Ignacio Ruiz-Jarabo
«Si el buenismo simplón del Gobierno de Sánchez sigue priorizando la humanidad sobre la seguridad, la delincuencia vinculada a la inmigración seguirá creciendo»
Es innegable que como sucede en los países más desarrollados, en España el tema inmigración se ha convertido en un problema relevante y que, en consecuencia, está presente en el debate social y político. Sin ir más lejos, hace tan solo unos días la presidenta de Madrid reprodujo sus críticas a la política llevada por el presidente Sánchez afeando la improvisación, el caos y el secretismo que caracterizan la recepción y acogida de los inmigrantes llegados a España. Puso el ejemplo de Alcalá de Henares, población a la que han sido enviados 1.200 sin ningún orden ni concierto provocando una significativa alteración en la vida alcalaína. Se refirió además a la existencia de dos denuncias por agresión sexual en las que ambas denunciantes apuntaban que los agresores formaban parte de los inmigrantes recién llegados a la población.
Poco tiempo le hizo falta al Delegado del Gobierno en Madrid, ése que ha ensalzado públicamente a Bildu afirmando lo mucho que ha hecho por los españoles y por la democracia, para salir a desmentir a Díaz Ayuso negando categóricamente la existencia de las denuncias referidas por la presidenta madrileña dejando a ésta por mentirosa. Menos le hizo falta a la interpelada para enseñar en público los propios documentos de las denuncias y demostrar así que era el Delegado del Gobierno el que mentía. En definitiva, sanchismo en estado puro, otra acusación más a Ayuso por parte de los colaboradores de Sánchez y de nuevo tan infundada como todas.
Sirva el caso descrito para abordar la posible relación entre inmigración y delito, relación que es categóricamente negada por el buenismo rampante y simplón que llevan por bandera determinadas fuerzas políticas y no pocas instituciones sociales. Pues bien, acudiendo a la última frase que le ha dado por repetir a Pedro Sánchez —«la única verdad es la realidad»—, ésta demuestra que inmigración y delito están intensamente correlacionados pese a lo que digan los negacionistas del hecho y por mucho que acusen de xenófobo al que se limita a constatar la realidad, una verdad como un templo. Las cifras estadísticas así lo evidencian. Veámoslo.
«’Per cápita’ los extranjeros residentes en España delinquen tres veces más que los españoles»
Según los datos de población que muestra el Instituto Nacional de Estadística en su página web correspondientes a 2022, los extranjeros representan aproximadamente un 11,5% del total de residentes en España —5,5 millones de personas sobre un conjunto de 47,5—, por lo que la proporción que representan los españoles es 88,5%. Sin embargo, según consta en la estadística de penados que figura en el informe anual del Consejo General del Poder Judicial y referido también a 2022, del total de los delitos condenados en España un 26% fue cometido por extranjeros y un 74% por españoles.
Los números no mienten, y los que han sido expuestos demuestran que si consideramos la ratio definida como proporción en la población vs proporción en la comisión de delitos, la de los extranjeros casi triplica a la de los españoles —26% entre 11,5% equivale a 2,26; 74% entre 88,5% equivale a 0,83—. Expresado de otro modo, per cápita los extranjeros residentes en España delinquen tres veces más que los españoles. Por eso, del mismo que Galileo Galilei contestó a sus acusadores, en el caso analizado son los datos estadísticos —la realidad, única verdad que dice Sánchez— la que contesta a los negacionistas. Sí, inmigración y delito están fuertemente relacionados.
La diferencia entre la delincuencia existente entre extranjeros y españoles es incluso mayor que la antes referida si en vez de observar la totalidad de los delitos nos detenemos específicamente en algunos. Es el supuesto de los delitos contra la libertad sexual de los que un 70% lo cometen españoles y un 30% extranjeros por lo que en este delito la ratio antes definida es 0,79 para los españoles y 2,61 para los extranjeros. Es decir, la proporción de delincuentes sexuales que existe entre los extranjeros es más de tres veces mayor que la existente entre los españoles.
«La probabilidad de que un inmigrante cometa un robo con violencia multiplica en un 400% a la de que lo cometa un español»
Por su parte, en el caso de los robos con violencia, los extranjeros cometen el 31,5% y los españoles el resto —69,5%— lo que implica que la ratio población/delitos de los extranjeros es prácticamente cuatro veces mayor que la de los españoles. Expresado de modo alternativo, la probabilidad de que un inmigrante cometa un robo con violencia multiplica en un 400% a la de que lo cometa un español. Los datos son los datos y éstos dicen lo que dicen digan lo que digan los que se empeñan en obviarlos.
Conviene tenerlo claro, el primer requisito para abordar adecuadamente un problema es no dar la espalda a su auténtica realidad. Por ello, bueno sería que los actuales negacionistas reconozcan lo que incomprensiblemente siguen negando. A partir de este reconocimiento, puede empezarse a construir una solución a la inmigración que pivote sobre un equilibrio racional en el binomio formado por humanidad y seguridad. Si ese buenismo rampante y simplón que alimenta el Gobierno de Sánchez sigue priorizando a la primera sobre la segunda, el nivel de delincuencia vinculada a la inmigración seguirá aumentando y eso sí que puede propiciar que malhadadamente surjan brotes serios de xenofobia en España. Ha pasado en varios países de Europa y de no girar el rumbo de las cosas, puede acabar pasando en nuestro país.
FUENTE: https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2024-01-24/extranjeros-delinquen-mas/
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