España carece de líderes para ser salvada, para emprender el camino de la regeneración. España vive encanallada, inmersa en una enorme cloaca de aguas fétidas, corrompidas, nauseabundas… de manera suicida.
CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN
“Cuando observes que la corrupción es recompensada y la honestidad se vuelve un sacrificio, sabrás que nuestra sociedad está condenada”. Ayn Rand.
Las palabras de Ayn Rand son una llamada de atención, también hieren, ofenden, son un aguijón que obliga, o como poco invita, a salir del refugio, de la zona de confort anodina, insustancial, de mediocridad en la que está situada la mayoría de la gente, y regresar a la tierra, a la realidad (que como afirmaba Aristóteles es sólo UNA), a sentir la vida y palpar su entorno caótico al que nos han condenado los cárteles mafiosos que se hacen llamar «políticos» con la ayuda de los «intelectuales» y los medios de manipulación de masas… las palabras de Ayn Rand nos invitan a tomarnos un respiro, a alzar la vista y mirar hacia arriba, a oler nuestros campos, a escuchar los sonidos de la naturaleza,…
Obviamente, aunque miremos el cielo, disfrutemos de los sonidos de la naturaleza, etc. las cosas seguirán estando igual de mal, seguiremos siendo testigos y víctimas (y algunos cómplices) de un desquiciamiento global, los políticos que nos malgobiernan seguirán siendo igual de golfos, nos seguirán estafando, seguirán robándonos… pero, de todas maneras, desconectarnos por un momento aunque sea breve, alzar la vista, mirar al cielo hará que sintamos henchido el corazón, nos revitalizará para poder hacer frente a todo lo que nos está cayendo.
No obstante…
¿Debemos olvidar toda esperanza de vencer a quienes pretenden destruir España y olvidar toda esperanza de salir del encanallamiento al que nos ha conducido el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, con el silencio cómplice de la derecha?
La confianza y la previsibilidad son dos ingredientes imprescindibles para que los ciudadanos consideren que existe un buen gobierno.
Bien, vayamos al grano, sin rodeos, sin circunloquios, pues no es hora de retórica vacía, ni de perder el tiempo, ni energías:
Hace ya más de una década, exactamente el 20 de noviembre de 2011, hubo 11 millones de españoles que confiaron en Mariano Rajoy, en sus promesas más tarde incumplidas, cuando el Partido Popular, con él al frente, nos hablaba de recuperar la sensatez, la decencia, y tantas cuestiones que se habían perdido durante las dos legislaturas que gobernó el PSOE en España, con José Luis Rodríguez Zapatero al frente.
Fuimos muchos, transcurrido muy poco tiempo, los que retábamos a cualquiera que aún siguiera al PP «rajoyano» a que indicara una, una sóla de las promesas realizadas durante la campaña electoral de noviembre de 2011 que, no hubiera sido incumplida… Por supuesto, nadie era capaz de nombrar alguna promesa no traicionada.
Tengo que confesar que, incluso yo -iluso de mí- estuve entre los que pensaban que VOX (fundado y dirigido por Ignacio Camuñas y Alejo Vidal Cuadras, entre otros) podía ser una opción necesaria, imprescindible, tras las múltiples traiciones del PP «rajoyano» y sus políticas socialdemócratas y feministas degeneradas que, acabaron abriéndole la puerta al PSOE, «podemos», etarras y separatistas, además de regalarles las diversas televisiones…
Fueron muchos los españoles que llegaron a afiliarse a VOX e implicarse enormemente -el abajo firmante también cometió ese pecado-… hasta que, Abascal y sus secuaces dieron un «golpe de mano» y convirtieron a VOX en un chiringuito autoritario, opaco, una estafa ideológica y piramidal, irreconocible… cuyo único interés es estar presente en las instituciones, para parasitar, para vivir de nuestros impuestos, aunque se envuelvan en la bandera de España, hagan sonar el himno nacional al final de sus mítines y, en ocasiones se enzarcen en discusiones y disputas estériles con los estalinistas y globalistas de “podemos”.
