El Digital News Report del año pasado contenía algunas señales positivas para el sector informativo: mayor consumo y aumento de la confianza, en medio de una segunda ola de confinamientos por el coronavirus. Muchos medios tradicionales se beneficiaron no sólo por el aumento de la atención sino también económicamente, porque más gente contrató suscripciones digitales y los anunciantes buscaban asociarse con contenidos fiables.
Un año después, el panorama es ligeramente menos optimista. Si bien alrededor del mundo hubo un grupo de medios de calidad que reportaron una cantidad récord de suscripciones digitales y un incremento de los ingresos, en una mirada más amplia vemos que el interés por las noticias y el consumo general han disminuido considerablemente en varios países. Además, la confianza ha retrocedido en casi todos los mercados, aunque en su mayoría se mantiene más elevada que antes de la pandemia. También observamos que se impone cierta fatiga informativa (no sólo en torno al COVID-19, sino sobre política y otros temas) y que crece notablemente la cantidad de personas que deciden evitar las noticias.
Desde que reunimos nuestros datos a principios de febrero, ha surgido otra amenaza para la seguridad mundial: la invasión de Rusia a Ucrania. Este acontecimiento aumentó notoriamente el consumo de información, pero un segundo tramo de nuestra encuesta, realizado en cinco países a principios de abril, detectó mayores niveles de evasión selectiva de noticias, incluso en lugares directamente afectados por la guerra, como Polonia y Alemania. Dedicamos un capítulo especial al impacto de la crisis en Ucrania y las actitudes hacia la cobertura mediática.
Una línea clara este año es el cambio de hábitos de la gente más joven, específicamente los menores de 30 años, que suelen ser de difícil acceso para los medios. A lo largo de este Resumen Ejecutivo (y en un capítulo aparte) explicamos que este grupo que ha crecido con las redes sociales no sólo es diferente: es más diferente de lo que lo fueron sus predecesores. También exploramos cómo consumen noticias en nuevas redes visuales como TikTok e Instagram, mediante un estudio cualitativo detallado que efectuamos en tres países (Reino Unido, Estados Unidos y Brasil).
En términos más generales, los datos de 2022 confirman cómo las diversas crisis de los últimos años, entre ellas la pandemia, han acelerado aún más los cambios estructurales hacia un entorno mediático más digital, móvil y dominado por las plataformas, con nuevas consecuencias para los modelos de negocio y los formatos del periodismo.
En nuestras páginas dedicadas a los países y mercados, donde se combinan la evolución del sector con los principales datos locales, observamos cómo los medios hacen frente a distintos problemas. Encontramos una imagen mixta de reducción de personal y despidos en algunos lugares, pero en algunos lugares también un cierto optimismo en torno a los modelos de negocio, a la cooperación en la industria y a la innovación en los formatos. En todas partes detectamos una creciente preocupación sobre la inminente crisis del coste de vida, lo que puede provocar que la gente se replantee cuánto gastar en los medios.
Esta undécima edición de nuestro Digital News Report, basada en datos de seis continentes y 46 mercados, pretende arrojar luz sobre las cuestiones clave que afronta el sector. Se trata de una muestra global (en 2021 incorporamos a la India, Indonesia, Tailandia, Nigeria, Colombia y Perú) que permite comprender cómo funciona el entorno periodístico más allá de Estados Unidos y Europa. Las líneas generales del informe se recogen en este resumen ejecutivo. En la siguiente sección se despliegan los capítulos que contienen análisis adicionales y finalmente se encuentran los informes de cada país y mercado de nuestro informe, con datos extra y contexto.
A continuación, presentamos un sumario de los hallazgos más importantes de nuestra investigación de 2022:
Si bien una sucesión de crisis (incluyendo la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania) demuestra la importancia del periodismo profesional independiente y el crecimiento significativo de algunos medios, detectamos que mucha gente se desconecta cada vez más de las noticias. El interés en declive en varios países, el alza de la evasión selectiva de noticias y la baja confianza enfatizan aún más el desafío fundamental de estos momentos: conectar con personas que tienen acceso a una cantidad nunca vista de contenidos online y convencerlas de que vale la pena prestar atención a las noticias.
Ahora disponemos de datos sólidos que abarcan una década y que nos permiten observar que en todos los países se registra una caída incesante del alcance de los medios tradicionales como la prensa escrita, la radio y la televisión. Al mismo tiempo, vemos que el alcance online se mantiene estable o, en el mejor de los casos, aumenta levemente, aunque de ningún modo cubre la diferencia. Los medios digitales y las redes sociales ofrecen una gama mucho más amplia de información, pero a menudo este entorno puede resultar abrumador y confuso. Y si bien mucha gente sigue muy activa y comprometida con las noticias online, la abundancia de opciones puede motivar que otros participen con bastante menos regularidad que antes.
El gráfico siguiente muestra el acceso semanal en Estados Unidos entre 2013 y 2022. Hemos añadido una línea para quienes dicen no haber accedido a ninguna de las opciones en la semana de nuestra encuesta. La cifra ha crecido del 3% en 2013 al 15% en 2022.
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Aunque Estados Unidos parece contar con el mayor grupo de usuarios desconectados de las noticias, también vemos números elevados en Japón (15%), el Reino Unido (9%), Francia (8%) y Australia (8%). Ni siquiera es inmune Alemania, un país con hábitos mediáticos muy tradicionales. Desde 2013, el consumo semanal de prensa escrita ha disminuido del 63% al 26% y el de noticias por televisión, del 82% al 65%. Aunque los medios digitales y las redes sociales han subido un poco, superando a la TV por primera vez, hay una cantidad creciente de personas que parecen desconectarse por completo de las noticias: en 2022 ya es un 5%.
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Es importante señalar que los altos niveles de desconexión no son evidentes en todas partes. La proporción que no consume semanalmente ninguna de las fuentes de nuestra lista es limitada en Portugal (2%) y Finlandia (2%) y extremadamente rara en Sudáfrica (1%), Nigeria (<1%) y Kenia (<1%), aunque en estos países hallamos una creciente presión sobre los medios tradicionales como la prensa escrita y la televisión.
La desconexión es sólo un signo de las dificultades para atraer a ciertas audiencias en el entorno digital. Al mismo tiempo, detectamos que el porcentaje de gente que dice estar muy o extremadamente interesada en las noticias ha disminuido considerablemente a lo largo del tiempo en todos los mercados: se trata de una tendencia que se ha acelerado a pesar de la pandemia. Este año el interés por las noticias es menor en la gran mayoría de los países que estudiamos. En algunos como Argentina, Brasil, España y el Reino Unido estas caídas se acumulan desde hace tiempo. En cambio, en Estados Unidos vemos un patrón ligeramente diferente: el interés se mantuvo alto durante los años de Trump y se ha derrumbado desde que Joe Biden llegó a la presidencia. En el total de la muestra, hoy menos de la mitad de los encuestados (47%) dicen estar muy o extremadamente interesados en las noticias. En 2015 era el 67%.
Es importante hacer una aclaración: en ciertos lugares no se verifican estas tendencias, o las caídas acontecen más lentamente. Por ejemplo, en los países más ricos de Europa central y occidental, que en los últimos años padecieron menos agitación política o económica.
Porcentaje de personas muy o extremadamente interesadas en las noticias (2015-2022)
Países escogidos con las caídas más fuertes
Países con niveles más estables
Q1c. How interested, if at all, would you say you are in news? Base: Total 2015–22 samples (n ≈ 2000).
