La OTAN, los inmigrantes en la Unión Europea y la guerra que viene en Moldavia

El 18 de octubre un tribunal italiano invalidó la posibilidad de hacer transitar por un tercer país a una docena de migrantes bengalíes y egipcios que solicitaban asilo después de haber sido rescatados en el mar. Políticamente, esa decisión parece echar abajo los esquemas que el británico Boris Johnson había elaborado para enviar a terceros países los migrantes que afluyen a Reino Unido. Las autoridades británicas querían enviar esos migrantes a miles de kilómetros del Reino Unido –a Ruanda, en África. Pero el gobierno de Italia se “conformaba” con enviarlos a sólo algunas decenas de kilómetros del suelo italiano –a Albania.

El tribunal italiano que echó abajo la decisión gubernamental no se basó en una decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) –que depende del Consejo de Europa y se conoce también como “el Tribunal de Estrasburgo”– sino en una decisión emitida el 4 de octubre de 2024 por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), también llamado “el Tribunal de Luxemburgo”, una instancia que el Reino Unido ya no reconoce. Muchos pueden encontrar esta diferencia poco relevante. Pero se equivocan porque ese detalle nos muestra que en el tema migratorio, donde hasta ahora prevalecía la orientación “progresista” de los jueces del TEDH, financiado por George Soros, se sigue ahora una lógica diferente.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) planteaba que durante el periodo de análisis de sus solicitudes de asilo los migrantes deberían quedar bajo la protección de la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH), denominación que suele designar el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. Por consiguiente, a los migrantes rescatados en el mar se les negaba la posibilidad de ser llevados al puerto más cercano –aunque eso es lo que estipula el Derecho del Mar– pero tenían que transitar por la Unión Europea, lo cual hacía ilegítimo su envío a Ruanda. En cambio, nadie podía oponerse a que fuesen enviados a Albania, país firmante de la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH).

Ahora bien, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea no se pronuncia sobre los temas vinculados a los derechos humanos y se limita a verificar la aplicación de las directivas de la Unión Europea [1]. El TJUE es un tribunal administrativo y la directiva 2013/32, que establece los procedimientos en vigor, abrogó la directiva 2005/8. El texto abrogado incluía una precisión que la Comisión Europea volvió a eliminar. Así que el TJUE concluye ahora que no es posible considerar como países “seguros” a Estados en los que una parte del territorio no es “segura”, lo cual implica que no es posible enviar los migrantes a esos países.

En aquella época el objetivo era prohibir que los migrantes sirios fuesen repatriados a su país, aunque una parte del país estaba en calma. El hecho es que la Unión Europea alineaba su política tras la de Estados Unidos e Israel. ¿Objetivo? Privar a la República Árabe Siria de su población para debilitar el país, militarmente hablando, ante la agresión yihadista orquestada por Occidente.

Se trata de la aplicación de una doctrina militar de la OTAN que establece el uso de «las migraciones como arma de guerra». Ese concepto se aplicó por primera vez en las guerras de la OTAN contra Yugoslavia, iniciadas en 1991. La CIA estadounidense logró convencer a la población de Kosovo de que tenía que abandonar su tierra natal para huir de los combates entre las fuerzas de Belgrado y los terroristas del “Ejército de Liberación de Kosovo” (UCK). Miles de kosovares huyeron así hacia Macedonia siguiendo a pie una línea de ferrocarril. Sorprendida, la población de Macedonia los acogió y los servicios de propaganda de la OTAN utilizaron aquellas imágenes para afirmar que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic reprimía a los kosovares, lo cual sirvió de “justificación” para que la OTAN invadiera Yugoslavia.

El uso de las migraciones como arma de guerra fue ampliamente estudiado por la estadounidense Kelly Greenhill [2]. La CIA utilizó ese recurso para tratar de derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, orquestando la salida del país de más de 5 millones de venezolanos [3]. Como puede verse, el uso de las migraciones como arma de guerra abarca 2 objetivos simultáneos: acusar a un gobierno de «reprimir a su propio pueblo» y vaciar un país de su población para debilitarlo.

Es importante entender que, al contrario de lo que generalmente se cree, esas migraciones no son una forma de escapar a la guerra… son la guerra misma. Esta conclusión se ve confirmada por el hecho que las migraciones a menudo preceden el inicio de las operaciones militares.

