Javier Barraycoa
En 1939, recién liberada Barcelona del terror revolucionario, muchos acudieron al cementerio de Montcada i Reixach a rezar por los cientos y cientos de personas que allí habían sido asesinadas salvajemente. Ese año, las autoridades militares impidieron un acto de reparación por motivos de seguridad. No obstante, desde 1940, cada año sin faltar, han acudido fieles tradicionalistas o simplemente parientes de las víctimas para rezar por sus almas. Pero este año, tras 83 años de constancia, no se ha podido celebrar la tradicional Santa Misa.
La causa: un furgón de policías municipales y un coche municipal enviados por la alcaldesa, que bloqueaban la entrada al cementerio con el objeto de impedir el acto religioso. La alcaldesa de Montcada, Laura Campos Ferrer (de Iniciativa por Cataluña) cuenta en su haber tener un padre que fue durante casi 25 años alcalde de la población por el PSUC y el no haber acabado sus estudios universitarios. Por eso, presuntamente, debe ignorar lo que pasó hace 86 años en el cementerio.
Un centenar de los asesinados en Montcada ni siquiera pudieron ser localizados, simplemente porque fueron arrojados a los hornos de la cementera de la población. En esos momentos el control político estaba en la checa local, regentada por ERC. De la fosa común del cementerio se exhumaron 1.198 personas y de estas, 483 pudieron ser identificadas y el resto, 715, fue imposible. Los cuerpos de esas almas siguen en la fosa común, lo que convierte a este cementerio en la mayor fosa común de Cataluña durante la guerra.
Todo ello se ha intentado explicar en vano a los agentes municipales que han argumentado que han recibido órdenes directas de la alcaldesa. Según su argumento, la capilla del cementerio, las sillas para escuchar la Santa Misa y la mesa que hace de altar, son propiedad de Ayuntamiento y no se pueden prestar para un “acto político”. Ante la petición de rezar el Viacrucis en el cementerio también se han negado, arguyendo que es un espacio del Ayuntamiento. De paso, han pedido al sacerdote que nos acompañaba que se indentificara.
Los asistentes al tradicional acto de los Mártires de la Tradición, que año a año mantenemos la memoria de los mártires, que rezamos por ellos y por sus verdugos, que veneramos el nicho donde durante años reposó el cuerpo del Obispo-mártir Irurita, hemos decidido rezar el Viacrucis recorriendo por fuera las tapias del cementerio (visto que los agentes del orden se negaron a prestarnos una mesita para poder oficiar una Misa de campaña fuera del lugar prohibido).
Todo ello no ha impedido que el acto fuera intensamente emotivo y extramuros del cementerio “propiedad del Ayuntamiento”, pudiéramos recordar este año a los 27 carlistas de la población tarraconense de Valls asesinados vilmente y a D. Tomás Caylà Grau -presidente del carlismo catalán en 1936- que fuera asesinado en esa población. Tras el Viacrucis se entonó en catalán el “Crec en un Déu” y el Oriamendi.
En otro orden de cosas, la Asociación Reivindicativa de la Memoria Histórica Raíces interpondrá una querella criminal por prevaricación al responsable de la Dirección General de Memoria Democrática de la Generalitat de Cataluña por su negativa a exhumar la fosa de Moncada y Reixac, e identificar a los asesinados, según manda la Ley de Memoria Democrática. Por nuestra parte, seguiremos acudiendo cada año, pase lo que pase, para mantener la memoria de nuestros muertos. Nadie nos lo podrá impedir, pero seamos conscientes que una nueva persecución ha empezado.
FUENTE: https://barraycoa.com/2023/03/18/ignominia-en-cataluna-impiden-rezar-por-los-asesinados-en-1936/