Estos datos señalan dos problemas diferentes pero relacionados. En primer lugar, la aparición de una minoría de personas activas online, muchas de ellas jóvenes o con menor nivel educativo, que en gran medida se han desconectado de las noticias, tal vez porque sienten que no se trata de algo relevante para sus vidas. Y en segundo término, un declive generalizado en el interés y en el consumo de noticias, que afecta a un grupo mucho más grande y puede vincularse a los cambios estructurales en el modo en que se distribuyen las noticias, como la transición hacia lo digital, la naturaleza misma del ciclo informativo o ambas cuestiones.
Si bien en todos los países la mayoría sigue involucrada y consume noticias con regularidad, descubrimos que muchas personas optan por racionar o limitar cada vez más su exposición a las noticias, o al menos a las de cierto tipo. Denominamos a este comportamiento evasión selectiva de noticias y su incremento puede ayudar a explicar por qué los niveles de consumo en su mayoría no han crecido, a pesar de los tiempos inciertos que nos toca vivir. El porcentaje que dice evitar las noticias a veces o a menudo se ha duplicado desde 2017 en Brasil (54%) y en el Reino Unido (46%) y ha subido en los demás mercados, como muestra el siguiente gráfico. Este tipo de evasión selectiva está menos extendida en países del norte de Europa como Alemania (29%), Dinamarca y Finlandia (20%), y en lugares de Asia como Japón (14%).
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Quienes evitan selectivamente las noticias esgrimen diversas razones. En todos los mercados, muchas personas afirman desanimarse frente a lo reiterativo de la agenda informativa (especialmente, con asuntos de política y del COVID-19) o que suelen sentirse agotadas por las noticias (29%). Una proporción significativa dice que evita las noticias porque no las considera fiables (29%). Alrededor de un tercio de los encuestados (un 36%), sobre todo menores de 35 años, sostienen que las noticias les bajan el ánimo, les provocan discusiones que preferirían eludir (17%) o les generan sensación de impotencia (16%). Una pequeña porción enfatiza que no tiene suficiente tiempo para consumir noticias (14%) o que resultan demasiado difíciles de entender (8%).
Todos los mercados
Q1di_2017ii. Why do you find yourself actively trying to avoid the news? Base: All who avoid the news often, sometimes, or occasionally. All markets = 64,120.
La preocupación por los efectos negativos en el estado de ánimo es superior entre quienes evitan las noticias en el Reino Unido (55%) y Estados Unidos (49%) que en el resto del mundo.
Evito activamente lo que me causa ansiedad y lo que puede tener un impacto negativo en mi día. Trato de evitar leer noticias sobre cosas como muertes y catástrofes.
Hombre, 27 años, Reino Unido
La verdad es que no me gusta fijarme demasiado en las noticias. A veces pueden ser reiterativas y negativas.
Mujer, 19 años, Reino Unido
Las inclinaciones políticas también pueden marcar una diferencia notable a la hora de evitar las noticias. En Estados Unidos, por ejemplo, quienes se identifican como personas de derechas son mucho más propensos a hacerlo porque creen que las noticias no son confiables o son sesgadas, mientras que las personas de izquierdas tienden a sentirse abrumadas, tener sensación de impotencia o preocuparse por posibles discusiones.
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Estos hallazgos suponen un reto especial para los medios. Los temas que para los periodistas son más importantes (como las crisis políticas, los conflictos internacionales, las pandemias y las catástrofes climáticas) parecen ser precisamente los que alejan de las noticias a algunas personas, sobre todo a los jóvenes y a quienes resulta más difícil llegar.
Muchas empresas informativas adoptan enfoques como el periodismo de soluciones en torno a temas como el cambio climático con la intención de brindar sensaciones de esperanza o autonomía personal. Otras buscan formas de ampliar la agenda con temas más blandos, o hacer que las noticias sean más relevantes a nivel personal. Pero existen límites con respecto a lo lejos que pueden (o deben) ir los periodistas para hacer que la información resulte más agradable.
Para mucha gente, las noticias son demasiado difíciles de entender
Otro dato importante es que a muchas audiencias jóvenes y grupos menos educados se les hace difícil entender el periodismo tal como se practica actualmente. En países como Australia, Estados Unidos y Brasil, alrededor del 15% de los jóvenes que evitan las noticias dicen que resulta complicado seguirlas: es una proporción mucho mayor a la que presentan los usuarios de más edad.
A veces termino de leer artículos y tal vez me siento más estresada por una situación, o a veces simplemente confundida.
Mujer, 24 años, Reino Unido
Esto puede relacionarse con la complejidad del lenguaje utilizado o con ciertos conocimientos que a menudo se dan por sentados al redactar las noticias. Pero también puede influir el creciente uso de las redes sociales para consumir información y el boca a boca de amigos y familiares. Los jóvenes suelen acceder a las noticias de maneras más fragmentadas, lo que significa que a veces se pierde el contexto clave que los medios convencionales incluyen cuidadosamente en sus narrativas lineales.
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Durante la crisis del coronavirus y ahora con la guerra en Ucrania hemos visto que muchos medios recurren a formatos explicativos (los llamados explainers) y de preguntas y respuestas que publican en sus sitios web y en redes sociales para involucrar a las audiencias más jóvenes y menos educadas. Nuestros datos indican que los medios deben profundizar en este proceso.
Para un análisis más profundo: Los hábitos y actitudes cambiantes de las audiencias jóvenes de noticias
Este año encontramos niveles más bajos de confianza general en 21 de nuestros 46 mercados, lo que revierte en parte los avances alcanzados en el punto álgido de la pandemia. Dieciocho se hallan en un nivel similar al que tenían y sólo siete presentan una trayectoria ascendente. El nivel promedio de confianza (42%) también es algo inferior al de 2021 y la confianza en los medios de manera individual se mantiene con una tendencia a la baja en la mayoría de los países.
Finlandia sigue siendo el de nivel más elevado de confianza general (69%): tiene cuatro puntos porcentuales más que el año pasado y 13 más que en 2020. En el otro extremo aparece Estados Unidos (26%), donde ha caído otros tres puntos y permanece como el nivel más bajo de nuestro informe junto con Eslovaquia. Los cambios más notables en Europa incluyen los descensos en Rumanía (-9), Croacia (-7), Polonia (-6), Suiza (-5), Austria (-5), Grecia (-5), Italia (-5) y España (-4). En América Latina, la confianza ha caído en Brasil (-6) y Colombia (-3), pero se ha estabilizado o ha aumentado levemente en el resto de la región. El panorama en África luce dual, con cierta disminución en Kenia (-4) pero un fuerte crecimiento en Sudáfrica (+9) y Nigeria (+4). Por último, en Asia la confianza ha subido en Filipinas (+5) y Japón (+2), pero ha bajado en Malasia (-5) y Taiwán (-4).
En algunas regiones, detectamos una brecha creciente entre quienes tienen niveles más altos de confianza y los más bajos. También observamos que los mercados con más confianza (como Finlandia) tienden a poseer mayor interés por las noticias y menor evasión. Por el contrario, en lugares con poca confianza (como Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Eslovaquia) se registran algunas de las cifras más elevadas de evasión selectiva, desconexión informativa e interés decreciente por las noticias.
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Es importante poner en contexto los cambios de confianza que se verifican este año. En la mayoría de los casos, el nivel sigue siendo más alto que antes de una pandemia que fortaleció la importancia de los medios fiables. Por otro lado, el gráfico siguiente también nos recuerda que la confianza lleva su tiempo transitando un camino descendente en muchos países, en parte por el impulso de una serie de acontecimientos que causan polarización, como el Brexit en el Reino Unido, la agitación de los años de Trump en Estados Unidos y las protestas de los chalecos amarillos (gilets jaunes) en Francia. Teniendo en cuenta todo esto, el optimismo por el efecto COVID-19 se parece más a un repunte breve que a cierto renacimiento a largo plazo. Excepto en Finlandia, en todos los ejemplos que figuran a continuación la confianza es considerablemente menor a la que había en 2015.
