entonces presidente, Mariano Rajoy, hizo en la campaña electoral de noviembre de 2011.

Sí, aunque a alguno le rechine, hay que llamar a las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, vino: el PP es socialdemócrata y, como mucho se presenta ante los españoles como un gestor cauteloso, discreto, precavido, mesurado… de la economía (nosotros somos mejores recaudadores de impuestos y mejores gestores que la izquierda que aparte de derrochadores son unos manirrotos…) y un defensor de las políticas sociales de izquierdas procurando que encajen dentro de la Constitución. Y, por supuesto, pese a que cualquiera que posea información suficiente llega a la conclusión de que España tiene un grave problema que se llama «estado de las autonomías», pese a que sus gerifaltes, sus oligarcas y caciques lo sepan de sobra, el PP se niega a abrir debate acerca de redefinir la organización territorial de España y dar por fracasada la ocurrencia del «estado de las autonomías».

Como también, pese a haberlo anunciado cuando está en la oposición, el PP ha renunciado a profundizar en la separación de poderes y a la reforma de la administración de justicia.

Debido a que es un partido socialdemócrata que va aplicando políticas de la izquierda cuando alcanza el poder, con un retraso de un lustro, y que nunca deroga las leyes a las que se opone cuando es oposición o las apoya de forma tímida y poco entusiasta; nunca ha derogado ninguna norma de las llamadas «leyes educativas progresistas» y cuando se ve obligado a aplicarlas procura ser más socialista, más progresista que la izquierda social-comunista, como se demuestra en las diversas regiones en las que alguien del PP preside el gobierno.

En lo que respecta a la descentralización administrativa y traspaso de competencias a los diversos gobiernos regionales, llama la atención que fue el PP, con José María Aznar al frente, el que vació de competencias el gobierno de España, transfiriendo la enseñanza, la sanidad, la administración de justicia, la gestión de cárceles, o del orden público a las diversas taifas, pese a que con anterioridad -cuando aún se llamaba Alianza Popular- se oponía rotundamente por atentar contra la Unidad de España y contra la igualdad de derechos y obligaciones de los españoles…

Si hablamos del derecho a la vida, sorprende especialmente que el PP de Mariano Rajoy, cuando estaba en la oposición, recurrió al Tribunal Constitucional contra la ley del aborto aprobada por el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, la «ley Aído», y transcurrida más de una década, cuando el Tribunal Constitucional acabó considerando que la ley era correcta, el PP ahora presidido por Alberto Núñez Feijoo ha acabado aplaudiendo a rabiar, de manera entusiasta y sus principales dirigentes tanto nacionales como regionales afirman que es una ley estupenda…

Lo mismo podemos decir del «matrimonio homosexual», o de la legislación de «genero» … cuando el PP estaba en la oposición, hace dos décadas, se comprometió a reformar el Código Civil y generalizar la custodia compartida de los menores tras el divorcio de sus padres y fomentar la mediación familiar… Todo fue guardado en el baúl de los recuerdos cuando, a finales de 2011, el PP consiguió auparse al poder con el apoyo de una mayoría aplastante de españoles como nunca antes había gozado ningún partido político desde la muerte de Franco…

La ristra de incumplimientos del gobierno de Mariano Rajoy daría para escribir un libro, se puede afirmar, para resumir, que el PP no cumplió ni una sola de las promesas que hizo a los españoles en la campaña electoral de noviembre de 2011.

Y, para recochineo, tras aplicar políticas casi idénticas a las del felón Rodríguez Zapatero, el gobierno de Mariano Rajoy entregó la casi totalidad de los medios de información a la izquierda y acabó regalándole el gobierno a una coalición de enemigos de España: socialistas, comunistas, etarras y separatistas.

Pues sí, el PP hizo todo lo contrario de lo prometido en la campaña electoral:

Practicó políticas socialdemócratas en todos los ámbitos. Con la intención de ser más socialistas que los socialistas…

Continuó con el plan pactado por Zapatero, para blanquear a los etarras y separatistas y abrirles las puertas de las diversas instituciones.