Sí, confieso que yo fui de los que se sintieron profundamente decepcionados del PP, porque soy un firme defensor de la institución familiar, y estoy en contra del aborto, y a favor de la vida. Sí, confieso que yo me sentí muy decepcionado del PP porque estoy en contra de que los poderes públicos se entrometan en la intimidad y la cotidianidad de los ciudadanos, y nos impongan cómo hemos de comportarnos, hasta cómo hemos de amarnos. Sí, confieso que yo le retiré mi confianza al PP por ser un firme defensor de la idea de que educar es una competencia que, debe ser exclusiva de la familia y no de los políticos…
Sí, también tengo que confesar que yo fui de los que le retiraron la confianza al PP «rajoyano», porque soy «heterosexual confeso» y considero que, el escaso tres por ciento de homosexuales, no tiene derecho a imponernos formas de conducta de ninguna clase, y menos aún la denominada «perspectiva de género», ideología absolutamente liberticida y totalitaria cuyo objetivo último es acabar con la civilización occidental judeocristiana.
Sí, confieso que yo me ilusioné y esperancé con el PP «rajoyano» el 20 de noviembre de 2011, y transcurrido el tiempo, acabé sintiéndome decepcionado, entre otras muchas cuestiones porque, estando en la oposición, el notario y político gallego recurrió ante el Tribunal Constitucional la Ley del Aborto de 2010, y cuando llegó a Moncloa pidió calma al Tribunal Constitucional y sólo hizo una mini-reforma del consentimiento paterno para menores de 16 años.
Pues sí, el abortero Mariano Rajoy hizo el paripé y se hizo pasar por un activista pro-vida cuando gobernaba Zapatero, estando él en la oposición, pero con el paso de los años se quitó la careta, y cuando llegó al palacio de La Moncloa acabó expulsando del PP, invitando a marcharse o marginando a los miembros de su partido que sí eran defensores de la vida y tenían una postura antiaborto.
También tengo que confesar que yo fui de los que se ilusionaron con el PP «rajoyano» el 20 de noviembre de 2011, y transcurrido el tiempo, acabé algo más que desconfiando, porque, contando con mayoría absoluta no llevó a cabo la reforma de la justicia que había prometido, empezando por acabar con la politización del Consejo General del Poder Judicial, que finalmente acabó repartiéndose con el resto de partidos con representación en el Congreso de los Diputados…
Sí, confieso que yo, iluso de mí, «creí» al PP «rajoyano» el 20 de noviembre de 2011, y transcurrido el tiempo acabé retirándole mi confianza, pues, a pesar de haber prometido lo contrario, el gobierno de Mariano Rajoy acabó blanqueando a los separatistas y etarras, permitió que aumentaran su presencia en las intituciones, y por tanto su capacidad de influencia, los subvencionó y nada hizo para recuperar el estado unitario, recentralizar las competencias transferidas estúpidamente por José María Aznar a los gobiernos regionales; el gobierno de Mariana Rajoy ( a pesar de tener mayoría absoluta, aplastante) renunció a reorganizar la administración del Estado, dar por finalizado el experimento del “estado de las autonomías”, recuperar el mercado único, crear una única oficina gubernamental de contratación de bienes y servicios, y un largo etc.
En fin, podría seguir enumerando más «peros», más razones para no dar apoyo al partido popular que, no hay día que, no demuestre que no posee una alternativa cultural y moral frente a los supuestos valores de la izquierda, o en nada se diferencia del PSOE y de «podemos».… pero, a pesar de todo, pensé y comenté con muchos amigos y conocidos (a riesgo de ser tildado de incoherente), que era imprescindible votar a Isabel Díaz Ayuso el 4 de mayo de 2021, para iniciar el desalojo de los social-comunistas del gobierno de España.
Hasta llegúe a pensar -iluso de mí- que Isabel Díaz Ayuso es la persona indicada para juntar, reunir a todos los españoles decentes, a los que no tienen complejos y afirman sin tapujos que son de derechas, liberal-conservadores, democristianos, social-cristianos… en suma, «españoles decentes».
Aunque a alguno le suene a perogrullada, no podemos perderlo de vista. Es más, se puede afirmar que, Isabel Díaz Ayuso derrotó al social-comunismo, a pesar de su pertenencia al PP.