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En nuestro conjunto de datos y en otras investigaciones más amplias sobre este tema (Toff y otros, 2021; Ross Arguedas y otros, 2022) observamos que dos de las principales razones que generan baja confianza son la indiferencia hacia las noticias y su valor, y la percepción generalizada de que los medios tienen sesgos políticos y de otro tipo. En Estados Unidos, la política es particularmente central: quienes se dicen de derechas tienen más del doble de probabilidades de desconfiar de las noticias que quienes son de izquierdas. A principios de 2021, sólo el 14% de la derecha política confiaba en las noticias, lo que ayuda a explicar cómo tuvo tanta potencia la narrativa falsa y engañosa sobre las «elecciones robadas», promovida por políticos, activistas y personalidades mediáticas partidistas, y aún más después de que el presidente Donald Trump señalara que los medios convencionales progresistas vendían «noticias falsas». Por el contrario, en Finlandia no vemos casi diferencias en la confianza en las noticias según la inclinación política, aunque incluso allí el tira y afloja de las elecciones parlamentarias de 2019 puede haber contribuido a una ligera caída.
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Para un análisis más profundo: ¿Se han polarizado más las audiencias de noticias a lo largo del tiempo?
En otros casos, la falta de confianza en las noticias tiene que ver menos con las diferencias políticas ideológicas y más con la división entre «ricos» y «pobres». En Francia se relacionan más con los ingresos y la educación que con la pertenencia a un partido. Un ejemplo: durante las protestas de los chalecos amarillos, a menudo los medios eran vistos como alineados con las élites. Otro: también los periodistas fueron atacados este año en Canadá, durante las manifestaciones de los camioneros. En ambos países detectamos importantes brechas de confianza en relación con los ingresos o la educación.
En otras partes del mundo, la falta de confianza se relaciona de forma muy estrecha con la injerencia de políticos, empresarios o ambos. Este es un problema especial en Europa Central y del Este, donde oligarcas cercanos a los partidos gobernantes controlan gran parte de los medios o donde los gobiernos regularmente evitan anunciarse en las publicaciones que no les gustan. Sólo una pequeña minoría piensa que el periodismo está libre de influencias políticas indebidas en Grecia (7%), Hungría (15%), Bulgaria (15%), Eslovaquia (16%), República Checa (17%), Croacia (18%) y Polonia (19%). También se observan niveles bajos en el sur de Europa, por ejemplo en Italia (13%) y España (13%), donde hay una fuerte tradición de influencia partidista en los medios. En comparación, Finlandia tiene 50%: la gente confía mucho más en la independencia de los medios.
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Algo similar acontece cuando se trata de la percepción de influencia empresarial indebida: las cifras son casi idénticas en la mayoría de los mercados. Esto indica que la gente cuenta con una visión clara de las conexiones entre políticos y empresarios, o que hay una falta de confianza más generalizada con respecto a los poderosos y sus relaciones con los medios.
Sin embargo, una gran minoría también cuestiona las prioridades de las organizaciones informativas. En el conjunto de mercados, sólo el 19% dice que todos los medios o la mayoría de ellos priorizan lo que es mejor para la sociedad en vez de sus propios intereses comerciales o políticos. Mucha más gente afirma que todos los medios o la mayoría de ellos ponen por delante sus posiciones políticas (40%) o sus intereses comerciales (42%). Estos puntos de vista representan alrededor del 20% en países con elevada confianza en las noticias, como Finlandia, pero están en torno al 45% en Estados Unidos y el Reino Unido y una mayoría en zonas del Sur y el Este de Europa y en América Latina. Esto puede reflejar cierto cinismo sobre las motivaciones subyacentes de muchos medios o tal vez mayor realismo sobre lo que muchos medios deben hacer para sobrevivir. En cualquier caso, nos recuerda que si bien se suele reconocer las presiones que enfrentan los medios, poca gente piensa que la mayoría de ellos en la práctica lucha contra poderosos intereses en nombre de la sociedad.
Para más información sobre la influencia política y la captura estatal de los medios, lee las páginas de estos países: (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia)
En muchos países del Norte y el Oeste de Europa, así como en Canadá y Australia, la confianza en las noticias la apunta una serie de medios públicos con un sólido historial de independencia. Por lo general, estos medios aparecen en los primeros puestos de nuestras listas de confianza y a menudo son la primera opción para las audiencias que buscan información fiable sobre temas relevantes como el COVID-19 y la guerra en Ucrania. Se trata de instituciones con una reputación muy diferente en comparación con las emisoras públicas y estatales del Sur y el Este de Europa, que suelen adoptar una línea editorial más partidista.
De todos modos, los medios públicos independientes se hallan sometidos a presiones cada vez mayores en varios países, con ataques a su financiación, dudas sobre su imparcialidad y dificultades para llegar a las audiencias jóvenes, que se vuelcan más a los medios digitales y las redes sociales. La BBC afronta otra serie de recortes tras un difícil acuerdo sobre el canon, mientras que la emisora pública danesa DR se quedó recientemente sin tres canales lineales como parte de una reestructuración, después de que una estrecha mayoría parlamentaria impusiera un gran recorte en la financiación. En este contexto, es interesante ver cómo es el panorama de la confianza, con algunas excepciones muy notables. Los medios públicos nórdicos y los de países más pequeños, como Irlanda y Portugal, han conservado o incluso aumentado la confianza desde 2018. Ha sido muy diferente en el Reino Unido, Australia y Canadá, cuyos medios públicos registraron caídas significativas.
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La BBC, que sigue siendo la fuente de noticias más utilizada en el Reino Unido, tuvo audiencias récord en las primeras semanas de la crisis en Ucrania,1 pero también ha recibido intensas críticas por su cobertura de ciertos temas más divisivos, en particular el Brexit y también la inmigración, la cuestión racial, la identidad de género y las actitudes hacia las vacunas contra el coronavirus. En muchos casos, los cuestionamientos a la BBC se han visto amplificados en las redes sociales y experimentados periodistas soportaron ataques físicos y maltratos online.2
La confianza en BBC News se ha derrumbado 20 puntos porcentuales en los últimos cinco años, del 75% al 55%. Igualmente reveladora es la cantidad que dice desconfiar de la BBC: ha crecido del 11% al 26% (ver el gráfico siguiente). La mayoría pertenece a la derecha y se hace eco de las críticas del gobierno de Boris Johnson sobre un supuesto sesgo anti-Brexit y liberal. Pero al mismo tiempo observamos que la caída de la confianza en la BBC también proviene de quienes están menos interesados en las noticias en general. Es importante señalar que otras grandes marcas británicas, como el Guardian y el Mail, se han visto afectadas por crecientes niveles de desconfianza, aunque no tan severos. La disminución de la confianza es un reto especial para los medios públicos, que procuran cumplir su misión de atraer a todas las audiencias.
Debido a un continuo éxito de audiencia, algunos medios públicos europeos se convierten en un objetivo especial para quienes pretenden influir en los debates sobre política y otras cuestiones en torno a la cultura. Nuestra investigación indica que los periodistas de estas organizaciones suelen ser los primeros a los que el público reconoce: Laura Kuenssberg, hasta marzo editora política de la BBC, es con diferencia la periodista más conocida del Reino Unido, incluso cuando se trata de noticias digitales. Los medios comprometidos con la imparcialidad, entre ellos la BBC, representan el 62% de las menciones. Los reporteros que trabajan en medios públicos también aparecen con fuerza en los datos de Finlandia, Francia y Alemania. Pero el escenario es muy diferente en Estados Unidos: atraen la mayor atención los presentadores partidistas de la televisión por cable, como Tucker Carlson, Rachel Maddow y Sean Hannity.
