Flamencoterapia, una poderosa arma que mejora la salud
La psicóloga Pilar Enjamio cree en el poder del baile y de la música para luchar contra ciertas enfermedades // Este arte se utiliza como método terapéutico para trabajar la comunicación y descargar tensiones.
El sonido de una guitarra española y el zapateado intenso del flamenco pueden llegar a sanar. ¿Qué quiere decir esto? Lo explica la flamencoterapia, un método terapéutico en el que a través de la fuerza e intensidad de este arte, se expresan emociones del cuerpo y el alma, se trabaja la comunicación, la creatividad y se descargan tensiones.
La psicóloga compostelana María del Pilar Enjamio, movida por los beneficios de la musicoterapia, aplicó este arte en forma de baile a algunas de sus pacientes, con el fin de conseguir ayudar a mayores que tienen problemas de salud, como dolores de artrosis o mareos, convirtiéndose de este modo en una de las precursoras de la flamencoterapia para personas de cierta edad.
Además, Enjamio ve este método como una valiosa terapia psicológica en mujeres víctimas de violencia de género. Transformar el miedo y la soledad en baile y alegría es lo que ha querido conseguir esta experta durante su trayectoria profesional.
En la actualidad, Enjamio quiere impulsar su uso clínico, ya que ella lo considera como “medicina, porque a nivel cerebral ejerce el mismo efecto antidepresivo de cualquier sedante, pero sin efectos secundarios”. Esta seña de identidad tan del sur, que esta gallega lleva en el corazón, se convierte en un remedio reparador. “Ya desde la audición, sin baile, la música flamenca cura, tiene un enorme poder con esa energía, ese embrujo y esa vida que transmite”, dice.
La psicóloga cuenta que “regula los ritmos cardiacos y pulmonares, ayuda contra el estrés y el agotamiento físico al liberar dopamina, e incluso estimula el movimiento en personas discapacitadas”, añadiendo que “también los pasos del flamenco tienen una innegable fuerza curativa”, señala. Hasta en personas autistas, con alzheimer u otras enfermedades se reconoce que es “un arma poderosísima”.
Además, la compostelana considera que este método terapéutico es de gran ayuda para aquellas personas a las que la pandemia les ha afectado mentalmente. “Creo muchísimo en el poder de la música de Miguel Poveda, por ejemplo”, indica Enjamio.
Elementos básicos como pueden ser unas castañuelas, un abanico y el mantón de Manila pueden ayudar a subir la autoestima y reducir la depresión. En un mundo tan frenético como en el que vivimos, el flamenco puede servir como freno para poder aprender a disfrutar de esos pequeños placeres de la vida, o a superar alguna situación complicada. Ya lo decía el famoso grupo flamenco Ketama: “Vive la vida, igual que si fuera un sueño”.
ORIGEN. El flamenco tiene su origen en Andalucía y su nacimiento se remonta al siglo XVIII. La combinación de muchas culturas, como la árabe, la judía y la de los gitanos, dio nombre a esta expresión artística.
Este arte convierte al bailaor en músico, porque su instrumento musical son sus pies. Con sus zapatos de flamenco consigue esa percusión basado en sonidos que se producen al golpear el suelo con el calzado y logrando diferentes sonidos, según como se apoye la planta, la punta y el tacón.