La victoria de Isabel Díaz Ayuso no fue una victoria del PP, por mucho que el Partido Popular se empeñara en apropiársela.
El día 4 de mayo de 2021 la victoria de Isabel Díaz Ayuso supuso que muchos buenos españoles, patriotas, descubrieran esperanzados, que al monstruo totalitario que encabeza Pedro Sánchez -con el apoyo entusiasta de comunistas, etarras y separatistas- se le puede vencer… Fundamentalmente porque la ebriedad en la que están instalados desde hace tiempo, los ha vuelto estúpidos… A pesar de contar con el apoyo de la mayoría de los medios de información -que no hay que olvidar que les regaló Mariano Rajoy- los socialistas y comunistas fueron derrotados y por goleada.
Insisto: el 4 de mayo no ganó el PP de Rajoy, de Feijóo… ganaron los madrileños que, se oponen a las políticas socialdemócratas, liberticidas, totalitarias; o al menos así lo vieron (o lo quisieron ver) los españoles decentes, y los madrileños que, de un modo u otro apoyaron a Isabel Díaz Ayuso.
Si Isabel Díaz Ayuso logró derrotar a la izquierda liberticida fue porque habló sin rodeos de hacer realidad aquello de que todos los españoles debemos ser considerados ciudadanos libres e iguales independientemente del lugar de España en el que hayamos nacido o donde habitemos; Isabel Díaz Ayuso derrotó a la izquierda liberticida porque habló abiertamente de desterrar la perpetuación de privilegios y prebendas de los que disfrutan quienes viven en determinadas regiones… Isabel Díaz Ayuso habló de devolver a los españoles el orgullo de serlo.
Si quienes apoyaron a Isabel Díaz Ayuso consiguieron vencer a la izquierda totalitaria y liberticida, porque ilusionados, se movilizaron para defender el derecho a la vida, el derecho a la propiedad, la economía de mercado, la monarquía parlamentaria, la democracia representativa, con estricta separación de poderes… Esa ilusión colectiva logró arrastrar a las urnas a muchos madrileños, españoles decentes que, hacía ya demasiado tiempo que no se sentían representados en las instituciones, madrileños decentes que consideran que la mayoría de las opciones políticas –incluyendo al PP rajoyano, hoy presidido por Núñez Feijóo- han renunciado a todo lo que los buenos españoles consideramos irrenunciable.
Pero, esos buenos españoles todavía tienen memoria y no olvidan que hace una década, seducidos por Mariano Rajoy le concedieron al Partido Popular un apoyo mayoritario como antes nunca había gozado, me refiero a las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, cuando España estaba sufriendo una situación muy similar, bajo el gobierno del nefasto José Luis Rodríguez Zapatero.
Hace una década el Partido Popular fue apoyado por una abrumadora mayoría de Españoles, de manera entusiasta… y el gobierno de Mariano Rajoy incumplió la casi totalidad de las promesas que había hecho durante la campaña electoral… ¿Hubo, tal vez, alguna promesa que no incumpliera?
Si acaso, se le puede otorgar al PP rajoyano el “mérito” de haber sido mejor recaudador de impuestos que el PSOE, de Zapatero, pero no mejor gestor y menos despilfarrador; pero lo más imperdonable, aparte de regalarle las televisiones a la izquierda totalitaria y liberticida, fue no derogar ni una sóla de las leyes contrarias a la vida, a la institución familiar, a la libertad, a la propiedad, a la Unidad de España, y un largo etc. que fueron aprobadas durante el tiempo en que gobernó José Luis Rodríguez Zapatero…
El gobierno del PP rajoyano llevó a cabo políticas socialdemócratas, blanqueó a los etarras y separatistas, los financió y les abrió las puertas para que entraran en todas las instituciones…, partido del que formaba parte un tal Núñez Feijóo, y nunca dijo esta boca es mía; partido del que también formaba parte un tal Santiago Abascal, espléndidamente regalado por su madrina, Esperanza Aguirre, tampoco abrió la boca en ninguna ocasión.