Para un análisis más profundo: ¿A qué periodistas presta la gente más atención y por qué? Un estudio de seis países
¿Deben los periodistas ser imparciales en las redes sociales?
Cada vez más periodistas construyen canales de comunicación y relaciones directas en las redes sociales, y por lo tanto crece el debate en torno a cómo deben interactuar en plataformas como Facebook y Twitter. Se trata de espacios informales, donde los usuarios pueden soltarse y mostrar más personalidad. Pero, ¿hasta qué punto esto es compatible con los enfoques imparciales u objetivos que todavía practican muchos medios (y que tanto valora el público, según descubrimos el año pasado)?
De acuerdo con nuestros datos, en la mayoría de los países la mitad de la gente o más piensa que los periodistas en las redes sociales deben limitarse a dar información, pero una minoría considerable cree que también se les debe permitir expresar sus opiniones. Brasil y Japón asoman como casos aparte, con opiniones opuestas.
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Sin embargo, tal como también detectamos en el estudio sobre imparcialidad del Digital News Report 2021, existen claras diferencias generacionales: los grupos más jóvenes prefieren que los reporteros se expresen libremente en las plataformas. Algunos medios endurecen sus reglas para las redes sociales, pero hallan resistencia de los periodistas jóvenes, que tienen otra visión y procuran empujar los límites. Esto representa otra forma en que las normas periodísticas son desafiadas por los medios digitales y las redes sociales.
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En los últimos años, muchos medios han incrementado sus esfuerzos para que las audiencias paguen por los contenidos online mediante suscripciones, membresías o donaciones, a fin de reducir la dependencia de los ingresos publicitarios, que en el mundo digital tienden a fluir hacia las grandes plataformas como Google y Meta (antes Facebook). Se trata de una tendencia mundial, y nuestras páginas dedicadas a los países documentan cómo los principales medios de Argentina, Colombia, Japón, Nigeria y Kenia, por ejemplo, han lanzado o consolidado recientemente sus muros de pago.
Los datos de este año muestran un progreso mixto: aumentos significativos en un puñado de países ricos, pero en otras partes hay señales de que el crecimiento puede estar estabilizándose. En un conjunto de 20 mercados donde el pago está relativamente extendido, el 17% pagó por noticias online: es la misma cifra que en 2021. Noruega continúa a la cabeza (41%) y luego están Suecia (33%), Finlandia (19%) y Estados Unidos (19%). En Australia (18%) y Alemania (14%) se registran los mayores aumentos de 2022, con cinco puntos porcentuales en cada lugar. Si bien Noruega y Estados Unidos asumen un ligero descenso este año, los números del sector ponen de relieve que de todos modos se produjo cierto progreso. En cualquier caso, las tendencias a largo plazo sí marcan una ralentización en algunos de estos mercados pioneros, lo que plantea la posibilidad de que estén arribando a una fase más madura.
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Este año hemos pedido a quienes pagan por las noticias online que mencionen a los medios. En algunos países, hallamos un alto grado de concentración del mercado: por ejemplo, en Estados Unidos cerca de la mitad de las suscripciones quedan para el New York Times, el Washington Post y el Wall Street Journal. En Finlandia, el 50% paga por una sola publicación, el Helsingin Sanomat, que es el periódico de referencia del país, y a veces se combina con un medio local. Más de la mitad (53%) pagan por una marca local o regional en Noruega y se registran cifras elevadas también en los demás países nórdicos, en Alemania (35%) y en Estados Unidos (27%). En cambio, sólo el 5% de los suscriptores paga por un medio local en el Reino Unido y el 3% en Portugal.
Otro hallazgo notable es que, en todos los países, la inmensa mayoría de quienes pagan son mayores, con una edad media de 47 años. Persuadir a los más jóvenes para que paguen sigue siendo un problema esencial para la industria: sólo el 8% de los suscriptores de noticias en el Reino Unido son menores de 30 años y apenas el 7% en Estados Unidos. Esta cita tomada de un focus group que hicimos resume la actitud extendida de quienes crecieron en una época de fuentes online mayoritariamente gratuitas.
No me gusta cuando el ‘New York Times’ me pide que me suscriba para leer las noticias. Es una estafa. Las noticias deberían ser gratuitas.
Hombre, 27 años, EEUU
En casi todos los países de la lista, la mayoría paga por una sola publicación. Pero en Estados Unidos y Australia, alrededor de la mitad (56% y 51%, respectivamente) ahora la mayoría paga por dos o más, a menudo una combinación de periódicos nacionales y locales. Las segundas suscripciones en EEUU incluyen revistas políticas y culturales como The Atlantic y The New Yorker, medios digitales partidistas como Blaze Media y Epoch Times, u opciones ligadas a la pasión como The Athletic (deportes). También observamos un incremento en los pagos por productos informativos basados en plataformas como Apple+ y Twitter Blue. En Australia, las segundas suscripciones muestran una cantidad relativamente alta de publicaciones estadounidenses o británicas (9%), como el New York Times y el Times de Londres.
La influencia de las marcas personales de los periodistas puede estar sobreestimada
Algunos medios conservan la reputación, la escala y la capacidad técnica para cobrar por sus servicios pero el surgimiento en paralelo de plataformas de bajo coste para suscripciones y membresías como Substack y Patreon ha permitido que periodistas, autores de podcasts y otros creadores también convenzan a la gente de que les paguen por su trabajo. Substack afirma que tiene alrededor de un millón de suscriptores de pago en sus boletines con contenidos premium.3
A pesar de ello, nuestros datos indican que la cantidad de estas suscripciones individuales sigue siendo relativamente modesta, sobre todo en comparación con los medios establecidos. Incluso en Estados Unidos, notamos que sólo el 7% de los suscriptores de noticias paga por uno o más emails de periodistas; alrededor del 1% de la muestra global. Y si bien las cifras en otros lugares son incluso más bajas, constatamos que surgen pagos por correos electrónicos de autores de textos y podcasts en partes de Europa y en Australia.
Con el tiempo, es posible que estos emprendimientos individuales o pequeños, que en su mayoría se concentran en nichos muy definidos, puedan llevarse una parte bastante mayor del pastel general: esto expandirá el mercado y también creará más competencia para los grandes medios. De mínima, estas iniciativas ya han hecho más evidente el valor de algunos periodistas, lo cual elevó el salario de los mejores talentos.
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Estos datos también ponen de relieve la creciente importancia de formatos como el correo electrónico y el podcast, que resultan clave a la hora de generar conexión con las audiencias para cualquier medio, desde los que publican noticias generales hasta los especializados y los dedicados al entretenimiento.
Para un análisis más profundo: Noticias por email: su contribución al negocio y a la relación con la audiencia
En la gran mayoría de los mercados, la gente aún se identifica más con las marcas tradicionales que con algún reportero. Esto resulta especialmente cierto en los países nórdicos, aunque sucede menos en Estados Unidos, el sur de Europa, América Latina y partes de Asia. Tal vez la mayor afinidad con los periodistas en estos países ofrezca una oportunidad para monetizar contenidos más allá de las suscripciones a los medios.
El impacto de las suscripciones a distintos servicios y las perspectivas sobre cierta fatiga
El aumento en los precios de la energía, la inflación y la amplia cantidad de opciones online (televisión, música, libros) que compiten por una parte de los presupuestos hogareños resulta una combinación que genera verdaderos temores en el sector periodístico, donde la duda es si puede continuar el reciente crecimiento de las suscripciones. En este contexto, exploramos las características de diferentes suscripciones y preguntamos a los encuestados si pensaban contratar más o reducir.