Financió y jaleó a los separatistas catalanes y se puso de perfil, haciéndose el «don Tancredo», mientras los golpistas catalanes «declaraban la independencia», y…

Para remate del tomate, actuó mal y tarde, aplicando de forma chapucera el artículo 155 de la Constitución, sin suspender el Estatuto de Cataluña, sin promover la ilegalización de los partidos separatistas, sin recentralizar las principales competencias de la Generalidad de Cataluña (sanidad, justicia, enseñanza…), sin privar a los golpistas del control de los medios de información públicos…

Y, para más INRI, amparándose en un pacto firmado con el PSOE, convocó elecciones en Cataluña, a las cuales se permitió que concurrieran los golpistas (que habían incurrido en un grave delito, actuando con absoluta impunidad), y a sabiendas de que los separatistas-golpistas ganarían tales elecciones, teniendo en cuenta que continuaban controlando todos los resortes necesarios para ello (De veras que, hay que ser un estúpido o/y traidor, felón, para hacer lo que el PP rajoyano hizo por entonces).

Más tarde, una vez regaladas todas las televisiones a la izquierda social-comunista, para regocijo de los separatistas y etarras, Mariano Rajoy debió de ser el único que no vio venir la moción de censura que abrió la puerta a Pedro Sánchez y compañía… Y, en lugar de convocar elecciones anticipadas, tuvo la feliz ocurrencia (todavía deben estar los socialistas, comunistas, etarras y separatistas celebrándolo y riéndose a carcajadas) de irse a tomar unos «güisquis» con sus correligionarios más allegados y su grupo de «notables» a un hotel cercano al Congreso de los Diputados.

En el camino, Mariano Rajoy, dejó pendiente la reforma del Poder Judicial y la profundización en la separación de poderes (insisto, gozando de una mayoría aplastante en todas las instituciones, además del Congreso de los Diputados, como nunca ningún partido había disfrutado); se olvidó de la defensa de la vida, a pesar de haber presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley del aborto; también se olvidó de su compromiso de defensa de la institución familiar, y de la derogación de las leyes «de género», y de su promesa de generalizar la custodia compartida de los menores tras el divorcio, y de implantar la orientación y mediación familiar… y….

Los incumplimientos del PP rajoyano, del cual dicen ser herederos Alberto Núñez Feijoo, Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno Bonilla entre otros, y sentirse muy orgullosos, darían para escribir no un libro, sino varios… En fin, éste es el personaje que dice haber tomado nota del mensaje que le han enviado los electores… De veras que hay que poseer escasas entendederas o mucho cinismo, para hacer esa peculiar lectura del comportamiento del electorado que afirma no ser de izquierdas.

De veras que la única conclusión a la que uno puede llegar es que Núñez Feijoo y sus allegados se han acabado convirtiendo, en «marxistas», sí en seguidores del otro Marx, Groucho, cuando afirmaba aquello de «éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros» y “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

Es frecuente que en las redes sociales, alguien pregunte ¿Para qué sirve el PP? y yo, generalmente, le responda «para preparar la vuelta de los socialistas al Poder, cuando lo pierden, y sobre todo para desarrollar sus leyes, consolidarlas, las del PSOE, claro; que el PP promete derogar, cuando está en la oposición y luego traiciona a sus electores manteniéndolas: leyes de género, aborto, y un largo etc.» 

La timidez, la ambigüedad, a veces el silencio, otras la complicidad con que los cargos electos del PP -y también los de VOX- responden generalmente a los atropellos que la coalición de socialistas, comunistas, etarras y separatistas que gobierna en España ha cometido año tras año, durante un lustro, contra el pueblo español de manera sistemática invita al desaliento, frena las ganas de resistir, e incluso apaga cualquier clase de esperanza entre los españoles decentes.

Y, entonces, ¿qué nos queda, tenemos que perder toda esperanza?

