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Extremadura quemada ¿A quién le importa?

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN

Hasta hace escasamente una semana, hasta que todos los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas decidieron que en España existe un enorme problema llamado racismo, todo lo demás que pudiera inquietar, ocupar y preocupar a los españoles ha dejado de ser noticia de actualidad y se ha convertido algo que, por arte de magia, ya no existe.

Del enorme incendio que ha arrasado el noroeste de Extremadura, como si alguien diera órdenes de que había que dejar de hablar de ello, nunca más se supo a partir del domingo, 21 de mayo.

Es de suponer que no se ha vuelto a tocar el asunto por parte de los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas, para evitar que el tema «contamine» la campaña electoral y se vea perjudicado el partido-mafia gobernante tanto en la región extremeña como a escala nacional.

¿Se han dado cuenta de que ya ha dejado -otra vez- de hablarse de los agresores sexuales, violadores y asesinos que están siendo excarcelados, o reduciéndoseles sus condenas por aplicación de la ley social-comunista denominada «sólo sí es sí»?

Pues, «eso» que este mes de mayo de 2023 que está a punto de acabarse, ha habido un enorme incendio intencionado en la comarca española -y extremeña- de Las Hurdes, que llegó a extenderse hasta la sierra de Gata y se acercó a la frontera sur de la provincia de Salamanca. Como resultado acabaron quemadas más de12.000 hectáreas durante los cuatro días que tardó en ser controlado. Afortunadamente, no hubo que lamentar ni heridos ni muertos, tan solo pérdidas económicas y emocionales, que no es poco ni ningún consuelo.

El incendio comenzó el 17 de mayo y las autoridades dijeron que el 21 del mismo mes ya estaba extinguido, o casi. El incendio fue de tal magnitud que el gobierno de Guillermo Fernández Vara (presidente de la Junta de Extremadura) tuvo que solicitar ayuda para sofocarlo y hubo que movilizar a los bomberos de ambas Castillas, de Madrid, de Andalucía, un centenar de bomberos portugueses, 221 miembros de la Unidad Militar de Emergencias, las BRIFs, la Guardia Civil y la Cruz Roja​.

El incendio obligó a evacuar a los habitantes de cuatro pueblos: Cadalso de Gata, Descargamaría, Ovejuela y Robledillo de Gata, lo cual supuso el desalojo de 700 personas.

Es importante subrayar que no es la primera vez que sucede tal cosa, en la Sierra de Gata y las Hurdes ha habido dos incendios más en las últimas décadas, tan devastadores como el que narramos… y parece que las autoridades no escarmientan.

Entre otros factores que propician el fuego está el hecho de que, durante las repoblaciones forestales efectuadas en ambas comarcas de la provincia de Cáceres, entre 1950 y 1980, se plantaron pinos y eucaliptos que arden con facilidad y dificultan la extinción de los incendios.

No es la primera vez, tampoco, en que se alzan voces para criticar la presencia de pinos, por ser altamente combustibles… tampoco es la primera vez que los habitantes de ambas comarcas exigen que sean reemplazados por robles, encinas, alcornoques, olivos u otras especies menos problemáticas.

Son muchos, legión, quienes culpan a las instituciones de que el monte esté sucio y lleno de rastrojos, y reclaman recuperar la forma de vida de sus antepasados, por ejemplo, con la cría de ganado caprino y se mantengan los montes limpios.

Ante la alta cantidad de incendios en la zona, son muchos también quienes consideran que se debería evitar la dependencia de bomberos alejados de la zona noroeste de Extremadura y el tener que recurrir a bomberos de otros lugares y regiones que además, tardan muchísimo en llegar cuando se les necesita.

Pues, «eso», todas o casi todas las taifas del «estado autonómico» poseen consejerías de medio ambiente, y hasta para combatir la «emergencia climática» y el «calentamiento global»; también abundan por todo el territorio español direcciones generales de protección civil, de medio ambiente, de asuntos sin importancia, por no llamarlos estúpidos, y hasta de la caída de la hoja en otoño (algunos de esos organismos «con perspectiva de género»), pero, por el contrario, no hay brigadas forestales que limpien los bosques y eliminen la hojarasca, los rastrojos, las ramas caídas, etc. y que además hagan cortafuegos.

En fin, todo lo que se hacía en aquellos tiempos de los que apenas nadie quiere acordarse, pues eran prácticas fascistas, como la reforma agraria realizada en España tras la guerra «incivil», como la construcción de pantanos, la construcción de viviendas baratas, y demás acciones horrendas de «la dictadura» de un general al que han aplicado la damnatio memoriae, condenado al olvido después de ser profanada su tumba.

Recuerdo que en mi infancia, cuando yo vivía en Retamal de Llerena (sureste de la provincia de Badajoz) era mucha la gente, campesinos y ganaderos que durante el invierno recogían haramagos, rastrojos, ramas caídas y talaban árboles para limpiar las arboledas cercanas; con los cuales hacían «picón», carbón vegetal, y así aportaban una renta extra a sus austeras economías familiares…. Me consta que así se funcionaba en toda España, allí donde había bosques, en los que se plantaban árboles propios de la zona, los que se consideraban más apropiados, y se hacía leña con los árboles y ramas caídas, o con la tala anual, etc.