Tomando al Reino Unido como ejemplo de un mercado avanzado en cuestión de suscripciones (ver el gráfico siguiente), hallamos que casi dos tercios de la muestra (65%) ha contratado al menos una suscripción a TV o cine como Netflix, el 37% paga por música a Spotify o una plataforma similar, el 22% tiene un servicio de deportes y el 7% cuenta con una suscripción a un medio u otra opción como una donación. Dado que los contenidos premium se reparten entre distintas plataformas de televisión, mucha gente siente la necesidad de contratar más de una y el 19% paga tres o más. En cambio, normalmente es suficiente con un solo servicio de música o un medio, porque la competencia suele ofrecer contenidos muy parecidos. Sin embargo, como ya hemos señalado, en algunos países observamos opciones informativas más diferenciadas y esto produce un aumento de la cantidad de suscripciones por persona. La otra gran diferencia es el perfil de edad: quienes se suscriben a la televisión, la música y los audiolibros son más jóvenes, en el deporte la edad está más equilibrada y en las noticias los suscriptores son mucho mayores. La gente que se suscribe a los medios es más propensa a contratar otros servicios, y viceversa.
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Pensando en el futuro, la mayoría dice que mantendrá la cantidad de suscripciones a servicios (entre televisión, música, deportes, libros y noticias), aunque en Alemania, Austria y Suiza existe un deseo de contratar más. Por el contrario, los portugueses son quienes más piensan en reducir, en tanto que los encuestados del Reino Unido y Estados Unidos se dividen a partes iguales.
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Este panorama general tal vez parezca más optimista de lo que se podría esperar, con una tasa de cancelación de suscripciones relativamente baja que permite a los medios contar con ingresos más estables y seguros que los frecuentes altibajos del mercado publicitario. Por otro lado, desde nuestra encuesta en enero se ha generado una crisis por el coste de vida, que sin duda será un factor relevante para las personas con menores ingresos:
Los costes de la energía, la gasolina y los alimentos están subiendo. Habrá que recortar los lujos para tener más dinero disponible.
Mujer, 57 años, Reino Unido
Tengo un presupuesto ajustado y con la inflación en alza, el precio de la gasolina subiendo y los precios de los alimentos escandalosos… No tengo dinero extra para suscribirme a un medio.
Mujer, 62 años, EEUU
No queda del todo claro si los medios recibirán el mismo trato que las suscripciones de entretenimiento, que pueden ser consideradas más como un lujo. El grupo demográfico que paga por las noticias tiende a ser de mayor edad y de mejor posición económica, lo que quizá hace que le afecte menos el aumento de los precios. Por otra parte, es poco probable que el sector periodístico resulte inmune a las tendencias: varios encuestados dicen que cancelarían sus suscripciones a los medios porque son demasiado caras. Otros afirman que este año prevén incrementar la cantidad, y algunos consideran que esta era de inestabilidades nacionales e internacionales es una buena razón para invertir más en información de alta calidad.
Creo que esta época es la más importante para conocer la mayor cantidad posible de noticias e información sobre lo que nos rodea.
Hombre, 33, EEUU
La inversión en nuevos productos puede animar aún más el consumo y gran parte de la industria sostiene la confianza en las tendencias a largo plazo. Pero recientemente algunos medios, en especial la CNN, han dado marcha atrás en su estrategia de muro de pago (CNN+), en medio de las dudas de sus nuevos propietarios sobre la viabilidad de otra suscripción aparte.4 Se mantiene la incertidumbre en cuanto al alcance y la rapidez con que puede crecer el mercado, sobre todo en tiempos económicos más complicados.
Audiencias reacias a ceder sus datos a los sitios de noticias
Más allá de la preocupación por la pérdida de suscripciones, el sector periodístico se enfrenta a otro reto: mantener los ingresos publicitarios ante la inminente eliminación de las cookies de terceros.5 Sin estos rastreadores multiplataforma, las empresas tratan de sumar datos de primera mano que les permita tener más relevancia para las compañías de publicidad y también aumentar las tarifas. Por ello, ahora piden habitualmente una dirección de correo electrónico para acceder a ciertos contenidos o a funciones adicionales como los comentarios. En algunos países (Portugal, Finlandia y Suiza), los medios se han aliado para ofrecer un sistema único de inicio de sesión que opera en varios sitios web y aplicaciones. Pero, ¿cómo ve el público estas cuestiones?
En todos los países, sólo una cuarta parte (28%) se ha registrado en un sitio informativo o más en el último año. Los portugueses (44%) son más propensos a dar sus datos, mientras que lo contrario ocurre con los alemanes (19%), los británicos (16%) y los japoneses (14%). Estas diferencias pueden deberse al distinto impulso que se les da a los muros de registro en cada país, pero los niveles relativamente bajos, en general, reflejan la permanente reticencia de los consumidores a ceder sus correos electrónicos u otros detalles personales, sobre todo si el mismo contenido está disponible en otra parte. La mayoría de los sitios web de los medios no tienen una propuesta de valor suficientemente clara para persuadir a la gente.
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También comparamos la predisposición a dar datos a los medios con otros servicios digitales, como los negocios minoristas online y las aplicaciones de las redes sociales. En toda la muestra, sólo un tercio (32%) confía en que los sitios informativos hacen un uso responsable de los datos personales, por delante de las redes sociales (25%) pero a un nivel similar al de los comercios (33%). Esto varía considerablemente según el país: por ejemplo, el 49% de los finlandeses están dispuestos a confiar sus datos a los medios, cifra que cae al 18% entre los estadounidenses.
Todos los mercados
REGISTER2_1/2/3 I trust most news websites/social media sites/online retailers to use my data responsibly. Base: Total sample: All markets = 44,924.
Detectamos una clara vinculación entre la confianza general y la disposición de la gente a dar sus datos a los medios. Quienes poseen los niveles más altos de confianza (48%) tienen más del doble de probabilidades de ceder sus datos que quienes cuentan con niveles más bajos (19%). Construir confianza es fundamental no sólo para los medios que impulsan modelos de suscripción sino para cualquiera que en el futuro pretenda conectar más profundamente con las audiencias.
En todos los países, el smartphones continúa siendo el dispositivo digital más importante para llegar a las noticias, aunque nuestros datos por primera vez subrayan una disminución en el acceso semanal. Esto refleja la caída del consumo informativo en todos los dispositivos tras los picos alcanzados por la pandemia.
Este año volvimos a formular la pregunta sobre cómo accede cada grupo a las noticias a primera hora de la mañana, para dar una idea del modo en que cambiaron los hábitos informativos desde 2019. El siguiente gráfico muestra asombrosas diferencias entre algunos países. En Noruega, España, Finlandia y el Reino Unido, el smartphone es ahora la principal vía de acceso a las noticias cada mañana; la dependencia del dispositivo ha crecido sustancialmente en los últimos tres años. En Irlanda, la radio se mantiene como opción importante de la rutina matutina, pero por primera vez ha sido superada por el móvil. La lectura del periódico sigue siendo sorprendentemente popular en los Países Bajos y Finlandia. La televisión sostiene su influencia clave en Estados Unidos, Francia e Italia, y es el medio dominante en Japón.
En todos los países, casi la mitad de los menores de 35 años (47%) afirma que su jornada informativa comienza usando el teléfono inteligente, frente a sólo una cuarta parte (28%) de los mayores de 35 años y apenas el 15% de los mayores de 65. Japón muestra una tendencia opuesta a la general, que tal vez pueda explicarse por su amplia población de adultos mayores.
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¿Y qué canales utiliza la gente cuando accede a las noticias en un teléfono al comienzo de cada día? En todos los países hallamos que desde 2019 las redes sociales (39%) han superado a los sitios web y las aplicaciones (31%); luego siguen la pantalla de inicio del móvil (12%) y agregadores como Apple News (9%).
