LA GUARDIA CIVIL Y EL SÍNDROME DE LA RANA HERVIDA

Vivimos tiempos convulsos en los que el exceso de información manipulada, la tergiversación de la historia, la mentira mediática nos desinforma; se crean cortinas de humo en connivencia con los partidos políticos y sus respectivos intereses, se manipula desde la política para reconducir los pensamientos y los sentimientos de la sociedad para mantenerla alienada, se intenta boicotear los éxitos de los que realmente luchan por la seguridad y libertad de la sociedad, verdaderos héroes a los que se cuestiona permanente, y la Guardia Civil no es ajena a este fenómeno.

Todos conocemos la fábula de Olivier Clerc, que en realidad se basa en una ley física auténtica y que mantiene que si se introduce una rana en una olla y la velocidad de calentamiento de la temperatura del agua es menor a 0,02ºC por minuto (1,2 grados cada hora), la rana se quedará quieta ajustando su temperatura, de forma que cuando el agua esté llegando a su punto de ebullición, la rana ya no podrá ajustar más su temperatura corporal e intentará saltar, pero ya no podrá hacerlo, pues ha malgastado su fuerza en ajustar su temperatura, y morirá.

Una metáfora utilizada para describir cómo los cambios graduales a veces pueden pasar desapercibidos hasta que es demasiado tarde; un relato que pone de manifiesto los peligros del conformismo y de la inacción.

Si recordamos la novela de García Márquez, «Crónica de una muerte anunciada», los hermanos Vicario, anuncian a la mayoría del pueblo que matarían a su vecino Santiago. A pesar de todo este no se entera de lo que pretenden, sino minutos antes de morir. Los hermanos finalmente matan a Santiago a la vista de la gente del pueblo que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo.

Eso mismo está ocurriendo con la Guardia Civil, tenemos evidencias, nos llegan detalles, que vienen anunciando su desaparición, llegará el momento de su muerte y seguramente nos quedaremos mirando sin hacer o sin poder hacer ya nada, porque será tarde, tan tarde que cuando nos quememos, cuando nos demos cuenta de que necesitamos reaccionar, cuando estemos a punto de que acaben con la Institución, no podremos reaccionar.

La forma en que esto está sucediendo no es nueva, está basada en las 10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MEDIÁTICA, DEL FRANCÉS SYLVAIN TIMSIT, utilizada principalmente en política para promover una construcción distorsionada de la realidad.

  • Distracción: Pan y circo, que decían los romanos
  • Problema-Reacción-Solución: Buscar o generar un problema, de manera premeditada, donde no existe, para hacernos ver que la solución debe externalizarse
  • Gradualidad:  Hacer las cosas poco a poco para que sean imperceptibles,
  • Diferir: Tomar decisiones perjudiciales, y que aceptemos una decisión impopular
  • Infantilizar al público:  Tratar al público de manera infantil con el objetivo de anular su pensamiento crítico.
  • Apelar a las emociones: La manipulación emocional para anular nuestro lado racional y que nos quedemos con el mensaje global
  • Crear públicos ignorantes: Se trata de lograr que la sociedad sea incapaz de comprender que las medidas son innecesarias
  • Promover públicos complacientes: Los medios, las redes, la radio o la televisión promueven estilos de vida superficiales, creando un rebaño dócil 
  • Refuerzo de la auto culpabilidad: Hacernos creer que sólo nosotros somos culpables de los problemas
  • Conocimiento minucioso del ser humano:l La información sobre los comportamientos del ser humano, la usan unos pocos en beneficio propio.

Y además tenemos la manipulación mediática de la prensa subvencionada, cada vez más agresiva, cuyo objetivo principal es hacerse eco de noticias «oficiales», habilmente manipuladas, con el fin de justificar la llamada construcción social de la realidad, sugestionando a la audiencia con un constante bombardeo informativo que provoca desconocimiento y desinformación interesada de la propia realidad social.

