Muchos apuntan a que la filtración por el diario globalista El País de la respuesta de EEUU-OTAN a las propuestas de seguridad en Europa de Rusia, que la Casa Blanca había solicitado que quedaran en la confidencialidad, ha salido del propio gobierno español.
Desde luego, es difícil pensar que la filtración de unos documentos tachado como confidenciales por las autoridades de EE. UU. se haya podido producir en la propia Casa Blanca o en el Departamento de Estado.
La filtración unilateral, realizada sin el consentimiento y sin el conocimiento previo de los aliados de España, ha causado estupefacción en quienes están negociando las condiciones de una posible desescalada de la tensión de los últimos tiempos, y puede ser interpretada como una deslealtad del gobierno español, que ha vuelto a actuar con insólita irresponsabilidad diplomática y política.
Ciertamente, no hay datos para poder asegurar que la filtración se haya producido desde el Palacio de la Moncloa, pero sin duda, no hay que cerrar los ojos a ciertas consideraciones:
– No es posible pensar que unos documentos tan delicados, no estén suficientemente resguardados para poder evitar lo que ha ocurrido, que se filtren a los medios.
– También es público y notorio que el diario El País es el órgano oficioso del gobierno español. ¿Qué intención podría tener el diario en perjudicar al gobierno al que apoya desde sus páginas? ¿Tenemos que creernos que la dirección de El País, conociendo lo delicado del asunto, no consultó con el Gabinete de Presidencia lo que se pretendía publicar?
– Y si el diario lo hizo… ¿Quién dejó que se publicara?
– Es de general conocimiento que los documentos confidenciales tienen una huella digital para saber el origen de una posible filtración. ¿Se ha ocultado tal huella? ¿Es imposible para el servicio de inteligencia español determinar el origen de la filtración o es que se ha hecho conscientemente y con conocimiento de los responsables políticos españoles?
Lo cierto es que, con la filtración, se rompe el principio de la confianza mutua y se sitúa nuevamente al gobierno español como «socio no fiable» ante la Casa Blanca y la OTAN. Nunca antes se había producido una «fuga de seguridad» de documentos confidenciales de los EE.UU. y de la OTAN en la portada de un diario.
La publicación ha provocado además un monumental enfado del Kremlin, que ve como su posible avance en las propuestas rusas quedan expuestas ante la opinión pública. De hecho, el Kremlin ha confirmado la autenticidad de los mismos
El secretario de Prensa de Putin, Dmitri Peskov, no ha ocultado el enfado del Kremlin al ser preguntado por la filtración y ha señalado directamente la responsabilidad del Gobierno de España: «Nosotros no hemos publicado nada. Y no quiero comentar nada al respecto. Esa pregunta debería estar dirigida al diario El País o a las autoridades españolas, pero no a nosotros», ha zanjado con visible enfado.
Como resultado, el embajador de Rusia en España ha dado este jueves una rueda de prensa en Madrid ante los medios
La OTAN se niega a comentar las filtraciones sobre la respuesta a las iniciativas rusas
BRUSELAS (Sputnik) — La OTAN se negó a hacer comentarios a Sputnik sobre la respuesta de Estados Unidos y la Alianza Atlántica, filtrada por el diario español El País, a las propuestas de Rusia referente a las garantías de seguridad.
«Nunca comentamos sobre supuestas filtraciones», dijo la OTAN a Sputnik.
La Alianza Atlántica también recordó que la posición oficial y la respuesta del bloque a las iniciativas rusas fue anunciada la semana pasada por el secretario general de la OTAN tras el envío de sus propuestas a Moscú.
EE.UU. confirma la autenticidad de los documentos filtrados por El País sobre la respuesta de Washington y la OTAN a propuestas de seguridad de Rusia
El Departamento de Estado de EE.UU. ha confirmado oficialmente la autenticidad de los documentos publicados en el diario español El País sobre la respuesta del Gobierno estadounidense y la OTAN a las propuestas de seguridad de Rusia.
«No he visto nada que sugiera que estos documentos no son auténticos», señaló el portavoz de la institución, Ned Price, aclarando que Estados Unidos no había hecho pública su respuesta entregada hace una semana a Rusia.
Price cuestionó las intenciones de los encargados de publicar los documentos, que según el funcionario, «contaban con incomodar a EE.UU.», no obstante, considera que «el esfuerzo no ha tenido éxito». «Lo que el mundo puede ver ahora es que Estados Unidos y nuestros aliados de la OTAN están en una coordinación extraordinariamente estrecha, que las ideas que proponemos son complementarias, son simétricas», afirmó el portavoz.
