María Marty
Recién cumplía 16 años cuando me encontré en la vieja biblioteca de mi abuelo una de las primeras ediciones de la novela La rebelión de Atlas en idioma español. Siempre fui curiosa y nunca me alcanzaron las verdades reveladas o los argumentos inconexos. Quizás fue por esa razón que me fui enamorando de la novela página a página, a medida que comprendía que cada detalle, cada personaje y cada diálogo eran parte de un hilo conductor que dirigía toda la historia hacia una consecuencia lógica.
Atlas Shrugged (su nombre original en inglés) es un complejo y misterioso rompecabezas de más de mil (1.000) páginas, en el que se van sintiendo uno por uno los clics de cada engranaje, encajando a la perfección a medida que avanza su trama.
A su autora, Ayn Rand, le costó once (11) años escribir la novela que este próximo 10 de octubre cumplirá 65 años desde su publicación. Este esfuerzo, sin duda, ha valido la pena. Considerada el segundo libro con mayor influencia –luego de la Biblia–, de acuerdo con un estudio realizado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, Atlas Shrugged es una obra que deja en total evidencia cómo las ideas filosóficas que elegimos y adoptamos determinan el curso de nuestras vidas.
A muchos lectores les llama la atención la perfección con la que Rand describió en su obra lo que finalmente ocurriría con la realidad de gran parte de los países de América Latina, varias décadas después de que esta fuera publicada. Una perfección que, de haber Rand nacido en el siglo y lugar equivocados, la hubiera condenado a la hoguera por brujería y hechicería. Pero Rand, obviamente, no era una bruja ni tenía una bola de cristal. Entonces, ¿cómo es posible que haya anunciado en forma tan precisa el futuro que viviríamos?
Aquí un extracto de su novela:
“Cuando veáis que el comercio se realiza, no por consentimiento, sino por coacción; cuando veáis que, para poder producir, necesitáis obtener autorización de quienes no producen; cuando observéis que el dinero fluye hacia quienes trafican, no en bienes, sino en favores; cuando veáis que los hombres se enriquecen por soborno y por influencia en vez de por trabajo, y que tus leyes no te protegen contra ellos, sino que les protegen a ellos contra ti; cuando veáis la corrupción siendo recompensada y la honradez convirtiéndose en autosacrificio, podéis estar seguros que vuestra sociedad está condenada.”
–Ayn Rand (1957/2019, p. 438)
Rand no contaba con una bola de cristal, pero sí creía firmemente en la ley de causalidad y tenía claro que las ideas no son solo abstracciones fútiles, sino que tienen el poder de cambiar el rumbo de la historia y de sociedades cuando finalmente se les lleva a la práctica. Ella sabía que las ideas con las que los intelectuales de la época estaban coqueteando apasionadamente no podían tener otro resultado en la práctica que el descrito arriba. Ella sabía cómo una epistemología y una metafísica equivocadas, conducirían a un sistema moral y a un sistema político perversos. Para una mente como la de Rand no fue difícil conectar conceptos y deducir cómo acabaría la historia si se continuaba por el camino que se había emprendido.
De acuerdo con las propias palabras de Rand, durante una conferencia ofrecida en 1964:
“La historia presenta el conflicto de dos antagonistas fundamentales, dos escuelas opuestas de filosofía, o dos actitudes opuestas hacia la vida. Como forma breve de identificarlas, las llamaré el eje razón-individualismo-capitalismo versus el eje misticismo-altruismo-colectivismo.”
Como lectores podemos leer La rebelión de Atlas, quedarnos nadando en la superficie de la historia y pasar un rato entretenido. Es un tipo de experiencia válido, pero nos estaríamos perdiendo todo un mundo subyacente y una gran lección. Zambullirnos en sus principios, comprender las motivaciones y las diferentes psicologías de los personajes, conectar a cada uno de ellos con las ideas filosóficas que abrazan, analizar los diálogos y descubrir las perlas que contienen, comprender cuál es el verdadero motor de los eventos que ocurren, y demás, puede convertirse en una experiencia reveladora capaz de cambiar nuestra vida como nada hasta ahora.
NOTA: ¡Estamos a menos de una semana de la AynRandCon: un mundo posible! Para asistir o recibir más información sobre este gran evento, visite https://www.aynrandlatam.org/aynrandcon-2022-ar.
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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