Las voces discrepantes del partido de Abascal denuncian las presiones que reciben desde la dirección nacional si no obedecen.
Hay quien recibe presiones veladas. Otros dicen que les amenazan con publicar trapos sucios; cosas sobre su pasado o sobre su familia. Les aprietan por teléfono, por redes sociales o en persona. Reuniones intimidatorias de cuatro contra uno, donde les exigen que obedezcan o que se vayan. Mensajes de Whatsapp advirtiendo de las consecuencias de no someterse. Alguno incluso denuncia haber recibido en su puesto de trabajo cartas que pretenden perjudicarle en su vida laboral. Advierten a los jefes del peligro de tener en su plantilla a esa persona: al disidente de VOX.
Es difícil encontrar una autonomía en España donde el partido de Abascal no se haya encontrado en esa situación: un comité provincial o un grupo municipal díscolo. Gente que no cumple a pie juntillas las directrices de Madrid. Que protestan cuando creen haber detectado una irregularidad, una financiación ilegal, un pucherazo en las primarias… Estas voces discrepantes suelen ser acalladas ‘por las bravas’. Reciben visitas, correos o advertencias para que no se salgan de la línea. Les aprietan hasta que les hacen dimitir. Los encargados de ejecutar estas órdenes son conocidos en el argot interno como ‘los hombres de negro’.
Son varios los cargos ya cesados del partido que han denunciado públicamente su existencia. Ahora se lo confirman a EL ESPAÑOL algunas de sus víctimas. Los hombres de negro, los fontaneros que hacen el trabajo sucio en las entrañas del partido para acabar con cualquier disensión. Utilizan tácticas que los afectados definen como “propias de la Stasi o de gobiernos bolivarianos”. Han llegado a decir de ellos que “son peor que la mafia calabresa”. La democracia dentro del partido de Abascal, cuestionada por la militancia.
Si bien él no acuñó el término, si que ha sido el último en emplearlo. El canario Carmelo González fue el responsable de comunicación del partido en Las Palmas. Se le conoce por liderar el sector crítico del partyido y por haber sido fulminado de su cargo cuando anunció que se presentaba a disputarle las primarias a Abascal. Este mes ha abandonado VOX tras denunciar, entre otras cosas, la falta de transparencia interna y de limpieza en las elecciones primarias. En su carta de despedida, dirigida a Santi Abascal, los nombraba:
“Los conocidos como «hombres de negro» han campado por sus respetos, haciendo y deshaciendo a su antojo por toda España, sin los mínimos modales y decoro que socialmente puedan ser exigidos. A modo de chascarrillo extemporáneo, puedo ver aparecer a Tomás Fernández a lomos de su corcel blandiendo la espada exterminadora de su jefe. Toda una experiencia, dado su mal estilo y peores modales (…) Te pido modestamente que saques la cabeza de ese cascarón, [Santi]. VOX está aquí. Hay vida más allá de los hombres de negro”.
EL ESPAÑOL le pregunta al propio Carmelo González, que los define: “Son miembros del comité ejecutivo nacional que se encargan de eliminar cualquier disidencia interna o cualquier corriente crítica que no obedezca directrices o que denuncie irregularidades. Están liderados por el diputado Tomás Fernández que suele llevar consigo a David Lucas, aunque en cada zona hay gente que realiza esa labor. Tanto Fernández como Lucas dependen de Ortega Smith”.
Carmelo González, uno de los principales críticos Europa Press
En realidad son los más conocidos, pero hay muchos casos. En Andalucía, Murcia, la Comunidad Valenciana, Barcelona, Ceuta, Melilla, Canarias o Madrid. En cada uno intervienen diferentes agentes y las circunstancias son distintas, pero el modus operandi es el mismo: presiones que, en ocasiones, entran en el terreno de lo personal.
Una de las zonas donde más se habla de los hombres de negro es en la denominada ‘Zona Este’, que aglutina la Comunidad Valenciana, Barcelona o Murcia. El encargado de la coordinación en dicha zona es David Lucas, uno de los hombres fuertes del partido en la sombra. Él y el diputado Tomás Fernández suelen hacer acto de presencia cuando identifican voces discordantes, cuenta Carmelo. “Visten muy bien, pero sus formas son terriblemente barriobajeras. Su tono, su discurso… Vienen, te reúnen y te intentan amedrentar. Te dicen lo que tienes que hacer, decir o votar. Si te opones, van al límite. Yo llegue a encararme con ellos”, resume el ya exmilitante.
