La RAE alerta de la deriva de la enseñanza en España: «Se sustituye el razonamiento por la libre expresión de las emociones».
PERO GRULLO DE ABSURDISTÁN.
La Real Academia Española ha hecho público un informe en el que alerta del deterioro en la enseñanza de la Literatura y la Lengua Española en la Educación Secundaria y Bachillerato. El estudio parte de una situación que, en la descripción de la RAE, está marcada por las «carencias objetivas que se detectan en los jóvenes» en el uso de la lengua, su deteriorada «capacidad expresiva y argumentativa», tanto en idioma español como en las lenguas cooficiales del Estado, la marginación de los idiomas clásicos, la dificultad para que los alumnos se interesen por la literatura y el impacto de los cambios legales y del actual modelo didáctico basado en las competencias más que en los contenidos.
Los lingüistas Pedro Álvarez de Miranda, José Antonio Pascual, Ignacio Bosque y Salvador Gutiérrez, la escritora y catedrática Carme Riera y el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, presentaron el informe como miembros de la comisión de académicos que ha elaborado el informe, aprobado después por el pleno de la RAE. Ignacio Bosque insistió en que su estudio está basado, sobre todo, en la experiencia de los docentes: la RAE ha recibido informes de 15 docentes que están en las aulas y representan a sus colegas a través de asociaciones profesionales.
¿Qué dice el informe de la RAE? Sobre todo, detecta una sensación de orfandad entre los profesores ante un sistema que no los protege. Basta con hacer una cata en sus 55 páginas. «Quedan pocas dudas de que la legislación más reciente será sustituda por otra nueva si llega al Gobierno un partido diferente a la que al propuso». «Son escasas las reflexiones sobre las causas que hacen necesaria, al parecer, la promulgación de cada nueva ley». «La enseñanza basada en contenidos se caricaturiza a veces identificando estos con la memorización de datos. […] Esta simplificación [es] interesada». «El profesorado en Lengua y Literatura ha manifestado en muchas ocasiones su desconcierto por el hecho de que no exista una metodología docente dirigida a programar, aplicar y evaluar el enfoque competencial».
Hay más: «Resulta desafortunado, en nuestra opinión, que los cursos de renovación pedagógica y los relativos al uso de las nuevas tecnologías sean mucho más frecuentes entre nosotros que los que se centran en la actualización de las materias docentes. Aunque sean excepcionales, se han dado casos incluso en los que se ofrecia a los profesores cursos de coaching y mindfulness, cuando seguramente hubieran necesitado recibir antes algunos cursos de formación».
El estudio de la RAE no desestima como concepto la llamada educación en competencias, la doctrina que marca la Lomloe y que se dirige a lograr la autonomía de los alumnos en su relación con los conocimientos. La RAE recuerda que, muy a menudo, conocimientos y competencias son la misma cosa. Pero denuncia que las administraciones han renunciado a casar esos dos propósitos a través de una reflexión rigurosa. Y que el Estado, en vez de transmitirle a los docentes una estructura intelectual con la que dar sentido a su trabajo, los ha surtido de una sucesión de gadgets tecnológicos.
«En muchas facultades de Educación se entiende que no deben presentarse a los alumnos nuevos contenidos, sino únicamente estrategias didácticas destinadas a aplicar los que ya se poseen», se lee en el informe. «Como resultado de ello, los planes de estudio de las diversas especialidades de la carrera de Educación contienen fundamentalmente materias de didáctica y administración escolar, de forma que raramente se ocupan de profundizar en los contenidos que los estudiantes deben adquirir. Así pues, en la mayor parte de los casos, los maestros egresados obtienen su título con los conocimientos de Lengua, de Matemáticas o de Historia que recibieron en su bachillerato».
«Se asume que el alumno ha de llegar personalmente a los contenidos a través de su propia indagación, evitando así que se le impongan desde fuera como si constituyeran verdades absolutas», continúa el texto de la RAE. «Si los resultados de tales experiencias personales no coinciden entre los alumnos —continúa el razonamiento implícito—, habrán de darse todos ellos por válidos. No suelen ponerse de manifiesto las peligrosas consecuencias a las que puede dar lugar esa peculiar manera de entender la educación«.
ALUMNOS DESVALIDOS
La segunda parte del informe de la RAE se centra en los estudiantes y retrata una situación en la que el conocimiento, alejado del centro de su educación, se ha convertido en un valor relativo para ellos. El texto se refiere a «la sustitución del razonamiento por la libre expresión de las emociones» y recuerda que «Interesar a los alumnos es más difícil que entretenerlos pero es más importante«.
Ese desplazamiento, junto a la desmoralización de los profesores, son dos de las causas que la RAE toma para explicar el deterioro en la habilidad verbal, expresiva y argumentativa de los adolescentes, que da como un hecho cierto a partir de los informes de sus fuentes.
«Combatimos la demonización de la memoria. No reclamamos una vueta al memorismo pero no debemos pasar al extremo opuesto», explicó en la presentación del estudio Pedro Álvarez de Miranda, que también denunció la «ludicización de la enseñanza». y la general «relajación de los niveles de excelencia«.