Pero no debemos confundir ese concepto con la visión del capitalismo que se expresó en Londres, el 21 de junio de 2012, durante una audiencia en la Cámara de los Lores, por boca del irlandés Peter Sutherland [4], quien declaró que todo individuo debe tener la posibilidad de estudiar y trabajar en el país que quiera, lo cual es incompatible con todas las políticas que restringen las migraciones, y que las migraciones crean una dinámica crucial para el desarrollo económico, independientemente de lo que piensen de ello los ciudadanos de los países de acogida. Sutherland llegaba así a la conclusión de que la Unión Europea debe socavar la homogeneidad de las naciones que la componen.

El presidente de la Federación de la Industria Alemana, Ulrich Grillo, también desarrolló esa visión económica de las migraciones, el 22 de diciembre de 2014, para exhortar la entonces canciller alemana, Angela Merkel, a dejar entrar 800 000 migrantes en el país [5].

También defendió esa visión económica de las migraciones el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien precisamente solicitó los consejos de Peter Sutherland. Al presentar su proyecto de Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, la representante especial de Guterres, Louise Arbour, declaraba: «Los datos demográficos hacen pensar que, si quieren mantener sus niveles económicos actuales, [los países ricos] van a tener que recibir trabajadores extranjeros bien formados para responder a las demandas del mercado laboral.» [6]

Esa visión de las migraciones contó durante años con el apoyo de George Soros, a través de la influencia del magnate sobre el TEDH [7].

Para Soros se trataba de desestabilizar los Estados en beneficio de su concepción de las «sociedades abiertas».

La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea nada tiene que ver con el ciclo político que la antecedió sino, única y exclusivamente, con las experiencias de la OTAN en Yugoslavia, en la región africana de los Grandes Lagos, en Libia, en Siria, en Venezuela y, muy próximamente, en Moldavia.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea se apoyó precisamente en su lectura de la situación en ese país.

Moldavia accedió a la independencia, el 27 de agosto de 1991, a raíz de la disolución de la URSS. Transnistria ya había proclamado su propia independencia el 19 de agosto, o sea 8 días antes que Moldavia. Esta pequeña república fue en otro tiempo considerada ucraniana, pero después del Pacto Molotov-Ribbentrop, Stalin la incorporó parcialmente a Rumania, bajo la denominación de Moldavia. Hoy en día hace 33 años que Moldavia y Transnistria son dos entidades absolutamente diferentes, pero en 1991 la ONU registró a Transnistria como una región de Moldavia. Ahora, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera que Moldavia no es “segura”, ya que ve a Transnistria como una región “rebelde”, aunque, como acabamos de señalar, Transnistria proclamó su independencia antes que Moldavia.

En 1992, la población de la pequeña Transnistria se apoderó de los blindados de la fuerza rusa de paz y los utilizó para enfrentarse a fuerzas rumanas, que recibían órdenes de la CIA estadounidense.

Transnistria, hoy República Moldava del Dniéster, ya tuvo que enfrentarse a la OTAN en el marco de una guerra que en Occidente se denomina engañosamente como «guerra civil moldava», aunque el ejército de Moldavia ni siquiera participó en ella. El 17 de septiembre de 2006, el 97,2% de los electores de la pequeña Transnistria, con algo más de medio millón de habitantes, solicitaron, mediante un referéndum popular, su incorporación a la Federación Rusa. Los transnistrios reiteraron aquel pedido en 2014, cuando la vecina península de Crimea se reincorporó a la Federación Rusa [8].

Cuando la RAND Corporation, el think tank del complejo militaro-industrial estadounidense, presentó a la Cámara de Representantes su plan Overextending and Unbalancing Russia (“Extender y Desequilibrar a Rusia”), el 5 de septiembre de 2019, se insistió en el inicio de una guerra en Ucrania o… en Transnistria [9]. Ante el fracaso de los nacionalistas integristas en Ucrania, en Washington se plantean ahora el inicio de una nueva guerra en Transnistria/Moldavia [10].

Ya redactado el plan de la RAND Corporation, artículos sobre la «guerra del Dniéster» de 1992 aparecieron, en 43 idiomas, en Wikipedia. Se trata de un excelente ejemplo de la manera de proceder de la propaganda atlantista. Por supuesto, la presentación de los acontecimientos no menciona el papel de la CIA estadounidense. Las fuerzas de la OTAN que agredieron Transnistria se describen como «moldavas»… cuanto en realidad eran rumanas. Usted mismo puede comparar esas páginas anónimas que ahora aparecen en Wikipedia con lo que yo mismo escribí, hace 17 años, sobre aquellos hechos [11]. Puede usted verificar las referencias. Seguramente veremos como todos los periodistas occidentales repiten precisamente la versión fantástica de los hechos.