Principales vías de acceso a las noticias digitales
Seguimos estudiando las principales vías de acceso a las noticias online, no sólo mediante un teléfono inteligente y no sólo a primera hora de la mañana. En todos los dispositivos, nuestros datos indican que pierde importancia el acceso directo a las aplicaciones y los sitios web, mientras que las redes sociales crecen, en parte debido a su ubicuidad y conveniencia. En el total, este año hemos alcanzado una especie de punto de inflexión, ya que la preferencia por las redes sociales (28%) ha superado al acceso directo (23%). De todas formas, se trata de promedios de los mercados, y entre ellos se presentan grandes diferencias. Las audiencias en los países nórdicos y en el Reino Unido aún poseen fuertes conexiones directas, en tanto que japoneses y surcoreanos tienden a recurrir a potentes agregadores y motores de búsqueda. Estas diferencias (a las que tal vez podamos tratar como un indicador de la fuerza de las marcas de noticias en el mundo digital) colaboran para explicar por qué puede resultar más fácil cobrar por las noticias online en algunos países y no en otros.
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En gran parte, estos cambios se deben a los hábitos emergentes de una nueva generación de nativos sociales que arriban a la edad adulta, más que a modificaciones en el comportamiento de los grupos de mayor edad. En el siguiente gráfico, que muestra el panorama en el Reino Unido según la edad, observamos que los millennials de nuestro grupo de 25 a 34 años (línea naranja) y los mayores de 35 (línea de color magenta) apenas han cambiado sus preferencias a lo largo del tiempo, pero el grupo de 18 a 24 años (línea turquesa) se ha vuelto significativamente menos propenso a utilizar un sitio web o una aplicación de noticias.
Se trata de otro ejemplo de que esta generación más joven, que ha crecido con las redes sociales, no sólo es diferente: es más diferente que las anteriores y muestra una conexión mucho más débil con las marcas tradicionales.
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Para un análisis más profundo: Los hábitos y actitudes cambiantes de las audiencias jóvenes de noticias
Desde 2014, cada año hemos realizado un seguimiento en 12 países del uso de las redes sociales para cualquier propósito y para las noticias. El uso de Facebook para cualquier propósito (60%) ha bajado cinco puntos porcentuales desde su pico en 2017 y ahora aparece en un nivel similar al de YouTube. Las únicas que han crecido en el último año son Instagram (40%), TikTok (16%) y Telegram (11%).
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Otra vez, la mayoría de estas novedades (como el declive de Facebook) son el resultado de los cambios de comportamiento de los más jóvenes y no de la gente mayor, que suele asumir hábitos más arraigados. El siguiente gráfico, también sobre el Reino Unido, ilustra cómo la atención del grupo de nativos sociales se ha modificado gradualmente, de Facebook a Instagram y ahora a TikTok.
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En lo que respecta específicamente al consumo de noticias, Facebook se mantiene como la red más importante en nuestro conjunto de 12 países, pero se ha derrumbado 12 puntos porcentuales desde 2016. Twitter tiene en gran medida su base de usuarios estancada durante la última década, aunque conserva enorme influencia entre periodistas y políticos. La confusión en torno a su dirección futura probablemente persistirá, tras la oferta de compra que hizo Elon Musk6 y la posterior pérdida de altos ejecutivos. Instagram, propiedad de Meta, ahora se usa más para las noticias, mientras que TikTok ha superado a Snapchat, aunque con una base baja.
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Fuera de los países occidentales, especialmente en América Latina y África nuestro estudio detecta un porcentaje mucho mayor que utiliza las redes sociales para las noticias, pero también entran en juego otras plataformas. En países africanos como Nigeria, Sudáfrica y Kenia, la combinación de WhatsApp (55%) y Telegram (18%) es más importante que Facebook (59%) para encontrar, compartir y debatir noticias. Los latinoamericanos tienden a alternar entre las principales redes, mientras que el panorama es mixto en Asia: en Filipinas, casi tres cuartas partes (73%) utilizan Facebook para las noticias, pero en Japón es apenas el 5%, ya que son más populares Twitter (18%) y Line (16%); en Corea del Sur, la principal opción es YouTube (44%), junto con las aplicaciones nacionales KakaoTalk (24%) y KakaoStory (5%).
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Tiktok surge como un importante actor en el ecosistema informativo
Nuestra investigación descubre una utilización de TikTok significativa y en rápido crecimiento, especialmente en África, Asia, América Latina y el este de Europa. Sigue siendo en su mayoría entre los menores de 25 años, pero se va extendiendo a las demás franjas etarias allí donde se registra mayor nivel de uso, como en Kenia, Sudáfrica, Tailandia, Indonesia, Brasil y Perú. La siguiente cita de nuestra investigación cualitativa en Brasil resume cómo en el último año ha cambiado la percepción sobre los contenidos en TikTok:
Cuando apareció TikTok, sólo era para bailes, coreografías; hoy no: aunque los videos son veloces, aportan información inmediata.
Hombre, 24 años, Brasil
La guerra entre Rusia y Ucrania ha elevado globalmente el perfil de la plataforma. Los ucranianos la han utilizado para documentar sus experiencias, incluyendo cuando abandonaban sus hogares y se convertían en refugiados, en un proceso que acumuló millones de visitas. Como señalamos en 2021, muchos medios han incrementado su inversión en TikTok, aunque algunos piensan que una red donde se imponen los contenidos de entretenimiento no es el lugar más eficaz para las noticias. Si bien al principio BBC News evitó la plataforma, luego creó canales en ruso e inglés para contrarrestar la desinformación sobre la guerra en Ucrania.
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A diferencia de las redes tradicionales como Facebook o Twitter, el contenido del feed principal de TikTok se rige menos por las cuentas que sigues y más por un algoritmo que tiene en cuenta lo que te gusta y lo que otros están viendo.
Es tan adictivo… y donde le falta confianza, sobresale en la presentación. Es una fuente de noticias que acabo consumiendo porque a menudo uso TikTok por otros motivos, pero el algoritmo te proporciona noticias de todos modos.
Mujer, 22 años, EEUU
Otros muestran escepticismo en torno al valor de los videos muy breves diseñados con eje en la popularidad:
Me desagrada mucho todo lo relacionado con la presentación de TikTok [e Instagram]. Todo habla de una falta de profesionalismo e investigación y no puedo confiar en él. Además, es ofensivamente ruidoso.
Hombre, 18 años, EEUU
¿Cuántas noticias ve la gente en cada plataforma?
Facebook nos dice que alrededor del 4% del contenido del feed promedio de una persona procede de los medios, aunque para algunos ese porcentaje es mucho mayor.7 Twitter no proporciona datos similares, pero nuestra encuesta indica que en todos los mercados tiene un uso semanal elevado para las noticias (56%). Por el contrario, sólo cuatro de cada diez (39%) acceden a noticias en Instagram semanalmente y apenas un tercio en TikTok (33%). Pero, ¿la gente cree que en estas redes ve demasiadas noticias o muy pocas?8
Más de una quinta parte de los encuestados del Reino Unido (21%) considera que ve demasiadas noticias en Facebook y sólo el 3% desearía ver más. La plataforma ha tratado de reducir la cantidad, en parte por cuestiones de reputación pero también porque, como demuestran estudios anteriores, la gente está allí principalmente para conectarse con amigos y familiares, más que para consumir noticias. Por otro lado, a Twitter se la ve como una red más vinculada a la información, por lo que resulta sorprendente que uno de cada diez (11%) diga que ve demasiadas noticias. Existe una clara relación con la evasión de noticias: en comparación con el usuario medio, quienes a menudo evitan las noticias tienen el doble de probabilidades de afirmar que ven demasiadas, tanto en Facebook como en Twitter.