Las propuestas de Rusia
El pacto propuesto a Washington consta de ocho artículos. El primero de ellos estipula que ambas partes deben actuar con base en los principios de seguridad indivisible y no provocar daños a la seguridad mutua; el segundo, que tanto Rusia como EE.UU. procuren que cualquier organización internacional, alianza militar o coalición en las que participe una de las partes, respete los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas.
Otros puntos prevén excluir la expansión de la OTAN hacia el este, no admitir en esa alianza militar a países que fueron miembros de la URSS, no utilizar el territorio de otros Estados para atacar a la otra parte, no desplegar tropas y armamento en zonas donde eso sería percibido como una amenaza, no usar bombarderos pesados ni buques de guerra fuera del espacio aéreo y las aguas territoriales nacionales o internacionales, no desplegar misiles terrestres de alcance corto o medio fuera del territorio nacional o en áreas desde donde puedan alcanzar objetivos de la otra parte y, finalmente, no capacitar al personal militar ni a civiles de países no poseedores de armas nucleares en el uso de estas.
La versión del eventual acuerdo con la OTAN consta de nueve artículos y es parecida al documento propuesto a Washington. Asimismo, las autoridades rusas insisten en que la Alianza Atlántica retire todas las tropas y todo el equipo militar que han sido desplegados en territorio de los países que se adhirieron a esa organización después de 1997.
EEUU cede a negociar con Rusia cuestiones de desarme a cambio de “desescalada de amenaza militar” en Ucrania
Estados Unidos y la OTAN rechazan firmar un acuerdo bilateral sobre seguridad en Europa con Rusia y cerrar también la puerta a la futura incorporación de Ucrania a la Alianza Atlántica. Esas fueron dos de las principales demandas presentadas por Moscú para poner fin a la crisis de Ucrania en un momento de máxima tensión entre Rusia y Occidente y que amenazaba la seguridad euroatlántica. Por el contrario, tanto Washington como la Alianza ofrecen a Putin negociaciones sobre acuerdos de desarme y medidas de fomento de la confianza en diferentes foros, como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el Diálogo de Estabilidad Estratégica entre Estados Unidos y Rusia y la OTAN. -Consejo de Rusia – cuyo éxito está condicionado al inicio de una desescalada de la amenaza militar rusaa Ucrania.
“Teniendo en cuenta la acumulación militar rusa sustancial, no provocada, injustificada y en curso en Ucrania y Bielorrusia y sus alrededores, hacemos un llamado a Rusia para que reduzca inmediatamente la situación de manera verificable, oportuna y duradera”, afirma la OTAN. “Es posición del gobierno de Estados Unidos que solo se puede avanzar en estos temas en un ambiente de desescalada con respecto a las acciones amenazantes de Rusia hacia Ucrania”, advierte Washington.
Las autoridades rusas exigieron una respuesta por escrito a su propuesta de firmar un acuerdo que diera garantías de seguridad a Moscú respecto a la expansión de la OTAN hacia el este. Moscú incluso incluyó una versión preliminar del acuerdo hipotético. La respuesta fueron dos textos: uno titulado “Confidencial/Rel Rusia” (que consta de una introducción, siete puntos y unas breves conclusiones) por parte de Washington; y otro, bajo el epígrafe “OTAN-Rusia Restringido” (con 12 tramos), de la Alianza Atlántica. Los textos recogen en gran medida, aunque de forma mucho más detallada, los mensajes que los líderes occidentales han transmitido en público al Kremlin. Estados Unidos y la OTAN han coordinado sus respuestas, que son complementarias, pero contienen algunas diferencias.
La principal diferencia entre ambos textos es que Washington está preparado para discutir el concepto de “indivisibilidad de la seguridad”, que la OSCE aprobó en su cumbre en Nur-Sultan, Kazajistán en 2010. Moscú lo ha incluido en el primer artículo de su borrador de acuerdo, para alegar que la eventual entrada de Ucrania en la OTAN afectaría a su seguridad. El texto de EE. UU. advierte que no comparte el punto de vista ruso y señala que el concepto de indivisibilidad de la seguridad “no puede verse de forma aislada”. Aun así, expresa voluntad de tratar con las “respectivas interpretaciones” del mismo.
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El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, mantuvieron ayer su primer contacto telefónico desde que EE.UU. y la OTAN enviaran sus respuestas a Moscú. Blinken, según un portavoz del Departamento de Estado, transmitió a Lavrov su voluntad de continuar con un intercambio «sustancial» de propuestas en materia de seguridad, mientras que su homólogo ruso dijo que ambos aceptarían proceder al diálogo. “Veremos cómo va”, dijo a la televisión rusa.
Con relación a Ucrania, la administración Biden está ofreciendo a Rusia “medidas de transparencia recíproca basadas en condiciones” bajo las cuales Rusia y EE. UU. acordarían “abstenerse de desplegar sistemas ofensivos de misiles lanzados desde tierra y fuerzas permanentes con una misión de combate en el territorio de Ucrania”. Para ello, Washington anuncia su propuesta de consultar con Kiev.
