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ESPAÑA, INFIERNO FISCAL: Todo lo que has ganado hasta el 30 de julio, ha sido para pagar impuestos

La Fundación Civismo, casi dede su creación, presenta anualmente un indicador que muestra la proporción que guardan los impuestos que nos obligan a tributar respecto a nuestra renta. El cómputo se elabora contando los días que debemos trabajar al año para satisfacer todos los tributos. Si desde el 1 de enero todo lo que ganamos lo reserváramos para los impuestos, tardaríamos 212 días en ahorrar lo suficiente para cumplir con el fisco. Este tiempo supone que hasta mediados de julio no empezaríamos a ingresar dinero para nosotros mismos, «libres de impuestos», fecha a la que la Fundación Civismo denomina el “Día de la Liberación Fiscal”. Es importante subrayar que ese día suele retrasarse generalmente en regiones como Cataluña, Cantabria, Castilla la Mancha y Valencia, Navarra y Baleares y Asturias. 
En el presente año la presión fiscal directa sobre las familias españolas ha vuelto a crecer, tal como lo viene haciendo desde 2018. El año 2024 es el que más aumentado la presión fiscal directa desde que el presidente socialista Pedro Sánchez llegó a la Moncloa.

Es incomprensible que, ante una inflación disparada, el Gobierno no haya deflactado las tarifas, ajustado los impuestos a la inflación, lo que hubiera permitido que los contribuyentes mantuvieran su capacidad económica.

 «El incremento de la carga impositiva junto con el aumento del nivel de precios y el estancamiento de los salarios por el déficit de productividad de la economía española hacen que los españoles deban destinar 7 meses de su trabajo a pagar impuesto», -¡Más de la mitad del año!- explica Albert Guivernau, director de la Fundación Civismo.

Para cualquiera de los años objeto de estudio, un contribuyente español destinará mayor percentil de su renta a financiar a su Estado, de lo que lo hace como media cualquier país de la OCDE. 

Las diferencias en la presión fiscal entre las comunidades autónomas generan un impacto significativo. Madrid, Andalucía y Castilla y León destacan por rebajar impuestos, mientras que Cataluña presenta una carga fiscal más alta. Estas disparidades se reflejan en variaciones de hasta un 7% en el IRPF por una misma renta anual bruta de 23.985 euros. Además, según Fundación Civismo, se observan diferencias en la fecha de liberación fiscal, que va desde el 22 de julio en el País Vasco hasta el 4 de agosto en Cataluña«reflejando el impacto de las distintas políticas fiscales autonómicas en los ciudadanos».

La Fundación Civismo recuerda que esto es así porque el 50% del IRPF está cedido a las Comunidades Autónomas, que establecen deducciones específicas que permiten que la cuota líquida que satisfagan los contribuyentes sea diferente aún con el mismo nivel de ingresos y circunstancias personales y familiares. Además, las cotizaciones sociales netas suponen el 60% del pago de impuestos anual «debido a la enorme presión que ejercen las cotizaciones pagadas por la empresa».

Esto, según el análisis de Fundación Civismo implica una diferencia notable respecto al resto de las economías desarrolladas, situándose la media de la OCDE en un 47%. «Como consecuencia, España tiene una presión fiscal sobre el consumo sustancialmente más baja que la media europea y de la OCDE, mientras que es mucho más alta en cotizaciones sociales e impuestos directos, siendo esto más perjudicial para los contribuyentes españoles al tener un mayor peso en la fiscalidad nacional».

La Fundación Civismo añade que la combinación de ingresos estancados y la creciente carga tributaria ha mantenido la presión fiscal en niveles elevados, afectando significativamente la economía doméstica. «En 2023, la recaudación por IRPF ha alcanzado un récord histórico de más de 120.000 millones de euros, impulsada por el aumento de las rentas totales de las familias y la escalada en los tramos fiscales. Sin embargo, la falta de medidas para reducir la carga tributaria, junto con el aumento general de los precios y otros impuestos, ha llevado a una pérdida de poder adquisitivo y menor ascenso social y económico para los ciudadanos».

