Es un hecho probado y demostrado, del que existe incluso prueba documental a través de los comunicados oficiales del órgano regulador de todos los colegios de médicos en España, que las autopsias clínicas se han impedido desde que dio comienzo el arresto domiciliario hace unos meses. La consecuencia indiscutible de esto, considerado mediante un rigor completamente científico, es que es imposible determinar las causas de los fallecimientos y atribuirlos a unas enfermedades desconocidas u otras, o a la presencia de unos determinados patógenos en los órganos de los cadáveres.
También es algo demostrado y cuya veracidad no ha contradicho nadie en el mundo, que no existen unas pruebas diagnósticas clínicas o lo que llaman ”tests”, sean rt-PCR o de cualquier otro tipo, que permitan identificar inequívocamente la infección por una supuesta enfermedad nueva, excluyendo a cualquier otra. Por lo tanto es imposible, mediante un método científico, saber el número de infectados. No existe método alguno que pueda proporcionar una cifra específica y concreta.
Basándose únicamente en estos dos puntos, cuya certeza es indiscutible hasta donde alcanza el conocimiento de la ciencia, se puede afirmar categóricamente y de forma dogmática, que cualquier cifra de fallecidos y de infectados, atribuidos a un supuesto nuevo síndrome, es absolutamente falsa. Se puede afirmar que todas las cifras, sin excepción, dadas por el Ministerio de Sanidad, por el Gobierno, por las delegaciones territoriales del Estado en las autonomías, por los Ayuntamientos y toda la Prensa, son radicalmente falsas. No parcialmente, sino completamente falsas.
No se trata por lo tanto de discutir al alza o a la baja los números, no. Se trata de que sencillamente cualquiera que se dé, es especulación fundamentada en la fantasía, en algo que es ajeno a la ciencia. Es especulación sin fundamento científico ninguno.
Pero además de esto, existe también la certeza en el número de fallecimientos totales, debidos a todas las causas, verificables a través del censo del Registro civil, de que en los últimos meses han sido menos que en años anteriores en España. Es decir, que si en el 2019 y anteriores existía la presencia de determinadas epidemias, en el 2020 han remitido, con lo cual debería de ser un motivo de festejo y celebración para los hipocondríacos.
Todo lo anterior es algo al alcance de la comprensión y entendimiento de cualquier individuo, medianamente inteligente, que no tenga una tara o una deficiencia mental, que no sea un cretino, y no necesita de una formación específica en medicina, en biología, o cualquier otra rama de la ciencia relacionada con la salud. Es algo que cualquier persona normal puede entender, puede comprobar y que puede hacerla reflexionar.
Y no existe absolutamente ningún argumento en contra de lo expuesto anteriormente, que haya dado nadie en España o en el mundo, que lo contradiga. Nadie ha demostrado jamás que lo anterior no sea cierto.
Por todo esto se puede afirmar categóricamente que la obstinación de algunas personas en portar unos bozales en la calle, en los vehículos o incluso en los establecimientos comerciales, como si fuese una obligación legal para el perjuicio de su salud, o los confinamientos de personas sanas (que es un término militar y no médico) en contra del aislamiento respiratorio de los enfermos, es algo propio de imbéciles y de ignorantes, de personas que lo mismo podrían hacer eso, que llevar una ristra de ajos alrededor de su cuello por miedo a los vampiros chupadores de sangre.
Todo lo anterior prueba:
1) Que lo que fue llamado “estado de alarma” por el Gobierno, avalado por el consenso de todos los partidos del Estado y por todos los Tribunales de Justicia, supuso una violación injustificada, sin causa motivada y cierta, del ordenamiento jurídico español. A efectos prácticos se realizó un arresto domiciliario, utilizando el término militar de “confinamiento” en contra del aislamiento respiratorio de los enfermos que utiliza toda la medicina en el mundo.
2) Que se ha provocado intencionadamente un hundimiento en la economía y causado el cierre de miles de pequeñas empresas, con el consiguiente desamparo e imposibilidad de procurarse sustento de millones de familias españolas.
3) Que todas las medidas posteriores al decreto alarmista referido, se han sostenido únicamente a través de la propaganda y el engaño permanente y sistemático a toda la población. Realizado por todos los Medios de masas sin excepción, demostrando así su absoluta connivencia con el establecimiento político y su deslealtad y traición a los españoles.
4) Que lo que motiva que la gran mayoría de españoles siga circulando por la vía pública con bozales, es su aceptación de la mentira, su complicidad con ella, y su satisfacción por verse humillados, arruinados y sometidos por traidores y apátridas.
5) Que se está induciendo al suicidio a la población a través de la idea falsa de que la vida es una larga enfermedad asintomática, y el argumento falaz de que la Naturaleza es una asesina despiadada de la cual hay que protegerse.
Y ahora corran… ¡corran todos a votar!
http://www.diariorc.com/author/atanasio-noriega/
Moderadamente optimista. Procuro pensar siempre en contra. Trato de practicar la máxima «Ubi dubium ibi libertas». A pesar de todo, pragmático y vehemente en la defensa de mis ideas.
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