Estos acuerdos de confianza mutua, junto con los pactos de desarme, son las dos claves de los textos enviados por Washington y la Alianza. El documento de EE. UU. comienza afirmando que está “preparado para trabajar para llegar a un entendimiento con Rusia, junto con nuestros aliados y socios transatlánticos, sobre cuestiones de seguridad de interés”. Y plantea una serie de temas sobre los que está “dispuesto a discutir compromisos o acciones recíprocas” y los foros en los que deben ser abordados.
Varias propuestas estadounidenses implican límites a los misiles que podrían culminar en nuevos acuerdos de desarme. Washington ha dicho que está preparado para iniciar conversaciones bilaterales con Rusia sobre el control de misiles de corto y medio alcance y sus lanzadores, aunque critica la ruptura del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio con la producción y despliegue de misiles SSC-8 y otros sistemas. El gobierno de EE. UU. reafirma su compromiso con el nuevo tratado START para misiles intercontinentales, que está en vigor hasta 2026, pero propone la inclusión de nuevos lanzadores, armas no estratégicas y ojivas nucleares no desplegadas. Es más, sugiere comenzar “discusiones de inmediato sobre las medidas de seguimiento del Nuevo START” y discutir cómo futuros acuerdos “incluirían todas las armas nucleares de Estados Unidos y Rusia.
Una de las propuestas más novedosas es la oferta a Rusia de un “mecanismo de transparencia” para verificar la ausencia de misiles de crucero Tomahawk, que son capaces de alcanzar territorio ruso, en las bases del escudo antimisiles de la OTAN en Rumanía y Bulgaria, y que albergan el sistema Aegis. A cambio, Washington pide un enfoque idéntico con dos bases de lanzamiento de misiles de su elección en territorio ruso. Moscú había propuesto limitar el despliegue de misiles de corto y largo alcance y expresó su preocupación por el hecho de que las bases del escudo antimisiles en Rumania y Bulgaria pudieran albergar misiles Tomahawk.
Sin embargo, esto no impide a la Casa Blanca seguir militarizando a Kiev con proclamados objetivos de aumentar sus capacidades de defensa: tan solo el año pasado Washington, destinó 650 millones de dólares en ayuda militar para Ucrania, sumando un total de 2.700 millones de dólares desde 2014. Esta asistencia a la seguridad es considerada por Moscú una militarización que solo empeora el conflicto interno ucraniano en la región de Donbass, en el este del país, donde los dirigentes de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk se niegan a entregar al Gobierno central sus territorios después de los acontecimientos de 2014.
«Ucrania está siendo bombardeada con armas», denunció por su parte la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, que criticó a Kiev por emprender «una guerra contra sus propios ciudadanos, aquellos de los que tanto habla y en los que piensa únicamente a la hora de firmar los presupuestos militares», al tiempo que lamentó el apoyo de los países de la OTAN a la «cruzada» del Gobierno ucraniano en contra de los residentes de Donbass.
El documento también reitera la postura del Gobierno estadounidense, que considera el despliegue militar en el territorio de Rusia cerca de las fronteras ucranianas como «acciones amenazadoras hacia Ucrania», acusaciones rechazadas por el Kremlin en reiteradas ocasiones, ya que Moscú lo considera su derecho soberano, subrayando que todos los movimientos se realizan únicamente dentro de sus propias fronteras nacionales y responden a la expansión de la OTAN hacia el este.
A finales de diciembre, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que «la expansión de la OTAN a países como Ucrania» se ha convertido «en una cuestión de vida o muerte» para Rusia y subrayó que «haga lo que haga Rusia con sus tropas, lo hace en su propio suelo», mientras que los miembros de la Alianza Atlántica realizan «acciones bastante inamistosas» cerca de las fronteras rusas, como ejercicios militares y vuelos de reconocimiento. «Todo esto nos provoca profundas preocupaciones y nos obliga a tomar ciertas medidas para garantizar nuestra propia seguridad», resumió.
Putin: «Las preocupaciones de base de Rusia han sido ignoradas»
Vladímir Putin ha afirmado este martes que EE.UU. ignoró la mayoría de las preocupaciones rusas sobre garantías de seguridad. «Estamos analizando detenidamente la respuesta escrita que recibimos de Estados Unidos y de la OTAN el 26 de enero. Pero ya está claro, y así se lo he comunicado al primer ministro [de Hungría, Viktor Orbán], que las preocupaciones de base de Rusia han sido ignoradas», sostuvo el presidente ruso en una rueda de prensa tras su reunión con el primer ministro húngaro.