Aumento constante y récord de recaudación en el IRPF:

En 2023 la Agencia Tributaria recaudó, en concepto de IRPF, algo más de 120.000 millones de euros, lo que supone, con diferencia, la cifra más alta recaudada por este concepto en la historia. Además, supuso un aumento del 12% con respecto a 2022 y un aumento del 36% en apenas 3 años, si lo comparamos con 2020... no deja de ser llamativa la nula voluntad para desescalar o relajar la carga tributaria sobre los ciudadanos, que ven reducida su ya de por si moderado incremento en los ingresos para tramos más elevados sobre el IRPF. Esto supone, junto a la subida generalizada de los precios y a la mayor presión tributaria por parte del resto de conceptos, una pérdida de poder adquisitivo de la población.

Desde el año 2020, la presión fiscal sobre las familias ha experimentado un incremento significativo del 3,15%, situándose en el 53,15% en 2023. Este aumento se ha debido principalmente a la pérdida de ingresos de muchas familias, consecuencia de la interrupción o cierre temporal de sus negocios o fuentes de sustento económico durante los primeros meses de la pandemia.

Factores del Aumento Inicial (2020)

Impacto de la Pandemia: Entre el primer y el segundo trimestre de 2020, muchas familias vieron reducir sus ingresos debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Este descenso en los ingresos aumentó la proporción de los impuestos pagados respecto a los ingresos totales.

Cierre de Negocios: La necesidad de cerrar temporalmente negocios provocó una disminución significativa de las rentas, contribuyendo al aumento de la presión fiscal relativa.

Estabilización y Mantenimiento de la Presión Fiscal (2021-2023)

Congelamiento de Salarios: Desde 2021, los salarios se han mantenido prácticamente congelados, lo que ha impedido que las familias aumenten sus ingresos y ha mantenido alta la proporción de impuestos pagados.

Aumento Progresivo de Impuestos: A pesar de la recuperación económica postpandemia, los impuestos han seguido aumentando progresivamente, contribuyendo a mantener la presión fiscal en torno al 53,15%.

No está de más subrayar que, mientras todo ello sucede, en abril de 2024, la subida salarial media por convenio en España fue del 2,92%, en comparación con el 6,2% en Alemania y el promedio europeo del 4,7%. La subida salarial en España también fue inferior al IPC del mismo mes, que se situó en el 3,3%, lo cual supuso una pérdida de poder adquisitivo… los ingresos no crecen al mismo ritmo que los impuestos y los costos de vida… se reduce el poder adquisitivo de los trabajadores, agravando la situación económica de las familias.

En resumen, desde mediados de los años 2000, la presión fiscal sobre las familias, medida en porcentaje de la renta familiar total, ha mostrado una tendencia creciente. Hasta 2010-2011, esta presión se comportaba de manera ciertamente cíclica, sin una intervención pública adicional que alterara significativamente las rentas y los impuestos pagados. Desde 2018 la fiscalidad familiar no ha parado de crecer, concretamente en 3,8 puntos, con dos impulsos importantes: las sucesivas subidas del salario mínimo interprofesional (conllevaron el aumento de la base mínima de cotización de una manera hasta entonces no conocida) y la modificación de tramos y tipos en impuestos tanto de ámbito nacional como autonómico y municipal.

Sin embargo, la tendencia más reciente sugiere un aumento constante de la carga fiscal, a pesar de la disminución de la capacidad de pago de las familias y de su menguante poder adquisitivo producto de una inflación disparada.

La inflación provoca una subida de impuestos encubierta.

El impacto más significativo que tiene la inflación en la recaudación tributaria está directamente relacionado con el IVA ya que al ser éste un impuesto indirecto que se calcula como un porcentaje fijo sobre el precio, a medida que éste se incremente, mayor será la cuota de IVA a pagar. Por ende, no es casualidad que la recaudación de impuesto sobre el valor añadido aumentó de forma extraordinaria en 2021 y 2022, aumentando en dichos años el 14,9% y el 13,4% respectivamente. Trasladando estos porcentajes a cifras, según la Agencia Tributaria el gasto final sujeto a IVA recaudado en 2019, antes del proceso inflacionario, ascendía a 419.819 millones de euros. En cambio, para el año 2023 la AEAT prevé que las rentas sujetas alcancen los 618.671 millones de euros, suponiendo un aumento en tres años del 47%….

La inflación perjudica más a los de rentas bajas y las conduce al umbral de la pobreza

La inflación impacta en todos los hogares, pero proporcionalmente perjudica más a los de rentas bajas, pudiéndolas conducir al umbral de la pobreza. Ello es así porque el impacto de la inflación crece a medida que los hogares dedican mayor proporción de su renta al consumo.