David Lucas es un hombre de partido, fiel a la cúpula. Es la persona a la que mandaron a Alicante , junto a Tomás Fernández, para intentar mediar en el cisma acaecido entre las dos candidaturas. También estuvo implicado en el incidente acaecido en 2016 durante una asamblea de VOX en el que varios afiliados fueron a presentar una candidatura alternativa. El torero y exdirigente de VOX León, Argimiro Santos, se encaró con los miembros de la cúpula que le mandaban callar. Los ánimos se caldearon y hubo un altercado que acabó en los tribunales.
A Carmelo no le sorprende: “Es su forma de actuar. Llegó un momento en el que a los disidentes nos vetaron la entrada en actos de VOX. Los de seguridad nos impedían el acceso porque no teníamos tal o tal código. Ante nuestra insistencia, llamaron a los miembros del partido. Apareció David Lucas, encarándose y quitándose la chaqueta que parecía que venía a pegarnos. Es así como se comportan. Cuando se reúnen con los militantes como yo que no pasamos por el aro, su actitud es igual de amenazadora”, explica.
Hay tres rebeldes de VOX en Murcia. Es la comunidad en la que el partido se halla en una situación más extraña: 3 de sus 4 diputados están técnicamente fuera de la formación. Su portavoz Juan José Liarte, el secretario primero de la Mesa, Francisco Carrera, y la diputada Mabel Campuzano. Los tres cayeron en desgracia cuando desde Madrid apostaron por la candidatura de José Ángel Antelo. El exjugador de baloncesto del Real Madrid y UCAM Murcia hablaba de sí mismo en los siguientes términos: «Se presenta el brazo armado en Murcia de la dirección nacional de Vox», o «en la Región se inaugura la reconquista de los valores y los principios”.
Ellos también reconocen que tanto Tomás Fernández como David Lucas aparecían de vez en cuando por la zona para “presionar a la hora de tomar decisiones. Esto es un partido de base nacional y al que no le guste, a la calle”, cuentan fuentes próximas al partido. La guerra en VOX Murcia es una historia larga imposible de sintetizar en un par de párrafos. Desde el equipo de Liarte identificaron irregularidades dentro del partido y campañas difamatorias contra ellos en redes sociales. Dicen que lo pusieron en conocimiento de David Lucas, que les ordenó no seguir investigando. Eso es, al menos, lo que consta en el escrito que presentaron en el Juzgado Número 1 de Instrucción de Cartagena.
Hubo concejales de la provincia de Murcia afines a su candidatura se encontraron con problemas: “Ha pasado con la edil de Águilas, por haber denunciado irregularidades en contrataciones. Ha pasado en Totana, donde un concejal ha tenido que dimitir. O en Yecla, donde retiraron una candidatura entera”, cuentan militantes del partido en la región. Por otra parte se dieron cuenta de que las cuentas fake en redes sociales que servían para ridiculizar a los disidentes habían sido creadas desde dentro del mismo partido.
Es otra de las armas que los disidentes denuncian que han usado contra ellos: vídeos y y cuentas en redes destinadas a ridiculizarles o mermar su reputación. Sin salir de Murcia encontramos a Alfonso Galdón, presidente del Foro de la Familia, que fue candidato a presidir el partido en Murcia y ha acabado fuera de VOX. Asegura a EL ESPAÑOL que “VOX ha sido el mayor error de mi vida. Y lo mejor que he hecho es salirme de ahí”.
Cuenta Galdón que “el principio de mis desavenencias con el partido vinieron cuando dije en una entrevista que me iba a presentar a las primarias en Murcia. Lo que yo no sabía era que desde Madrid ya tenían preparada la candidatura de Antelo”. Acusa Galdón al partido de no respetar las primarias ni la voluntad de los militantes. “Tenían tomada la decisión de que iba a ser Antelo y lo que hicieron fue usar todas sus fuerzas en eliminar a la competencia”.