La falta de liderazgo en la Derecha Española, la desunión, el que sus supuestos líderes estén a la greña (para regocijo del gobierno social-comunista y de los separatistas y etarras), refuerza cada día más la idea que muchos españoles decentes venimos repitiendo desde hace mucho tiempo: es necesario refundar la Derecha Española y crear un sólo «bloque» que integre a todos los buenos españoles, y sobre todo, si se quiere vencer a Pedro Sánchez, desalojar a los socialistas y comunistas del poder, sólo es posible si la Derecha Española se presenta UNIDA, en una única candidatura, integrada por gente de prestigio, con un currículo exitoso en la gestión de dineros ajenos, cuestión que sólo es posible en la empresa privada…

Es imprescindible una agrupación política que aglutine a todos los españoles decentes, a los que no tienen complejos y afirman sin tapujos que son de derechas, liberal-conservadores, democristianos, social-cristianos… a los numerosos españoles decentes que, no se sienten representados en las instituciones, a los numerosos españoles decentes que consideran que la mayoría de las opciones políticas han renunciado a todo lo que muchos consideramos irrenunciable.

Aunque suene a perogrullada, es importantisimo subrayar que sólo pueden asumir liderazgos quienes realmente poseen capacidad de dirigir; y ese no es el caso de quienes encabezan los partidos políticos que, abiertamente o de forma vergonzante, acomplejados, dicen ser «no socialistas».

Sin duda alguna, pese a que a muchos les pida el cuerpo ejercer el derecho al pataleo, recurrir a la algarabía, a procesionar, a vocear consignas patrióticas en las principales ciudades de España no es la solución, tampoco lo es disparatar más que los que nos han llevado al abismo disparatando. Incluso hay gente que, aparte de «hay que salir a la calle, gritar alto y claro… etc.» hablan de montar una «huelga general» e incluso de hacer barricadas, destruir mobiliario urbano, y «lo que sea necesario». ¿Para qué aparte de igualarse con los enemigos de España?

Lo primero por lo que hay que empezar es por aceptar que la realidad es la que es, que tendremos a Pedro Sánchez y sus cómplices en la tarea que han emprendido de destruir España al frente del gobierno durante un largo rato.

En segundo lugar, reitero, si se quiere desalojar a los enemigos de España del gobierno es imprescindible refundar la Derecha Española, no olvidando que sólo se pueden sumar sumandos homogéneos; unificarla y poner al frente a españoles decentes, a buenos gestores de dineros ajenos, gestores de probada y exitosa experiencia que, en estos momentos no están en ningún partido político, pues están en la empresa privada o entre los profesionales liberales (aunque tampoco hay que olvidar a los buenos funcionarios públicos, que haberlos haylos).

En tercer lugar, tras poner al frente de un sólo bloque de derechas a españoles decentes, es imprescindible que, tras hacer un buen diagnóstico de la situación, elaboren un programa de gobierno realista, temporalizado, en el que se definan unos objetivos claros, rotundos, para emprender la regeneración, la cirugía de choque de la que está urgentemente necesitada España…

Para todo ello es imprescindible dinero, mucho dinero, de personas que estén dispuestas a enemistarse con los capos de las agrupaciones políticas con representación en las diversas instituciones, dispuestas a aceptar que pueden suscitar las iras de los gobernantes y ser discriminados y verse privados de contratos de obras, bienes y servicios, por tener la osadía de manifestarse abiertamente como españoles decentes.

Para todo ello es también imprescindible que muchos que viven apartados del mundanal ruido, como si la cosa no fuera con ellos, se impliquen, dejen de mirar para otro lado e impidan que los más malvados, los más mediocres sigan ocupando los principales puestos de responsabilidad en los que personas que carecen de afán de servicio a los españoles, toman decisiones que nos afectan a todos, con el único objetivo de seguir saqueándonos y parasitando de nuestros impuestos.

¿Alguien, algunos están dispuestos a ponerle el cascabel al gato?

Así que, por aquello de «el que avisa no es traidor», salvo que surja un «Javier Milei español» que acabe saliendo de su zona de confort y se lance al ruedo… hay que ir preparándose pues se avecina una larga travesía del desierto; un tiempo desapacible que se puede prolongar indefinidamente más allá de la actual legislatura.

¿Puede ser Marcos de Quinto el «Milei» que España necesita, el «cincinato», el «cirujano de hierro» que aplique un plan de choque para hacernos salir de la situación pestilente, nauseabunda en la que España está en estos momentos?

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Carlos Aurelio Caldito Aunión

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