Deflactar el IRPF es un mecanismo fiscal para evitar que cada vez pagues más tributos. Supone una adaptación del impuesto sobre la renta centrándose en modificar los tramos que te hacen pasar de un tipo impositivo a otro con el objetivo de adaptarlos al encarecimiento de la vida cotidiana. Este mecanismo no es una rebaja fiscal, sino una adaptación del impuesto al nuevo coste de vida y esta medida puede ser beneficiosa para los contribuyentes. No se trata de bajar los tipos impositivos, sino de modificar los tramos de renta que nos hacen saltar de un tipo a otro. Es decir, el objetivo es que, si un trabajador cobra un 3% más, siga pagando el mismo porcentaje que se le estaba aplicando para intentar anular el efecto de la inflación en su salario.

Como muestra de esta subida de impuestos silenciosa y encubierta en el IRPF, podemos observar a través de los datos facilitados por la Agencia Tributaria que, en el año 2020, la recaudación de las rentas brutas de los hogares en España ascendió hasta los 675.262 millones de euros, pero en el año 2023 esta cifra se pronostica que alcance los 842.972 millones de euros. Esto supone un aumento casi del 25% en tres años, muy alejado del incremento histórico de los años anteriores.

Conclusiones

1. La alta presión fiscal sobre las familias, que fue en gran parte una consecuencia directa de la crisis sanitaria y económica, parece haberse convertido en una característica permanente de la economía española. La combinación de ingresos estancados y la creciente carga tributaria ha mantenido la presión fiscal en niveles elevados, afectando significativamente la economía doméstica.

2. En 2023, la recaudación del IRPF alcanzó un récord histórico de más de 120.000 millones de euros, un 36% más desde 2020, impulsada por el aumento de las rentas totales de las familias y la escalada en los tramos fiscales. Sin embargo, la falta de medidas para reducir la carga tributaria, junto con el aumento general de los precios y otros impuestos, ha llevado a una pérdida de poder adquisitivo y menor ascenso social y económico para los ciudadanos.

3. En 2023, la recaudación por IVA alcanzó un nuevo récord nominal de 88.000 millones de euros, superando en más de 2.000 millones la cifra de 2022. Este aumento se debe a un incremento en el consumo, con la base imponible del IVA creciendo más de 23 puntos en los últimos dos años. Sin embargo, se observa una recesión en el tipo efectivo devengado por dos razones: la reducción del IVA en bienes esenciales como el gas y la luz, y el cambio en los hábitos de consumo de los españoles, que se han enfocado más en bienes y servicios con IVA reducido, como alimentos y transporte.

4. La recaudación por Impuestos Especiales (IIEE) ha mantenido una estabilidad notable en la última década, en contraste con el incremento observado en la recaudación por IVA y la presión fiscal general. Esta estabilidad se explica principalmente por dos factores: Cambios en los Hábitos de Consumo: La reducción en el consumo de productos sujetos a IIEE, como el tabaco y el alcohol, impulsada por campañas gubernamentales. Estancamiento de la Base Imponible de la Electricidad: La base imponible de la electricidad ha permanecido a niveles similares a los del año 2003. Estos factores han resultado en una reducción constante por IIEE, diferenciándose de las tendencias crecientes en otros impuestos.

5. El estancamiento salarial en España durante más de una década ha sido una causa significativa del aumento de la presión fiscal sobre los ciudadanos. Desde 2012, los salarios medios solo han aumentado un 3,4%, comparado desfavorablemente con otros países europeos. En abril de 2024, la subida salarial media en España fue del 2,92%, inferior al promedio europeo del 4,7% y al 6,2% en Alemania, además de ser menor que el IPC del 3,3%. Esta situación ha resultado en una mayor presión fiscal y una pérdida de poder adquisitivo, exacerbando las dificultades económicas de las familias españolas.

6. La inflación afecta desproporcionadamente a los hogares de rentas bajas, incrementando el riesgo de pobreza al reducir su capacidad adquisitiva de manera significativa. A medida que los hogares destinan una mayor proporción de sus ingresos al consumo, el impacto de la inflación se magnifica, llegando incluso a anular completamente su capacidad de gasto o ahorro.