Alfonso Galdón abandonó el partido: «VOX es el mayor error de mi vida»
Así, lo que se encontró Galdón fueron unos vídeos colgados en redes sociales donde le atacaban sin piedad. “Eran vídeos que cogían pantallazos míos de cuando estaba en el PP, se metían conmigo, me trataban como un inculto, me llamaban ‘Arfonzo’, mal dicho, porque algún militante me había llamado así. Me atacaban por no ir con Antelo e intentaron difamarme hasta el final”, explica. Es, según cuentan afiliado de diversos puntos de España, un mecanismo habitual: “Intentar destrozar la imagen pública de la persona a la que quieren cargarse. Da igual que sean vídeos, memes o cuentas falsas en redes”.
No fue lo único que sufrió. Denunció irregularidades en el proceso de primarias y ese fue el principio del fin. Galdón de marchó denunciando: «el apoyo explícito de cargos públicos y orgánicos de Vox, la utilización del censo electoral para contactar con afiliados, la utilización de los recursos del partido para la recogida de avales, la distribución de videos infames que faltaban a mi honor y a afiliados que mostraban su apoyo a nuestra candidatura». Galdón acabó en la calle, pero promete seguir dando guerra.
Juan Manuel Martínez Ayala fue concejal de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) por VOX y uno de los nombres más veteranos del partido en la provincia. Ayala ha acabado causando baja voluntaria y no ha dejado títere con cabeza. “Son peor que la mafia calabresa. En Vox no hay voz. El afiliado es un número de cuotas, un número de cuenta bancaria y un activo a rentabilizar. Eso sí, sin que pueda opinar al respecto”. Así empezaba su declaración de baja del partido en un pleno municipal. Denunciaba las mismas presiones de los hombres de negro que en las otras provincias.
José Manuel Martínez Ayala durante su discurso de despedida
“El afán recaudatorio de VOX no tiene límites. No tienen en cuenta el municipalismo. Querían acceder incluso a los ingresos de este grupo local. VOX es una máquina de hacer dinero, muy rentable, por cierto. El poder les ha dado para colocar a amigotes y buenos lacayos. Cuando algunos desde su cargo electos les han pedido cuentas, han sido diplomáticamente invitados a salir. Y si no han salido, han diseñado calumnias sobre ellos. Son peores que la mafia calabresa. Soy consciente que tras estas palabras tendré sobre mi persona mentiras, amenazas y un largo etcétera, pero sencillamente me da igual porque se resolverá en los tribunales”.
Con esta declaración se largó del partido José Manuel Martínez Ayala, un hombre que se caracteriza en los plenos de Sanlúcar por no tener pelos en la lengua. Ponía así fin a su relación con el partido, pero no con el acta de concejal que se quedó como no adscrito. Fue el culmen del problema que tuvieron los afiliados de Cádiz con la direccion de Madrid, desde donde impusieron la candidatura del general Agustín Rosety.
Las fricciones entre las candidaturas tuvieron como cénit “una llamada intimidante del propio Javier Ortega Smith dejando claro lo que teníamos que hacer”, cuenta Ayala. “No contentos con eso, llamaron uno por uno a todos los miembros del comité ejecutivo provincial para hacerlos dimitir. Mientras tanto ellos, la candidatura oficialista, ya tenían montada una estructura paralela a espaldas de nosotros”, revelan.
Ganó finalmente la candidatura oficialista envuelta en polémica. Cuentan a EL ESPAÑOL exmilitantes del partido que “le dieron la espalda a los militantes y eso se tradujo en que pasaron de 1.600 a 300. Aunque ahora vayan diciendo que tienen 700, mucha gente se largó de allí al ver esas formas de actuar”, concluyen.
También el ámbito del trabajo se ve afectado para los militantes que osan discrepar con la cúpula nacional. Es lo que dice Fernando Martínez Albor, el número 7 de VOX en Valdemoro. Militar de profesión y presidente del Club Atlético Valdemoro, ha denunciado públicamente amenazas del partido para que deje su puesto. Asegura que desde la formación de Abascal se llegaron a poner en contacto con sus superiores para calumniarle.
En este municipio madrileño, donde VOX llegó a ser la fuerza más votada en las elecciones del 10-N, ha habido un terremoto. El Comité Ejecutivo Provincial ha descabezado al grupo local. El número 1, Antonio Corrales, ha sido el último en dejar su puesto. Dice que a él y a su hombre de confianza, Martínez Albor, los han presionado para que se larguen.
