CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.
Para comenzar, es importante señalar que, Israel tiene una superficie aproximadamente como la provincia de Badajoz, (poco más de 21.000 kilómetros cuadrados), de la cual el 60% del territorio es desierto. En Israel el agua es un recurso escasísimo, pero, a pesar de ello los israelíes han logrado llevar a cabo avances tales que, se puede hablar de «milagro tecnológico»: Israel ha conseguido abastecer de agua a sus más de nueve millones de habitantes y se ha acabado convirtiendo en la «potencia hídrica» de Oriente Mediio y a escala planetaria.
El hecho de que Israel se haya convertido en el líder mundial en cuanto a la gestión eficaz y perdurable del agua, viene de muy lejos en el tiempo. Ya Theodor Herzl -el «padre del Estado de Israel- en 1902, hablaba de que era fundamental comenzar, con extrema urgencia, la búsqueda de soluciones al primer y principal problema del país: la distribución desigual del agua dulce en todo el territorio. El pensador sionista hablaba de la necesidad de elaborar un «plan de fantasía» para transportar el agua a grandes distancias.
La fantasía, el sueño deTheodor Herzl empezó a convertirse en realidad poco después de que Israel declarara su independencia en 1948, pues las sucesivas oleadas de nuevos inmigrantes carecían de agua suficiente para beber, para el aseo personal y para cultivar.
Para dar abasto a la cada vez más creciente demanda, la compañía nacional de agua de Israel, Mekorot, comenzó a construir el Transporte Nacional de Agua. Esta red de transporte de agua se diseñó para bombear el agua del norte del lago Kinneret (Mar de Galilea) y hacer llegar el agua a los proyectos regionales existentes en el centro y el sur de Israel. Pero cuando se completó en 1964, el 80% del agua transportada por este sistema se acabó destinando a la agricultura.
Por suerte, ya se estaba desarrollando una solución, gracias al genio innovador Simcha Blass y su hijo Yeshayahu, que comenzaron a desarrollar una tecnología de riego por goteo en 1959. su revolucionario método conduce lentamente el agua directamente a las raíces de los cultivos a través de una red de tubos, válvulas y goteros. Como este método de suministro evita la evaporación, las plantas absorben el 95% del agua que se les aplica, mucho más que el riego por aspersión, el riego «por superficie», o el riego por inundación. Con el riego mediante goteo, se consiguió destinar menos agua a las explotaciones agrícolas, sin comprometer la producción.
En 1965, el año siguiente a la finalización del Transporte Nacional de Agua, Blass y su hijo comenzaron a distribuir su novedoso sistema de riego por goteo por todo Israel y crearon Netafim, que sigue siendo líder mundial en este campo.
En la actualidad, el riego por goteo abarca más del 75% de los cultivos de Israel. Sinembargo, sólo el 5% de las explotaciones agrícolas de todo el mundo utilizan esta tecnología.
A pesar de las ventajas del método de National Water Carrier, en cuanto a gestión del agua y transportarla a grandes distancias, y de los beneficios de conservación del riego por goteo, ambas innovaciones extraían el agua exclusivamente de las limitadísimas fuentes de agua dulce de Israel, que eran bombeadas con tal rapidez que, no daba tiempo a que los acuíferos pudieran reponerse de forma natural. Por otro lado, la cantidad de agua dulce dedicada a la agricultura era enormemente superior a la destinada al consumo. A mediados de los años 80 del siglo pasado la agricultura consumía más del 70% del agua potable de la que disponía Israel.
Los ingenieros israelíes llegaron a la conclusión de que no se trataba sólo de administrar bien el agua dulce disponible, sino también de buscar el modo de aprovechar agua hasta entonces considerada como «no utilizable», como, por ejemplo las aguas residuales. En 1985, en Israel se empezaron a utilizar en las explotaciones agrícolas aguas residuales tratadas y recicladas, a través de su Empresa Nacional de Aguas, lo cual redujo muchísimo la diferencia entre la demanda de agua en los hogares y el agua disponible. Evidentemente, el factor principal es que, las aguas residuales que se van por nuestros fregaderos, lavabos, duchas e inodoros no guardan relación con cuestiones climáticas, el tiempo meteorológico, o cuestiones parecidas, sino con el número de habitantes consumidores de agua y su nivel de vida.
En 2015, en Israel se logró tratar y reciclar el 86% de sus aguas residuales para uso agrícolas, convirtiéndose en lider mundial en cuanto a recuperación de aguas residuales. El segundo país después de Israel, ese mismo año era España, que reciclaba apenas el 17% de sus aguas aguas residuales. Gracias a los procesos de tratamiento que se aplican en Israel, las aguas residuales recicladas se limpian hasta alcanzar niveles casi potables antes de llegar a los cultivos para, de ese modo evitar su contaminación. Arededor del 50% del agua utilizada en agricultura es agua reciclada, algo que ha permitido convertir a la agricultura israelí en uno de los motores de su economía, pese al clima desértico.
Por supuesto, no hay que olvidar que, en Israel existe una «cultura del agua» que no existe en casi ningún lugar del mundo, aparte de los avances tecnológicos de los que venimos hablando.