Se engaña a la opinión pública, con datos falsos y con falsas esperanzas, se manipula y se miente cuando desde las distintas sedes del Gobierno central en las distintas comunidades autonómicas y provincias se hace creer a la sociedad que se está aumentando el número de agentes, sumando los de Guardia Civil y Policía Nacional y utilizando para ello a la prensa que en grandes titulares se felicitan por ese aumento irreal, cuando la realidad es que la plantilla de la Guardia Civil ha venido bajando de forma progresiva, desangrándose poco a poco, año tras año, dejando un vacio en sus demarcaciones, que es evidente para la población local y generando una falta importante de efectivos para cubrir las necesidades operativas de la Institución, sus especialidades exclusivas e impidiendo hacer frente a sus competencias, para justificar a partir de ahí el traspaso a otros cuerpos policiales.

Ya advertíamos, en el artículo «LA GUARDIA CIVIL A LA DERIVA FRENTE LA TORMENTA PERFECTA«, que la Guardia Civil se encuentra a merced de políticos que han encontrado en la Institución un cabo donde agarrarse y del que tirar para exigir al Gobierno central y conseguir sus propósitos políticos, reflexionábamos entonces sobre el papel de moneda de cambio en que el propio Gobierno de la nación ha convertido al Cuerpo, recordábamos por ejemplo que ya en 2016, se pedía desde PODEMOS, entonces en el Gobierno junto al PSOE, y se ponía negro sobre blanco en la página 22 de su programa electoral, la «supresión de la Guardia Civil por ser un cuerpo de antecedentes represores y raíces franquistas”.

Los políticos en general, no quieren a la Guardia Civil cerca, y han apostado por cuerpos policiales más manipulables politicamente, ellos sabrán porqué, quizás porque los guardias civiles son extremadamente exhaustivos en sus investigaciones, quizás porque han demostrado que son eficientes y que nunca abandonan una investigación independientemente quien sea y al color político al que pertenezca el investigado, lo que se traduce en que «no se casan con nadie», quizás porque siempre se han mostrado leales a la ley y solo a la ley, manteniendo en sus actuaciones en todo momento su neutralidad política, no los quieren cerca demostrando que los políticos nunca siguen el criterio de la sociedad que los elevó a sus pedestales, sociedad que, sin embargo, sigue prefiriendo a la Guardia Civil por encima de otras instituciones policiales, lo mismo sucede con los jueces y fiscales en general, nosotros sabemos también porqué, quizás precisamente porque son más rigurosos y no se dejan manipular ni coaccionar ni política ni socialmente.

No quieren a la Guardia Civil cerca y lo demuestran permitiendo que poco a poco la Guardia Civil se vaya desangrando, no dotando a los agentes de medios, ni a la Institución de personal, generando un problema para el eficaz cumplimiento de sus servicios dentro de sus competencias y de sus demarcaciones exclusivas, para llegar a la conclusión de que esas competencias, esas demarcaciones tienen que ser gestionadas por otros cuerpos policiales, con menos arraigo, con menos experiencia, con menos capacitación profesional en esas especialidades, algunos de estos cuerpos policiales, a nivel nacional o regional, vienen demostrando aquello de que «ser aprendiz de todo no te hace maestro de nada».

Es un hecho que la Guardia Civil molesta a asesinos, radicales, separatistas, malversadores, corruptos y delincuentes en general, simplemente porque es eficaz y eficiente y por eso, no por otra cosa, se pretende acabar con ella, pretendiendo que la Institución desaparezca de ciertos territorios, para que nadie pueda investigar y llevar a los delincuentes, si llegase el caso, ante la Justicia, convirtiéndola en moneda de cambio, no ocurre sólo en comunidades y territorios «singulares», también desde comunidades menos singulares, que piden un trato equitativo para ellas, de forma que ahora, por poner un ejemplo curioso, algunas de esas comunidades pretenden las competencias del SEPRONA para sus agentes medioambientales, y no sólo las que tienen que ver con el medioambiente, también pretenden que estos agentes mediambientales tengan competencias igualmente como policía judicial, todo un despropósito.