Fernando Martínez Albor
“Me querían fuera porque yo me he metido en esto para hacer cosa por Valdemoro, pero ellos no quieren hablar del municipalismo. Querían imponer a su gente para hacer y deshacer, por eso nos querían fuera. Una vez mis superiores recibieron una carta del partido diciéndoles que yo vigilasen conmigo porque yo había tenido actitudes agresivas con una concejal y que estaba en un partido de extrema derecha. Por suerte pude dar las explicaciones a mis jefes y no pasó nada, pero hasta ahí llegan en sus amenazas”, cuenta Albor.
A ambos les citaron en la sede de VOX de la calle Bambú, por separado, y les exigieron sus renuncias. “Su actitud fue totalmente barriobajera. Que si me iba de vinos con los otros partidos, que me olvidase de políticas municipales. Yo fui dando todas las explicaciones hasta que me empezaron a amenazar con mi entorno. No te voy a dar muchos más detalles, pero cuando me tocaron a la familia les dije: “Dime dónde hay que firmar para largarme de aquí”.
Corrales se pronuncia en la misma línea: “En mi reunión no es que tuviesen una actitud amenazante, es que fueron directamente violentos. La persona que llevó la voz cantante en todo esto fue Beatriz Tejero, de VOX Leganés. No quieren municipalismo, no les interesa que hagamos cosas por nuestro pueblo. Me dijeron claramente y sin filtros que o estas de parte del Comité Ejecutivo y acatas lo que se te diga o estás fuera”. Igual que su compañero, no quiere entrar en detalles acerca de en qué forma le presionaron, pero dice que dichas presiones acabaron resultando definitivas para largarse. EL ESPAÑOL se pueso en contacto con Tejero, que no contestó.
Desde EL ESPAÑOL hemos intentado hablar con el partido, pero seguimos vetados y no hemos obtenido respuesta acerca de estos casos, que no son los únicos. También hubo lío con Jesús Delgado, exportavoz de VOX en Melilla. Tuvo que dejar su cargo como presidente del grupo local después de que salieran a la luz unos audios en los que criticaba que VOX se había creado para el lucro de cuatro o cinco personas. Unas grabaciones tomadas a escondidas y sin su consentimiento. O en Barcelona; su militante Sayde Chaling-Chong hizo referencia reciente a ‘los hombres de negro’ en su entrevista con EL ESPAÑOL, en la que denunciaba estos «métodos bolivarianos de silenciar a la disidencia».
O en Toledo, la ciudad en la que el 1 y el 2 de las listas acabaron dejando sus cargos y el partido por desavenencias con la dirección nacional. O lo que le sucedió a Enrique de Vivero, el militar malagueño que encabezaba la única candidatura de las primerias de VOX que no era oficialista. Se convirtió en una piedra en el zapato del comité nacional, que optó por hacerle el vacío. No le contestaban, no daban por bueno a su equipo de trabajo y daban la callada por respuesta antes sus iniciativas.
Vivero acabó dimitiendo un mes después de ganar las primarias. Esgrimió “diferencias irreconciliables con algunos componentes del comité electo”, así como “continuos ataques a mi persona en distintos medios. Si no cuento con el apoyo del Comité Ejecutivo Nacional, presento mi dimisión como presidente electo de Málaga”, certificaba en su carta de renuncia. Vivero ha declinado hacer declaraciones.
Las primarias llevan camino de acabarse en VOX. Sólo han dado quebraderos de cabeza. El nombramiento a dedo se va a imponer. Explica la práctica totalidad de las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL que gran parte de estas actitudes vienen por su desprecio al municipalismo y la política local: “Ellos no creen ni en autonomías, imagínate en municipios. Creen en un todo centralizado» cuenta un militante gaditano. Al respecto, publicó eldiario.es que VOX desviaba las subvenciones municipales que reciben sus grupos a una cuenta del partido que controla Ortega Smith.
Dicen sus víctimas que los hombres de negro de VOX están por todas partes, en los pueblos, en los barrios y en las redes sociales. Y solamente responden ante una cúpula nacional que ha creado este aparato para sofocar cualquier atisbo de crítica. Ya apenas quedan rebeldes en VOX. Las disidencias han sido aniquiladas.
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