Doug Casey
Los gobiernos de todo el mundo han gastado más de 5 billones de dólares en las últimas dos décadas para subsidiar la energía eólica, solar y otras energías denominadas renovables.
Sin embargo, incluso con ese apoyo financiero astronómico, el mundo todavía depende de los hidrocarburos para el 84% de sus necesidades energéticas, una reducción de solo el 2% desde que los gobiernos comenzaron a gastar descontroladamente en energías renovables hace 20 años.
¿Qué está pasando realmente?
Es esencialmente el triunfo de la pseudociencia y la psicología aberrante sobre la física y el pensamiento crítico.
Los Verdes, que han impulsado todo esto, dicen que aman la Tierra y quieren «salvarla», pero en realidad lo que odian es a la gente. No se trata sólo de forzar la adopción de fuentes de energía antieconómicas. Muchas de esas mismas personas han dicho que están interesadas en reducir la población de la Tierra entre un 50 y un 90%. La idea no es aumentar el nivel de vida de las personas, sino simplemente reducir su consumo y, tal vez, su número.
Es una consecuencia de que los izquierdistas se han apoderado de los sistemas escolares del mundo durante las últimas generaciones. Los profesores, que están en una posición de autoridad, adoctrinan a los niños, y estos hablan entre sí dentro de la burbuja académica y sienten que lo que les han dicho es un hecho, no una opinión. Sus sentimientos se ven reforzados por lo que escuchan de los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas, y del gobierno.
La energía eólica y solar son adecuadas para usos específicos, situaciones especiales y entornos aislados, pero no tienen sentido como forma de generación de energía en masa para una sociedad industrial. No solo son extremadamente costosas de construir y operar, sino que la energía que producen es intermitente y poco confiable. Requieren inversiones enormes y antieconómicas en tecnologías de baterías o en el mantenimiento de plantas de energía de hidrocarburos convencionales para cuando el viento no sopla o el sol no brilla, que es la mayor parte del tiempo…
Incluso con un enorme apoyo gubernamental, los vehículos eléctricos (VE) apenas pueden competir con los vehículos de gasolina.
Según JD Power, una firma de investigación de consumo, el vehículo eléctrico promedio todavía cuesta al menos un 21% más que el vehículo de gasolina promedio, incluso con el apoyo del gobierno. El presidente Trump ha prometido que pondrá fin a los subsidios para los vehículos eléctricos.
¿Pueden los vehículos eléctricos competir con los vehículos de gasolina en igualdad de condiciones?
En primer lugar, hay que decir que el gobierno no debería subvencionar nada. Crean distorsiones en el mercado, lo que da lugar a asignaciones incorrectas de capital. El resultado es que unos pocos tipos políticamente protegidos se benefician mientras que la riqueza general de la sociedad disminuye.
No tengo nada en contra de los vehículos eléctricos. Pueden ser mucho más rápidos y manejarse mucho mejor que los vehículos a gasolina. Para usos específicos, como dentro de las ciudades, donde los vehículos eléctricos se pueden cargar fácilmente, sin duda tienen un lugar en el ecosistema automotriz. Y con el tiempo, las baterías de los vehículos eléctricos mejorarán, lo que les permitirá tener costos más bajos, mejor rendimiento, menor peso y mayor autonomía.
Pero los motores de combustión interna también son cada vez más eficientes. La decisión sobre cuál es la tecnología más económica y satisfactoria en general debería corresponder a los productores y a los usuarios, no a los burócratas. Es una cuestión que debe determinar la física, no la política.
Subvencionar vehículos antieconómicos no hace más que desperdiciar capital, reducir el nivel de vida general y frenar el progreso. Hay problemas graves que los defensores de los vehículos eléctricos no quieren tener en cuenta, como la cantidad de energía eléctrica adicional necesaria para hacer funcionar estos vehículos. Eso requerirá más plantas generadoras, casi todas alimentadas con carbón o gas, y una red eléctrica enormemente mejorada para distribuir esa energía de manera eficaz.
La adopción prematura y forzada de vehículos eléctricos probablemente provocará quiebras en todo el sector automovilístico, lo que frenará el progreso, acabará con muchos inversores y dejará sin trabajo a muchos trabajadores.
He aquí una idea radical: el gobierno no debería tener nada que ver con los coches.
Algunos han argumentado que la histeria climática es un plan globalista para gravar y controlar a la gente común mientras se enriquece a los corruptos.
Hemos tenido dos tremendas histerias colectivas en la última década. Una de ellas gira en torno a la salud, con una nueva enfermedad y la creación de una vacuna que supuestamente la combatiría de forma eficaz. El segundo es la histeria climática, que promete ser aún más perturbadora.
En las últimas décadas, varias generaciones de estudiantes han sido adoctrinados para que acaben creyendo que la Madre Tierra está siendo devastada por los malvados humanos. La realidad es que el Planeta Tierra no está tan mal como nos cuentan. Quienes le están causando daño al planeta, en realidad son determinadas personas que quieren controlar al resto de los humanos. La respuesta a lo que se debe hacer para salvar el Planeta Tierra es: NADA. Quienes dicen estar preocupados y ocupados en la supuesta defensa de la Naturaleza y el Planeta Tierra deberían ocuparse de sus propios asuntos y dejarnos en paz.