Pretenden acabar con la Guardia Civil, no por incompetente, por inútil, por negligente o por corrupta, como lo fue la Policía General del Reino, cuerpo policial desaparecido precisamente por «corrupto e inútil» tan sólo nueve años después de ser creada, y del que pretende tomar como modelo la actual Policía Nacional, allá ellos, pretenden apartar a la Institución de sus competencias y de sus demarcaciones por todo lo contrario, es decir, por la Vocación de Servicio de sus integrantes, por el Sacrificio, la Lealtad, la Disciplina, la Abnegación, o el Espíritu Benemérito, que vienen demostrando los guardias en sus 180 años de existencia real y por supuesto, por su eficacia y por su eficiencia sobradamente demostrada.

Se la aparta de sus competencias exclusivas desde el propio Gobierno, y ocurre, que tienen que recurrir al final a la Guardia Civil, porque quien pretende asumirlas es incapaz de hacerlo, ha ocurrido por ejemplo con la Seguridad de la Copa América, que supuestamente iban a blindar desde Mossos d’Esquadra y su «policía marítima» y que al final debe realizar el Patrullero Rio Segura de la Guardia Civil y la propia Guardia Civil.

Se permite que otros cuerpos policiales asuman e invadan sus competencias y sus demarcaciones, se tergiversa la historia para dotar de más antigüedad a un cuerpo policial sobre el otro ante un supuesto escenario de unificación policial, -crear un problema para dar una solución dolorosa e impopular- y así, hacer prevaler la antigüedad por encima de criterios, como la eficacia, la plantilla, la demarcación, las especialidades…, se aumentan plantillas en otros cuerpos policiales mientras baja la de Guardia Civil, se ataca la esencia de la Institución, y no sólo su carácter militar, que ya se ha convertido en un mantra, (entendido como figura retórica que se repite para reforzar un pensamiento, reafirmando su significado con las repeticiones) de los ataques al Cuerpo, sin embargo, se multiplican los entrenamientos militares de cuerpos policiales civiles junto a unidades del Ejército, o por ejemplo, se autoriza a policias civiles a practicar saltos paracaidistas a gran altura junto a unidades militares especializadas, sin que estas policias civiles tengan o vayan a tener que saltar en ninguna ocasión y sin tener aviones para realizar su servicio, quizás estos entrenamientos sean tan sólo para exhibiciones de cara a la galería, que normalmente nunca salen bien, se permite que comisarios de policía civil realicen el curso de Estado Mayor de la Defensa, se envía a policias civiles a misiones militares en zonas de conflictos bélicos, donde ya están desplegadas unidades del Ejército y junto a ellas unidades de la Guardia Civil, con competencia exclusiva en este tipo de despliegues y de servicios, dada su dependencia también del Ministerio de Defensa, con más experiencia, más medios y con más conocimiento del terreno, o vemos desfiles militares de policías civiles; pero el problema para algunos, políticos y policías, es el carácter militar del Cuerpo, aunque la supuesta militarización encubierta de cuerpos de policía civiles no importe y en muchas ocasiones no se de información de la misma, además se ataca también a otra de sus particularidades, que como el carácter militar forma parte de la propia esencia de la Guardia Civil desde su fundación, como es la de ser la verdadera Institución vertebradora del Estado Español, ya que su presencia abarca más del 80% del territorio nacional.

Una situación que llevará, si no se remedia, al colapso de la Institución mejor y más valorada por los españoles.

Esperemos que antes de llegar a la ebullición, nuestra Guardia Civil pueda tener fuerzas para saltar fuera de la olla o que la opinión pública, despierte y no permita la muerte de nuestra Benemerita Institución.

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