Acumula más de dos décadas de experiencia como jurista abordando temas de familia, y ha dado un paso al frente y valiente con la publicación de una obra de referencia en tres volúmenes, “Del síndrome de alienación parental y la defensa del menor”. Un trabajo que no está pasando desapercibido. Charlamos con el jurista Esteban Bastida, socio director de ‘Bastida Abogados’.
¿Por qué ahora una obra sobre el SAP?
En realidad existe abundantísima literatura de investigación científica sobre esta forma de maltrato psicológico o emocional a un menor, que puede ser ejercido tanto por un padre o una madre frente a sus hijos para que rechace u odie de manera patológica a uno de los progenitores.
Llevo más de 20 años defendiendo estos asuntos, siendo testigo directo de tan cruda realidad, de efectos devastadores, donde los padres y madres afectados observan impotentes que las medidas que adoptan los tribunales -si llegan a adoptarlas-, se producen cuando el daño hecho a sus hijos resulta de difícil o imposible reparación. Siempre he tenido en mente escribir sobre el SAP por la falta de Justicia en la protección real de los menores víctimas de este abuso emocional. Son diversas las razones por la cuales ahora escribo sobre el SAP.
Antes de sacar a la luz este libro, mi preocupación siempre ha estado ante el comportamiento de la gran mayoría de fiscales y jueces, quienes, teniendo la obligación de evitar tamaña crueldad, prefieren seguir las Guías de Actuación contra la Violencia de Género que les facilita el Consejo General del Poder Judicial, en las cuales se recomienda no aceptar esta forma de maltrato, porque según refieren “no tiene aval científico”. De ahí que lo refuten los primeros sin argumento alguno en sus informes y no lo apliquen los segundos en las sentencias que dictan, despreciando dictámenes de peritos psiquiatras o psicólogos expertos en la materia, o bien guiándose de informes periciales de los psicólogos adscritos a los Juzgados de Familia o Violencia sobre la mujer, carentes de todo rigor científico al limitarse al negar la existencia del SAP.
Entiendo que hay en su posición un punto de indignación ‘frente al sistema’…
Mi indignación llega a su máxima expresión, ante el aserto oficial impuesto -auténtico sofisma- de que no hay – no existen-, madres maliciosas ni violentas que destruyan la relación de los menores con el padre –varón-, habiéndose llegado ¡por ley! a pedir a los poderes públicos que impidan se tome en consideración el constructo SAP. Grave era ya que en el ámbito judicial se oyeran voces discrepantes sobre este Síndrome, inadmitiendo a los abogados practicar las pruebas tendentes a probar esta forma de maltrato psicológico a un menor. Pero es que desde que se ha dictado la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio de protección integral a la infancia y adolescencia, que impide en su artículo 11.3 tomar en consideración el SAP, vengo observando que los jueces y fiscales continúan desprotegiendo a los menores de esta forma de maltrato.
Se ha hecho propaganda de esta nueva Ley como un avance en los derechos y la protección de los niños y adolescentes. Nada más lejos de la realidad. Todos los partidos políticos del Congreso de los Diputados votaron a favor de ella, salvo Vox y PNV.
Pero es muy grave omitir o negar que puede existir manipulación psicológica adulta de los hijos…
La ignorancia en esta materia y los intereses de los políticos ha hecho que no se esté alertando con contundencia de los efectos y consecuencias reales que están detrás de esta reforma y se oculta a los ciudadanos que, en el referido artículo 11.3, se prohíbe expresamente insinuar cualquier tipo de manipulación psicológica adulta de los hijos, lo llamemos SAP o no. Este disparate perverso implica que, cuando un menor denuncia a sus padres por maltrato psicológico irá de la mano de su maltratador o su maltratadora a prestar declaración judicial en caso de que tengan otorgada la custodia, y casi siempre después de hacerlo volverá a casa con su maltratador/a. Pues el primero que lave el cerebro de su hijo tendrá el pleito prácticamente ganado. ¿Se imaginan que en este país una mujer maltratada fuese obligada a denunciar a su maltratador de la mano de este? ¡ Qué escándalo!, ¿verdad? Pues les aseguro que esto es lo que sucede con los menores víctimas de alienación parental.