Destaco todo ello porque las víctimas de las leyes educativas progresistas, los urbanitas y quienes han sufrido desmemoria, parece que piensan que España nació ayer o antesdeayer, e ignoran nuestra forma de vida, mejor dicho, la de nuestros antepasados, nuestra historia, nuestras costumbres, nuestra tradición…

Quienes nos malgobiernan, mayoritariamente urbanitas que no saben diferenciar un olivo de una encina, o el jamón serrano del ibérico, dado que sólo se aproximan al campo o al bosque en vacaciones y lo ignoran todo acerca de quienes viven en y del bosque, son los que adoptan decisiones a cual más disparatada, que acaba repercutiendo gravemente en quienes viven en las zonas rurales y al mismo tiempo que hablan de fijar población y revitalizar la «España vaciada», se han convertido en los más peligrosos enemigos del campo español, y por supuesto de nuestros bosques.

Si de veras quisieran acabar, o como poco frenar el vaciamiento de la España rural, emprenderían acciones para que las personas desempleadas (en lugar de cobrar, sin más, el seguro de desempleo u otros subsidios) se ganaran la vida trabajando, haciendo cosas útiles para España, y para ellos mismos, como cuidar los bosques.

Ahora, quienes dicen estar ocupados y preocupados en la prevención de incendios y el cuidado de nuestros bosques, desde sus despachos de multitud de «consejerías», direcciones generales, con su legión de expertos y asesores, etc. todos ellos miembros de las agrupaciones mafiosas que se hacen llamar partidos políticos, hacen su «trabajo» en despachos, con aire acondicionado, y calefacción, tomando café, chateando por sus teléfonos, y cotilleando por las redes sociales de internet,… y mientras tanto, los agricultores y ganaderos que viven en zonas rurales, tienen casi prohibido salir al monte, realizar talas… y como tengan la ocurrencia de llevarse una rama caída en el suelo, o pretendan llevar a cabo alguna clase de limpieza, se les puede caer el pelo y ser sancionados de forma especialmente severa, imponiéndosele multas enormes.

Quienes parasitan, viven de nuestros impuestos y reciben grandísimas subvenciones, supuestamente por defender la conservación del entorno natural, la ecología, son los primeros que contaminan con sus vehículos de gran cilindrada, e incluso, actuando de forma imprudente ocasionan incendios… y algunos se desplazan con aviones falcon, como Pedro Sánchez, para dar discursos maratonianos al estilo de Fidel Castro a sus correligionarios… Poco le faltó para dejarse caer por Extremadura, por las Hurdes y la Sierra de Gata, para hacerse una foto y marcar paquete… pero, parece que lo disuadieron para evitar que fuera abucheado junto a Guillermo Fernández Vara.

Sin duda, evitar un incendio es muy complicado, pero sí podemos evitar que se conviertan en “grandes incendios forestales” (que superan las 500 hectáreas) con tareas preventivas; en definitiva, con una buena gestión de nuestros montes. Extremadura es una de las regiones españolas que menos planes de gestión forestal tiene. Apenas el 2% de las masas forestales del territorio extremeño los posee, frente al 13% en toda España. ¿Alguien duda de que uno de los motivos de la magnitud de los incendios de las Hurdes y la Sierra de Gata es la inexistencia, o casi, de planes de gestión de los bosques de Extremadura?

Y, mientras esperamos que algún gobernante se vuelva a acordar del enorme riesgo de incendios en comarcas como las Hurdes y la Sierra de Gata, u otros lugares de Extremadura y del resto de España, y empiecen por tener en cuenta a quienes de ello saben, empezando por quienes viven del bosque y en el campo en general, no está de más que recordemos a los urbanitas algunas normas elementales que deben tenerse en cuenta cuando se uno se acerca a zonas boscosas:

Consejos para prevenir los incendios forestales

 El 95% de los fuegos forestales son provocados por el ser humano, en su gran mayoría por negligencias. A continuación, se ofrecen unos sencillos consejos que podrían evitar estas catástrofes o, cuando menos, minimizar sus consecuencias.

1. No abandonar residuos que puedan provocar un incendio

Abandonar residuos como botellas y objetos de cristal (actúan como una lupa), papeles u otro material combustible puede acabar en tragedia. Especialmente peligroso es fumar en el bosque o en sus alrededores: no se deben arrojar colillas o cerillas, ni siquiera a la carretera por la ventanilla del coche, porque el viento puede transportarla y activarla. Lo mejor es no fumar, pero si no se puede evitar, usar un recipiente para las cenizas, apagar bien la colilla y recogerla.