«No hemos visto que se consideren de forma adecuada tres de nuestras exigencias clave sobre la no ampliación de la OTAN, el no despliegue de sistemas de armas ofensivas cerca de las fronteras de Rusia y el regreso de la infraestructura militar del bloque en Europa a su estado de 1997, cuando se firmó el Acta Fundacional de la OTAN-Rusia», resumió.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, también indicó que en el documento entregado por EE.UU. «hay reacciones que permiten aspirar al comienzo de una conversación seria, pero en las cuestiones secundarias», y que no hubo reacción positiva en lo que respecta a la cuestión principal sobre la no expansión de la OTAN hacia el este.
Las propuestas de Rusia
El pacto propuesto a Washington consta de ocho artículos. El primero de ellos estipula que ambas partes deben actuar con base en los principios de seguridad indivisible y no provocar daños a la seguridad mutua; el segundo, que tanto Rusia como EE.UU. procuren que cualquier organización internacional, alianza militar o coalición en las que participe una de las partes, respete los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas.
Otros puntos prevén excluir la expansión de la OTAN hacia el este, no admitir en esa alianza militar a países que fueron miembros de la URSS, no utilizar el territorio de otros Estados para atacar a la otra parte, no desplegar tropas y armamento en zonas donde eso sería percibido como una amenaza, no usar bombarderos pesados ni buques de guerra fuera del espacio aéreo y las aguas territoriales nacionales o internacionales, no desplegar misiles terrestres de alcance corto o medio fuera del territorio nacional o en áreas desde donde puedan alcanzar objetivos de la otra parte y, finalmente, no capacitar al personal militar ni a civiles de países no poseedores de armas nucleares en el uso de estas.
La versión del eventual acuerdo con la OTAN consta de nueve artículos y es parecida al documento propuesto a Washington. Asimismo, las autoridades rusas insisten en que la Alianza Atlántica retire todas las tropas y todo el equipo militar que han sido desplegados en territorio de los países que se adhirieron a esa organización después de 1997.
El Kremlin destaca tres puntos clave del discurso de Putin sobre garantías de seguridad
El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, destacó este miércoles tres puntos clave del discurso de Vladímir Putin sobre garantías de seguridad: la OTAN engañó a Rusia, su política de puertas abiertas no aparece en ningún documento y Ucrania podría atacar a Rusia.
Peskov informó que el presidente ruso abordó este martes durante su reunión con el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, tres temas importantes en lo que se refiere a la política de la OTAN. Así, según Putin, la OTAN engañó a Rusia «cuando prometió no expandirse» hacia el este. «Como dijo el presidente en sentido figurado: básicamente nos han estafado», aseveró Peskov.
Otro punto clave consiste en que la política de puertas abiertas de la Alianza Atlántica no está documentada en ninguna parte. «El artículo 10 de la Carta [de la OTAN] estipula que se pueden admitir a nuevos miembros, pero en ninguna parte se dice nada de ‘puertas abiertas’«, destacó el vocero, agregando que «esto también es muy importante para que todos lo recuerden».
Asimismo, el secretario de prensa del Kremlin afirmó que la estrategia de seguridad nacional de Ucrania se basa directamente en el uso de la fuerza para recuperar territorios. «Hipotéticamente en el futuro […] Ucrania podría atacar a la Federación Rusa», dijo Peskov, quien destacó que en ese caso habría una «amenaza de guerra entre Rusia y el bloque de la OTAN».
El pasado diciembre, Rusia publicó los proyectos de dos acuerdos que pretende alcanzar con EE.UU. y la OTAN sobre garantías de seguridad en Europa. Entre los planteamientos establecidos, Moscú solicitó que la Alianza Atlántica detenga su expansión hacia el este y que Ucrania no se adhiera a ella, un punto sobre el que las dos partes tienen opiniones opuestas.
La semana pasada, EE.UU. y la OTAN entregaron a Rusia sus respuestas por escrito a estas propuestas. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró que las respuestas no contienen una «reacción positiva» a la cuestión principal: la no expansión de la OTAN hacia el este y el no despliegue por parte de la alianza militar de armas de ataque que puedan amenazar a Rusia.
El embajador de Rusia en España: «Las tropas rusas no están en Ucrania, pero las de la OTAN sí están»
El embajador de Rusia en España, Yuri Korchagin, declaró este jueves que últimamente en los medios se han difundido muchas noticias falsas sobre una supuesta invasión rusa en Ucrania, al tiempo que hizo hincapié en el derecho soberano de Moscú de mover sus tropas en su territorio.
En particular, el alto diplomático resaltó que se presta mucha atención al despliegue militar de Rusia cerca de las fronteras de su país vecino, pero generalmente se pasa por alto la concentración masiva por parte de Ucrania de unos 150.000 efectivos en el este del país, según algunas fuentes.
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