7. La deflactación del IRPF es una herramienta fundamental para mantener la equidad tributaria frente al aumento del coste de vida. Este enfoque ajusta los tramos impositivos para evitar que los contribuyentes experimenten mayores cargas fiscales simplemente debido a la inflación. No se trata de reducir tipos impositivos, sino de asegurar que los contribuyentes no paguen más debido a un aumento nominal de ingresos que no refleje un verdadero incremento en su capacidad económica. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha, ajustar los tramos podría evitar que pequeños aumentos salariales lleven a saltos impositivos significativos. El aumento proyectado en la recaudación del IRPF entre 2020 y 2023 subraya la importancia de políticas fiscales adaptativas que protejan el poder adquisitivo de los contribuyentes. Este incremento del 25% en la recaudación refleja una presión fiscal creciente, a pesar de condiciones económicas cambiantes. Es esencial implementar medidas que no solo respondan a las necesidades de ingresos públicos, sino que también mitiguen los efectos negativos de la inflación en los hogares españoles, asegurando así un sistema tributario más justo y eficiente para todos los ciudadanos.

8. El aumento continuo del coste de vida y la carga fiscal en España, especialmente en el caso del IRPF, refleja un incremento del casi 33% desde 2003. Esta tendencia estructural se ha mantenido a un ritmo de aproximadamente cuatro décimas por año, evidenciando un impacto a largo plazo que no ha sido mitigado durante la fase pandémica ni por fluctuaciones económicas cíclicas.

9. En España, las diferencias en la presión fiscal entre las comunidades autónomas generan un impacto significativo, con Madrid, Andalucía y Castilla y León destacando por rebajar impuestos, mientras Cataluña presenta una carga fiscal más alta. Estas disparidades se reflejan en variaciones de hasta un 7% en el IRPF por una misma renta anual bruta de 23.985 euros. Además, se observan diferencias en la fecha de liberación fiscal, que va desde el 22 de julio en el País Vasco hasta el 4 de agosto en Cataluña, lo que refleja claramente el impacto de las diferentes políticas fiscales autonómicas en el ciudadano de a pie.

10. El sistema fiscal español permite que la tributación de las personas físicas sea muy dispar según el lugar de residencia. No en vano, el 50% de la tarifa del IRPF está cedida a las Comunidades Autónomas, las cuales, en aras de la cesión de competencias normativas conferida por la LOFCA, han establecido deducciones específicas, que permiten la cuota líquida que satisfagan los contribuyentes sea diferente aún con el mismo nivel de ingresos y circunstancias personales y familiares. Esta realidad, tipificada por algunos sectores políticos de dumping fiscal, no es más que fruto del ejercicio de la transferencia de competencias otorgada por la Ley.

Sin embargo, en la “cesta fiscal” de los contribuyentes españoles, los impuestos indirectos tienen un peso específico muy importante, y en la aplicación de estos tributos no existen diferencias entre Comunidades Autónomas, sino que estas diferencias surgen entre familias con hábitos de consumo diferentes, o entre personas en cuya cesta de la compra no se incluyen, o tienen menor peso aquellos consumos gravados por el 21% de IVA. Merecen especial mención aquellos productos en los que, aunque se haya reducido el tipo de gravamen de IVA, como es el caso de la electricidad, su precio ha experimentado un alza exponencial en los últimos meses. Por esto, el Día de la Liberación Fiscal 2024 tiene especial consideración a estas variaciones.

11. Las cotizaciones sociales netas suponen el 60% del pago de impuestos anual, debido a la enorme presión que ejercen las cotizaciones pagadas por la empresa. Esto implica una diferencia notoria respecto el resto de las economías desarrolladas, situándose la media de la OCDE en un 47%. Como consecuencia, España tiene una presión fiscal sobre el consumo sustancialmente más baja que la media europea y de la OCDE, mientras que es mucho más alta en cotizaciones sociales e impuestos directos, siendo esto más perjudicial para los contribuyentes españoles al tener un mayor peso en la fiscalidad nacional.

12. Teniendo en cuenta que 2024 tiene 366 días, se obtiene como resultado 212 días necesarios de renta familiar para pagar los tributos de obligado cumplimiento durante el presente año, habiendo incorporado todas las novedades fiscales relevantes hasta la presente fecha. Dado que el Día de la Liberación Fiscal es aquél a partir del que toda la renta queda disponible para consumir y ahorrar, el DLF del año 2024 es el 30 de julio.

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RedaccionVozIberica

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