Usted habla directamente, y parece grave, de un negacionismo del SAP por parte del CGPJ…
Empecé a escribir este libro hace casi dos años y medio por el negacionismo del SAP por parte del Consejo General del Poder Judicial en la Jornada de formación sobre “El denominado Síndrome de Alienación Parental” el pasado 7/2/2020. El vocal de la Comisión de Igualdad del CGPJ, en esta Jornada de formación, manifestó que el Consejo no puede dar instrucciones a los jueces, pero que sí puede formarlos para que tengan la mejor preparación técnico jurídica, pues cuanto más instruidos estén, más independientes serán. Todos estamos de acuerdo en que los jueces deben ser independiente y estar instruidos, pero, en lo que respecta al SAP, flaco favor se les hace a los jueces en su independencia e imparcialidad, cuando el CGPJ participa en Jornadas de formación para que se rechace la investigación de una dinámica de alienación en los procesos judiciales.
Llama poderosamente la atención que en esta Jornada de formación, no se les facilitara otras fuentes de información alternativas a los profesionales asistentes –jueces, fiscales, y resto de operadores jurídicos-, que desde el pensamiento crítico les hubiera podido cambiar de opinión y darse cuenta de que la información proporcionada podría estar sesgada, manipulada, o ser absolutamente falsa. Si las guías de actuación sobre la violencia de género son graves para la independencia e imparcialidad real y efectiva de los jueces y fiscales, más graves son aún las Jornadas de formación en el negacionismo del SAP que se llevan a cabo con la participación del CGPJ, donde se adoctrina a los jueces afirmando que el SAP es una ciencia basura , “una forma de maltratar a las mujeres para quitarles la custodia”, un “invento neomachista para ocultar los abusos sexuales de los padres hacia sus hijos”. ¿Qué clase de jueces nos están juzgando en este país? ¿Qué fiscales están velando supuestamente por el interés de los menores víctimas de maltrato psicológico o SAP?
¿Hasta qué punto este negacionismo del síndrome de alienación parental, de acuerdo con la doctrina oficial, es un desafío para los juristas?
La gran mayoría de abogados no coge asuntos de esta envergadura jurídica, pues antes de empezar a estudiar el caso dan por perdidos los pleitos, pues el discurso oficial es que el SAP “ no existe”. Otra razón reside en que, más que nunca, las guías de actuación del CGPJ, y la presión que se ejerce sobre los jueces que se atreven a cuestionar la ley de violencia de género y los asuntos de SAP, está influyendo de manera directa en la imparcialidad e independencia de los jueces del siglo XXI. Estas guías de actuación y jornadas de formación negacionistas del SAP en las que participa el propio CGPJ, afectan de lleno a la independencia judicial, pues ni el Consejo ni ninguna autoridad política puede dictar instrucciones ni recomendaciones a los jueces sobre cómo deben aplicar e interpretar las leyes, sometidos –como están- al imperio de la ley. No olvidemos que el CGPJ nació para defender la independencia judicial. El CGPJ debería desligar definitivamente el SAP del objeto de la Ley contra la Violencia de Género, cuando reconoce que incluso Gardner excluía la aplicación de su teoría en los casos en que se evidenciaba una situación de violencia, abuso o negligencia (R. A. Gardner 1985, 1992).
Es, por tanto, imposible separar el SAP del universo de la violencia doméstica o de género…
Otra de las razones para escribir ahora este libro obedece a que la propia creación del Observatorio contra la Violencia doméstica y de Género en el seno del CGPJ ya lleva años puesta en cuestión, pero ha llegado el momento en que este Observatorio debe de desaparecer, pues con él no solo no se defiende la igualdad real entre hombre y mujeres – consagrado en el art. 14 CE-, sino que el CGPJ, en su persistente negacionismo del SAP, se posiciona a favor de una parte del proceso judicial: a favor de las mujeres. Esta imagen se proyecta a la sociedad, que no logra comprender la diferencia entre el órgano de gobierno de los jueces y los propios jueces, puesto que influye en la toma de decisiones de estos. Otra razón para que se conozca ahora este drama humano es por la disparatada mitología de patriarcado, donde el pensamiento crítico ha quedado anestesiado por la culpa y el miedo a expresar ideas contrarias al pensamiento totalitario de la ideología de género –que nada tiene que ver con el feminismo de equidad- que niega la existencia del SAP y las denuncias falsas de violencia de género.
¿Entiende usted por tanto que en este ámbito jurídico sale a la luz un retroceso en derechos y libertades por el avance del ‘pensamiento único’?
