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La antigua Unión Soviética apoyó de forma entusiasta, y generosamente, la creación del Estado de Israel y fue el primero estado en reconocerlo de iure, oficialmente…

PERO GRULLO DE ABSURDISTÁN

Stalin fue una figura clave en la creación de Israel pese a que muchos ni siquiera se lo imaginan. Sería exagerado afirmar que la Unión Soviética fue la principal impulsora del Estado Judío pero, lo que es innegable es que su aportación fue determinante y se erigió en líder de la causa judía en todas las organizaciones internacionales de aquellos años en que el Estado de Israel echó a andar.

La historia de los asentamientos judíos modernos en los territorios que hoy conforman Israel se remonta a principios del siglo XX. Desde el inicio del regreso de judíos a sus tierras ancestrales aparecieron conflictos con los árabes locales, pero inicialmente estos no fueron tan intensos. Nadie sabía qué futuro aguardaba a los dos pueblos.

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial los judíos acabaron en una situación en la que se habían quedado sin patria ni lugar donde vivir. Como consecuencia, muchos se dirigieron a Palestina que en aquel entonces se encontraba bajo el control del Imperio británico. Londres en 1947 anunció que retiraría sus tropas de ese territorio y así apareció la cuestión sobre el futuro de Palestina.

Los británicos se abstuvieron y no dieron solución al problema de la convivencia de los judíos con los árabes, de ahí que las dos potencias principales de aquella época, la URSS y EEUU, tuvieran que decidir el destino de los habitantes de Palestina. Por extraño que pueda parecer, los políticos estadounidenses en su mayoría se mostraron en contra de un Estado judío soberano en Palestina.

La posición justificada de la URSS de Stalin

La Unión Soviética no solo expresó su apoyo a la causa judía, sino que insistió en la idea de la creación de un país para hebreos. Pero, ¿por qué y para qué lo hizo?

En las condiciones de aquella época fue un paso lógico por parte de la cúpula política de la Unión Soviética. Oficialmente Moscú justificó la necesidad de una entidad política para los judíos debido al calvario por el que acababan de pasar a raíz de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. La voz de la posición oficial del Kremlin ante la ONU fue Andréi Gromiko, el brillante diplomático que luego sería canciller de la URSS, expresó el apoyo de Moscú a la causa judía.

Las propuestas de Gromiko tomaron desprevenidos a muchos. Con toda probabilidad el representante soviético seguía la línea política de Iósif Stalin, el entonces líder del gigante comunista. La parte soviética sugirió, como una de las opciones, crear un Estado federado judío-árabe en Palestina.

Plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina

Al final, el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 181 que suponía la creación de dos estados: uno árabe y uno judío. El voto de la URSS tuvo bastante peso porque las repúblicas soviéticas de Ucrania y Bielorrusia tuvieron su propio derecho a voto y votaron a favor. Fueron tres votos de la Unión Soviética y varios votos más de sus aliados europeos del bloque socialista. En total, 33 países votaron a favor y 13 en contra, mientras que 10 se abstuvieron.

Sería incorrecto aseverar que sin el voto soviético Israel no habría aparecido en el mapa del mundo, pero al mismo tiempo, el apoyo de Moscú a la causa judía desempeñó un importante papel en la creación del Estado hebreo.

Según afirman algunos que dicen estár bien informados, extraoficialmente la URSS quiso ver en Oriente Medio una fuerza que contrarrestaría a la influencia británica. Las monarquías árabes de aquella época seguían el rumbo político que decidían los países occidentales, en particular, el de Londres. Pero el razonamiento que está detrás de esta decisión, según dicha teoría, no cuadra perfectamente con aquella situación porque el final de la década de 1940 fue la época del ocaso del Imperio británico.

Es hasta posible que la URSS simplemente buscara crear una entidad política judía fuera de sus fronteras porque los proyectos de autonomía judíos dentro de la URSS no habían tenido mucho éxito.

Hubo intentos de crear una autonomía judía en Crimea y un proyecto de una región autónoma judía en el Lejano Oriente, en la frontera con China, pero el flujo de judíos a estas dos zonas no es comparable con el que se dirigió hacia Palestina.

La causa judía y los objetivos soviéticos

Para luchar por su causa, los judíos recibieron armas de Checoslovaquia —que en aquella época pertenecía al bloque socialista—. Teniendo en cuenta la magnitud de la influencia de Moscú sobre Praga en ese entonces, solo se puede suponer qué papel desempeñó la URSS sobre la decisión de enviar armamento a los judíos de Palestina. Entretanto, los actuales aliados del Israel decidieron en 1947 abstenerse de la ayuda directa al recién nacido Estado judío.

La Unión Soviética fue el primer país en reconocer de iure la independencia de Israel. Fue más que un gesto: fue un paso bien planteado que reflejaba de la mejor manera posible la política exterior del país comunista. Las naciones árabes como Irak, Siria y algunas otras todavía estaban lejos de aceptar los dogmas del socialismo árabe, por lo tanto, Moscú apostó por tener a Israel como su posible aliado.

En otras palabras, en la situación que vivía el mundo de aquella época, la actitud de los soviéticos no fue por error. La URSS de Stalin actuó de acuerdo con sus intereses nacionales. Nadie pudía predecir que Israel iba a convertirse, como muchos afirman, en un aliado de los EEUU. Es más, aunque algunos lo hayan olvidado y pocos lo recuerden Washington y Londres dejaron al Estado judío a su suerte, mientras que la URSS de verdad lo ayudó.

Luego, la política antisoviética de Israel mostró que los esfuerzos de la URSS habían sido en vano. Al mismo tiempo, Moscú siempre ha apoyado la existencia de un Estado árabe en Palestina y ha estado en contra de que Israel ocupe los territorios que, según la Resolución 181, deberían formar parte del Estado Palestino.

Nadie en la URRSS fue capaz de imaginar que el expansionismo de Israel tendría tal magnitud y que tendría capacidad de dominar Oriente Medio.

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Pero Grullo de Absurdistán

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