Las autoridades israelíes se han propuesto como objetivo, reciclar 95% de sus aguas residuales y usarla para riegos en su producción agrícola, hacia el año 2025, permitiendo de ese modo que sus habitantes puedan disponer de más agua potable para consumir en sus hogares.
Según cálculos de los estudiosos de la gestión del agua, para 2025, el 60% del territorio del planeta Tierra sufrirá escasez hídrica, en muchos casos de forma extrema. Pero hay una razón para ser optimistas y viene justamente desde un país desértico, en Oriente Medio, cuyo nombre es ISRAEL.
Pero, además de todo lo que venimos hablando que hacen los israelíes para gestionar un bien tan escaso para ellos, como el agua, cuentan con cinco plantas desalinizadoras de agua; entre ellas, la planta de desalinización por ósmosis más grande del mundo. Actualmente, casi el 80% del agua que se consume en los hogares de Israel proviene del mar.
Según diversos estudios, más de 2.500 millones de personas (más de la tercera parte de la población mundial) viven en zonas con escasez de agua, lo cual se espera que empeore en las próximas décadas. La experiencia de Israel en este ámbito es, sin duda, de gran interés para los países que están ya enfrentándose al desafío hídrico. La escasez de agua está forzando a la gente a emigrar, la escasez de agua está provocando conflictos armados, y cientos de millones de personas en todo el mundo estarán en riesgo de ser obligadas a desplazarse a otros lugares, debido a ella en los próximos años.
Para hacerle frente a la crisis de agua que se nos acerca a pasos agigantados, o mejor dicho, que ya nos ha alcanzado (y más debido a la actual situación de escasez de lluvias), para intentar enfrentarnos al desafío hídrico, los diversos gobiernos deberían emprender acciones, de manera coordinada, tales como: orientar y educar a los ciudadanos para que, tomen conciencia de que es un recurso escaso que hay que conservar, por todos los medios a nuestro alcance; un recurso que hay que gestionar de forma eficaz; y por otro lado, tomar medidas para rehabilitar las fuentes de agua contaminadas y dedicar inversiones privadas y públicas a la investigación, para lograr mayores avances tenológicos en este sector.
No cabe duda de que, para encarar este reto, el ejemplo a seguir es el modelo israelí que, viene demostrando un enorme éxito, sin precedentes, década tras década. La experiencia de Israel se basa fundamentalmente en cuatro pilares:
La desalinización del agua del mar es un asunto al que debemos dedicarle una especial atención:
Israel comenzó a desarrollar plantas de desalinización a través del proceso de osmosis inversa hace varias décadas, pero en los últimos 15-20 años la producción ha logrado un nivel absolutamente impresionante. Aunque en muchos lugares del mundo se han instalado plantas desalinizadoras en centros turísticos o industriales cercanos a la costa (como es el caso de España), las acciones emprendidas en Israel son a escala nacional. Eso significa que más del 70% del agua potable proviene del mar, es desalinizada. Si en principio el proceso era muy caro, debido a la gran cantidad de energía que se requiere en el proceso de producción, en Israel han conseguido bajar en forma constante el precio del metro cúbico de agua, hasta tal extremo que ya resulta rentable utilizar agua desalinizada para regar cultivos agrícolas.
En cuanto a la gestión eficaz del agua, tampoco podemos olvidar que, el Estado de Israel, también le da prioridad a la prevención de la pérdida de agua en la red de suministro. Mientras que en Israel se derrama un pequeño porcentaje de agua en los sistemas de suministro urbano (menos del 10%), en multitud de lugares del mundo la pérdida llega a sobrepasar el 30%. En Israel se ha desarrollado una amplia variedad de tecnologías y métodos para prevenir el problema en los sistemas de suministro y detectar fugas a través de sensores remotos y sistemas satelitales, dotados de la más alta tecnología.
Y, mientras todo esto sucede en Israel, en España el gobierno social-comunista (apoyado por separatistas y terroristas) se dedica a demoler presas de embalses, e impide por todos los medios a su alcance la construcción de nuevas, aparte de oponerse a los planes hidrólogicos elaborados décadas atrás que, entre otras muchas iniciativas preveían trasvases de unas cuencas hidrográficas a otras y evitar que, cuando llueve (que a veces lo hace, a pesar de la «pertinaz sequía») millones de litros de agua vayan a parar al mar, tras inundar pueblos, ciudades y arrasar con cultivos…
Es bueno explicar que es eso de la «pertinaz sequía», para los desinformados, desmemoriados y víctimas de las leyes educativa progresistas y de la desmemoria histórica: La “pertinaz sequía” fue una expresión que se acuño en aquellos tiempos no tan lejanos, los del régimen de Franco, para justificar las malas cosechas – y el hambre que muchos sufrieron- y, también, las restricciones de energía. Las autoridades de la época decidieron modificard el diseño de los pantanos para lograr almacenarar más agua, aunque se produjeran menos kilovatios. Ahora, la culpa de todo, la tiene el «cambio climático»…
En fin, vuelvo a repetir, a riesgo de ser pesado: deberíamos tomar ejemplo de Israel en este asunto. ¿Alguien tiene dudas al respecto?
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