Las 8 vergüenzas de Simone de Beauvoir, partera de la ideología de género, que (quizá) no conocías

Juan Robles

Ganó el Premio literario Goncourt, fue una escritora destacada, en especial con sus Cartas a Sartre o sus memorias, pero Simone de Beauvoir (París, 1908- París,1986) se dedicó más al activismo y ahora, en su 110 cumpleaños, se le recuerda como líder feminista más que como escritora.

Abundan frases sobre el papel de las mujeres en el mundo, su trato en la sociedad y su necesidad de libertad. Y por ello, su obra más conocida es «El segundo sexo«, una especie de biblia del feminismo actual.

Esta obra además se puede considerar como una de las bases de la ideología de género. No se pueden entender leyes de cariz totalitaria como la ley LGTB Mordaza de Podemos sin el legado ideológico de la autora francesa.

Repasamos con ocho ideas sintéticas algunos de los pensamientos de esta escritora, más política que literata (como su abierta pareja Jean-Paul Sartre) que la han llevado a los altares del progresismo más actual.

1. Odio a los hombres

La autora demuestra en algunas de sus obras que odia la familia, el embarazo, a las mujeres que no luchan contra el opresor, pero sobre todo al opresor: el hombre.

Él es el causante de todos los males de la mujeres, a las que seduce, esclaviza y después repudia. Normal que no creyese en el matrimonio.

El hombre ha logrado sojuzgar a la mujer, pero en esa medida la ha despojado de lo que hacía deseable su posesión. Integrada en la familia y la sociedad, la magia de la mujer más se disipa que se transfigura; reducida a la condición de sirviente, ya no es esa presa indomada en la cual se encarnaban todos los tesoros de la Naturaleza.”

«En cuanto a las razones morales contra el aborto, se reducen al viejo argumento católico de que el feto posee un alma a la cual se le cierra el paraíso al suprimirlo sin bautismo»

2. Defensora del aborto libre

Simone de Beauvoir era una clara e incansable luchadora del aborto libre en Francia, como demostró cuando publicó su ‘Manifiesto por el aborto legal’ en 1971, cuando se debatía la despenalización del aborto en el país:

«El aborto libre y gratuito no es nuestra única plataforma de lucha. Esta demanda es simplemente una exigencia elemental. Si no se la toma en cuenta, el combate político no puede ni siquiera comenzar. Recuperar, reintegrar nuestro propio cuerpo constituye para nosotras, las mujeres, una necesidad vital. De frente a la historia, nuestra situación es bastante singular: en una sociedad moderna como la nuestra, somos seres humanos a quienes se les prohíbe disponer de sus cuerpos. Una situación que en el pasado sólo los esclavos han conocido».

Y por supuesto también cargaba contra la Iglesia Católica por este asunto, como bien recoge elentir en su blog:

Las razones prácticas invocadas contra el aborto legal carecen de peso; en cuanto a las razones morales, se reducen al viejo argumento católico de que el feto posee un alma a la cual se le cierra el paraíso al suprimirlo sin bautismo. Es notable que la Iglesia autorice, en ocasiones, el homicidio de hombres hechos: en las guerras, o cuando se trata de condenados a muerte; pero, en cambio, reserva para el feto un humanitarismo intransigente.

3. El embarazo y el hijo es esclavismo

Siguiendo esta lógica, no poder abortar no es solo la coacción de otro sobre el cuerpo de la mujer, sino que ese feto es un chupasangre (como lo fue ella antes de nacer) que se aprovecha de la portadora (aunque no los separa demasiado, no vaya a ser que el feto no sea su cuerpo).

Como tal, Simone ni se casó, ni tuvo hijos. Fue coherente con su pensamiento.

El embarazo es, sobre todo, un drama que se representa en el interior de la mujer; ella lo percibe a la vez como un enriquecimiento y una mutilación; el feto es una parte de su cuerpo y es también un parásito que la explota; ella lo posee y también es poseída por él; ese feto resume todo el porvenir, y, al llevarlo en su seno, la mujer se siente vasta como el mundo; pero esa misma riqueza la aniquila, tiene la impresión de no ser ya nada. Una existencia nueva va a manifestarse y a justificar su propia existencia, por lo cual se siente orgullosa; pero también se siente juguete de fuerzas oscuras, es zarandeada, violentada.