«Los profesores universitarios nos dicen que cada año los alumnos llegan con menos destrezas y conocimientos. Sólo queremos plantear qué es lo que está pasando. Este estudio es una reflexión de la que esperamos que sea fecunda», dijo el académico Salvador Gutiérrez. «La sensación es que los alumnos llegan sin contenidos ni competencias».
La tercera parte del informe de la RAE reclama una racionalización de los currículos académicos dirigida a mejorar eso que antes se llamaba cultura general, una idea compleja del mundo que permita a sus propietarios desarrollar sus competencias intelectuales: «Muchos estudiantes carecen hoy de un acervo cultural propio, un conjunto de anclajes que les permitan vincular lo nuevo con lo conocido o un marco de referencias que les sirva de asidero a la vez expresivo y mental». En ese sentido la Real Academia Española defiende la recuperación de las lenguas clásicas y de un relato cronológico de la historia de la literatura.
No es habitual que la Academia elabore informes así, al menos en épocas recientes. Sin embargo, el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, ha defendido que entre las funciones esenciales de la Academia está la de mejorar la educación en España y que así ha actuado siempre, desde que empezó a sistematizar al ortografía y la gramática del idioma español.
«Este estudio contiene una opinión de la Academia. No es a lo que estamos acostumbrados, no es un informe avalado por encuestas, sino por el buen criterio de los académicos. Es un gesto de buena voluntad para provocar una mejora. No es un texto crítico contra nadie ni sustituye a las políticas educativas ni enmendar la plana. Que surgiera un debate público que abarcara a las instituciones, los grupos políticos y un pacto de estado para la educación», dijo el director de la RAE. Los autores del informe han insistido en varias ocasiones en que el informe está para ser leído en su complejidad. El texto, a simple vista, es más matizado que irónico o de desagravio. Al considerar las políticas lingüísticas en los territorios con lenguas cooficiales, la RAE recuerda que «es muy difícil dominar las dos lenguas oficiales por igual reduciendo una de ellas a una sola asignatura». También defiende que la iniciación en la lectura debe darse en la lengua materna de los estudiantes: «Es muy difícil dominar las dos lenguas oficiales por igual reduciendo una de ellas a una sola asignatura». «Igualmente obvio es el hecho de que los primeros pasos en la lectoescritura deben darse en la lengua materna de los estudiantes, no en un idioma que estos no dominan o que conocen solo de forma imperfecta. Se recuerda que la UNESCO recomienda (en su informe 184 EX/23, marzo de 2010, donde se remite a textos anteriores) que la educación básica se ha de impartir «en la lengua materna, por lo menos en sus primeras etapas, respetando después las exigencias y necesidades que impone el plurilingüismo».
El Ministerio de Educación respondió por la noche al informe de la RAE: «Consideramos que hacer un informe basado en 15 informes de colaboradores muestra una opinión, con ausencia de datos, que, en todo caso, es parcial». El Gobierno argumenta que la Lomloe «tiene una motivación clara: la mejora de los resultados académicos, la calidad y equidad educativa y reducir la tasa de repetición». Además, recuerda que la norma aún se está implementando y sostiene que «el enfoque competencial antepone el uso del idioma desde un punto de vista comunicativo, apuesta, sobre todo, por la comprensión de textos orales y escritos, y permite ahondar en el fin último de una lengua».
LA VISIÓN DE LOS PROFESORES
Los profesores de Lengua y Literatura consultados por EL MUNDO avalan la descripción de la realidad de la Academia. «El deterioro es cierto. Encontré un BOE de 1984 que decía que los alumnos de segundo de BUP debían ser capaces de leer 150 palabras por minutos y escribir 30 palabras por minuto. Hoy vengo de una clase en que muchos alumnos de cuarto de la ESO tienen que silabear para leer un libro y necesitan hasta cinco lecturas para comprenderlo«, explica Sergio Mira Jordán, profesor de instituto en Gran Canaria. «En Literatura hemos sustituido los clásicos por literatura juvenil actual. Si no se lee La Celestina en el instituto, no se va a leer nunca».
«En mi opinión, lo más importante es la racionalización de los currículos. En este momento tenemos programas de enorme extensión que tenemos que repetir cada año ampliando un poco el radio. El enfoque por temas en el que trabajamos, el tipo de proyectos que consisten en mostrar el amor en la literatura española, y buscar una jarcha, un poema romántico, etcétera. funciona bien en otros niveles pero no con los niños. Y el enfoque competencial sin una base no funciona», continúa Carlos Gallego, profesor en Valencia.
«El texto de la RAE está lleno de sentido común,e s prudente, llama a las cosas por su nombre, detecta los problemas importantes de la educación y dice muchas cosas entre líneas. Dice que el profesor no está para acompañar y que enseñar no es jugar», termina su colega Salvador Pons. «Y dice que la distinción entre conocimiento y competencia es prescindible».