El gobierno del PP rajoyano, ni siquiera cumplió su promesa de acabar con el despilfarro estúpido de la “Alianza de Civilizaciones”, o la de llegar hasta el final en la infamia del bar Faisán y el chivatazo a etarras, alertándolos cuando iban a ser detenidos por la Guardia Civil, por orden del gobierno de Zapatero… Tampoco suprimieron los “pinganillos del Senado” para la traducción simultánea de las lenguas regionales al español y viceversa… Tampoco, a pesar de gozar de mayoría aplastante en el Congreso de los Diputados y en el Senado, llevó a cabo la reforma de la Justicia y de la ley orgánica del Consejo General del Poder Judicial, para profundizar en la separación de poderes… y un largo etc. Por supuesto, del recurso que el PP promovió, cuando era oposición, respecto de la ley del aborto y del matrimonio homosexual, nunca más se supo. Tal era el interés del PP de Mariano Rajoy (del que formaban parte Núñez Feijóo y Abascal, y muchos más) que, más de diez años después el Tribunal Constitucional aún sigue sin dictar sentencia sobre ambos asuntos…
Y, bueno, hablar del infame comportamiento del gobierno rajoyano durante el intento de golpe de estado de los separatistas catalanes, en octubre de 2017, daría para, no un artículo, sino uno o varios libros.
Y, para rematar la faena, el gobierno de Rajoy, a sabiendas de que iban a presentarles una moción de censura, estando en minoría en el Congreso de los Diputados, y la iba a perder; en lugar de convocar elecciones generales le dio la oportunidad a los socialistas, comunistas, etarras y separatistas de hacerse con las riendas, mientras el presidente se iba a tomar unos cócteles con sus más íntimos colaboradores y allegados…
Ahora que, los diversos estudios de opinión auguran un posible triunfo de la derecha en las elecciones generales, si Pedro Sánchez acaba disolviendo las Cortes y convocando elecciones generales, Núñez Feijóo, tras relevar a Pablo Casado al frente del PP, se pasea ufano, presuntuoso, jactancioso, pavoneándose por España, asistiendo a reuniones y mítines de su partido, en los que, para recochineo actúa como telonero el infame Mariano Rajoy, para dejar claro que él es “Mariano Rajoy Bis”…
Es muy posible que en las próximas elecciones entre el PP y VOX consigan suficiente número de escaños como para poder formar gobierno, pero, salvo que, de un modo u otro se refunde la Derecha Española, habrá muchos, demasiados españoles decentes que acudirán a votar a la opción “menos mala”, con la nariz tapada, a riesgo de que, como sucedió hace una década, el PP vuelva a traicionar a España y a los Españoles, tal como hizo el PP de Mariano Rajoy Brey.
Esa nueva estafa, esa nueva decepción que vaticino, acabará sucediendo si los españoles decentes no los apartamos, no los quitamos de en medio y no los obliganos a que se echen a un lado. Sí aunque a algunos sorprenda con mis palabras, también debemos apartar de todas las instituciones a los capos mafiiosos del PP y de VOX, a todos sus caciques y oligarcas, si lo que se quiere es emprender la regeneración moral, política, económica… que España necesita con urgencia.
Para lograr tal cosa, el futuro gobierno debe estar formado por personas capacitadas, con experiencia exitosa en la gestión de dineros ajenos, y sobre todo que, no tengan intención de hacer carrera en la política, para hacerse de un patrimonio; y entre los profesionales de la política, de los que se han rodeado Núñez Feijóo y Abascal, desgraciadamente no es lo que más abunda.
Y, ya para terminar, aunque a algunos les resulte aburrido que se les cuente y recuerde la cruda realidad que está sufriendo España, me despido volviendo a hacer la misma pregunta que formulo en el título del artículo:
¿Debemos olvidar toda esperanza de vencer a quienes pretenden destruir España y olvidar toda esperanza de salir del encanallamiento al que nos ha conducido el gobierno de Pedro Sánchez ?
- Oiga, lo veo a ustede bastante pesimista…
- No, no crea, yo soy de natural optimista; lo mío es realismo… Vivimos en una España pésima. Pero, allí donde estés, cree y espera.