El filósofo Jean Paul Sartre, padre del existencialismo y pareja de Beauvoir.

4. La mujer no nace, se hace

Esta es una de sus citas más famosas, la cual se ha venido mal interpretando hasta darle el significado actual que le otorga la ideología de género: que uno no nace hombre o mujer, sino que según viva, o según él/ella quiera, te haces hombre o mujer.

Lo que la escritora defendía desde un punto de vista marxista y feminista (también actual) de que la sociedad obliga a las personas con vagina a ser mujeres a no dejarles ser independientes, darles ropa de color rosa e impedirlas estudiar ciencia, ha terminado por considerarse un: puede elegir el género que quieras, entendiendo por género sexo.

“Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica de femenino.

5. Toda mujer es homosexual

“La homosexualidad de la mujer es una tentativa, entre otras, para conciliar su autonomía con la pasividad de su carne. Y, si se invoca a la Naturaleza, puede decirse que toda mujer es homosexual por naturaleza.

En este sentido Simone de Beauvoir fue coherente: en su ánimo de probar para conocer, tuvo relaciones con mujeres, algunas menores, aunque el amor de su vida fue un varón, el escritor Sartre.

En su experiencia por estas relaciones la escritora vino a afirmar que toda mujer podría hacer lo mismo que ella, que en el fondo todas son lesbianas aunque mantengan relaciones con hombres, lo cual muchas mujeres seguramente contradigan.

“Son las resistencias del viejo paternalismo capitalista las que impiden en la mayoría de los países que esa igualdad (feminismo) se cumpla concretamente»

6. Dijo que la Rusia estalinista era el país más feminista

La defensa de la Unión Soviética no es algo único de la filósofa, era, y sigue siendo, una tendencia en la izquierda más radical la cual es capaz de justificar los crímenes más horribles por el bien de una idea.

Así, la feminista defendió que la dictadura de Stalin y Lenin era el país más feminista del momento: “Es en la URSS donde el movimiento feminista adquiere la máxima amplitud”, afirmaba en uno de sus libros. Y añadía: Son las resistencias del viejo paternalismo capitalista las que impiden en la mayoría de los países que esa igualdad se cumpla concretamente: se cumplirá el día en que esas resistencias sean destruidas. Ya se ha cumplido en la URSS, afirma la propaganda soviética. Y cuando la sociedad socialista sea una realidad en el mundo entero, ya no habrá hombres y mujeres, sino solamente trabajadores iguales entre sí“.

7. Pidió legalizar la pederastia

Lo hizo en una carta publicada en el diario Libération en 1977 cuando ese año se juzgó a tres hombres por abusar de un menor de 15 aunque sin violencia. Los tres firmantes, entre ellos Simone y Sartre, reclamaban el “reconocimiento del derecho del niño y adolescente a mantener relaciones con personas de su elección”.

Tal vez la petición se debiese a sus experiencias con menores de edad.

8. Despedida por tener relaciones con una menor

Como destaca elentir en su blog, el respaldo de Beauvoir a la legalización de la pedofilia no era casual. Como recordó Andy Martin en The New York Times (medio también progresista) la ideóloga feminista fue despedida de su trabajo como profesora en 1943 por corromper a una alumna menor de edad.

Alguien podría pensar que el despido se debió a causas políticas, pero el hecho es que Beauvoir había colaborado con Radio Vichy, una emisora del régimen colaboracionista de Pétain; un hecho que ella misma reconoció en sus memorias.

Martin también recuerda que siendo pareja sentimental de la escritora, Jean-Paul Sartre desarrolló un patrón, al que llamaron el “trío”, en el cual Beauvoir seducía a sus estudiantes y luego se los pasaría a Sartre.

Por otra parte, en agosto 1959 la revista Esquire publicó un controvertido ensayo de Beauvoir titulado “Brigitte Bardot y el síndrome de Lolita”, en el que la escritora feminista se mostraba fascinada por el aspecto infantil de la actriz.

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