Estos datos marcan la relación ambivalente que mucha gente tiene con las noticias en las redes sociales: generan gran parte de la conversación y la participación, pero también interrumpen otras actividades y provocan discusiones. Este dilema puede ser un factor que explica la reciente iniciativa de Facebook de crear otra pestaña en cinco países (Facebook News) con contenidos de una selección de medios asociados, en paralelo con una serie de decisiones en los últimos años para reducir la cantidad de noticias en el feed principal. Plataformas como Twitter también deberían analizar por qué incluso las personas que aman las noticias quieren ver menos cantidad, dada la reputación que tiene la red por sus discusiones a menudo agresivas. A medida que crecen, también TikTok e Instagram serán conscientes del delicado equilibrio que necesitan si no quieren desalentar a la gente.
Este año hallamos una relación entre el temor a la desinformación online y el uso extendido de las redes sociales. En todos los mercados, más de la mitad (54%) dice estar preocupada por identificar qué es real y qué es falso en internet cuando se trata de noticias. Y la gente que utiliza principalmente las redes sociales como fuentes informativas está más preocupada (61%) que quienes no las usan en absoluto (48%). Además, las regiones con los mayores niveles de inquietud al respecto (África y América Latina) se corresponden estrechamente con el consumo elevado de noticias en las redes sociales. Esto no implica que usar las redes sociales cause desinformación, sino que puede generar conciencia sobre el asunto y potencial exposición a la información falsa, incluyendo dar voz a perspectivas extremas que antes no tenían un alcance amplio.
En cuanto a los tipos de desinformación que se ve, notamos que las afirmaciones dudosas sobre la salud en torno al COVID-19 (como las de los grupos antivacunación) se mantienen al tope, por delante de la política, en la mayoría de las regiones, tal como sucedió en 2021. Las excepciones más notables son Kenia, donde la desinformación política se ve extensamente, así como Colombia y Filipinas, donde este año se han celebrado elecciones.
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Los niveles de desinformación percibida en torno al cambio climático y el medio ambiente son aproximadamente tres veces más altos en Estados Unidos (34%) que en Taiwán (10%) o Dinamarca (13%). A pesar de las promesas de tomar medidas, las publicaciones y los videos en redes sociales que niegan el cambio climático o cuestionan sus causas siguen estando muy diseminados en Twitter, Facebook, YouTube y TikTok, según una investigación reciente.9
En el informe de este año constatamos un incremento de la polarización sobre el cambio climático en varios países, incluyendo Estados Unidos, e identificamos cuáles son las fuentes más importantes de noticias para diferentes grupos.
Para un análisis más profundo: ¿Cómo accede la gente a las noticias de cambio climático y qué piensa de ellas?
Desde la aparición de internet, el consumo en los sitios web de noticias (y las aplicaciones) ha consistido básicamente en leer artículos. Pero esto ha empezado a cambiar con la creciente oferta de formatos narrativos en video que brindan las redes sociales.
En este contexto, resulta inesperado hallar que todos los grupos etarios, en promedio, dicen que aún prefieren leer noticias online en lugar de verlas. Y hemos detectado poco cambio en las preferencias desde la última vez que hicimos la pregunta, en 2019. Las audiencias jóvenes, sin embargo, son significativamente más propensas a decir que ven las noticias, tal vez porque están más expuestas a redes como Facebook, Instagram y TikTok.
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Sí hemos encontrado diferencias relevantes a nivel de cada mercado en cuanto a las preferencias de lectura o visualización, en parte condicionadas por los patrones de consumo offline. Entre los lugares donde prefieren leer, hay países con patrones históricos de alto consumo de periódicos, como Finlandia y Japón, y algunos con baja circulación de diarios, como Tailandia y Brasil. Pero también es probable que existan otros factores en juego. El mayor uso de las redes sociales en América Latina (México, Perú, Colombia y Chile) y en partes de Asia (Filipinas y Taiwán) puede fomentar más consumo de información en video.
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Estas preferencias se relacionan estrechamente con el consumo en plataformas como YouTube, la más utilizada para video en nuestro informe. Vemos niveles extremadamente altos en Filipinas e India, por ejemplo. En Tailandia, mientras tanto, la combinación de bajas tarifas de datos y mayor libertad para expresarse en el entorno online ha dado lugar a una avalancha de programas independientes de estilo televisivo, que se ven ampliamente en los teléfonos móviles. En otros países, como el Reino Unido y Dinamarca, se consumen relativamente pocas noticias convencionales en YouTube, aunque tienen su presencia algunos canales alternativos o partidistas y la gente que abona teorías conspirativas.
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En general, los encuestados dicen que prefieren leer online porque es más rápido (50%) o les da más control (34%). Alrededor de un tercio (35%) afirma desanimarse por los anuncios que a veces se muestran antes de los videos. Casi una quinta parte (17%) opina que los videos no aportan nada extra a un texto, el 13% tiene problemas técnicos al tratar de ver videos y al 8% le preocupan los costes de los datos, un porcentaje que es mucho más alto en países africanos como Kenia (35%) y Nigeria (35%).
Todos los mercados
OptQ11ai. You say you prefer to read news in text rather than watch online video … What are the main reasons for this? Base: All who prefer to read news. All markets = 59, 258.
Prefiero leer, porque es más rápido abrir una página web y saber lo que necesito.
Hombre, 24 años, Brasil
No me gustan los videos que claramente no NECESITAN ser videos y sólo muestran imágenes al azar y palabras (que ya se están diciendo).
Mujer, 22 años, EEUU
Por el contrario, las personas que prefieren ver noticias online en vídeo dicen que es una forma más fácil (42%) y más atractiva (41%). A algunos les gusta ver a la gente que hace las noticias (20%) porque ello le da vida a las historias, mientras que otros subrayan que la narración en video es más completa (29%), lo que facilita seguir la información. Por último, muchos eligen el video porque ya utilizan las redes sociales de todos modos (24%) y les aparece, convenientemente.
Todos los mercados
OptQ11bi. You say you prefer to watch news video rather than read it in text … What are the main reasons for this? Base: All who prefer to watch news. All markets = 11,449.
Tras la pausa de la pandemia, vuelve a crecer el uso del podcast
El podcast es otro formato en el que los medios han invertido mucho en los últimos años (Newman y Gallo, 2019 y 2020); tiende a llegar a las audiencias jóvenes mediante sus teléfonos inteligentes y varias empresas periodísticas con suscripciones buscan productos que crean hábitos, como The Daily del New York Times, para atraer a esos grupos etarios. El crecimiento del podcast se ha reanudado este año en más de la mitad de los mercados analizados, después de que la pandemia interrumpiera los desplazamientos al trabajo, situación que afectó negativamente al consumo de noticias. Poniendo la lupa en el promedio de 20 países donde estamos seguros de que el término “podcast” se entiende bien, descubrimos que el 34% (+3) consumió uno o más en el último mes y el 12% accedió a un podcast de noticias. Irlanda, que posee una fuerte tradición de audio, encabeza nuestra lista junto con Suecia, el hogar de Spotify.
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Spotify, Amazon y Google han invertido en podcast en los últimos años para capitalizar el incremento de la demanda y quebrar el dominio histórico de Apple. La batalla por el talento se ha intensificado, como demuestra la voluntad de Spotify de pagar unos 200 millones de dólares por los derechos exclusivos del podcast de Joe Rogan, y de apoyarlo tras los problemas que generaron sus polémicos invitados y las acusaciones de difundir información falsa.10 10 En nuestra investigación cualitativa en el Reino Unido y en Estados Unidos resulta sorprendente el número de jóvenes que escuchan regularmente The Joe Rogan Experience, aunque les preocupan algunos contenidos:
Escucho mucho a Joe Rogan, pero no es una fuente de noticias fiable. Es sólo un tipo con un podcast.