2. No hacer fuego en época de incendios

Entre el 1 de junio y el 1 de noviembre es la época de mayor riesgo de incendios y sobre todo, al mediodía y al atardecer y los fines de semana de julio y agosto. Cualquier pequeña chispa o llama pueden causar un desastre. Por ello, hay evitar hacer fogatas o barbacoas. o quemar rastrojos u otros restos agroforestales.

3. Actuar con precaución en zonas de riesgo

En las zonas de riesgo de incendio hay que ser muy precavido. Es importante no plantar setos de especies que ardan con facilidad (arizónicas, cipreses, etc.), y no construir barbacoas en sus límites, y menos todavía utilizarlas en los días de viento y de mayor riesgo, tampoco hay que olvidar depositar los residuos en los contenedores o vertederos habilitados. Los propietarios de viviendas situadas en zonas boscosas o en zonas muy cercanas a arboledas, deberían instalar depósitos de agua e hidrantes en las calles, mantener los caminos aledaños despejados de vehículos y vegetación, etc. Las personas que salgan a la naturaleza deberían conocer bien el entorno y los diferentes caminos, no salirse de los lugares señalizados e intentar ir por zonas con visibilidad.

4. Evitar el uso del coche o aparatos mecánicos

Los coches o cualquier otro vehículo de combustión deberían aparcarse en aparcamientos habilitados o, al menos, en zonas despejadas de pastos o matorral. El tubo del tubo de escape en contacto con matorrales secos puede ocasionar un incendio. También hay que ser especialmente precavido, estar muy alerta a la hora de utilizar desbrozadoras, motosierras o cualquier otro aparato mecánico que pueda provocar chispas o calor intenso.

5. Invertir en gestión forestal

La prevención mediante una correcta gestión forestal evitaría los grandes incendios forestales. Sin embargo, apenas el 13% de las masas forestales de España lo posee.

6. Aumentar la concienciación ambiental

Como ya se ha dicho más arriba, el 95% de los fuegos forestales son provocados por el ser humano, en su gran mayoría por negligencias. Concienciar a los ciudadanos de los riesgos y las consecuencias de un incendio forestal es la mejor forma de acabar con ellos. También es importante asumir una actitud activa: compartir con familiares, amigos, conocidos estos consejos para evitar un incendio, avisar a las autoridades de vertidos en el monte y retirar residuos susceptibles de provocar un fuego, apagar bien fogatas abandonadas, etc.

7. Aplicar la ley y aumentar los controles

La normativa de protección del entorno natural se debería aplicar en todo rigor, sin contemplaciones, contra quienes provocan incendios forestales (sea de forma intencionada o por negligencia). Asimismo, se necesitan más medios humanos y técnicos para impedir estos delitos o al menos que no queden impunes, así como para extinguirlos con el menor impacto posible.

8. Saber reaccionar ante un incendio

Si se ve un incendio o una columna de humo, el tiempo es vital: hay que telefonear de inmediato al 112 de Emergencias o al 062 de la Guardia Civil y dar el mayor número de datos posibles. Para que el incendio no nos dañe, es esencial huir lo más deprisa posible en contra de la dirección del viento o por un lateral, nunca ladera arriba ni hacia barrancos u hondonadas, buscar un claro y si se va en coche, cerrar las ventanillas. Si se colabora en las labores de extinción, no hay que quedarse solo y hacer siempre caso a los expertos o personal autorizado.

Y si se va a hacer un fuego…

Fuera de la época de riesgo grave de incendios, hay que solicitar permiso para la quema de residuos forestales o de rastrojos y hacerlo con las debidas precauciones. Los campistas que quieran hacer una fogata o una barbacoa, tienen que encenderlas solo en lugares permitidos (nunca debajo de árboles) y prepararlas bien para que no se descontrolen (en las fogatas de acampada, hacer un pozo para que queden un poco hundidas en la tierra, colocar piedras alrededor, despejar hojas y ramas, alejarlas de lugares con viento, o tener cerca recipientes con agua). Para apagarlas, usar abundante agua en el centro y alrededor y remover las cenizas para comprobar que estén apagadas.

He aquí, también otras precauciones a tomar cuando se circula con vehículos por los caminos y pistas:

Es obligatorio respetar la velocidad de circulación, que en pistas forestales es de 30 Km/hora.

Está prohibido circular campo a través.

Únicamente los servicios de urgencia están exentos de las limitaciones anteriores.

Si circulas por pistas forestales de manera habitual, tu vehículo requerirá dispositivos de seguridad (matachispas en el tubo de escape, protección de radiadores y otras partes calientes del motor).

Cuando aparques procura que el tubo de escape se encuentre apartado de la vegetación herbácea.

Es aconsejable estacionar en los caminos, siempre y cuando no se obstaculice el tránsito de otros vehículos, principalmente los de emergencia.

En fin, aunque sea un tópico: ¡Más vale prevenir que curar! Máxima que deberían aplicar las autoridades, que incurren generalmente en aquello de «consejos vendo que para mí no tengo.

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Carlos Aurelio Caldito Aunión

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