A los Verdes, sin embargo, les encanta implicarse en grandes causas, causas nobles de las que ponen en circulación muchos eslóganes y memes, pero muy poco -por no decir ningún- conocimiento científico o técnico. Sin embargo, “involucrarse” genera emociones que dan sentido a sus vidas generalmente improductivas. Al carecer de religión tradicional, anhelan algo más grande que ellos mismos. No hace mucho tiempo que salvar a las ballenas era la causa estrella . Aunque, con algunas excepciones, la caza de ballenas casi ha desaparecido durante el último siglo. Los verdes-ecologistas también hablan de «salvar a los osos polares» que dicen que están en riesgo de extinción,pese a que su población ha estado aumentando durante décadas. ¿Cuál será la próxima «causa noble» por la que luchar?
Si no es una cosa, es otra. Siempre se trata de algo para provocar en la población sentimientos de culpa y un estado de miedo e histeria. La élite que controla la sociedad los utiliza para mantener a raya a la plebe.
Con el regreso de Trump a la presidencia, ¿cuáles serán las implicaciones para cuestiones como los créditos de carbono y la contabilidad del carbono?
¿Empujará Donald Trump a los EEUU y al resto del Mundo al basurero de la historia?
Trump es un conservador cultural. No quiere ver cambios radicales. Eso está bien, ya que los cambios radicales casi siempre son peligrosos. Solo en raras ocasiones mejoran el estado del mundo.
El problema con Trump es que no parece que entiende mucho ni de economía ni de ciencia. No sólo eso, sino que, aunque es un conservador cultural, no tiene creencias filosóficas fundamentales. Se guía por sus instintos, por lo que es difícil predecir lo que va a hacer o cómo reaccionará ante nuevos acontecimientos.
Pero, en general, podemos esperar que le quite importancia a la agenda verde simplemente porque no le gustan los políticos y los guerreros verdes ni confía en ellos, lo cual es bastante inteligente de su parte.
De modo que, podemos pensar que el amanecer en Estados Unidos podría durar al menos una parte de su mandato de cuatro años.
Los créditos de carbono y la contabilidad del carbono están destinados a acabar en el basurero de la historia. No tienen ningún sentido. Son una auténtica estafa.
El carbono, la base de toda la vida en el planeta, está siendo tratado como el elemento más letal de la tabla periódica.
Los verdes-ecologistas piensan que el CO₂ es más tóxico que el gas mostaza o el Zyklon-B. La guerra contra el CO₂ es una idiotez. Es alimento para las plantas. Las plantas lo respiran y no pueden vivir sin él. Si quieres más plantas verdes, necesitas más CO₂.
Las plantas no pueden crecer con menos de 130 partes por millón de CO2. E incluso ahora, sólo son unas 400 o más. En el pasado, la Tierra tenía varias veces más CO2 en la atmósfera, y todas las formas de vida prosperaron. Los científicos son muy conscientes de este hecho, pero no se atreven a hablar de él por miedo a perder sus puestos o financiación. Es tan peligroso como negar la existencia de las brujas durante las histerias de la Edad Media. Una forma de ciencia conocida como «La Ciencia» se ha vuelto casi tan corrupta como la política.
La histeria política tiene el control del flujo de información. Puede que pase un tiempo hasta que esto cambie. Sin embargo, no se puede luchar eternamente contra la realidad. Supongo que en una década o dos, los créditos de carbono y la contabilidad del carbono serán vistos como una vergüenza, tan ridículos y contraproducentes como el uso de derramamientos de sangre masivos para curar cualquier mal que uno tenga.
¿Cuáles son las implicaciones de inversión más importantes del colapso de la estafa de la energía verde?
¿Qué se puede afirmar sobre las oportunidades de inversión en hidrocarburos y energía nuclear?
A medida que se perfeccionen más los molinos de viento y las tecnologías solares, serán adecuadas para situaciones especiales en lugares aislados, pero nunca tendrán sentido para la generación de energía a gran escala.
La mala noticia es que se están desperdiciando enormes cantidades de capital y se están asignando de forma incorrecta a esos proyectos, lo que está provocando un descenso del nivel de vida y limitando el progreso y la invención y producción de tecnologías viables.
Desde el punto de vista de un especulador, la buena noticia es que deberíamos ganar mucho dinero manteniendo posiciones largas en hidrocarburos (petróleo, gas natural y carbón), y duplicando nuestras posiciones largas en uranio y energía nuclear. La realidad siempre triunfa. Son muy baratos, ya que el público todavía está atrapado en la histeria verde y la pseudociencia progresista.
FUENTE: https://www.lewrockwell.com/2024/12/doug-casey/collapse-of-the-5-trillion-green-energy-scam/
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