Este 20 de octubre de 2024, los moldavos estaban llamados a votar en la elección presidencial y, al mismo tiempo, a pronunciarse sobre la posibilidad de que su país solicite su adhesión a Unión Europea. Y reeligieron como presidente a la europeísta Maia Sandu, pero ¡sorpresa! votaron contra la adhesión de su país a la entidad supranacional. El plan de Washington para Moldavia incluía una especie de remake del putsch de la Plaza Maidán de 2014 en Ucrania. Sólo que esta vez no se trataba de poner en el poder a un grupo de nacionalistas integristas sino de desatar una guerra contra Transnistria. Sólo que la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea ahora impide que los moldavos que se nieguen a participar en esa guerra sean reenviados a su país.

Inicialmente, la presidente Maia Sandi habló de «un ataque sin precedente contra la democracia». «Grupos criminales, actuando en coordinación con fuerzas extranjeras hostiles a nuestros intereses nacionales, atacaron nuestro país a golpe de decenas de millones de euros, de mentiras y de propaganda» para «atrapar a nuestro país en la incertidumbre y la inestabilidad», afirmó.

Luego, en un segundo tiempo, la comisión electoral anunció una victoria del “Sí” con un 50,28% de los votos, después de haber contabilizado los sufragios de los moldavos residentes en el extranjero, resultado ampliamente denunciado en Moldavia como fraudulento… pero aplaudido por la prensa occidental.

Thierry Meyssan

Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las «primaveras árabes» (2017).

[1] Affaire C-406/22, Ordonnance du 4 octobre 2024, Cour européenne de Justice.

[2] “Strategic Engineered Migration as a Weapon of War”, Kelly M. Greenhill, Civil War Journal, Volume 10, Issue 1, julio de 2008; “Understanding the Coercive Power of Mass Migrations” in Weapons of Mass Migration: Forced Displacement, Coercion and Foreign Policy, Kelly M. Greenhill, Ithaca, 2010; “Migration as a Coercive Weapon: New Evidence from the Middle East”, in Coercion: The Power to Hurt in International Politics, Kelly M. Greenhill, Oxford University Press, 2018.

[3] «Información falsa sobre Venezuela», Red Voltaire, 5 de septiembre de 2019.

[4] «Quiénes manejan los hilos de la crisis migratoria», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 2 de mayo de 2016.

[5] «La falsa “crisis de los refugiados”», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de septiembre de 2015.

[6] “EU should ’undermine national homogeneity’ says UN migration chief”, Brian Wheeler, BBC, 21 de junio de 2012.

[7Les ONG et les juges de la CEDH (2009-2019) y L’impartialité de la CEDH – Problèmes et Recommandations, Grégor Puppinck, Delphine Loiseau et Nicolas Bauer, Centre européen pour le droit et la justice (2020 et 2023).

[8] «Solicita Transnistria adhesión a la Federación Rusa», Red Voltaire, 24 de marzo de 2014.

[9Overextending and Unbalancing Russia, James Dobbins, Raphael S. Cohen, Nathan Chandler, Bryan Frederick, Edward Geist, Paul DeLuca, Forrest E. Morgan, Howard J. Shatz, Brent Williams, RAND Corporation, abril de 2019. Ver los detalles del plan en Extending Russia: Competing from Advantageous Ground, Raphael S. Cohen, Nathan Chandler, Bryan Frederick, Edward Geist, Paul DeLuca, Forrest E. Morgan, Howard J. Shatz y Brent Williams, RAND Corporation, 25 de mayo de 2019.

[10] «Cómo acabar con Rusia, según la ‎RAND Corporation», «Ucrania: todo estaba escrito en el plan de la ‎RAND Corporation» y «La guerra marcha según el plan de la ‎RAND Corporation», por Manlio Dinucci, Red Voltaire, 22 de mayo de 2019, 10 de marzo y 19 de octubre de 2022.

[11] «En 1992, Estados Unidos trató de aplastar militarmente la Transnistria», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 17 de abril de 2010.

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