Hombre, 23 años, EEUU
Spotify siguió ganando terreno este año y superó a BBC Sounds en el Reino Unido como principal plataforma de podcasts. También es líder en Alemania, pero no en España donde YouTube está por delante y donde la plataforma de audio iVoox (que se enfoca en los mercados español y latinoamericano) tiene una porción sustancial. En nuestra investigación cualitativa, encontramos algunas pistas de por qué estos largos programas informativos con perspectivas diversas en Spotify y YouTube parecen atraer a los jóvenes que hacen varias tareas al mismo tiempo.
[Escucho el] podcast de Joe Rogan, el podcast de Jordan Peterson, los videos de YouTube de Fox, Tucker Carlson. Son entretenidos y puedes hacer otras cosas mientras los escuchas.
Mujer, 23 años, EEUU
Puedes ir a la sección de podcasts de Spotify y te darán información sobre lo que está ocurriendo ese día: [por ejemplo] Se han escuchado fuertes explosiones en Járkov, Ucrania. Es hacer accesible la información para quienes quizá prefieren no leer un artículo largo.
Mujer, 23 años, Reino Unido
Este año, YouTube ha profundizado su enfoque como publicador de podcasts (en parte para incorporar contenidos de mayor reputación) y ha anticipado que planea promocionarlos más y mejorar la monetización y las métricas.11
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Las grandes plataformas tecnológicas invierten en contenidos y en acercar la programación a unas audiencias más amplias y convencionales, pero esto también plantea a los medios cuestiones conocidas sobre monetización, distribución y acceso a los datos. El New York Times lanzará este año su propia aplicación para audios, en procura de generar mayor tráfico directo, mientras que Schibsted en Noruega y Prisa Media en España (el grupo que edita El País) también han invertido en plataformas de podcast buscando más masa crítica y, en última instancia, más control.
Mientras tanto, el cambio más amplio hacia el audio sigue impulsado por las nuevas interfaces de voz y dispositivos como los altavoces inteligentes y los sistemas de entretenimiento en los coches. Amazon y Google son clave en la generación de mercado, aunque Corea del Sur tiene su propio conjunto de fabricantes de dispositivos. Los altavoces inteligentes ya llegan a casi la cuarta parte de la población adulta en el Reino Unido (24%), al 17% en Canadá y Corea del Sur, al 15% en Alemania y al 13% en Estados Unidos. Pero el consumo de noticias en estos dispositivos continúa siendo decepcionante: sólo una minoría lo hace (el 6% en el Reino Unido y el 4% en EEUU).
Algunos medios han sido claramente muy exitosos a la hora de aumentar su alcance online o para convencer a la gente de que se suscriba, y han desarrollado nuevas ofertas en podcast, video y boletines informativos. Sin embargo, los datos de este año muestran que varios aún luchan para adaptarse a los cambios estructurales que tanto impacto causaron en el sector durante más de una década. Estos retos se ven agravados por la deteriorada conexión que el periodismo y los medios tienen con gran parte de las audiencias en muchos países. Cada vez más gente se desconecta de la información, el interés por las noticias ha disminuido, la evasión selectiva de noticias ha aumentado y la confianza dista de ser un hecho. La pandemia y la crisis en Ucrania han recordado el valor de la información rigurosa e imparcial que se acerque lo más posible a la verdad, pero también encontramos evidencia de que mucha gente se aleja (temporal o permanentemente) por la naturaleza abrumadora y deprimente de las noticias, los sentimientos de impotencia y las discusiones tóxicas online. Es posible que tampoco ayuden los muros de pago y de registro, ya que, si bien aportan sostenibilidad a algunos medios, ponen más barreras a los contenidos que el público quiere consumir.
Aunque muchas empresas periodísticas han tenido un año relativamente bueno y sus ingresos aumentaron, es probable que el crecimiento futuro se vea afectado por el impacto combinado de la inflación y la suba en los precios de la energía, lo que apretará el presupuesto que los hogares destinan a las noticias y también podría afectar a los ingresos por publicidad. En este contexto, los medios deberán centrarse aún más en demostrar su valor y satisfacer las necesidades de audiencias específicas. En internet, la gente accede a una cantidad sin precedentes de contenidos, productos y servicios que compiten por su atención y el dinero que tanto le cuesta ganar, por lo tanto el periodismo tiene que destacarse, conectar y crear valor, si quiere convencerla de que pague.
También tendrán que prestar atención a las necesidades de la generación más joven, que según nuestro informe ya presenta comportamientos y actitudes muy diferentes a la anterior. Estos nativos sociales, que han arribado a la edad adulta en los últimos cinco o diez años, son mucho menos propensos a visitar un sitio tradicional de noticias o a pagar por la información online, y suelen ser reacios a ceder sus datos personales. Muy conectados social y profesionalmente, acceden cada vez más a las noticias en video o audio en redes como Instagram, TikTok, YouTube o Spotify.
El mundo luce cada vez más incierto, con la guerra en Europa y la gran crisis de refugiados que se suman al impacto de la pandemia, por no mencionar la amenaza inminente del cambio climático. Nunca ha sido mayor la necesidad de información fiable, contexto cuidadoso y debate decente, pero también el deseo de historias que inspiren y traigan esperanza de un mañana mejor. Las crisis globales de los últimos años han impulsado a los medios a reenfocarse en lo digital y adoptar nuevos modelos de negocio, narración y distribución. Pero no habrá un único camino al éxito en este entorno mediático, a menudo confuso y cada vez más complejo.
1 En la primera semana del conflicto, la BBC estimó que unas 280 millones de personas utilizaron sus productos informativos en el Reino Unido y alrededor del mundo. https://www.independent.co.uk/news/uk/bbc-ukraine-tim-davie-nadine-dorries-bbc-news-b2047209.html ↩
2 https://www.theguardian.com/uk-news/2022/feb/17/bbcs-sarah-smith-relieved-to-escape-scottish-bile-and-hatred ↩
3 https://www.forbes.com/sites/marisadellatto/2021/11/15/substack-announces-one-million-paid-subscribers/ ↩
4 https://edition.cnn.com/2022/04/21/media/cnn-shutting-down/index.html ↩
5 En enero de 2022, Google anunció que para finales de 2023 detendrá el uso de las cookies de terceros en su popular navegador Chrome. Se suma así a una creciente lista de navegadores y plataformas que dejan de admitir esta tecnología de seguimiento. ↩
6 https://www.cnbc.com/2022/04/26/elon-musks-twitter-takeover-sets-up-a-potential-clash-with-europe.html ↩
7 https://www.cnbc.com/2018/01/19/facebooks-news-feed-survey-users-to-find-high-quality-news.html ↩
8 Pedimos directamente a los encuestados que estimaran la cantidad de noticias que veían en cada una de sus redes sociales, en parte para prepararlos para la pregunta posterior sobre el exceso o la falta de noticias. Hemos preferido los porcentajes de gente que dice utilizar cada red para cualquier propósito/para noticias, ya que muestran tendencias similares y son datos que recogemos todos los años. ↩
9 https://eu.usatoday.com/story/tech/2022/01/21/climate-change-misinformation-facebook-youtube-twitter/6594691001/ ↩
10 ‘Joe Rogan: Four Claims from his Spotify Podcast Fact-Checked’ (Joe Rogan: verificación de cuatro afirmaciones de su podcast en Spotify), https://www.bbc.co.uk/news/60199614 ↩
11 https://podnews.net/update/youtube-podcasting-plans ↩
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