La Leyenda Negra y el suicidio colectivo de España

Marcelo Gullo

En estos días en los que, de la mano de socialistas, comunistas, etarras, secesionistas y zurdos en general, se está dando un paso más (si no ya el último, el penúltimo) hacia la demolición de la nación española, adquieren aún más vigor las consideraciones que, en torno a ello y a su relación con la Leyenda Negra, efectúa este español de Argentina que se llama Marcelo Gullo.

–¿Qué le llevó a hacer un trabajo como su libro Madre Patria, que cambia completamente la visión de lo que es la  Leyenda Negra de España?

–Lo primero, la búsqueda de la verdad. Porque sólo la verdad, nos conduce a la buena política. El origen de la mala política es la falsa historia. Esto no es sólo un problema historiográfico, es además un problema político. Porque en la  Leyenda Negra está el origen de que la propia España pueda separarse en tres o cuatro pedazos. España, por haber interiorizado la  Leyenda Negra, camina hacia la balcanización, hacia su fragmentación territorial.

Los españoles creyeron que España era un monstruo

Los españoles creyeron que España era un monstruo. Y los nacionalismos periféricos encontraron en esa idea la excusa para decir que no quieren ser parte de ese monstruo, que devoró a América y también devoró a Cataluña.

–Precisamente Cataluña basa la legitimación de su autodeterminación en datos históricos que no son correctos, ¿verdad?

–Ése es el caso más flagrante de falsificación histórica: lo que hoy se enseña a los alumnos en Cataluña. Lo que se olvida es que Andalucía entera se sacrificó para que se desarrollara Cataluña. Y ello sucedió durante cien años. Se olvida que la industria de Málaga se fundió para que tuviese éxito la catalana.

Los andaluces pagaban cuatro veces más por un paño de lana hecho en Barcelona que lo que costaba en Inglaterra,

Los granadinos, los sevillanos, los malagueños pasaron a pagar cuatro veces más por un paño de lana hecho en Barcelona que lo que costaba en Inglaterra, Francia o Alemania. Entonces, cuando les pedían dinero, cuando se trataba de que todos los españoles se sacrificaran, la burguesía catalana era ultraespañolista. Pero en el momento en que tuvo que aportar algo a España, se hizo independentista, falsificando la historia para poder justificar el más gran egoísmo que conoce la historia de España.

–¿Por qué cree que la  Leyenda Negra prendió tan fácilmente, no sólo allá en América, sino también en España?

–Fue la obra más perfecta del marketing político británico. Y después, curiosamente, norteamericano y soviético. El prestigio de profesores de las universidades inglesas, luego estadounidenses y, finalmente, de la Unión Soviética, militantes izquierdistas en su mayoría, hizo que se hiciese hegemónica la visión negrolegendaria. Y que los propios españoles acabaran por creérsela. Es curiosísimo.

Es el único caso de la historia en que un pueblo se cree el relato escrito por su enemigo histórico

Es el único caso en la historia de la humanidad en el que un pueblo cree el relato que escribe su enemigo histórico.

–¿Las fake news, así pues, son mucho más antiguas de lo que creemos?

–La primera fake new de la historia es justamente la  Leyenda Negra sobre la conquista española de América. Porque si bien nace en Holanda, es en Inglaterra donde se convierte en política de Estado. Luego la retoma Estados Unidos para inculcarle un falso nacionalismo a México, con el objetivo de desviar la atención hacia la conquista española y no hacía el momento que provocó el subdesarrollo de México: le arrebataron el 60 por ciento de su territorio.

–¿Qué opciones tiene España de revertir en el siglo XXI esta  Leyenda Negra?

–La opción es clarísima. Los españoles y los hispanoamericanos tienen que ponerse de pie en defensa de la verdad. Es cierto que la  Leyenda Negra es aún hegemónica. Pero se dan las condiciones para que triunfe la verdad. Cortés no conquistó México, la liberó del imperialismo azteca que oprimía a cien naciones.

–¿Por qué España no combatió antes esa falsedad?

–Eso tiene su origen en el cambio de dinastía en la monarquía. Los Borbones no se sentían parte de la historia anterior de la Corona de España. No tuvieron ningún interés en defenderla.

–A los Austrias, pues.

–Exacto. Es más, ellos propiciaron, dado que venían de Francia, la cual también había hecho sus trapisondas para fomentar la  Leyenda Negra, que se instalaran en Madrid compañías de teatro que representaron obras que difundían la  Leyenda Negra. Ellos eran enemigos de los Austrias y no tienen interés en defender su ejecutoria. Hay una gran responsabilidad de la nobleza, porque asistía y aplaudía, sin darse cuenta de que se estaba condenando a sí misma.

–¿Cuánta responsabilidad le atribuye a la  Leyenda Negra en el declive del Imperio?

–Toda. Porque Inglaterra no pudo derrotar a España en el plano militar. Por eso optó por combatirla con la propaganda política, que fue la más exitosa de la humanidad. Eso desmoralizó por completo al pueblo español. Y un pueblo desmoralizado es vencido por otro.

–Hay un movimiento intelectual de combate contra la  Leyenda Negra. Tras el libro de María Elvira Roca, ahora su Madre Patria. ¿Cómo valora que todo ello se haga a la vez en España y en América?

–Yo soy argentino, con el agregado de que no tengo una sola gota de sangre de origen español. Mis abuelos son italianos.

–¿Por qué defiende a España entonces?

–Es fácil. ¿Hay algún egipcio que no se considere árabe? ¿O algún argelino, marroquí o sudanés? Todos los que hablan árabe se consideran árabes. De Marruecos a Arabia Saudí. La lengua forma la mente de una persona, es su corazón. Entonces, ¿por qué los mexicanos, argentinos o chilenos no nos consideramos españoles? ¿Y por qué los españoles no consideran españoles a los ecuatorianos o colombianos? Ello sucede porque todos hemos sido vencidos por el peso de la  Leyenda Negra. La cual ha hecho que no nos consideremos parte de una misma ecúmene cultural.

–En todo ello, ¿no jugaron también un papel la Constitución de Cádiz y los consiguientes procesos de independencia en América?

–El primer responsable de la disolución del Imperio fue Fernando VII. Que prefirió estar preso en Francia y no libre en América, como hizo la monarquía portuguesa. De haber gobernado desde Perú o México, la América española no se habría fragmentado. La independencia habría ocurrido, porque era el aire de la época, pero se habría salvado la unidad, nos habríamos divorciado sin violencia, amigablemente. Los segundos responsables fueron justamente los hombres reunidos en Cádiz, porque cuando se discutió la representación de los americanos no se les trató en condiciones de igualdad. Ése es el origen de que muchos americanos se hayan separado de España.

© Diario de Sevilla

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