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Hablemos nuevamente de «Infancia libre», María Sevilla, Juana Rivas, María Salmerón… y otras «madres protectoras»; para que no se olvide.

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN

En España, como en muchos más lugares del mundo, existen medios de información y «contadores de embustes» con la intención de crear opiniones y manipular a la gente.

En lo que respecta a la violencia que ejercen las mujeres sobre sus hijos, sus maridos (o novios, o vecinos…), sobre sus mayores, ancianos y ancianas, o sobre otras mujeres, en España se ha impuesto una especie de «omertá», a la manera de la ley del silencio impuesta por la mafia, para evitar que se informe de actividades delictivas que afectan a sus miembros, de manera que, quienes pudieran estar dispuestos a hablar acaben prefiriendo permanecer en silencio por miedo a represalias. Por supuesto, también están los que son generosamente regados con dinero de nuestros impuestos, como pago a los servicios prestados. El caso es que los grupos mafiosos que nos malgobiernan (da igual la adscripción política-ideológica a la que digan pertenecer), todos sin excepción se han puesto de acuerdo en disculpar a las mujeres que tienen de todo menos de madres protectoras y suelen recurrir a raptar a sus hijos, alejarlos de sus papás, poner obstáculos a los tiempos de estancia de los hijos con sus padres tras la separación o el divorcio, o recurren a la alienación parental, e incluso al infanticidio, decidiendo acabar con la vida de los hijos para evitar que vayan con sus padres… Aunque parezca mentira las televisiones, las radios, las publicaciones diarias, sean impresas u on-line, salvo excepciones loan, elogian, ponen de ejemplo, o como poco disculpan a las madres que delinquen.

Ese fue el caso de María Sevilla, una feminista miembro de «Unidas Podemos», indultada por el Gobierno socialcomunista que preside Pedro Sánchez, por considerarla una «madre protectora». La historia real, la información, nada tiene que ver con las fantasías de género que han relatado la mayoría de los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas.

La denominada por Irene Montero y demás femiestalinistas del reino como «madre protectora» se dedicó a intentar empapelar a Rafael Marcos, el padre de su primer hijo, con denuncias falsas de abusos sexuales que fueron rechazadas por los tribunales. Liberado de las mentiras de su exmujer, logró que los tribunales le concedieran la custodia de su hijo. Pero María Sevilla lo sacó del colegio, se lo llevó a una finca rural y lo adoctrinó tal cual haría una secta, metiéndole en la cabeza que su papá es el diablo:

«De mayor quiero ser el jefe de todos los pastores evangélicos del mundo». «No puedo comer eso, porque Dios me va a castigar». «Hay que atar a Satanás». «Papá es el diablo».

 El lavado de cerebro se produjo mientras lo tuvo secuestrado durante dos años, que es lo que tardó la policía en localizarlos. Durante todo ese tiempo ni ella ni sus dos hijos salieron de la finca, tan sólo si se portaba bien los dejaba salir por la noche de la casa, que tenía las ventanas cegadas. Dos años en que ninguno de los niños recibió atención médica ni fue escolarizado.

María Sevilla, en el Congreso, junto a Ione Belarra y otras miembros de Podemos

Antes de secuestrar a su hijo y desaparecer de la faz de la tierra, María Sevilla dirigía Infancia Libre, una asociación en la que se gestaron decenas de casos con el mismo modus operandi, una asociación femiestalinista degenerada muy cercana a «podemos», dedicada a su mismo modo de conducta: denuncias falsas de maltrato y abuso sexual contra las exparejas de sus asociadas para garantizarles la custodia, primero, y si eso falla, pues secuestro.

También hay que añadir que se solían utilizar en los procesos judiciales informes psiquiátricos falsos casi idénticos; y que contaban con la entusiasta e inestimable colaboración de psicólogos, psiquiatras y algún que otro juez y abogado… 

«Unidas-Podemos» incluso la llevó al Congreso de los Diputados para que vomitara su odio. Su otra hija, que sólo tenía seis años cuando la encontró la policía, se limitó a olisquearlos y gruñir cuando le preguntaban. Impidiendo que tuviera contacto social, la había convertido en un animal.

Esa es la defensa de la infancia que «Unidas-Podemos» considera elogiable y propia de «madres protectoras», ésta es la madre a la que el Gobierno socialcomunista (apoyado por etarras y separatistas) acabó indultando. Y no ha sido la única: Juana Rivas, María Salmerón…

En definitiva, María Sevilla es lo más parecido que existe en el mundo real a la madre de Carrie, el personaje creado por Stephen King. Carrietta N. White es el nombre del personaje protagonista de la novela de Stephen King publicada en 1974, llevada al cine en varias ocasiones. Carrie es una joven atormentada por los insultos de sus compañeros en la escuela secundaria, por su madre una fanática religiosa y por tener problemas con la gente. Pero nadie sabe que ella posee poderes telequinéticos, que causa mover objetos con la fuerza de la mente, sin tocarlos. Carrie se siente cansada de tantas humillaciones y burlas y decide usar sus poderes telequineticos para provocar un incendio en el gimnasio del instituto donde se celebraba una fiesta. Todas las personas presentes acaban muriendo… 

A nadie decente se le ocurriría que mentir para defender a alguien de la calaña de María Sevilla sea moralmente elogiable y mucho menos merecedora de ser perdonada (y más cuando no ha mostrado arrepentimiento de clase alguna) pero la ideología totalitaria y liberticida denominada «perspectiva de género», que entre otras cuestiones es una racionalización con barniz académico de la misandria, del odio al hombre, funciona como la más fanática de las religiones.

Según Irene Montero, Juana Belarra y compañía, cuanto más indefendible es una mujer, más hay que defenderla, porque eso es lo que permite separar a los verdaderos creyentes de quienes tienen dudas o, simplemente, decencia y sentido común.

Desgraciadamente, aún son muchos los medios de información, creadors de opinión y manipuladors de masas, regados generosamente con nuestros impuestos que consideran que esta realidades como la de María Sevilla (o Juana Rivas, o María Salmerón y un largo etc.) refrendadas por la policía y los tribunales son bulos, y que la única verdad es que las mujeres siempre tienen razón, aunque esas mujeres sean de la calaña de María Sevilla.

Sin embargo, quienes siguiendo la recomendación de Mark Twain: “Siempre que te des cuenta de que estás del lado de la mayoría, es el momento de hacer una pausa y reflexionar”, tenemos la manía de documentarnos, pararnos a reflexionar, atrevernos a pensar…. hace ya mucho tiempo que hemos llegado a la conclusión de que quienes propagan bulos, embustes y practican simple y llanamente la mendacidad son quienes se hacen llamar periodistas, tertulianos, etc. que en nada tienen que ver con el verdadero periodismo.

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Carlos Aurelio Caldito Aunión

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