Al haber permitido que la ideología de género se haya insertado en las mentes de la masas y en las instituciones españolas, se ha llegado en la actualidad a tal degradación que estamos siendo testigos impasibles de la total destrucción de valiosísimas conquistas que el racionalismo logró para la civilización occidental: el derecho fundamental a la igualdad ante la ley, el derecho fundamental a la presunción de inocencia, el derecho fundamental a la libertad de expresión y pensamiento; el derecho fundamental a un juicio justo con todas las garantías procesales, el derecho fundamental a un tribunal imparcial o la protección contra cualquier forma de autoritarismo. En definitiva, jueces, magistrados, fiscales, psicólogos y psiquiatras carentes –la mayoría de ellos- de formación y cualificación en SAP, no se preocupan por estudiar esta materia para saber a lo que se enfrentan cuando hablamos de maltrato psicológico –maltrato emocional, daño contra la integridad moral, abuso emocional- a un menor por parte de un progenitor para que rechace u odie de manera patológica o fóbica a su otro progenitor.
Más allá del ámbito jurídico, ¿está la sociedad entendiendo el alcance y las consecuencias de negar el SAP?
En absoluto. Solo aquel al que le han alienado a un hijo y es odiado por éste sin existir sin justificación, sin existir maltrato, abuso o negligencia, y la Justicia no ha hecho nada por ayudarle, ha sufrido el desgarrador dolor de la muerte de ese hijo sin haber muerto. Cuando dialogo sobre este tema he comprobado que la norma general es que las personas desconocen aquello de lo que hablan. Hablan por boca de ganso. Hay una absoluta ignorancia en materia de SAP. Al preguntar por este síndrome, sin pensamiento crítico te dicen que no existe porque no tiene aval científico y es un invento neomachista para maltratar a las mujeres, o que se lo inventó el psiquiatra pedófilo Richard Gardner. La realidad es que el SAP no tiene nada que ver con la violencia machista. Está en las antípodas. No está sujeto a razones de género, denuncias u obtención de la custodia, ya que en multitud de casos se produce tiempo después de los acuerdo o sentencias de divorcio, y no obedece por tanto, a una lucha por la custodia de los hijos.
Hoy, en general, se ignora lo que se entiende por alienación en su sentido etimológico: A-lienar significa “romper el vínculo, tornándolo ajeno u hostil”, en este caso, el de un progenitor con su hijo. La definición básica de alienación parental se refiere a toda situación en la que un niño rechaza de manera injustificada a su progenitor, por lo menos no explicable por la calidad anterior de la relación”. Se desconoce que la oposición a la admisibilidad del SAP por parte de los negacionistas, al que considera un ataque a la mujer, es porque precisamente cuestiona su fuente tradicional de poder: la conexión con los hijos. No importa que los investigadores del SAP insistan en que este no tiene género y que el maltrato lo pueden ejercer tanto mujeres como hombres.
Ha sido usted igualmente crítico con las versiones del SAP que desde el lobby feminista se vienen sectariamente impulsando…
Para el lobby feminista, las medidas legislativas sobre género se justifican en base a esa primera concepción del poder como aquello que las mujeres no han tenido. Cuando esos lobbies la absolutizan, esta concepción pasa a considerar a la mujer como víctima eterna. Esta condición de víctima es la que políticamente la hace acreedora de los derechos especiales de la Ley de Violencia de Género: La formulación del SAP, al considerar que la mujer, además de víctima puede ser verdugo, es un ataque directo a la concepción de las mujeres, porque las considera malas. Por eso, estos grupos de presión están más preocupados por la problemática genérica de cómo se concibe a la mujer – “el SAP es un constructo neo-machista, patriarcal, que sirve para ocultar el incesto y la violencia a la mujer, para seguir con el control del maltrato”- que por la problemática concreta de los menores con nombres y apellidos que están sufriendo maltrato psíquico – “daños colaterales”, “coste soportable” en esa lucha feminista-. Para el lobby feminista el problema no es la cuestión epistemológica; es decir, que los científicos, a partir del fenómeno de la alienación parental lo hayan formulado como un síndrome. El problema para los negacionistas no es el SAP, sino que se describa científicamente un maltrato que puede ercer tanto el hombre como la mujer. Por eso se adelantan a negar también cualquier otra denominación que se le pueda dar –interferencias parentales, instrumentalización de los hijos contra el padre….-, incluso antes de que lleguen a ser formuladas. La oposición va contra cualquier constructo neutro de género que cuestione su dogma fundamental de que la mujer solo puede ser víctima.
Además, la previsión de crecimiento del PIB del 3% está dopada por el gasto público.…
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